“Abran las ventanas para que entre Antanas y el sol” Actores y actrices colombianos
Por: Martín López González
Cambiar al Presidente Uribe por el Dr. Mockus y al vice-pachito por el Dr. Fajardo de la casa de Nariño es el comienzo de un gran exorcismo a esa edificación que en los últimos ocho años ha estado plagada de espíritus malignos. Como siempre, ese ritual católico incluye en su repertorio la repetición continua de oraciones implorando la Santa Cruz; en contraste en este atípico caso esas expresiones son: legalidad; la vida es sagrada; no todo se vale, entre otras.
Los peores gritos y convulsiones se producen al inicio de la oración de conjuro. “Hay que ganar en primera vuelta para ahorrarle $90.000 millones al país y construir 20 mega-colegios”. Los malignos escupen, gritan y lanzan terribles alaridos e insultos, ante el dictado a viva voz de la orden de expulsión del pueblo, expresada en una gran ola verde que aumenta día a día. Por supuesto, no podría faltar el uso de objetos perjudiciales para esa entidad, que tomó posesión de la Casa de Nariño desde el 2002. Habitualmente en esas prácticas se utilizan crucifijos, agua bendita, etc; mientras que en la que nos ocupa se emplearan las palabras: lápices, la Constitución, girasoles, etc.
Cabe señalar el carácter eminentemente religioso y moral del exorcismo; es una consecuencia natural y lógica de la creencia generalizada del pueblo colombiano y, en especial, de las madres de Soacha en la posesión diabólica del Palacio Presidencial y su Ministerio de Defensa. Su aplicación directa a personas y a cosas está fundada en la promesa de Cristo (San Marcos, 16, 17).Las expresiones y los símbolos usadas en el ejercicio antidemoníaco son las banderas éticas enarboladas en un intento exitoso de quebrar en mil pedazos el conjuro perverso de corrupción que sostiene y justifica la guerra fratricida.
En todo procedimiento de esta naturaleza se sigue una secuencia de eventos, generalmente la fuerza exorcista: Coloca un crucifijo ante la persona o lugar poseído; para el caso, el cruce de dos movimientos, resultando la alianza Mockus- Fajardo; ordena al diablo que se limite a contestar, es decir, se le exige a Santos, Arias, José Obdulio, etc., cuentas por las acciones de sus gestiones; no debe creer nada de lo que oiga o vea hacer al poseso, la Prosperidad Democrática sin Legalidad es la cultura del narcotráfico.
También le pregunta el número y el nombre de los «entes malignos» que lo poseen y la fecha de la posesión, es sabido que desde el 7 de agosto de 2002 llegaron a Palacio los espíritus más perversos del averno. Hacer la señal de la cruz donde más se acuse la alteración, en este caso en el Ministerio de Defensa, es otro de los pasos importantes. Así, también, rociar con agua bendita a todo lo poseído, equivalente a eliminar todo vestigio maligno de la Casa de Nariño y repetir las oraciones que más atormenten al poseso, la vida es sagrada y Legalidad Democrática.
En el caso de marras no es necesario hacerle la pregunta al demonio por el móvil de la posesión y la zona donde se encuentra pues ésta es generalizada y motivada por las ansias de poder y dinero. Lo que llevo a espiar a magistrados, periodistas y oponentes; favorecer a ricos hacendados con más dinero; meter mafiosos a Palacio para conspirar contra la Corte Suprema; propiciar entre las filas del Ejército la comisión de más de 2.000 ejecuciones extrajudiciales; invadir a un país extranjero en busca de eliminar a su enemigo; usar emblemas de la Cruz Roja Internacional para obtener una victoria táctica; repartir notarías y dádivas entre el Congreso en función de la segunda tentativa de reelección, entre otras malignidades insólitas.
Hasta ahora la película El exorcista escrita por William Peter Blatty ha sido demasiado turbadora para ser exacta; no es recomendable a personas con padecimientos del corazón. Sólo la realidad colombiana supera a la escalofriante ficción de este autor. El terror de las historias salida de Palacio durante la referida posesión, cual caja de Pandora, contienen los males que han contaminado a Colombia de desgracias, llevándonos a situaciones siniestras que arrugan el alma. ¡Solo la esperanza que llevan los colombianos en su corazón y su verde fulgurante detiene esa violencia demoniaca!
Por: Martín López González
Cambiar al Presidente Uribe por el Dr. Mockus y al vice-pachito por el Dr. Fajardo de la casa de Nariño es el comienzo de un gran exorcismo a esa edificación que en los últimos ocho años ha estado plagada de espíritus malignos. Como siempre, ese ritual católico incluye en su repertorio la repetición continua de oraciones implorando la Santa Cruz; en contraste en este atípico caso esas expresiones son: legalidad; la vida es sagrada; no todo se vale, entre otras.
Los peores gritos y convulsiones se producen al inicio de la oración de conjuro. “Hay que ganar en primera vuelta para ahorrarle $90.000 millones al país y construir 20 mega-colegios”. Los malignos escupen, gritan y lanzan terribles alaridos e insultos, ante el dictado a viva voz de la orden de expulsión del pueblo, expresada en una gran ola verde que aumenta día a día. Por supuesto, no podría faltar el uso de objetos perjudiciales para esa entidad, que tomó posesión de la Casa de Nariño desde el 2002. Habitualmente en esas prácticas se utilizan crucifijos, agua bendita, etc; mientras que en la que nos ocupa se emplearan las palabras: lápices, la Constitución, girasoles, etc.
Cabe señalar el carácter eminentemente religioso y moral del exorcismo; es una consecuencia natural y lógica de la creencia generalizada del pueblo colombiano y, en especial, de las madres de Soacha en la posesión diabólica del Palacio Presidencial y su Ministerio de Defensa. Su aplicación directa a personas y a cosas está fundada en la promesa de Cristo (San Marcos, 16, 17).Las expresiones y los símbolos usadas en el ejercicio antidemoníaco son las banderas éticas enarboladas en un intento exitoso de quebrar en mil pedazos el conjuro perverso de corrupción que sostiene y justifica la guerra fratricida.
En todo procedimiento de esta naturaleza se sigue una secuencia de eventos, generalmente la fuerza exorcista: Coloca un crucifijo ante la persona o lugar poseído; para el caso, el cruce de dos movimientos, resultando la alianza Mockus- Fajardo; ordena al diablo que se limite a contestar, es decir, se le exige a Santos, Arias, José Obdulio, etc., cuentas por las acciones de sus gestiones; no debe creer nada de lo que oiga o vea hacer al poseso, la Prosperidad Democrática sin Legalidad es la cultura del narcotráfico.
También le pregunta el número y el nombre de los «entes malignos» que lo poseen y la fecha de la posesión, es sabido que desde el 7 de agosto de 2002 llegaron a Palacio los espíritus más perversos del averno. Hacer la señal de la cruz donde más se acuse la alteración, en este caso en el Ministerio de Defensa, es otro de los pasos importantes. Así, también, rociar con agua bendita a todo lo poseído, equivalente a eliminar todo vestigio maligno de la Casa de Nariño y repetir las oraciones que más atormenten al poseso, la vida es sagrada y Legalidad Democrática.
En el caso de marras no es necesario hacerle la pregunta al demonio por el móvil de la posesión y la zona donde se encuentra pues ésta es generalizada y motivada por las ansias de poder y dinero. Lo que llevo a espiar a magistrados, periodistas y oponentes; favorecer a ricos hacendados con más dinero; meter mafiosos a Palacio para conspirar contra la Corte Suprema; propiciar entre las filas del Ejército la comisión de más de 2.000 ejecuciones extrajudiciales; invadir a un país extranjero en busca de eliminar a su enemigo; usar emblemas de la Cruz Roja Internacional para obtener una victoria táctica; repartir notarías y dádivas entre el Congreso en función de la segunda tentativa de reelección, entre otras malignidades insólitas.
Hasta ahora la película El exorcista escrita por William Peter Blatty ha sido demasiado turbadora para ser exacta; no es recomendable a personas con padecimientos del corazón. Sólo la realidad colombiana supera a la escalofriante ficción de este autor. El terror de las historias salida de Palacio durante la referida posesión, cual caja de Pandora, contienen los males que han contaminado a Colombia de desgracias, llevándonos a situaciones siniestras que arrugan el alma. ¡Solo la esperanza que llevan los colombianos en su corazón y su verde fulgurante detiene esa violencia demoniaca!
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