Por: Pedro Delgado
La historia del Islam esta colmada de eventos donde las mujeres han sido agentes de cambio, aferradas al Libro Sagrado de Dios, a las tradiciones y mandatos del último y sello de Sus mensajeros sobre la tierra, el Profeta Muhammad.
La presencia de la mujer musulmana se ha evidenciado en la influencia ejercida en ámbitos políticos, sociales y culturales con la sutil huella que demuestra el fino tacto y el delicado olfato para crear donde hace falta algo, construir con la precisión de trascender en la memoria e impulsar ideas y proyectos con el rigor generado al interior de una fe sincera.
La musulmana se interesa por consolidar los lazos fraternales, la cooperación e intervención precisa donde se necesita con acciones que las considera actos de devoción y adoración. No requiere reconocimiento ni mucho menos homenajes frente a la labor, más bien realiza una tarea silenciosa ligada a su esencia.
La identidad musulmana es la expresión y manifestación de la fe a través de un comportamiento coherente. De allí que la fe, la educación, inteligencia y la transferencia de los principios y valores, forman parte del fundamento de la ética islámica y sólo desde ahí se orientan las acciones del creyente. La acción y la participación generan una perspectiva de relación con la sociedad, la comunidad y el mundo.
Cuando veintiséis jóvenes deciden organizarse para fundar una Asociación de Jóvenes Islámicos en la Ciudad de Maicao con el propósito de realizar labores de tipo social y cultural, estamos frente al nacimiento de una generación que ha llegado a un elevado nivel de conciencia espiritual y responsabilidad.
Nada les impide organizarse y desarrollar proyectos de importancia y trascendencia como la propagación del Islam, generar dinámicas de integración con musulmanes y no musulmanes, abrir espacios de diálogo interconfesional entre otras, ya que desde la perspectiva islámica, la mujer posee derechos y obligaciones al igual que el hombre y así mismo serán recompensados.
En sus propias palabras consideran que “el mundo globalizado exige de la mujer un dinamismo frente a los retos del siglo veintiuno, eso sí, sin olvidar nuestro rol de musulmanas.
Es tiempo que la eficacia de la mujer musulmana se rescate y se evidencie en proyectos que nos permitan tener una ingerencia mas definida en el desarrollo de las comunidades. Ser mujer es sinónimo de fortaleza y liderazgo, por eso nos organizamos para desmitificar la visión errada que occidente tiene de la mujer musulmana”.
Dentro de este grupo se encuentran egresadas del Colegio Colombo Árabe “Dar el Arkam”, algunas han culminado sus estudios universitarios y otras en proceso de conseguirlo.
La decisión de constituirse como Asociación de Jóvenes Islámicos sin duda rompe con el modelo del joven indiferente frente a los problemas sociales que agobian al mundo ya que la mirada de ellas está fijada en acciones manifiestas que definen el verdadero sentido de la identidad musulmana, favorecer la construcción de una sociedad libre de sufrimientos en paz e igualdad.
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