Lea también Pecunio y pecunio
“Lo que más tiene que ayudar a combatir el diccionario es el neologismo por ignorancia para no caer en infantilidad, como la niña de Campoamor: inventando palabras nuevas por no saber las viejas todavía”. Ramón Menéndez Pidal
Por: Gustavo Múnera Bohórquez
Menuda confusión se tiene en ocasiones con los sustantivos peculio y pecunia, pues por algún misterio lingüístico el segundo de los citados parió a pecunio y tal paronimia lo convirtió en sinónimo del primero, con tal fuerza que ha llegado a reemplazarlo con pujos de corrección. Pero las cosas deben estar cada una en su lugar para precisión del idioma.
Peculio (del latín peculium), parece provenir de una voz relacionada con las prisiones, según el Diccionario Espasa-Calpe, ya que según su aserto, peculio es el dinero que poseen los presos en cartones o tarjetas. Este término pertenece propiamente a la jerga de instituciones penitenciarias, y le da el carácter de voz técnica, ya que en las penitenciarías se supone está restringida por ley la circulación de dinero en efectivo.
Entonces peculio es el dinero contante y sonante (y constante, en lo posible), en bonos o en bienes de cualquier tipo, que posee una persona. Según María Moliner en su Diccionario de Uso del Español, peculio originalmente son los bienes o caudal que el padre o el señor dejaban al hijo o al siervo para su uso o dinero o bienes de una persona (“eso lo he pagado yo de mi peculio”) e iguala metafóricamente peculio a bolsillo (“eso lo he pagado yo de mi bolsillo”). Nada habla del origen carcelario de la palabra.
Por otra parte, pecunia es el dinero o moneda como valor de cambio general, no como hacienda particular. Se trata de una palabra en uso desde principios del siglo XX, según el Diccionario de Argot Español de Luis Besses (1910), de la lengua jergal gitana, delincuente profesional y popular, como reza la obra. La pecunia constituye el objeto de estudio de la crematística, palabra y materia que apasionaba al inolvidable hacendista Alfonso Palacio Rudas, El Cofrade (1912-1996), uno de quienes aprendí a no tragar entero.
Por último, cabe mencionar la diferencia que el Diccionario Larousse hace entre los sinónimos crematística, que dice es voz usada preferiblemente para asuntos de alta economía, mientras que para los asuntos de monedas sueltas y de poca monta, se prefiere el uso de pecunia (moneda acuñada o fiduciaria). ¡Quién lo creyera, también en las palabras hay estratos! No existe para los lexicones de español el masculino pecunio y expresamente el Diccionario Panhispánico de Dudas lo descalifica como voz incorrecta. Expresa que proviene del adjetivo pecuniario (relativo a la moneda).
Por: Gustavo Múnera Bohórquez, MD.
CC No. 9.087.730 de Cartagena
e-mail: munerag@gmail.com
Conozca el Portafolio de Servicios de Alejandro Rutto Martínez
“Lo que más tiene que ayudar a combatir el diccionario es el neologismo por ignorancia para no caer en infantilidad, como la niña de Campoamor: inventando palabras nuevas por no saber las viejas todavía”. Ramón Menéndez Pidal
Por: Gustavo Múnera Bohórquez
Menuda confusión se tiene en ocasiones con los sustantivos peculio y pecunia, pues por algún misterio lingüístico el segundo de los citados parió a pecunio y tal paronimia lo convirtió en sinónimo del primero, con tal fuerza que ha llegado a reemplazarlo con pujos de corrección. Pero las cosas deben estar cada una en su lugar para precisión del idioma.
Peculio (del latín peculium), parece provenir de una voz relacionada con las prisiones, según el Diccionario Espasa-Calpe, ya que según su aserto, peculio es el dinero que poseen los presos en cartones o tarjetas. Este término pertenece propiamente a la jerga de instituciones penitenciarias, y le da el carácter de voz técnica, ya que en las penitenciarías se supone está restringida por ley la circulación de dinero en efectivo.
Entonces peculio es el dinero contante y sonante (y constante, en lo posible), en bonos o en bienes de cualquier tipo, que posee una persona. Según María Moliner en su Diccionario de Uso del Español, peculio originalmente son los bienes o caudal que el padre o el señor dejaban al hijo o al siervo para su uso o dinero o bienes de una persona (“eso lo he pagado yo de mi peculio”) e iguala metafóricamente peculio a bolsillo (“eso lo he pagado yo de mi bolsillo”). Nada habla del origen carcelario de la palabra.
Por otra parte, pecunia es el dinero o moneda como valor de cambio general, no como hacienda particular. Se trata de una palabra en uso desde principios del siglo XX, según el Diccionario de Argot Español de Luis Besses (1910), de la lengua jergal gitana, delincuente profesional y popular, como reza la obra. La pecunia constituye el objeto de estudio de la crematística, palabra y materia que apasionaba al inolvidable hacendista Alfonso Palacio Rudas, El Cofrade (1912-1996), uno de quienes aprendí a no tragar entero.
Por último, cabe mencionar la diferencia que el Diccionario Larousse hace entre los sinónimos crematística, que dice es voz usada preferiblemente para asuntos de alta economía, mientras que para los asuntos de monedas sueltas y de poca monta, se prefiere el uso de pecunia (moneda acuñada o fiduciaria). ¡Quién lo creyera, también en las palabras hay estratos! No existe para los lexicones de español el masculino pecunio y expresamente el Diccionario Panhispánico de Dudas lo descalifica como voz incorrecta. Expresa que proviene del adjetivo pecuniario (relativo a la moneda).
Por: Gustavo Múnera Bohórquez, MD.
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