Por: Alejandro Rutto Martínez
Leer la segunda parte
Publio Siro: "No hay placer tan agradable como el renovarse"
Una constante de siempre, todo en la vida cambia tarde o temprano, todo se mueve de un lugar a otro todo escenario se modifica, toda época se altera, todas las palabras están sujetas a ser influenciada por el uso de los hablantes, todo cambia en la vida hasta las creencias, los dogmas y las pasiones, todo cambia menos el hecho de que hay que aceptar el cambio.
Lo único constante en la vida, vaya tremenda paradoja es precisamente el cambio en palabras de Arthur Schopenhauer “ el cambio es la única cosa inmutable”, todo se mueve, todo avanza, todo en la vida, el mundo está sujeto a los vaivenes, a sucesos en acción permanente y en vibración constante.
Debemos preguntarnos ahora ¿en donde se genera el cambio?, ¿y quién debe iniciarlo? Gandhi nos responde a estas preguntas sin un asomo de duda “Nosotros mismos debemos ser el cambio que deseamos ver en el mundo”.
El Mahatma resuelve el asunto con términos fáciles y descomplicados. Sin embargo la realidad nos muestra una constante oposición y no debe sorprendernos que exista, pues al hablar de cambio estamos aludiendo a incertidumbre, inestabilidad, riesgos, peligro, desempleo y un sin número de traumas adicionales. Por eso en algunos casos el cambio se recibe con muy poco de entusiasmo.
Algunos se oponen desde el principio y lo torpedean a como dé lugar; otros alcanzan a avizorarlo pero aún están desprevenidos cuando éste llega y por eso lo reciben indefensos aunque luego reaccionan y logran adaptarse. Otros captan las señales con más tiempo, toman precauciones, dan giro a sus vidas y a sus actividades, y salen adelante, felices y fortalecidos a la espera de nuevos cambios ante los cuales también se encuentran preparados.
Igualmente están los que no se oponen ni se adaptan, ni se anticipan, ¿Quiénes son? Ni más ni menos que los “culpables” del maremágnum. Los responsables de la ruptura con el estatus quo; son ellos los generadores, los causantes del cambio, los que prenden las maquinas poderosas de las transformaciones con estas personas, lideres intrépidos por cuya iniciativa el mundo se mantiene en oscilación constante.
Es necesario hablar sobre los pormenores del ambiente en que mejor se mueve: el de su propensión a tener iniciativas y ponerlas en prácticas de manera seria audaz y valerosa, su principal problema ya lo hemos dicho es lidiar con la resistencia a los cambios.
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Una constante de siempre, todo en la vida cambia tarde o temprano, todo se mueve de un lugar a otro todo escenario se modifica, toda época se altera, todas las palabras están sujetas a ser influenciada por el uso de los hablantes, todo cambia en la vida hasta las creencias, los dogmas y las pasiones, todo cambia menos el hecho de que hay que aceptar el cambio.
Lo único constante en la vida, vaya tremenda paradoja es precisamente el cambio en palabras de Arthur Schopenhauer “ el cambio es la única cosa inmutable”, todo se mueve, todo avanza, todo en la vida, el mundo está sujeto a los vaivenes, a sucesos en acción permanente y en vibración constante.
Debemos preguntarnos ahora ¿en donde se genera el cambio?, ¿y quién debe iniciarlo? Gandhi nos responde a estas preguntas sin un asomo de duda “Nosotros mismos debemos ser el cambio que deseamos ver en el mundo”.
El Mahatma resuelve el asunto con términos fáciles y descomplicados. Sin embargo la realidad nos muestra una constante oposición y no debe sorprendernos que exista, pues al hablar de cambio estamos aludiendo a incertidumbre, inestabilidad, riesgos, peligro, desempleo y un sin número de traumas adicionales. Por eso en algunos casos el cambio se recibe con muy poco de entusiasmo.
Algunos se oponen desde el principio y lo torpedean a como dé lugar; otros alcanzan a avizorarlo pero aún están desprevenidos cuando éste llega y por eso lo reciben indefensos aunque luego reaccionan y logran adaptarse. Otros captan las señales con más tiempo, toman precauciones, dan giro a sus vidas y a sus actividades, y salen adelante, felices y fortalecidos a la espera de nuevos cambios ante los cuales también se encuentran preparados.
Igualmente están los que no se oponen ni se adaptan, ni se anticipan, ¿Quiénes son? Ni más ni menos que los “culpables” del maremágnum. Los responsables de la ruptura con el estatus quo; son ellos los generadores, los causantes del cambio, los que prenden las maquinas poderosas de las transformaciones con estas personas, lideres intrépidos por cuya iniciativa el mundo se mantiene en oscilación constante.
Es necesario hablar sobre los pormenores del ambiente en que mejor se mueve: el de su propensión a tener iniciativas y ponerlas en prácticas de manera seria audaz y valerosa, su principal problema ya lo hemos dicho es lidiar con la resistencia a los cambios.
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