Por: Paola Johana Martínez Ortíz
Uno de los propósitos de la mujer en la vida natural es reproducirse, unirse con el hombre en una sola carne como lo dice la sagrada escritura, para luego construir una familia; es un mandato divino. Pero ¿qué sucede cuando la mujer está imposibilitada para concebir y no puede cumplir con su naturaleza procreadora?, y lo que es más preocupante cuando encontramos que hombres casados llegan a tener hijos por fuera de sus hogares a veces con le excusa machista de que su esposa no le puede dar hijos. Esta es la historia de una mujer llamada Ana, que vivió exactamente la misma situación planteada.
Ana quien era esposa de Elcana tenía un profundo dolor porque Dios no la había regalado hijos, y Penina, quien era la otra mujer de su esposo; y quien tenía hijos con él la irritaba, enojándola con su burla destructora; Ana lloraba y no comía por su profundo dolor, pero su esposo la amaba más que a Penina y eso reconfortaba un poco, sin embargo Ana no estaría tranquila y Feliz hasta no concebir un hijo, lo que sería un “milagro”.
Ana entendió que los milagros le pertenecen a Dios, por lo que oró a él en total angustia pidiéndole aquel hijo que tanto deseaba. Ana hizo una promesa sobre una promesa, Ana le dijo a Dios que si le concedía un hijo ella lo dedicaría a él todos los días de su vida, (1 Samuel, 1:11) .Ella no se rendiría; no aceptaría un no por respuesta. Puso Ana su confianza en Dios y no estuvo más triste porque sabía que él le concedería su milagro.
A su tiempo llegó Samuel “la promesa”, quien fue dedicado a Dios y él lo hizo profeta en su nación, de esta manera Dios concedió el anhelo de Ana; Dios no se había olvidado de ella, solo estaba esperando que ella recurriera a él para demostrarle que él es el que nos hace caminar sobre las alturas y nos da honra delante de nuestros opresores, porque él usa todas las cosas a nuestro favor.
Bueno al final Penina no fue tan mala, yo en lugar de Ana le bendeciría, Si Ana no habría tenido a Penina, quien sabe si habría llegado a orar con semejante desesperación. Ana dijo: "Señor, me tienes que dar ese hijo, al menos para callar las burlas de Penina.
Necesitamos, aunque no nos guste, que Dios nos impida de algo por algún tiempo para que concibamos a Samuel que representa la “promesa” de Dios en nuestras vidas. El Señor usa y permite que entremos en crisis para que concibamos y demos a luz sus propósitos. Penina hace falta en los planes de Dios, Penina es quien nos reta a luchar por la promesas de Dios, es quien nos acorrala a tal punto que sólo en su presencia podamos encontrar una respuesta.
Hoy te invito a que tomes cada uno de tus problemas los conviertas en un peldaño, los hagas una escalera y te subas por encima de ellos para llegar a la cima de las promesas de Dios.
Los problemas no se acabarán, ellos al igual que Penina nos inyectan valor para reclamar el lugar que nos pertenece y que Dios nos ha prometido.
Bendita seas Penina, benditas sean las Dificultades porque nos acercan más a Dios.
Romanos 8:28 : Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
1 comentario:
Exelente histooria
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