lunes, 27 de octubre de 2008

Respuesta a María Isabel Rueda: Lo que no aguanto de ciertos uribistas

Por: Kenneth Rivadeneira Ducand

En una de sus recientes columnas, haciendo referencia a la protesta indígena, María Isabel Rueda se desahogó explicandoles a los lectores de El Tiempo lo que no se aguanta del tema indígena. Hoy le quiero expresar, lo que no me aguanto de ciertos uribistas.

En primer termino, los indígenas tienen todo el derecho del mundo a preservar su cultura y tradiciones, sin que ello de lugar a calificativos absurdos como el de atraso.

La propia Constitución de 1991 considera a Colombia como una nación plurietnica y pluricultural, y como fundamento del Estado se consagra la protección y supervivencia de lo pueblos indígenas.

La carta política les da el reconocimiento de entidades territoriales con autonomía administrativa, política, cultural y jurídica.

Esto no se lo han inventado los indígenas, por el contrario, lo ratifica la Organización Internacional del Trabajo OIT en el Convenio 169, la Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas y la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 13 de septiembre de 2007.

El bloqueo de la carretera Panamericana, obedece al convencimiento de que estamos ante un Gobierno que solo escucha y reconoce derechos mediante vías de hecho. Y ni hablar de la sistemática estigmatización de terroristas y guerrilleros, a todo aquel que se atreva a gritar sus justos reclamos. La Minga de Resistencia Indígena y Popular es totalmente legítima, y no porque sean: indígenas. No María Isabel, simplemente son seres humanos.

La tierra es uno de los ejes del descontento popular. De hecho un informe de la Procuraduría General de la Nación señala que son "15.663 hectáreas a las que tiene derecho los paeces como reparación por la masacre de El Nilo (Cauca), en 1991, en la que murieron 20 nativos".

Pero la realidad indica que solo se han comprado 7.491 hectáreas. Las cifras no mienten. Y el propio Ministerio Público reconoce el incumplimiento del Gobierno con los indígenas. En este caso María Isabel, es el Gobierno quien no se ha sentido con la obligación de cumplir con la Constitución y las leyes de Colombia, no lo indígenas.

Ahora, es cierto que los disturbios dejan como saldo 70 agentes de la Policía heridos. Pero no olvide usted columnista, que también van 121 indígenas heridos –el 15% por armas de fuego y artefactos explosivos- y tres muertos.

Y de 2002 al 2008 –en el Gobierno de la Seguridad Democrática- la cifra de asesinatos contra indígenas es de 1.256. Así como 55 mil desplazados, 400 mil más se encuentran sin acceso a tierras, y en peligro de extinción permanecen 18 pueblos.

Ser indígena no otorga patente de corso. Las cifras y los hechos demuestran una vez más, que los indígenas son unas víctimas eternas de quienes han ostentado tan macabro título.

No es justo que después de 500 años de saqueos, exterminios y violaciones; hoy se les pretenda criminalizar.

De hecho en medio de la paranoia del ejecutivo, a juicio del columnista Cristian Valencia "no resultaría extraño que todos comencemos a ver guerrilleros por todos lados, completamente macartizados, enajenados por un discurso díscolo que llevará al país a la muy ansiada hecatombe.

Y no se aterre si el día de mañana usted mismo comienza a parecer sospechoso, porque al paso que vamos sospechosos seremos todos".

SE ME OLVIDABA. A María Isabel Rueda le recomiendo leer "Brevísima Relación de la Destrucción de Indias", de Fray Bartolomé de las Casas. Las atrocidades que allí se narran la convertirán en una mujer más tolerante frente al tema indígena.

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