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jueves, 10 de marzo de 2022

El profesor: reconocimiento a Alejandro Rutto Martínez

 Por Jorge Parodi Quiroga

 


El inconmensurable poder transformador de las realidades sociales a través de la educación, es una verdad de Perogrullo. Nadie puede cuestionar el valor trascendental y revolucionario que en cada estadio de la humanidad, ha sido gestado a partir de la aprehensión del saber, su deconstrucción y su transmisión.

Por otro lado, tan determinantes como el conocimiento y su producción, resultan quienes lo saben transmitir, aquellos que con mística y devoción entregan su vida a la pedagogía. A la vanguardia de la transformación social, de la formación humanista y la construcción del ser, estarán siempre los soldados cuyas armas son la pizarra y el borrador.

La historia de la humanidad nos certifica que una sociedad educada, es una sociedad próspera. Así mismo, el letargo social, está íntimamente ligado a la carencia educativa y a la falencia pedagógica.

Otra sería la historia si las riendas de la vida nacional, en todos los órdenes, estuviera en manos de los que con cada acto, cada ejecutoria, pretenden formar, educar y enseñar. Necesitamos más profesores al frente de nuestro país, hemos probado por décadas con políticos de profesión y mercaderes de intención, y tenemos a la vista la debacle en la que nos han sumido.

Hoy me referiré a uno en particular, Alejandro Rutto, el profesor Rutto como es conocido, un señor alto y de aspecto noble, maicaero orgulloso, de facciones europeas (es de ascendencia italiana) pero de corazón y alma guajiras, vernáculas.

Al profesor Rutto, lo conozco no hace más de dos años, hemos coincido en el amor por la literatura, ambos somos miembros del colectivo literario Papel y Lápiz. Él es un escritor  fluido, cronista y hombre de radio. Su obra es abundante y generosa, rica en verbo, profunda en contenido. Es reflexivo en sus planteamientos, retador en sus propuestas.

Su pasión por la escritura, estimo yo, ha sido atizada por su incuestionable vocación pedagoga. Combina con maestría sus propias experiencias, enriquecidas con el influjo notable de sus lecturas que han de ser muchas y variadas, y las expresa con una particular empatía que hace agradable y fácil su comprensión. Es un cultor de las letras.

Asumo que su cabal entendimiento de la importancia de la educación y la transmisión del saber, provocó en él, como fulminante, el ánimo necesario para acometer empresas descomunales y nada fáciles, sobre todo en nuestras latitudes, para masificar la enseñanza y hacerla asequible.

No alcanzo a dimensionar el esfuerzo tan grande para hacer realidad que a su Maicao, la Universidad de la Guajira y el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena), de las cuales ha sido docente e instructor, llegaran con oferta educativa de calidad y presencial. Sí, al profesor Rutto se le debe en buena parte, que la posibilidad de los maicaeros por alcanzar un título académico, no significara un desplazamiento diario hasta la capital, Riohacha.

Por sus manos nobles han pasado un gran número de guajiros que hoy hacen parte del componente profesional de nuestro departamento, que han sido influenciados por las inquietudes intelectuales de un profesor que tiene humildad en el corazón, respeto en su trato y grandeza en sus actos.

En realidad pocas veces he tenido el gusto de compartir en persona con el profesor Rutto. Tampoco le he entrevistado previo a este escrito, ni siquiera consulté con él antes de sentarme frente a la pantalla de mi computador; pero creo que hay personas con una valía tal, que es imperativo resaltarlas, Rutto es uno de ellos.

Cuando supe que presentaría su nombre como aspirante al Congreso de la República, mi primera reacción fue de desacuerdo. No creí que esos escenarios de la política tan salpicados de corrupción y deshonestidad, fueran dignos de una persona como él.

Ha sido observando su desempeño pulcro durante estos meses de campaña, escuchando sus intervenciones en los debates públicos, siendo testigo de los ríos de personas que ven en él la esperanza de un verdadero cambio con justicia social, que he comprendido que esta nueva gesta del profesor que aprecia La Guajira toda, vale la pena.

Lo he visto en la plaza pública, nunca pierde su cadencia y su humildad, se ha enfrentado a maquinarias enquistadas en la política regional por años y fortalecidas con capitales que él no tiene, y siempre está sonriente, optimista, respetuoso, convencido de que su cruzada vale los esfuerzos y sacrificios que junto a sus amigos y su familia hace.


Ahora, me he convencido que es necesario darle una oportunidad a un educador como Alejandro Rutto, un hombre bueno y temeroso de Dios, quien ha demostrado con hechos durante toda su vida, una honestidad a toda prueba y el talante del guajiro que ama a su tierra y lo demuestra con sus actos más que con las palabras.

Muy seguramente de la mano del profesor Rutto, los tiempos de la justicia social que tanto añora La Guajira, han de llegar.

miércoles, 5 de mayo de 2021

Ramiro Choles Andrade, el maicaero mayor

Ramiro Choles recibe un reconocimiento de manos de sus exalumnos Alejandro Rutto, Mara Ortega y Juan Mendoza

 

Escrito por: Alejandro Rutto Martínez

El profesor Ramiro Choles Andrade fue apóstol de la esperanza, profeta de la paz, evangelista de la identidad y maestro de los que enseñan con el ejemplo e inspiran con su actitud ante la vida

Él  es uno de esos seres humanos a quien la escuela de la vida y la universidad del cielo gradúan con honores en el difícil arte de servirle a los pueblos sin ningún interés distinto al de conjugar el verbo servir en todos sus tiempos gramaticales y en todas las acepciones de tan importante palabra.  Nació en Riohacha, en donde fue arrullado por las voces reposadas de sus padres y el susurro de las palmeras centenarias sembradas a orillas del mar Caribe.

Pero él estaba predestinado a crecer como un aguerrido roble, a respirar y a soñar en su pampa querida, centinela insomne frontera, en donde los wayüu formaron un nombre con la espiga imperial del maíz y el vibrante ritual de tambores hacía venturosos anuncios sobre los tiempos que habrían de venir.

Tenía un carácter  apacible de padre generosos y amigo bueno pero su personalidad adquiría  una  férrea voluntad y se transformaba en palabra firme para predicarle a sus discípulos a los cuáles deseaba educar como  ciudadanos de bien, respetuosos de las normas y de las buenas costumbres.  Lo que logró con ello fue levantar a una generación de hombres y mujeres buenos y honestos que le sirven a la sociedad con singular orgullo como si fuera un servicio para  Dios.

En resumen, era un hombre feliz por que hacía lo que le gustaba y lo que le gustaba lo hacía con amor y una mística a toda prueba. Sus clases no eran simplemente un tiempo de enseñanza aprendizaje sino una eucaristía de ensueño en la que se ofrendaba la savia poderosa del conocimiento en el cáliz dorado de la devoción cotidiana.

Bien podría declamar Ramiro Choles como experiencia de vida personal el verso de Alberto Cortez, cuando expresaba con alegría la suerte que tuvo de nacer:

“Qué suerte he tenido de nacer
Para estrechar la mano de un amigo
Y poder asistir como testigo
Al milagro de cada amanecer”

Cuando el profesor Ramiro Choles Andrade inició sus labores se encontró con una sociedad en plena ebullición, en donde se hacían negocios monumentales y en algunos casos absurdos en donde el estudio no era una prioridad.  Ese pueblo que  avanzaba hacia la orilla del abismo moral por falta de referentes en los cuales mirarse, comenzó a valorar las enseñanzas que se impartían en el colegio San José  de manera que todas deseaban enviar a sus hijos a las modestas pero acogedoras aulas de  la institución, en donde los jóvenes  aprendían las lecciones de la vida junto con los saberes de la época.

El profe Ramiro Choles, sin ostentar un cargo distinto al de maestro de tiza y tablero, se constituyó en el gladiador que enfrentaba duras batallas contra el oscurantismo, erigía esculturas bravías con palabras hirsutas, con vocablos sedosos y con ejemplares metáforas de vida, en las que su propia experiencia vital servía como paradigma para enseñar  la esencia  de la ética y de las buenas costumbres.

Su estilo bien cuidado para enseñar, y para escribir, su afición a las letras bien tejidas y mejor esculpidas en la singular geografía del papel en blanco y su honradez invulnerable lo llevó a convertirse en un consagrado escritor, riguroso historiador y honrado administrador de los recursos públicos desde la rectoría de su amado colegio San José.

Hoy tenemos que llegar a la conclusión de que la vida de Ramiro Choles Andrade es indescriptible, inefable, maravillosa, por su condición de patriarca de las letras, arquetipo del historiador y adalid de la educación. Su partida nos deja muy tristes pero a la vez comprometidos con el compromiso de seguir su ejemplo desde el vibrante ritual de los tambores hasta la atalaya firme del compromiso ético.

A Ramiro Choles Andrade le podemos dedicar los bellos versos de la poetisa Ángela Botero López: “Era un incansable perseguidor de sueños. Elevaba su cometa y tras ella corría. Un día, mientras corría, le vimos elevar su vida” 

miércoles, 17 de julio de 2019

Mohamed Dasuki, un maicaero formado para servir




Mohamed Dasuki nació en Maicao el 27 de enero de 1974 y desde entonces ha tenido un curso de vida acorde con lo que hace una persona decente, llena de vida y cargada de sueños: fundó su propia familia, se alineó con los ideales del servicio a las comunidades y se dedicó a labrar el sueño de servirle a sus coterráneos desde la esfera privada y desde las posiciones de Gobierno.
Pero para conocer mejor a este ciudadano que aspira a regir los destinos de Maicao, los invito a conocer más acerca de sus inicios, de su trayectoria y de sus proyecciones.

Nacimiento, primeros años y familia
En primer lugar, es bueno saber que Dasuki nació en Maicao. A pesar de que algunos lo conocen como “El Turco” y de que domina a la perfección el idioma árabe, Dasuki es uno de esos ciudadanos que hacen parte de la rica mezcla cultural y racial sobre la que se basa la identidad de los maicaeros.
Maicao fue un cruce de todos los caminos que venían y llevaban a todas partes. Un puente entre Oriente y occidente en la península de La Guajira y por eso acá encontramos afrodescendientes, israelíes, paisas, zenúes, caribeños, europeos, guajiros no maicaeros, brasileros y árabes procedentes de varios países como Siria, Líbano y Jordania.  En estas tierras no existe, lo que se dice el maicaero de cuatro generaciones. Me explico bien: todos los maicaeros tenemos ancestros nacidos en otras partes: en algunos casos los inmigrantes fueron nuestros padres y en otros casos los abuelos o los bisabuelos.  Eso es lo bueno de Maicao: a cada raza y a cada cultura le hemos heredado lo mejor y ahí vamos avanzando en el difícil proceso de construir las columnas de nuestra identidad.

Pero volvamos a Mohamed Dasuki que es el maicaero que hoy nos ocupa. Él nació en el hospital San José de Maicao en ese año 1974 en que nuestro comercio era bullicioso y pujante (como dice el himno municipal).  Sus padres llegaron atraídos por esa circunstancia después de vivir un tiempo en otras ciudades y municipios como Medellín y Fundación.    Eran comerciantes libaneses de clase media baja ansiosos de abrirse nuevas oportunidades para sostener a sus familias. Llegaron a Colombia como muchos otros de sus compatriotas con la esperanza de trabajar duro en lo que más sabían hacer:  comprar y vender mercancías a buen precio para satisfacer las necesidades de su clientela.

En Maicao se establecieron, se amañaron, conocieron personas que los ayudaron y se quedaron a vivir aquí con su familia. Se enamoraron de Maicao, pero fueron fieles a sus usos y costumbres, a su práctica del islam y al profundo nacionalismo que los ligaba a su patria, el bello país heredero de la inteligencia comercial de los fenicios. Sus hijos habían nacido en los pueblos donde habían vivido: Fundación, La Paz y Maicao. El honor de nacer en tierras guajiras le correspondió, precisamente, a Mohamed.

Mamuhd Dasuki y Ramzieh Hajj formaban una bonita pareja. Trabajaban todo el día y en la tarde tomaban el té con galletas horneadas en casa junto a sus paisanos. Era una bella rutina que, sin embargo, no alcanzaba para que olvidaran sus orígenes.  Por eso se preocuparon de que sus hijos viajaran a El Líbano para que conocieran a los abuelos, a los tíos y se empaparan mejor de las costumbres, de la fe islámica y del idioma árabe.

Líbano es muy bello, su arquitectura combina la herencia de templos romanos y fenicios muy bien conservados y su arquitectura tiene gran influencia de países árabes con grandes mezquitas que conviven con templos de las iglesias cristianas maronitas u ortodoxas, así como modernos rascacielos. Su índice de Desarrollo Humano es uno de los más altos del mundo árabe y en sus fértiles territorios crecen todo tipo de cultivos alentados por las cuatro estaciones.
Sin embargo, no todo era color de rosa. En los años ochenta soportaron sangrientas guerras que causaron muerte y desolación.


Regreso de los Dasuki a Maicao

Los Dasuki prefirieron regresar a Maicao en donde Mohamed creció desarrollando un gran amor al esfuerzo y trabajo. Contrario a otros muchachos de su edad que se dedicaban a administrar el almacén de sus padres, él debió emplearse como jornalero en los almacenes de comerciantes libaneses. En este duro oficio conoció a muchas personas que desempeñaban el mismo oficio; ellos les contaban las duras necesidades de su familia, los problemas de sus barrios, las carencias con las que se enfrentaban todos los días.   Se acostumbró a andar con ellos y a hacerse amigo de sus familias.   En ese contacto con la gente de los sectores más populares de la ciudad nació su inclinación por el servicio a la gente humilde desde lo público. Y esto, marcaría el inicio de su futura vocación de servidor público.


Matrimonio e hijos

Contrajo matrimonio con Wisad Waked Machado, con quien tiene cuatro hermosas hijas Jasmín, islam, Aya y Jinam) y un saludable y travieso varoncito (Adam) quienes han sabido ganarse su corazón y se han convertido en la principal razón de ser de su lucha cotidiana. Todos sus hijos están en edad escolar y tienen una gran dedicación no solo a sus estudios sino a las actividades de la mezquita a la que asisten regularmente con entusiasmo y mucha fe.



Empresario del comercio
Con los ahorros y la ayuda de algunos amigos logró abrir su propio almacén dedicado al ramo de los calzados, el cual llevaría por nombre Jasmín, como su hija mayor; en su rol de empresario se dedicó a defender las causas del comercio de Maicao entre ellas la ampliación de cupos para la introducción de mercancías y la sostenibilidad de Puerto Nuevo el puerto artesanal por el que entran a La Guajira las mercancías del comercio de Maicao.
También se comprometió con el mejoramiento de la seguridad. Para tal efecto se hizo miembro de la Policía Cívica y acompañó a las autoridades y a la comunidad en la definición de políticas para mejorar la seguridad ciudadana.

Una curiosa forma de convertirse en diputado
En el año 2012 algunos amigos lo invitaron a participar en política y lo inscribieron en la lista del partido de la U a la asamblea, como una forma de que se diera a conocer y se abriera paso en la vida política para apuntalar futuras aspiraciones. En otras palabras, lo metieron “de relleno” como se dice el argot político.
Pero el candidato que iba a ser el relleno, el “arrastra votos”, se dedicó a recorrer el departamento de norte a sur y de este a oeste y sorprendió a todos con la más alta votación, lo que valió para que ganara su credencial como diputado del departamento.   En la asamblea dio grandes debates a favor de la construcción del estadio de Maicao, del mejoramiento del sistema de salud del departamento y denunció la delicada situación de las comunidades wayüu de la Alta y Media Guajira, las cuales se encontraban abandonadas a su suerte. Los debates convocados por Dasuki hicieron que la Asamblea del Departamento recuperara su credibilidad, puesto que el pueblo se sentí representado por el diputado que expresaba lo que el pueblo quería decir y hacía las preguntas que el pueblo quería hacer.
En las elecciones del 2015 Mohamed Dasuki se postuló como candidato a la alcaldía de Maicao, en un ejercicio que le permitió alcanzar una copiosa votación, gracias al respaldo de los sectores populares.

La anhelada fusión de fuerzas
Unos meses después de las elecciones, en un encomiable gesto de civilidad política los maicaeros fueron testigos de la unión de tres de las más grandes fuerzas políticas contemporáneas, cuyos representantes participaron en el proceso electoral del 2015 y alcanzaron una alta votación. Fueron ellos Aldrin Quintana Ustate, del partido liberal; Alejandro Rutto Martínez, del Movimiento Alternativo Indígena y Social (MAIS) y Mohamed Dasuki en representación del Movimiento Comercio y Seguridad.   

A ellos se sumó un fuerte grupo de concejales denominado G-10.  Los líderes de esta nueva fuerza escogieron a Mohamed Dasuki para que fuera su representante en las elecciones del año 2.019 con el compromiso de brindarle todo el apoyo necesario para conquistar las simpatías de los electores y producir el cambio que tanto anhelan los maicaeros.

Estudiante Universitario
Dasuki es un profesional empírico y como tal ha tenido trabajo de liderazgo empresarial, pero su amor a la educación lo llevó a matricularse en el programa de administración de empresas en la Universidad de La Guajira. Desde hace varios meses combina su trabajo de comerciante con sus actividades académicas. En una gran demostración de disciplina y pasión por lo que hace, dedica tiempo a cada una de sus actividades.

Entereza y humildad

Mohamed Dasuki ha asumido su rol de aspirante con entereza, con humildad y con gran sentido de amor por su patria chica. Hoy en día está concentrado en este proyecto, consciente de que Maicao necesita del esfuerzo de sus mejores hijos. Camina las calles del centro, de los barrios y el mercado público, saluda a la gente, le pregunta por la familia y les expone brevemente su plan de trabajo. Luego va a donde la vendedora de avena y pide un vaso acompañado por un buñuelo. 

Después sale de prisa en un motocarro hacia sus clases en la Universidad de La Guajira. Mientras el se desplaza en ese sencillo vehículo, la gente del pueblo comenta “yo voy con el turco”. Aunque todos ellos saben que Dasuki nació en Maicao y tiene los brazos, el rostro y el alma untada del polvo que se levanta desde el suelo de su querida tierra guajira.





miércoles, 27 de marzo de 2019

La praxis y la práctica educativa



Escrito por: Alejandro Rutto Martínez
El ser humano se ha caracterizado por el hacer: desde las más remotas etapas de la historia lo suyo ha sido el ejercicio práctico de actividades que le permitieron subsistir y sobrevivir pese a los embates de la naturaleza y las amenazas de animales cuya fuerza y poderío lo amenazaban a él y a su familia.  La necesidad de obtener alimento, protegerse del clima y defenderse de otros seres, lo llevó a ejercer actividades prácticas como cazar, pescar, atacar, huir, trepar, correr. Todo lo anterior iba conformando desde la génesis de la historia la praxis de la vida, es decir la praxis social que, por supuesto, evolucionó con el desarrollo del tiempo y los cambios de pensamiento y de acción de la humanidad            
Dentro de la praxis social está la praxis educativa, relacionada con la forma en que la sociedad ha sistematizado su conocimiento  para después compartirlo con las actuales y futuras generaciones.   Lo que se hace, lo que se comprueba, lo que es validado como posible y como eficiente va formando el bagaje de conocimientos  útiles que le permiten al hombre movilizarse hacia estadios.
La praxis educativa simplemente ocurre. Su única exigencia consiste en que estemos vivos y nuestros sentidos estén en condiciones de percibir el entorno  para que la razón pueda discernir y escoger aquello que sea más útil y se adapte a las necesidades del momento o del futuro.
El tema ha motivado que una gran variedad de autores se dediquen a estudiarlo y de ese estudio proceden respetables opiniones como las de Paulo Freire quien propicia la praxis  en la enseñanza para liberar al hombre, que es producto de su realidad socio-histórica y aboga por un proceso que involucre al educando y lo haga partícipe de la transformación de su realidad, a la que debe aprender a problematizar, y a hallar soluciones.
Parte del debate ha girado alrededor de la controversia sobre la importancia, la utilidad y la prevalencia de la reflexión o de la praxis. Lo anterior nos lleva de manera obligatoria a pensar en la pregunta sobre la dicotomía contenida en el interrogante ¿es más importante la praxis o la teoría?
Para un campesino siempre será más importante cortar la hierba y los matorrales, aunque no sepa ni la familia, ni la especie, el género o los subgéneros a los que pertenecen y tampoco se preocupará demasiado por la información científica acerca del ñame o la yuca que se dispone a cultivar.  Lo mismo puede pasarle a un conductor en la carretera sometido a la ley de la inercia que posiblemente no conoce y obligado a hacer cálculos respecto a velocidad, tiempo y distancia, sin haber asistido a clases de matemáticas ni de física.  O el futbolista que de manera empírica ha aprendido a aprovechar la dirección del viento para darle la dirección  deseada al balón que desea anidar en la portería del equipo rival.
Sin embargo, el devenir de la historia ha demostrado que la teoría y la praxis tiene un punto de encuentro en los saberes: no se puede construir saber si no hay reflexión, pero la reflexión encuentra su mejor cimentación en la práctica desde la cual puede teorizar, formular hipótesis y descubrir o validar nuevos conocimientos.
Lo anterior nos lleva a descartar la frase anónima colgada en el ancho tablero de internet según la cual: “Teoría es cuando se sabe todo y nada funciona; praxis cuando todo funciona y nadie sabe por qué”

Para María Soledad García, en su artículo  La praxis educativa, Como práctica social, la Educación consiste en la formación del Hombre dentro y fuera del ámbito escolar. Educar es un hecho; y como tal implica responsabilidad y compromiso con lo que se hace.”

Respecto a la práctica educativa esta tiene que ver con un proceso intencionado, sistematizado y apegado a una filosofía y un modo de ver el mundo.
Según Cecilia Fierro la práctica educativa es una praxis social objetiva e intencional en la que intervienen los significados, las percepciones y las acciones de los agentes implicados en el proceso. 
A la luz de lo anterior el quehacer educativo va más allá de la aplicación de técnicas de enseñanza. Por el contrario, es una acción de cierta complejidad  e intencionada que impacta varios aspectos entre los que Cecilia Fierro destaca como dimensión personal, impersonal, institucional, social, didáctica y valoral.
La práctica educativa es, pues, un acto, o mejor, una serie de actos encadenados que conducen al desarrollo personal, académico, ético y  profesional de los individuos. .

sábado, 11 de noviembre de 2017

miércoles, 8 de noviembre de 2017

Wilfrido Enrique Solano, el poeta de la radio Guajira

Escrito por: Alejandro Rutto Martínez


El arte de crecer en una ciudad bulliciosa

Estamos en el año de 1978, una época en que el comercio de Maicao se encuentra en plena efervescencia, impulsado por la sòlida economía venezolana. La ciudad de la frontera es un hervidero humano en el que los gritos de los vendedores ambulantes se confunden con el de un revoleador que anuncia el próximo viaje haca Maracaibo en un enorme automóvil repleto de mercancías por la que sus propietarios han pagado un buen precio en bolívares, la moneda de moda en la zona.

La ciudad trabaja de día a un ritmo frenético y descansa de noche al son de los acordeones, las cajas y las guacharacas que se hacen sentir en el Radio Club y en la Caseta Internacional.

Grandes conjuntos como Alfredo Gutiérrez, Los Hermanos Zuleta, Jorge Oñate y Diomedes Díaz divierten a público ansioso de escucharlos para relajarse un poco después de las duras jornada de trabajo.

El sueño junto a los acordeones y luces

Un jovencito llamado Wilfrido Enrique Solano es el encargado de presentar a los teloneros de cada espectáculo: muchachos como él cargados de muchos sueños dedicados a luchar para salir adelante y ubicarse algún día al lado de los grandes.

Wilfrido tiene varias de las virtudes que se necesitan para triunfar en el mundo de los micrófonos, las luces y las candilejas: voz varonil, similar a la de los grandes narradores deportivos del caribe, un léxico rico en adjetivos aprendidos en sus frecuentes incursiones a las páginas inmarcesibles de García Márquez y Tomás Carrasquilla y coraje, mucho coraje para ponerse frente a un auditorio de mil quinientas personas sin que le tiemblen las piernas ni se le quiebre la voz, como le sucedería a cualquiera de sus compañeros del colegio.

Buenas noticias matinales

Una mañana, después del interminable aunque alegre trabajo de la noche, Wilfrido recibió en su casa del barrio Santander una visita que habría de cambiarle la vida. Se trataba de Cristóbal Pájaro Murieles, control de sonido de la emisora Radio Península.

Su misión era darle a conocer la buena nueva de que el gerente general de esta organización radial Rafael Ramos, había estado en una de las fiestas del fin de semana y estaba gratamente impresionado con su trabajo. "El man ha pasado todo el día hablando bien de ti y te pone de ejemplo ante los locutores, esta es tu oportunidad, visítalo y ponte a sus órdenes"

Antes de que su amigo terminara de decir la última palabra de su consejo Wilfrido estaba tocando la puerta de la gerencia, en donde lo recibió el mítico gerente Rafael Ramos, un hombre que sabía de radio y empresa y quien había hecho el milagro de convertir a Maicao en una de las ciudades con mejor radio de Colombia en los años setenta, gracias a los modernos equipos importados desde Estados Unidos y las destacadas voces de sus locutores y periodistas, entre quienes se encontraban Jaime Rengifo, Roberto Enrique Pineda, Tulio Pizarro, Ignacio Ramírez Pinzón, Jorge Ochoa, Raúl Comas, Julio César Campanella, Eugenio Macías y Armando Correa entre otros.

Entrevista con el "señor Ramos": contratado como locutor

El señor Ramos (así era conocido el gerente en el mundo de la radio) le pidió que hiciera algunas pruebas en la cabina de grabación y en las emisiones en vivo y, después de escuchar su voz, mezclada con los efectos sonoros, decidió contratarlo como locutor de planta.

Su trabajo consistía en anunciar la hora, leer comerciales y los servicios sociales que por la época estaban de moda tales como "el señor Juan Valencia dejó olvidada su cartera en el cine Imperio. Agradece a quien la haya encontrado traerla a los estudios de Radio Península. Hay una magnífica gratificación. O este otro: "Se le informa al señor Remberto Miranda que su sobrino Atilio Miranda llegó esta mañana de Ovejas (Sucre) y desconoce su dirección, se le agradece pasar a recogerlo en los estudios de Radio Península". 

Según los conocedores de la historia radial la única vez en que el servicio social fracasó fue cuando Jorge Ochoa leyó una nota que decía: "Se le informa al señor Rafael Martínez que su suegra María Rocha se encuentra en los estudios de esta emisora, se le agradece pasar a recogerla. La pobre señora esperó y esperó y su descuidado yerno nunca apareció.

Locución y programas de ritmo caribe

Volvamos al joven Wilfrido, quien después de varios meses en la tarea inicial pasó a dirigir programas musicales de aire caribeño y otros en los que daba a conocer los novedosos éxitos de los artistas vallenatos.

Por largo tiempo combinó esta labor con la de presentaciones y animaciones en vivo, en los más importantes espectáculos de la región.

Salto al periodismo deportivo

En los años 90, con el auge de los equipos guajiros en el torneo de Primera C, Wilfrido le da un giro importante a su carrera como hombre de medios la vincularse a los programas deportivos y las transmisiones en directo de los campeonatos inter departamentales organizados por la División aficionada del Fútbol Colombiano (Difútbol).

Ya no se le ve en las casetas o en los bailes sino en las canchas, los coliseos y en todos los lugares en donde se efectúe un evento deportivo.

Así mismo funda sus propios espacios deportivos y asume con responsabilidad este nuevo reto en el que pasa de la locución al periodismo con mucho éxito.


Título universitario

Por esos mismos días se matricula como estudiante de la facultad de Comunicación de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia y un poco después recibe su título como Comunicador Social Comunitario.

Su título y su conocimiento de la actividad deportiva le permiten acceder a un nuevo reto profesional cuando el alcalde Ovidio Mejía Marulanda le hace la propuesta de nombrarlo como coordinador municipal de deportes, cargo que desempeña con lujo de detalles durante un año.

Pionero en la nueva radio

En 2016 se convierte en uno de los fundadores del Informativo de La Frontera, segmento periodístico de la emisora comunitaria Frontera Stéreo. Junto a figuras de la radio, como José Luis de la Hoz, Anís Suárez y Jesús Solano, Carlos Bula y la voz joven de Ernesto Rutto Ortega, consolidaron un equipo de gran prestigio y buen rendimiento.

El lenguaje de Wilfrido, ya lo decìamos, se caracteriza por un léxico rico en palabras sonoras, con cupo en el diccionario pero de uso limitado en el habla de los seres humanos comunes y corrientes. Además, tiene la facultad extraordinaria de enlazarlas de una manera muy especial. Por eso su comentario tiene un especial tinte poético y eso lo hace único, singular, imposible de olvidar. 



Cuando habla su parlamento es fluido, casi nunca se equivoca, parece que estuviera leyendo el texto cuidadosamente escrito, cuando en verdad está acudiendo al borrador mental que ha construído desde los tiempos en que inventaba frases bonitas para presentar a las futuras estrellas del vallenato. Wilfrido, en definitiva es el poeta de la prensa local, poeta único y solitario.

El periodista de los versos coloridos de fútbol consolida cada vez más una carrera que comenzó aquella noche de los años setenta en que el señor Ramos lo escuchó por primera vez anunciando a los teloneros de Alfredo Gutiérrez en una noche alegre bajo el cielo bordado de estrellas y luna resplandeciente en el viejo Maicao de los años setenta.

miércoles, 1 de noviembre de 2017

Nando Martínez, el acordeonero de la fe y la esperanza


No hay una sola palabra que pueda definir a Hernando Martínez Peinado, uno de los acordeoneros y maestros de música más reconocidos de Maicao: Fe, esperanza, alegría, talento…esas son varias de las muchas expresiones con las que puede definirse a este artista nacido el 20 de septiembre de 1945 en La Loma (Cesar) y criado entre Chiriguaná y Santa Marta.

Sus primeros éxitos los alcanzó en el Liceo Celedón dela capital del Madalena cuando el rector descubrió un viejo acordeón abandonado en el cuarto de San Alejo y pidió que le trajeran al mejor músico del colegio para que le dijera si el instrumento aún servía para algo.

De esta manera le presentaron a Nando, pequeño y flaco por esos días. Resultó ser un buen acordeón, de dos teclados, que con unos pequeños arreglos sirvió para que se fundara la murga de la institución la cual se hizo sentir en Santa Marta y en los municipios vecinos,  así como en ocasiones especiales cuando tuvieron la oportunidad de recibir con canciones a la reina de la Guajira Zoraida Pérez en 1963.

Nando se retiró del colegio y pasó a trabajar en un almacén de muebles. Cuando se retiró, recibió algunos pesos los cuales invirtió en la compra de un acordeón y en la fundación de la orquesta “Las estrellas juveniles”, agrupación con la que es contratado por la emisora Radio Libertad de Barranquilla para amenizar varios programas.

También deleita al público de Cartagena en las fiestas populares del 11 de noviembre y se da a conocer como músico revelación e el Caribe.

En 1975 su hermano Pedro Martínez lo invita a Maicao y en esta ciudad  se integra a “La Dimensión Guajira”, orquesta de la que hacían parte Toño Salazar, Ledismiro Saurith y sus hermanos Jimmy y Pedro Martínez entre varios reconocidos músicos locales.

Nando se hace experto en interpretar la salsa caribeña en el acordeón y esta particularidad hace que los animadores y locutores de la época comiencen a llamarlo “Nando ‘Salsa’ Martínez”


Un poco después pasa a integrar “La Nueva Fórmula”,  conjunto salsero-vallenato integrado por Bedel García, Wilder Díaz y Hermes Márquez dedicado a deleitar al público con aires del merengue dominicano como “Patacón Pisao” y “El negro africano”.


Un poco más adelante funda por su cuenta “Los Tropicales del Vallenato”, de gran éxito no solo en Maicao sino en otros lugares  del país y del  exterior como Bogotá, Bucaramanga, Medellín, Leticia, Manaos (Brasil) y Aruba.

Hoy el maestro se dedica a formar nuevas generaciones de acordeoneros bien sea en la Casa de la Cultura (cuando le dan contrato) o por su propia cuenta.  Las canciones que más le gustan son “Mi hermano y yo” y “Así fue mi querer” de los Hermanos Zuleta: las canta con frecuencia pro hace una pausa para recomendarle a los niños y jóvenes que sigan el camino de la música, con disciplina y sin trago, porque la música abre las puertas de la vida y cierra las rendijas del odio.




viernes, 20 de octubre de 2017

Los peores partidos

Escrito por: Abel Medina Sierra

Días seguidos al frustrante encuentro futbolero entre las selecciones de Colombia y Paraguay que nos sumió en el pesimismo y con calculadora en mano, uno de los memes reactivos que más me llamó la atención decía: “Centro Democrático, Cambio Radical y Colombia- Paraguay, los peores partidos de Colombia”. Curiosa e ingeniosa manera de asociar la realidad deportiva con la política, pero que también entraña un imaginario que cada día crece en el país: la mala imagen de los partidos.

Que se asocie Cambio Radical con el partido del Álvaro Uribe, lejos de representar escalamiento, lo que deja entrever es la pérdida de imagen, la falta de debate interno y la incoherencia ideológica del partido que crearon algunos senadores para aprovechar la crisis que vivían los hegemónicos partidos liberal y conservador. 

El remezón que se vivió; apadrinado por Uribe, para crear nuevos partidos como Cambio Radical, la U, Alas-equipo Colombia y Opción Ciudadana, ya se vino al piso; tanto, que el líder y pre-candidato presidencial de Cambio Radical, Germán Vargas, prefirió recoger firmas que presentarse como candidato de tan desprestigiado partido. En La Guajira, Cambio Radical nunca ha asumido la responsabilidad política por el estigma de corrupción que le dejó a la clase dirigente guajira.

Cambio Radical fue el partido que avaló los nombres de Kiko Gómez, Oneida Pinto, Fabio Velásquez, acompañó al recién encarcelado Chemita Ballesteros sin mencionar otros mandatarios, que hoy están con prisión domiciliaria, o vinculados a procesos penales y disciplinarios. Quien fungía como líder regional de esa colectividad, Miguel Pinedo Vidal, aún no se desprende de la carga por haber pagado cárcel en el sonado caso de la parapolítica. En lo que queda de este disminuido partido, no vemos líderes capaces de limpiar su nombre y desvirtuar la imagen como uno de los partidos más asociados con la corrupción en La Guajira.

A nivel nacional, a medida que se ha ido destapando la candidatura presidencial de Germán Vargas Lleras, se nos revela la verdadera sustancia de la que está hecha este partido, y no es propiamente material sano sino purulento. Lo primero que hizo fue deslindarse del santismo al que debe que Colombia lo conozca inaugurando casas. Por esto, en la Unidad Nacional no lo bajan de traidor y dicen que hizo campaña con chequera de Santos y ahora se alindera en la oposición. Por otro lado, descubre su real talante de ultraderechista del que yo, personalmente, nunca dudé. Vargas Lleras se camufló de liberal o de centro democracia, así como antes Samuel Moreno lo hizo de izquierdista y Santos de ultraderechista.
Ahora, con fines electorales, sí se va a mostrar tan derechista como Ordóñez, Uribe y como lo fue Álvaro Gómez Hurtado- pero sin llegarle al tobillo a la inteligencia de éste último. Se nos viene un Vargas Lleras antes liberal, que recogerá las banderas de los que estuvieron a favor del NO del plebiscito: los intolerantes enemigos de la ideología de género, los que rechazan el aborto, los que prefieren que sigamos echándonos balas con las Farc, los fundamentalistas cristianos, RCN y los ultraconservadores. 
El país político se pregunta, dónde estaba la lengua de los miembros de Cambio Radical que por casi siete años callaron ante la propuesta santista de llevar un proceso de paz, ahora resultan oponiéndose a lo que apoyaron y aprobaron durante todos estos años: lo que antes era “santo” ahora es “satánico”. Por qué no tuvieron el gesto sincero de renunciar a sus cargos y prebendas para oponerse a lo que hoy critican. La respuesta no puede ser otra: es un partido lentejo, sin criterio y que cambia su bandera según le convenga.

Cuando todos pensaban que al fin íbamos a tener unas elecciones presidenciales en las que la posición de guerra o diálogo sobre las Farc no inclinaban la votación, Cambio Radical lanza su campaña con un comercial en el que, usando la imagen de un juego de billar, manda el mensaje que se debe votar por ellos porque sacarán del camino a este movimiento que ya no es un grupo insurgente sino una inofensiva minoría política. Lo anterior solo demuestra la falta de propuestas de fondo para seguir dividiendo al país entre quienes odian y quienes perdonan a las Farc.

No sabemos en qué quedará esta y otras campañas cuando la corte constitucional blindó los acuerdos y cualquier campaña que prometa modificarlos estará mintiendo al pueblo, aunque de Vargas Lleras hasta esto se espera.

Se nos viene una campaña que en su primera vuelta, la bandera de la postverdad, la ultraderecha conservadora, el mesianismo y la paranoia colectiva que si no votan por ellos al país se lo van tomar las guerrillas, se la van a disputar a rebatiña varios candidatos como los cinco del Centro Democrático, Ordóñez, Martha Lucía Ramírez a los que se suma, el recién y oportunistamente llegado Germán Vargas.

Sacan las cuentas que los votos del NO al plebiscito se van derechito para donde ellos, explotando el odio que el país tiene a las Farc, la resistencia al cambio y la búsqueda de una supuesta “autoridad” en la figura presidencial. Lo único que falta a Cambio Radical para llegar al último peldaño de la vergüenza y la incoherencia, es unirse a Centro Democrático y esto es cuestión de días. Allí se olvidarán que los tildaron de “Castro- chavista” y que el primer punto de quiebre entre Uribe y Santos fue por darle poder a Vargas Lleras. Al fin y al cabo, lo único que les interesa es llegar al Palacio de Nariño así tengan que aliarse con el mismo Diablo.


En un país donde la gente se deja “enculebrar”, donde los odios por la guerrilla y la diversidad son insepultos, en tiempos de post-verdad cuando se repite una mentira y la gente la cree y sale a votar por esta, nadie quita que se nos venga el reino de los peores partidos. Que a la Selección y a Colombia le vengan mejores partidos.

sábado, 30 de septiembre de 2017

Plaza Simón Bolívar

Al igual que en centenares del pueblos de Colombia, la estatua del libertador Simón Bolívar preside la plaza principal del municipio de Maicao.  El monumento, situado cobre una base cónica de tres metros de altura embellece un lugar que ha sido el epicentro de negocios y grandes transacciones en efectivo, al punto de que algunos llegaron a considerarlo cono el Banco a Cielo abierto más grande del mundo. 

Otra particularidad del parque y de su entorno son los dos centros de comercio informal ubicados en la parte este y oeste, conocidos como Cacaíto Número 1 y Cacaíto Número 2. 

Como caso curioso podemos agregar que la alcaldía de Maicao "le da la espalda" a la plaza principal del pueblo.  En efecto, la entrada a la alcaldía es por la calle 13, mientras el parque o plaza está ubicado en la 12, de manera que el edificio de la administración municipal "mira" hacia una calle y no hacia "la sala de la casa", como se considera a las plazas. 


miércoles, 27 de septiembre de 2017

Jesús, mi héroe y amigo

"Jesús, mi héroe y amigo", es uno de los mejores libros sobre espiritualidad escritos en Colombia. Su autor es el escritor guajiro Alejandro Rutto Martínez

Roberto Solano y Rosendo Romero en El Molino

Los maestros Roberto Solano y Rosendo Romero fueron dos de los grandes protagonistas del XV Encuentro de Escritores de El Molino, que en su versión 2017 versó sobre la íntima relación entre la música y la literatura.  

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