sábado, 5 de junio de 2010

Los huevos de Uribe

Por: Ulises Guillermo Múnera Bohórquez, MD.
Correo: ugmunerab@hotmail.com

Son muchas las lecturas que podemos dar a las elecciones presidenciales que acaban de pasar. La primera de ellas, se me ocurre, es enfatizar el buen ambiente que reinó en la campaña entre los candidatos. Muchos colombianos llegaron a tildar los debates de aburridos porque no hubo ofensas entre ellos; al contrario, cabe destacar los mutuos reconocimientos de sus capacidades en los momentos de relajamiento que el estrecho margen de tiempo de cada debate les permitía. Tal vez la opinión pública colombiana acostumbrada en estos ocho años a la crispación política, esperaba una campaña violenta o sangrienta.

Los grupos al margen de la ley nuevamente perdieron. Como nunca, hubo una pléyade de candidatos que brillaron, como la galaxia, con luz propia. No había razón para no votar:
Los uribistas tenían en Juan Manuel Santos al heredero natural. La derecha no santista tenían en Germán Vargas Lleras un excelente candidato, que aunque comparte mucho de los logros de Uribe, tiene otra visión de la ética política y cómo conseguir resultados sin violentar las instituciones. También la derecha tenía en Noemí una buena representante, y aunque no tan brillante como Germán Vargas, sí encarna muchos de los principios que más venera la sociedad colombiana.

La izquierda no podía tener mejor candidato, tal vez el de mejor programa o el que mejor lo expuso. De manera que la invitación a la abstención que hicieron llegar en un comunicado, está obsoleta de acuerdo con la evolución política de los colombianos.
Los analistas aseguran que las empresas encuestadoras perdieron porque no vaticinaron los resultados, ni siquiera por aproximación.

Esta situación podría tener una explicación:
En la última semana no se permitió la divulgación de estos ejercicios estadísticos y de
verdad ocurrieron muchas cosas que pudieron alterar lo mostrado anteriormente.
Recordemos que el PP en España puntuaba en las preferencias de los españoles tres
días antes de los atentados a los trenes y la manipulación de la información achacando los hechos a ETA permitió que el PSOE alcanzara el triunfo con Rodríguez Zapatero.

Nadie podía prever eso. Creo que no hay antecedentes en la historia política de Colombia o de América en que un candidato a la presidencia que lidera la intención de voto y se da por probable ganador de la segunda vuelta presidencial, dilapide su capital político.

Lo de Mockus ha sido un comportamiento político errático, abandonado por el sentido común y la lógica. No quiero pensar que se nos ha ocultado la verdad sobre el padecimiento del Dr. Mockus, porque no se entiende por qué comete tantos errores seguidamente y con correcciones igual de fatales. ¿Por qué atacar tan virulentamente al Polo Democrático, su natural aliado en la segunda vuelta? ¿Por qué se dejó poner contra las cuerdas por los periodistas en los debates sobre temas eminentemente técnicos como los salarios o la extradición de un presidente divinizado por el 80% de los colombianos gracias a las FARC? La abstención del 50%, justifica en parte el resultado, teniendo en cuenta que los sondeos auguraban una participación de por lo menos el 75% del potencial, siendo un tercio de éste, jóvenes primíparos y abstencionistas que se quedaron en casa y no votaron,
perjudicando mayoritariamente a Mockus.
La migración de votantes a las compañas de Petro y Vargas Lleras sustrajo por lo menos unos 15 puntos porcentuales a Mockus, como castigo a sus errores. Sobre todo del gremio de la salud, que acusa los efectos de un sistema que lo lesiona y lo hiere en su autoestima con una deslaborización y una remuneración que no se conduele del esfuerzo académico y de las responsabilidades misionales que llevan sobre sus cabezas. En la última semana, al amparo del silencio de los grandes medios de comunicación concentrados con las pupilas midriáticas en el ponqué del tercer canal ($400.000.000.000 en pauta publicitaria anualmente), el señor Presidente de la República se dedicó a hablar a diario en toda la geografía nacional, en las emisoras de los pueblos y en las cadenas básicas de Caracol y RCN. Remató faena con un especial de dos horas cada jueves y viernes con Claudia Gurisatti en horario triple A, sobre las bondades de su gestión y la postura de sus tres huevitos.

Recalcó la importancia de elegir una gallina genéticamente afín que pudiera empollarlos y llevar a feliz término su maternidad. Desde luego que esto no se podía reflejar en las encuestas. Estoy seguro, como dice un amigo, que la inocente
iguana puede ganarle en cola, pero en huevos… ¡No!

Por último, el programa gubernamental de Familias en Acción jugó un papel decisivo a la hora de votar. Me preocupa que los políticos colombianos que no se distinguen
precisamente por su ética y responsabilidad con el país hayan descubierto la pata de los huevos de oro (para no hablar más de gallinas) en este programa. Me pregunto ¿Si habrá algún interés en los gobiernos sucesivos en acabar la miseria, si tal programa que reúne a por lo menos 3.5 millones de familias colombianas puede aportar, a una media de dos votos por familia, un potencial de siete millones de votos perfectamente canalizados por la coalición de gobierno en todo el país (políticos expertos en el día de las elecciones) con transporte, consignación del auxilio económico, etc.? Este punto sí debió ser considerado por los encuestadores y analistas políticos.

De todas maneras se debe terminar el proceso electoral con la segunda vuelta, tratandode estimular a los jóvenes y abstencionistas a que participen, hacer las alianzas programáticas que considere conveniente cada candidato o partido y acudir en masa a las urnas el 20 de Junio. Si el ganador es el Dr. Santos, por lo menos debe considerar la opinión de los millones de colombianos que dijeron que en este país hay que volver a la legalidad, al cumplimiento de las normas, al respeto de las ideas ajenas, al respeto de la privacidad, al respeto por la vida y al respeto por los fundamentos cristianos que profesan la inmensa mayoría de colombianos.

ULISES GUILLERMO MÚNERA BO

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