Por: Edwin solano García
Al igual que cada uno de ustedes, pienso que no podría ser un tema diferente a la violencia que azota a nuestro Maicao, el actual eje de conversación de sus ciudadanos. Para muchos las más de 55 muertes habidas en este territorio en lo que ha transcurrido del 2010, se debe a ajustes de cuentas, otros más atrevidos inculpan a la negligencia y falta de gobernabilidad de la Administración de turno y las fuerzas armadas municipales, mientras que algunos grupos religiosos atribuyen las muertes a la ira de Dios derramada sobre este pueblo, como consecuencia de la insensibilidad espiritual de sus mandatarios y habitantes.
Personalmente considero que hoy es inevitable admitir la decadencia de la gobernabilidad y la defensa de los principios de autoridad en este municipio, prueba de ello es el hecho de que sin que haya transcurrido la tercera parte del año en curso, ya se llegue al 50% de las cifras de muertes violentas reportadas en el año inmediatamente anterior, sin pasar por alto, que el año 2009 no fue el mejor en índices de seguridad ciudadana de los últimos tiempos.
No pretendo atribuir de forma total la responsabilidad de la inseguridad que vivimos en Maicao, a los Gobernantes municipales y departamentales que han regido o que rigen los destinos políticos de nuestro territorio, pues tengo claro que aunque llegaremos a contar con una administración municipal y una fuerza policiva que sienten una posición de rechazo y viva disposición de combatir estos flagelos, los cuales intimidan la tranquilidad del pueblo que manifiestan amar en campañas; esta disposición siempre será superada por la misericordia del Ser Supremo que proclamamos en público como nuestro amigo y aliado, mientras que lo ignoramos en nuestro secreto, en los momentos en que nuestras tomas de decisiones son regidas por conveniencias y planes egoístas que no buscan más que el deleite del sabor del estúpido poder del que se ufanan en ocasiones aquellos que el pueblo los elige como servidores y que luego convierten a sus electores en servidumbres.
Frente a esto, no queda duda que lo dicho en el Salmo 127:1, cuando expresa: “Si Jehová no cuida la ciudad, de nada sirven los guardias”, es una verdadera realidad en nuestro medio. Es por ello que pienso que aquellos que se han auto postulado como lideres políticos de este municipio, están contribuyendo cada día mas a la destrucción de la tierra en la que de manera irracional e infame, proclaman en discursos públicos su disposición al sacrificio de su propio bienestar por el de la comunidad, y baso mi afirmación en el hecho de que no podrá haber bienestar para el común mientras dejemos a un lado a Dios, para poder afianzar inicuas guerras de poder político que en ocasiones pasan de palabras a hechos fatídicos, que no son más que una manifestación del remplazo en nuestra conciencia del amor y la tolerancia de Dios por el odio implacable e incesante del mismísimo Satanás.
En lo que a mí concierne, no podría seguir reprimiendo la necesidad de confesar que yo también vengo asesinando a Maicao, y aunque mis delitos no estén tipificados como tales en nuestra legislación colombiana, no quisiera pensar en una pena impuesta por la Justicia Divina, como por ejemplo una cadena perpetua sentado en un burdo taburete de concreto, con mis manos atadas, observando el video de mi insensible estadía en la tierra y escuchando a través de unos audífonos las voces incesantes de los niños y adultos indigentes de la plaza, el mercado y el mercadito guajiro, los cuales notaron como una y otra vez protegí mis narices para no oler la fragancia de su desgracia, o tal vez el desprecio manifiesto por aquellas prostitutas del palacio de los monstruos, Dibon’s o de cualquier otro prostíbulo, las cuales vieron como rechacé sus miradas cuando creí que veían en mí un cliente, y en realidad sólo me estaban pidiendo que les presentara a Aquel que podía desnudar sus almas apasionadas, para obtener el perdón de aquellos actos que yo ignorantemente pensaba que disfrutaban, así como también olvidé que uno de esos homosexuales, drogadictos, o alcohólicos que sufrían su dolor a solas, pude ser en algún momento yo, sin embargo la misericordia de aquel invisible me guardó, no para hoy humillarlos, sino mas bien, para ayudarlos a convencerse que hay uno que tiene más poder que nuestro Presidente, Gobernador o Alcalde, y que además no le importa si votamos en su territorio para definir si vale la pena ayudarnos, Ese, no se encuentra en casa de gobierno, ni me exige que haga turnos de madrugada para obtener un ficho y entrar en el sorteo de los dichosos que podrán verlo ese día, a Dios lo puedo tener a cualquier hora, sin intermediarios ni lagartos líderes que mendigan unas migajas con tal de mantenerme alejado de los mandatarios que ellos han hecho su dios.
Por último, quiero manifestar que de hoy en adelante, me importa un carajo quien tiene más votos reales entre Daissy Hernández, Ovidio Mejía o Eurípides Pulido, más bien quiero dedicarme a saber quienes votan porque Dios sea el que mande en este pueblo, a esos me les uno, y si aquellos lideres en mención les interesa la propuesta, los invito a que demuestren que tan machos o verraquitos son, desarmándose de corazón y de armas de fuego, para estrechar sus manos entre sí, y dejar de disputar quien manda a quien, mientras el pueblo muere sin tener quien lo dirija.
Así mismo pienso que deben unirse en esta etapa violenta que vivimos, los líderes eclesiásticos, dejando de disputar entre sí, como tontos fariseos, si su concepción de Dios es la verdadera. No creo que deberían quedar por fuera de esta unión los gremios y demás fuerzas vivas del municipio, para que todos unidos en clamor al Único DIOS, pidamos misericordia para Maicao, y así unos pocos dejen de matar el pueblo de Todos.
DIOS LOS BENDIGA. YO YA ESTOY DISPUESTO A UNIRME AL QUE SEA, SI CREE QUE EN DIOS ESTA LA SOLUCION
Al igual que cada uno de ustedes, pienso que no podría ser un tema diferente a la violencia que azota a nuestro Maicao, el actual eje de conversación de sus ciudadanos. Para muchos las más de 55 muertes habidas en este territorio en lo que ha transcurrido del 2010, se debe a ajustes de cuentas, otros más atrevidos inculpan a la negligencia y falta de gobernabilidad de la Administración de turno y las fuerzas armadas municipales, mientras que algunos grupos religiosos atribuyen las muertes a la ira de Dios derramada sobre este pueblo, como consecuencia de la insensibilidad espiritual de sus mandatarios y habitantes.
Personalmente considero que hoy es inevitable admitir la decadencia de la gobernabilidad y la defensa de los principios de autoridad en este municipio, prueba de ello es el hecho de que sin que haya transcurrido la tercera parte del año en curso, ya se llegue al 50% de las cifras de muertes violentas reportadas en el año inmediatamente anterior, sin pasar por alto, que el año 2009 no fue el mejor en índices de seguridad ciudadana de los últimos tiempos.
No pretendo atribuir de forma total la responsabilidad de la inseguridad que vivimos en Maicao, a los Gobernantes municipales y departamentales que han regido o que rigen los destinos políticos de nuestro territorio, pues tengo claro que aunque llegaremos a contar con una administración municipal y una fuerza policiva que sienten una posición de rechazo y viva disposición de combatir estos flagelos, los cuales intimidan la tranquilidad del pueblo que manifiestan amar en campañas; esta disposición siempre será superada por la misericordia del Ser Supremo que proclamamos en público como nuestro amigo y aliado, mientras que lo ignoramos en nuestro secreto, en los momentos en que nuestras tomas de decisiones son regidas por conveniencias y planes egoístas que no buscan más que el deleite del sabor del estúpido poder del que se ufanan en ocasiones aquellos que el pueblo los elige como servidores y que luego convierten a sus electores en servidumbres.
Frente a esto, no queda duda que lo dicho en el Salmo 127:1, cuando expresa: “Si Jehová no cuida la ciudad, de nada sirven los guardias”, es una verdadera realidad en nuestro medio. Es por ello que pienso que aquellos que se han auto postulado como lideres políticos de este municipio, están contribuyendo cada día mas a la destrucción de la tierra en la que de manera irracional e infame, proclaman en discursos públicos su disposición al sacrificio de su propio bienestar por el de la comunidad, y baso mi afirmación en el hecho de que no podrá haber bienestar para el común mientras dejemos a un lado a Dios, para poder afianzar inicuas guerras de poder político que en ocasiones pasan de palabras a hechos fatídicos, que no son más que una manifestación del remplazo en nuestra conciencia del amor y la tolerancia de Dios por el odio implacable e incesante del mismísimo Satanás.
En lo que a mí concierne, no podría seguir reprimiendo la necesidad de confesar que yo también vengo asesinando a Maicao, y aunque mis delitos no estén tipificados como tales en nuestra legislación colombiana, no quisiera pensar en una pena impuesta por la Justicia Divina, como por ejemplo una cadena perpetua sentado en un burdo taburete de concreto, con mis manos atadas, observando el video de mi insensible estadía en la tierra y escuchando a través de unos audífonos las voces incesantes de los niños y adultos indigentes de la plaza, el mercado y el mercadito guajiro, los cuales notaron como una y otra vez protegí mis narices para no oler la fragancia de su desgracia, o tal vez el desprecio manifiesto por aquellas prostitutas del palacio de los monstruos, Dibon’s o de cualquier otro prostíbulo, las cuales vieron como rechacé sus miradas cuando creí que veían en mí un cliente, y en realidad sólo me estaban pidiendo que les presentara a Aquel que podía desnudar sus almas apasionadas, para obtener el perdón de aquellos actos que yo ignorantemente pensaba que disfrutaban, así como también olvidé que uno de esos homosexuales, drogadictos, o alcohólicos que sufrían su dolor a solas, pude ser en algún momento yo, sin embargo la misericordia de aquel invisible me guardó, no para hoy humillarlos, sino mas bien, para ayudarlos a convencerse que hay uno que tiene más poder que nuestro Presidente, Gobernador o Alcalde, y que además no le importa si votamos en su territorio para definir si vale la pena ayudarnos, Ese, no se encuentra en casa de gobierno, ni me exige que haga turnos de madrugada para obtener un ficho y entrar en el sorteo de los dichosos que podrán verlo ese día, a Dios lo puedo tener a cualquier hora, sin intermediarios ni lagartos líderes que mendigan unas migajas con tal de mantenerme alejado de los mandatarios que ellos han hecho su dios.
Por último, quiero manifestar que de hoy en adelante, me importa un carajo quien tiene más votos reales entre Daissy Hernández, Ovidio Mejía o Eurípides Pulido, más bien quiero dedicarme a saber quienes votan porque Dios sea el que mande en este pueblo, a esos me les uno, y si aquellos lideres en mención les interesa la propuesta, los invito a que demuestren que tan machos o verraquitos son, desarmándose de corazón y de armas de fuego, para estrechar sus manos entre sí, y dejar de disputar quien manda a quien, mientras el pueblo muere sin tener quien lo dirija.
Así mismo pienso que deben unirse en esta etapa violenta que vivimos, los líderes eclesiásticos, dejando de disputar entre sí, como tontos fariseos, si su concepción de Dios es la verdadera. No creo que deberían quedar por fuera de esta unión los gremios y demás fuerzas vivas del municipio, para que todos unidos en clamor al Único DIOS, pidamos misericordia para Maicao, y así unos pocos dejen de matar el pueblo de Todos.
DIOS LOS BENDIGA. YO YA ESTOY DISPUESTO A UNIRME AL QUE SEA, SI CREE QUE EN DIOS ESTA LA SOLUCION
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