En día llegó y fue el 26 de agosto, por sugerencia de Nilse Blanquiceth, una líder de la zona quien nos hizo la invitación para celebrar mis treinta y cuatro años de matrimonio con Carlene, su amiga desde los tiempos en que aún no había ocurrido el diluvio universal. En atención a las sugerencias recibidas nos hospedamos la noche anterior en un hotel del barrio Once de Noviembre de Santa Marta, el cual tiene un nombre bien simpático: Hotel, ubicado en plena Troncal del Caribe, diagonal a la Tienda Ara del Barrio.
-“Mañana los recojo a las 5 de la
mañana”, nos dijo nuestra querida anfitriona y acto seguido nos dejó en manos
de los recepcionistas. El hotel es muy bonito, tiene lo esencial y la atención
que nos brindaron fue espléndida.
Dormimos con el temor de no
despertar temprano, después del cansancio de un día de bastante ajetreo, pero a
las cuatro de la mañana la preocupación se disipó por completo cuando comenzó a
roncar la primera tractomula en el parqueadero del hotel. Y cuando el sueño nos
vencía otra vez, el rugido de otro de estos pesados camiones nos puso de nuevo
en alerta.
A la hora fijada nos recogió
Nilse en un Montero Mitsubishi marrón modelo 91, conducido por el joven Carlos
Riátiga, un biólogo enamorado de la naturaleza y del turismo, quien conoce muy
los parajes de la Sierra Nevada, los accidentes geográficos de la zona y vive
enamorado de la naturaleza, pero, sobre todo, del mar.
Antes de iniciar el recorrido
hubo una parada en zona de alimentación. Los hambrientos viajeros eligieron unas
empanadas reforzadas que más parecía un “calentao” paisa, muy grande y
aprovisionada con múltiples ingredientes. El día comenzaba muy bien y pintaba
como una gran jornada.
El montero inició la marcha y
tras un breve recorrido por la Troncal del Caribe giró a la izquierda, por la
entrada del Parque Tayrona. El camino es un carreteable en buen estado al cual
se le nota que tuvo mejores épocas con tramos que conservan lo que fue el
asfalto que lo cubrió. Carlos nos
anticipó que el recorrido duraría unos cincuenta minutos hasta el punto en que
tomaríamos una lancha para hacer la travesía marítima que nos llevaría al
destino final.
Cruzamos por un bosque seco tropical poblado de trupíos y cardones y muy pronto tuvimos a nuestra izquierda la majestuosidad del Mar Caribe que se asomaba por entre la vegetación y luego volvía a esconderse. En unos minutos llegamos al mirador conocido como Siete Olas en donde pudimos apreciar el espectáculo indescriptible de un mar cristalino en su romance con la serranía dentro de la Ensenada de Neguanje.
Después de las fotos de rigor y de las explicaciones de nuestro guía proseguimos la marcha hasta otro punto desde donde tomamos nuestra lancha con destino a Playa Cristal, uno de los lugares más hermosos de Colombia. El trayecto nos ofreció un paisaje bellísimo, mezcla de mar cristalino y de montañas tupidas de verde y recortadas contra un cielo inmensamente azul.
Desembarcamos en Playa Cristal en donde Nilse es toda una celebridad, la gente le reconoce su liderazgo, su trabajo para mantenerlos unidos y alrededor de algo que es una obsesión para todos ellos: la protección del Parque Tayrona, sus playas, su mar cristalino, sus corales. En fin, no sólo son proveedores de servicios turísticos sino protectores y guardianes de la naturaleza.
Libardo Quintero Redondo, un dibullero que desde hace varios años trabaja en el turismo, nos explica que Playa Cristal, antes conocida como playa del Muerto, se divide en tres segmentos: Uno destinado exclusivamente para la llegada de las lanchas, otro para las carpas en donde descansan los turistas y el tercero al que está prohibido llegar porque es el santuario de los corales y hay que protegerlos al máximo.
Nos parqueamos en nuestra carpa a escuchar las historias de Nilse sobre la forma en que la comunidad de prestadores de servicios se viene organizando desde hace varios años. Son personas humildes y muy trabajadoras cuya jornada se inicia con el día y termina bien entrada la tarde cuando todos, trabajadores y turistas regresan a Santa Marta. Son varias familias las que operan el negocio y todas comparten el trabajo de mantener las playas limpias y de atender bien a los visitantes. Se propusieron erradicar el sistema de ventas ambulantes para que los viajeros no se sientan agobiados y establecieron precios claros para que nadie abuse de los clientes.
Aprendieron a respetar las costumbres de los pueblos indígenas de la Sierra Nevada, los Kogis, Arhuacos, Arzarios y Wiwas. Por eso saben que hay tres temporadas en el año en las que no pueden venir a este lugar, pues son tiempos en los que los hermanos mayores están haciendo sus pagamentos y rituales de purificación y recuperación de la madre tierra
Mientras nos invitaba a degustar una deliciosa ensalada de frutas preparada por la señora Gladys nos explica que Parques Nacionales los capacita en todas las áreas de sus labores, pero en especial en aquellas relacionadas con la relación ser humano-naturaleza-cultura. Los enseñado a ser grandes emprendedores y ellos han iniciado actividades en sus unidades productivas, como Dercy, una joven morena que ha aprendido el milenario arte de las abuelas para producir deliciosos dulces de frutas que ofrece con singular amabilidad a grandes y chicos.
Entre conversación y conversación
entrábamos al mar y volvíamos a salir, era una delicia estar allí en esa enorme
piscina de agua salada sin olas y de aguas totalmente limpias.
Llegó la hora del delicioso almuerzo consistente sopa de pescado, cojinúa frita, patacones, arroz de coco y ensalada, acompañadas por limonada natural. Como adicional llegaron los aguacates provistos por Yender, un calidoso vendedor experto en combinar su don de la palabra con un respetuoso buen humor.
-Señora, mire, estos aguacates
están tan buenos que me da dolor venderlos”, dice mientras divide en dos un
provocativo aguacate sobre el cual dispersa la sal y las gotas de un enorme
limón.
-“Este limón llora más que mi
abuela cuando va a un velorio”, dice para robarle una sonrisa a sus clientes.
Terminada la exploración nos
indicaron que era hora del retorno. Todos los lugareños recogieron sus
utensilios y herramientas y tomaron lugar en las lanchas para ir hasta la playa
de Neguanje en donde nos esperaban los vehículos que nos regresarían a Santa
Marta. En el regreso tardamos cuarenta y un minutos, 9 minutos menos que en la
ida, porque no paramos de nuevo en el mirador de las Siete Olas.
Hasta aquí este relato sobre el día en que por fin fuimos a Playa Cristal, el viaje terminó, pero los recuerdos perduran.
14 comentarios:
Sólo con ese relato tan minucioso del lugar me parece algo de ensueño y digo: Dios es maravilloso, que bueno es Dios al regalarnos paisajes tan majestuosos. Mis amados el Dios todopoderoso les continue bendiciendo en gran manera. Es mi petición ante el favor de la vida para ustedes. Atte pastora Maria de Vengoechea en la Majayura. Felicidades.
Que interesante conocer y saber que hay personas que no solo los mueve la parte económica sino que aportan cuidados al medio ambiente gracias por compartir
Bendiciones profe y me saluda a mi querida profesora
Hermoso lugar para celebrar sus 34 años
Al leer este relato, poco a poco, me iba trasladando a cada lugar mencionado y me parecía estar tmbn presente, en esa hermosa experiencia. El lenguaje utilizado le da más realismo a lo narrado por este excelente escritor. Felicitaciones Alejandro.
Hermoso lugar, descrito con tu pluma prodigiosa. Con la ayuda de Dios, haré lo posible por ir a conocer tan bello lugar. Espero vencer, cómo tú, mi fijación de manteneme los más cerca posible de la orilla ..y poder carretear...Dios te bendiga, Alejo. Gracias por tan magnífica crónoca
Sin lugar a dudas una bella experiencia y más si es al lado de quien se ama, larga vida a este amor y que lleguen más cosas lindas, los hijos de Dios nos merecemos todo!
Abrazos gigantes para estos dos grandes seres humanos que aprecio mucho.
Fascinante experiencia
La naturaleza inspira
Aida Erudina Díaz Ojeda Toca visitar dicha playa
Hermoso relato entre mas deboraba la lectura sentia que me sumergia en un mundo fascinante recreando la mente con el sentir de la suave brisa marina excelente mi hermano alejandro y felicitaciones a su señora
Gracias, profesor Rutto. Me encanta tu manera de mostrar nuestras maravillas naturales y a su vez, invitarnos a cuidarlas. Gracias por estar ahí. Espero continuar disfrutando tus atractivas obras de arte literario.
Muy hermoso, me alegra que hayan disfrutado ese gran regalo de parte de Dios para celebrar su aniversario y ver las maravillas de su creación.
Hermoso lugar de ensueño para soñar despierto y que se haga realidad...personas como la hermana Blanquiset, son muy valiosas y que osadía de su parte para hacerles vivir una experiencia inolvidable, Dios continúe bendiciendo sus vidas y que sigan siempre unidos en ese vínculo precioso como es el AMOR.
Bendiciones para nuestra hermana Emilse, mujeres como esa hay pocas...
Con mucho cariño: Sonia Rocha.
Con ese relato dan ganas de conocer tan hermoso lugar, así debe ser el turismo, respetuoso con la naturaleza,gracias profe por compartir tan bonita experiencia, bendiciones para usted y su esposa .
Profe Alejo, con esa descripción del paradisíaco lugar, después de admirar y agradecer a Dios esa majestuosa obra, solo queda hacer ahorros y visitarlo.
Publicar un comentario