MAICAO AL DIA
Nos complace presentarles un artìculo muy oportuno de José Carlos Molina, un abogado cuya sólida formaciòn académica y política le permiten ser una autoridad en el tema que trata en estasu
Nos complace presentarles un artìculo muy oportuno de José Carlos Molina, un abogado cuya sólida formaciòn académica y política le permiten ser una autoridad en el tema que trata en estasu
VOLVER AL DEBATE Y APOSTARLE A LA VIDA
Las vacaciones de diciembre de 2007, me han permitido el reencuentro con mis viejos amigos de infancia; no faltaron las tertulias, los debates, hablábamos de los divino y lo humano y de un tema inevitable recurrente y cruel en nuestros días, el conflicto armado y su horror, que se torna degradante cuanto nos afecta a los civiles.
No recuerdo cual de mis amigos, preguntaba sobre la posición que debería tener la universidad Colombiana frente al conflicto armado; la pregunta surge quizás, por que él sabe que muchos de los allí presente, tenemos vínculos con la universidad, bien por su condición de estudiantes, docentes o directivos. Se discutió al inicio con mucha pasión, con rabia e impotencia y luego cuando la serenidad y la objetividad característica de los miembros del grupo volvieron, llegamos a la serena conclusión que la universidad debe volver al debate y apostarle a la vida.
La universidad tiene que recuperar el protagonismo, liderar y propiciar espacios de discusión en la sociedad colombiana frente a un tema que cada día es más cotidiano y brutal, que hace rato dejó de ser un problema de la periferia, para trasladarse a las ciudades.
La indiferencia a la guerra no contribuye a la paz, no nos excluye del conflicto y se parece al miedo que nos aleja de la posibilidad de la toma de decisiones para resolver nuestros problemas; la discusión hoy debe comenzar por aceptar que estamos en un país en guerra y no sólo circunscribirse si se justifica o no la lucha armada y la reacción de los paramilitares; el tema prioritario a mi juicio es el respeto a los derechos humanos y al derecho internacional humanitario, que se respete a la población civil.
Es una realidad aterradora que el desconocimiento y la manipulación del Derecho Internacional Humanitario, integran la lista de los principales factores que han contribuido a incrementar la vulnerabilidad de la población civil y de los no combatientes, en medio del conflicto armado que vive Colombia.
La universidad tiene que liderar y propiciar a través del debate, que se adopte y respete el Derecho Internacional Humanitario, que si bien es cierto no garantiza la paz, coloca límites y protege a los seres humanos inermes e inocentes; debe igualmente permitir el debate abrir espacios para una salida negociada a nuestra guerra, que debe tener inicio en el acuerdo para la liberación de presos y secuestrados; no olvidemos que nuestra guerra es apenas una de las manifestaciones
de nuestro conflicto social, el cual tiene raíces históricas, causas políticas y socio económicas.
Se nos ha dicho siempre que lo militar y lo humanitario son extremos irreconciliables; pero el Derecho Internacional Humanitario, lucha por desaparecer ese mito, que ha hecho que el número de victimas sean mayores en el conflicto armado de nuestro país; por ello desde la Universidad se debe desarrollar una campaña que ilustre a los ciudadanos sobre el Derecho Internacional Humanitario (DIH), cuyo principal postulado es: “proteger y hacer respetar a la persona Humana que en medio del conflicto armado está completamente marginado del mismo o se encuentra reducida a tal punto que no representa peligro o ventaja militar alguna para su adversario”.
Debemos insistir en que se respete a la población civil y que los combatientes (cualquiera que sea su ideología política) tienen la obligación de respetar nuestras vidas, integridad y bienes; la salida negociada del conflicto no debe ser sólo un anhelo angustioso de los familiares de los secuestrados, este gobierno o el próximo, debe propiciar las posibilidades reales para que se consolide un acuerdo político, producto de una negociación sin mezquindades en esfuerzos sociales, políticos y económicos.
Todos anhelamos la PAZ, y la concebimos siempre como el silencio de las armas, pero la PAZ, es mucho más que eso… es respeto, tolerancia, es gobernar con equidad, con justicia, es propiciar y aplicar lo que es un autentico Estado social de derecho, es apropiarse de la verdad como cultura ciudadana, es erradicar la corrupción en la cosa pública y privada y es también como dijo el maestro JESÚS, “ama a tú prójimo como a ti mismo”.
José Carlos Molina B.
Abogado litigante, asesor gubernamental y docente universitario.