Por: Samuel Santander Salas Camargo
Vivimos en un mundo donde los avances tecnológicos nos han introducido en un periodo de transición histórica que sin darnos cuenta a reestructurado nuestra antigua forma de vivir, y de que forma.
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Temas como globalización, mercado internacional o algún tipo de telecomunicación son el despertar de las señoras minutos antes del café, así mismo de los que la economía es su diario vivir.
A cada minuto y de forma rutinaria se envían gran cantidad de información e imágenes a lo largo del planeta dándonos a entender que no solo estamos en contacto de forma regular con nuestra vecina de puerta que no se cansa de compararnos con su hijo, el trabajador que “…tiene fuerzas como un animal” aunque todos pensamos que de animal lo tiene todo, si no también con muchos otros que viven de manera muy distinta a la nuestra, dándole paso a una interculturalidad aun mas compleja de la que vivimos comúnmente, sobre todo nosotros los colombianos, que el mismo numero de kilómetros que separan nuestras ciudades es el mismo de diferencias que tenemos, exigiéndonos entonces el desarrollo de nuevas actitudes, incluyendo también estrategias para aprender a vivir con todo este cambio, el cual, nos afecta , para felicidad de muchos y tristezas de otros, a todos, independientemente del lugar de donde vivimos y de lo privilegiados o marginados que seamos.
Soy aprendiz SENA desde el 14 de julio del presente año, y no necesité de mi especialidad para saber que los morrales son de 2048 klb, que podemos hacernos profesionales desde nuestra cama y que hay empresas de 256 gigas. Surge entonces una pregunta ¿es la tecnología una fuerza que promueve el desarrollo social o por el contrario un retroceso si vemos la real situación de economía mundial?
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La pregunta no puede contestarse de manera simple, dada la complejidad del fenómeno, lo cierto es que para bien o para mal, es ella la que actualmente, es la que nos propulsa a un orden global, que solo a medida que podemos acceder a ella podríamos pensar en un real adelanto, económicamente hablando, pero no todo es malo, puesto que la tecnología también apunta a nuestro favor abriéndonos todo tipo de puertas económicas, convirtiéndose así, en el negocio de hoy y de muchos días en adelante.
Guajiros con emprendimiento y empresarios en este proceso de cambio hablarles de las oportunidades de una especialidad como esta, seria una típica redundancia, pues, si vemos bien es atreves de ella por la cual logramos la tan anhelada y necesaria interconexión de unos pocos con el resto del mundo, de las pequeñas economías con otras mas grandes.
Si vemos bien, muy posiblemente el desarrollo de este sistema fue el causante de las consecuencias actuales y nuestro nuevo y complejo estilo de vida, pero que le vamos a hacer, bueno o malo, culpables o no, vivimos en una sociedad cosmopolita mundial, somos su primera generación, y sus contornos podemos ahora adivinar; la impotencia que sentimos no es señal de deficiencia personal, pues la tecnología hoy no es un accesorio, es un giro en las propias circunstancias de nuestras vidas.
Es la manera en la que ahora vivimos y si realmente pensamos en desarrollo no la podemos dejar de lado.
Vivimos en un mundo donde los avances tecnológicos nos han introducido en un periodo de transición histórica que sin darnos cuenta a reestructurado nuestra antigua forma de vivir, y de que forma.
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Temas como globalización, mercado internacional o algún tipo de telecomunicación son el despertar de las señoras minutos antes del café, así mismo de los que la economía es su diario vivir.
A cada minuto y de forma rutinaria se envían gran cantidad de información e imágenes a lo largo del planeta dándonos a entender que no solo estamos en contacto de forma regular con nuestra vecina de puerta que no se cansa de compararnos con su hijo, el trabajador que “…tiene fuerzas como un animal” aunque todos pensamos que de animal lo tiene todo, si no también con muchos otros que viven de manera muy distinta a la nuestra, dándole paso a una interculturalidad aun mas compleja de la que vivimos comúnmente, sobre todo nosotros los colombianos, que el mismo numero de kilómetros que separan nuestras ciudades es el mismo de diferencias que tenemos, exigiéndonos entonces el desarrollo de nuevas actitudes, incluyendo también estrategias para aprender a vivir con todo este cambio, el cual, nos afecta , para felicidad de muchos y tristezas de otros, a todos, independientemente del lugar de donde vivimos y de lo privilegiados o marginados que seamos.
Soy aprendiz SENA desde el 14 de julio del presente año, y no necesité de mi especialidad para saber que los morrales son de 2048 klb, que podemos hacernos profesionales desde nuestra cama y que hay empresas de 256 gigas. Surge entonces una pregunta ¿es la tecnología una fuerza que promueve el desarrollo social o por el contrario un retroceso si vemos la real situación de economía mundial?
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La pregunta no puede contestarse de manera simple, dada la complejidad del fenómeno, lo cierto es que para bien o para mal, es ella la que actualmente, es la que nos propulsa a un orden global, que solo a medida que podemos acceder a ella podríamos pensar en un real adelanto, económicamente hablando, pero no todo es malo, puesto que la tecnología también apunta a nuestro favor abriéndonos todo tipo de puertas económicas, convirtiéndose así, en el negocio de hoy y de muchos días en adelante.
Guajiros con emprendimiento y empresarios en este proceso de cambio hablarles de las oportunidades de una especialidad como esta, seria una típica redundancia, pues, si vemos bien es atreves de ella por la cual logramos la tan anhelada y necesaria interconexión de unos pocos con el resto del mundo, de las pequeñas economías con otras mas grandes.
Si vemos bien, muy posiblemente el desarrollo de este sistema fue el causante de las consecuencias actuales y nuestro nuevo y complejo estilo de vida, pero que le vamos a hacer, bueno o malo, culpables o no, vivimos en una sociedad cosmopolita mundial, somos su primera generación, y sus contornos podemos ahora adivinar; la impotencia que sentimos no es señal de deficiencia personal, pues la tecnología hoy no es un accesorio, es un giro en las propias circunstancias de nuestras vidas.
Es la manera en la que ahora vivimos y si realmente pensamos en desarrollo no la podemos dejar de lado.
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