viernes, 13 de febrero de 2009

Frutoterapia

Por: Enrique Herrera Barros

Cuando Rita Coronado de Barros, mi abuela vivía en Dibulla de donde son nuestros ancestros, tuvo la oportunidad de ver y palpar según ella me contó años después los frutos mas grandes y jugosos que humano alguno pueda imaginar, tanto es así que me decía que cuando le mandaban a los Gneeco Coronado a Riohacha, los sapotes y mameyes, y los aguacates, se los marcaban con su nombre completo en derredor, para que nadie, sino ellos los disfrutaran, me decía que los racimos de plátano llegaban a tener ciento cincuenta unidades, y hasta mas, que la malanga y la batata que bajaban los arhuacos de la Sierra cada una llegaba a pesar entre cinco y diez libras, que el cacao era descomunal, y que el café era tan delicioso que se tostaba y molía en los patios de las casas y que vecino que se respetara tenía una totumita que la pasaba por entre la cerca para que le sirvieran su porción bien de madrugada o a cualquier hora del día y que se lo tomaban normalmente alrededor de una conversación y que mas de uno terminó en un explosivo amorío con un chorro de muchachitos que hoy apellidan a mas de uno de los que estamos en este mundo.
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Ahora que parece impajaritable la venida de los aviones de Aruba y las Antillas holandesas, se me ocurre que bien debiéramos prepararnos para recibir con frutas a toda esa gente que anda por el mundo en busca de salud, a través de lo que hoy se denomina la FRUTOTERAPIA, y que no es otra cosa que la ingestión de toda esa caterva de frutos salidos de las entrañas de nuestra noble tierra rica en nutrientes que comidas así como Dios nos la da son una medicina natural mejor que mil inyecciones de vitamina, que normalmente cuando arreglan una cosa desarreglan otra, vr. Gr. Tamarindos, la fruta de la pasión, o maracuyá, la papaya, los limones, las naranjas y un sinnumero de frutas que solo aquí en La Guajira se consiguen para mas de un remedio y para la piel de las señoras que tan pinchadas son.
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Me pregunto, hay una frutera con todas las de la regla en la troncal del Caribe, en el Sur? Aquí mismo en Riohacha, limpia, bonita, capaz de servir un plato de ensalada de frutas con las diez mil combinaciones con que cuenta la buena mesa? Leche condensada? Una copa de vino? Agua fresca y pura?
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A eso vendrán los caribeños y europeos que entran por allá, y eso no es paja, porque van a Medellín y a Bogotá, que es mas caro y mas lejos, y de los hoteles que?
Esa gente esta acostumbrada al buen vivir y paga lo que sea por un buen servicio.
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No les estoy cobrando si no que me lo vayan buscando, porque este esfuerzo que ha hecho el señor Ivan Alvear, no se puede desperdiciar, porque ese tiempo invertido, hasta los santos lo lloran, si se pierde.
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Señores directores de Turismo, no esperen a que lleguen los aviones adelántense, porque entre otras cosas, ya ni pescado hay, porque se lo llevan para otra parte, por toneladas, entero entre otras cosas, cuando aquí aplicándole los valores agregados, esto es fritándolos, fileteándolos, apanandolos, sancochándolos, o como dijera Mingo Riveira, asen, guisen, sopen, se venderían en mejor precio, y habría trabajo para mas gente, no les parece?

1 comentario:

Anónimo dijo...

El ser humano requiere alimentos que le ayuden a construir y a restaurar su organismo. Las frutas son alimentos ricos en edificadores (las proteínas), combustibles (los lípidos) y alimentos de fuerza (los glúcidos), además del resto de componentes que son vitales y que los contienen en diferentes cantidades. www.bellezanuestra.com

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