Mohamed Dasuki nació en Maicao el 27 de enero de 1974 y desde
entonces ha tenido un curso de vida acorde con lo que hace una persona decente,
llena de vida y cargada de sueños: fundó su propia familia, se alineó con los
ideales del servicio a las comunidades y se dedicó a labrar el sueño de
servirle a sus coterráneos desde la esfera privada y desde las posiciones de
Gobierno.
Pero para conocer mejor a este ciudadano que aspira a regir
los destinos de Maicao, los invito a conocer más acerca de sus inicios, de su
trayectoria y de sus proyecciones.
Nacimiento, primeros años y familia
En primer lugar, es bueno saber que Dasuki nació en Maicao. A
pesar de que algunos lo conocen como “El Turco” y de que domina a la perfección
el idioma árabe, Dasuki es uno de esos ciudadanos que hacen parte de la rica
mezcla cultural y racial sobre la que se basa la identidad de los maicaeros.
Maicao fue un cruce de todos los caminos que venían y
llevaban a todas partes. Un puente entre Oriente y occidente en la península de
La Guajira y por eso acá encontramos afrodescendientes, israelíes, paisas,
zenúes, caribeños, europeos, guajiros no maicaeros, brasileros y árabes procedentes
de varios países como Siria, Líbano y Jordania.
En estas tierras no existe, lo que se dice el maicaero de cuatro
generaciones. Me explico bien: todos los maicaeros tenemos ancestros nacidos en
otras partes: en algunos casos los inmigrantes fueron nuestros padres y en
otros casos los abuelos o los bisabuelos. Eso es lo bueno de Maicao: a cada raza y a
cada cultura le hemos heredado lo mejor y ahí vamos avanzando en el difícil
proceso de construir las columnas de nuestra identidad.
Pero volvamos a Mohamed Dasuki que es el maicaero que hoy nos
ocupa. Él nació en el hospital San José de Maicao en ese año 1974 en que
nuestro comercio era bullicioso y pujante (como dice el himno municipal). Sus padres llegaron atraídos por esa
circunstancia después de vivir un tiempo en otras ciudades y municipios como
Medellín y Fundación. Eran
comerciantes libaneses de clase media baja ansiosos de abrirse nuevas
oportunidades para sostener a sus familias. Llegaron a Colombia como muchos
otros de sus compatriotas con la esperanza de trabajar duro en lo que más
sabían hacer: comprar y vender
mercancías a buen precio para satisfacer las necesidades de su clientela.
En Maicao se establecieron, se amañaron, conocieron personas
que los ayudaron y se quedaron a vivir aquí con su familia. Se enamoraron de
Maicao, pero fueron fieles a sus usos y costumbres, a su práctica del islam y
al profundo nacionalismo que los ligaba a su patria, el bello país heredero de
la inteligencia comercial de los fenicios. Sus hijos habían nacido en los
pueblos donde habían vivido: Fundación, La Paz y Maicao. El honor de nacer en
tierras guajiras le correspondió, precisamente, a Mohamed.
Mamuhd Dasuki y Ramzieh Hajj formaban una bonita pareja. Trabajaban
todo el día y en la tarde tomaban el té con galletas horneadas en casa junto a
sus paisanos. Era una bella rutina que, sin embargo, no alcanzaba para que
olvidaran sus orígenes. Por eso se
preocuparon de que sus hijos viajaran a El Líbano para que conocieran a los
abuelos, a los tíos y se empaparan mejor de las costumbres, de la fe islámica y
del idioma árabe.
Líbano es muy bello, su arquitectura combina la herencia de
templos romanos y fenicios muy bien conservados y su arquitectura tiene gran
influencia de países árabes con grandes mezquitas que conviven con templos de
las iglesias cristianas maronitas u ortodoxas, así como modernos rascacielos.
Su índice de Desarrollo Humano es uno de los más altos del mundo árabe y en sus
fértiles territorios crecen todo tipo de cultivos alentados por las cuatro
estaciones.
Sin embargo, no todo era color de rosa. En los años ochenta
soportaron sangrientas guerras que causaron muerte y desolación.
Regreso de los Dasuki a Maicao
Los Dasuki prefirieron regresar a Maicao en donde Mohamed
creció desarrollando un gran amor al esfuerzo y trabajo. Contrario a otros
muchachos de su edad que se dedicaban a administrar el almacén de sus padres,
él debió emplearse como jornalero en los almacenes de comerciantes libaneses.
En este duro oficio conoció a muchas personas que desempeñaban el mismo oficio;
ellos les contaban las duras necesidades de su familia, los problemas de sus
barrios, las carencias con las que se enfrentaban todos los días. Se acostumbró a andar con ellos y a hacerse
amigo de sus familias. En ese contacto
con la gente de los sectores más populares de la ciudad nació su inclinación
por el servicio a la gente humilde desde lo público. Y esto, marcaría el inicio
de su futura vocación de servidor público.
Matrimonio e hijos
Contrajo matrimonio con Wisad Waked Machado, con quien tiene
cuatro hermosas hijas Jasmín, islam, Aya y Jinam) y un saludable y travieso
varoncito (Adam) quienes han sabido ganarse su corazón y se han convertido en
la principal razón de ser de su lucha cotidiana. Todos sus hijos están en edad escolar
y tienen una gran dedicación no solo a sus estudios sino a las actividades de
la mezquita a la que asisten regularmente con entusiasmo y mucha fe.
Empresario del comercio
Con los ahorros y la ayuda de algunos amigos logró abrir su
propio almacén dedicado al ramo de los calzados, el cual llevaría por nombre
Jasmín, como su hija mayor; en su rol de empresario se dedicó a defender las
causas del comercio de Maicao entre ellas la ampliación de cupos para la introducción
de mercancías y la sostenibilidad de Puerto Nuevo el puerto artesanal por el
que entran a La Guajira las mercancías del comercio de Maicao.
También se comprometió con el mejoramiento de la seguridad.
Para tal efecto se hizo miembro de la Policía Cívica y acompañó a las
autoridades y a la comunidad en la definición de políticas para mejorar la
seguridad ciudadana.
Una curiosa forma de convertirse en diputado
En el año 2012 algunos amigos lo invitaron a participar en
política y lo inscribieron en la lista del partido de la U a la asamblea, como
una forma de que se diera a conocer y se abriera paso en la vida política para
apuntalar futuras aspiraciones. En otras palabras, lo metieron “de relleno”
como se dice el argot político.
Pero el candidato que iba a ser el relleno, el “arrastra
votos”, se dedicó a recorrer el departamento de norte a sur y de este a oeste y
sorprendió a todos con la más alta votación, lo que valió para que ganara su
credencial como diputado del departamento. En la asamblea dio grandes debates a favor de
la construcción del estadio de Maicao, del mejoramiento del sistema de salud
del departamento y denunció la delicada situación de las comunidades wayüu de
la Alta y Media Guajira, las cuales se encontraban abandonadas a su suerte. Los
debates convocados por Dasuki hicieron que la Asamblea del Departamento
recuperara su credibilidad, puesto que el pueblo se sentí representado por el
diputado que expresaba lo que el pueblo quería decir y hacía las preguntas que
el pueblo quería hacer.
En las elecciones del 2015 Mohamed Dasuki se postuló como
candidato a la alcaldía de Maicao, en un ejercicio que le permitió alcanzar una
copiosa votación, gracias al respaldo de los sectores populares.
La anhelada fusión de fuerzas
Unos meses después de las elecciones, en un encomiable gesto
de civilidad política los maicaeros fueron testigos de la unión de tres de las
más grandes fuerzas políticas contemporáneas, cuyos representantes participaron
en el proceso electoral del 2015 y alcanzaron una alta votación. Fueron ellos
Aldrin Quintana Ustate, del partido liberal; Alejandro Rutto Martínez, del Movimiento
Alternativo Indígena y Social (MAIS) y Mohamed Dasuki en representación del
Movimiento Comercio y Seguridad.
A ellos se sumó un fuerte grupo de concejales denominado G-10. Los líderes de esta nueva fuerza escogieron a
Mohamed Dasuki para que fuera su representante en las elecciones del año 2.019
con el compromiso de brindarle todo el apoyo necesario para conquistar las
simpatías de los electores y producir el cambio que tanto anhelan los
maicaeros.
Estudiante Universitario
Dasuki es un profesional empírico y como tal ha tenido
trabajo de liderazgo empresarial, pero su amor a la educación lo llevó a matricularse
en el programa de administración de empresas en la Universidad de La Guajira.
Desde hace varios meses combina su trabajo de comerciante con sus actividades
académicas. En una gran demostración de disciplina y pasión por lo que hace, dedica
tiempo a cada una de sus actividades.
Entereza y humildad
Mohamed Dasuki ha asumido su rol de aspirante con entereza,
con humildad y con gran sentido de amor por su patria chica. Hoy en día está
concentrado en este proyecto, consciente de que Maicao necesita del esfuerzo de
sus mejores hijos. Camina las calles del centro, de los barrios y el mercado
público, saluda a la gente, le pregunta por la familia y les expone brevemente
su plan de trabajo. Luego va a donde la vendedora de avena y pide un vaso
acompañado por un buñuelo.
Después sale de prisa en un motocarro hacia sus
clases en la Universidad de La Guajira. Mientras el se desplaza en ese sencillo
vehículo, la gente del pueblo comenta “yo voy con el turco”. Aunque todos ellos
saben que Dasuki nació en Maicao y tiene los brazos, el rostro y el alma untada
del polvo que se levanta desde el suelo de su querida tierra guajira.