Por Nuria Barbosa León
"Cuando a Cienfuegos llegué
y esa ciudad quise verla
ya que la llaman la perla
ahora le diré por qué"
Esa estrofa de una legendaria canción popularizada por el oriundo Benny Moré es la clave para conocer la sureña ciudad de Cienfuegos.
El desvío desde la Carretera Central, conocida por Ocho Vías, hacia el circuito sur es la señal de proximidad latente. Luego los pueblos de Aguada de Pasajeros y Abreús son palpados a través de las ventanillas.
Ver a lo lejos la bahía y reconocer el Centro Universitario Carlos Rafael Rodríguez es la huella dactilar para identificar a la Perla del Sur, con una población superior a los 400 000 habitantes.
"Cuando a Cienfuegos llegué
y esa ciudad quise verla
ya que la llaman la perla
ahora le diré por qué"
Esa estrofa de una legendaria canción popularizada por el oriundo Benny Moré es la clave para conocer la sureña ciudad de Cienfuegos.
El desvío desde la Carretera Central, conocida por Ocho Vías, hacia el circuito sur es la señal de proximidad latente. Luego los pueblos de Aguada de Pasajeros y Abreús son palpados a través de las ventanillas.
Ver a lo lejos la bahía y reconocer el Centro Universitario Carlos Rafael Rodríguez es la huella dactilar para identificar a la Perla del Sur, con una población superior a los 400 000 habitantes.
Desembocar en el Prado, -guía transversal del centro de la ciudad-, descubrir el boulevard y saludar al Benny Moré en mármol y con tamaño natural es inhalar los olores de una urbe neoclásica, fundada el 22 de abril de 1819 y nombrada, en aquel entonces, como: Colonia Fernandina de Jagua.
Deslumbrante resulta la limpieza y el orden arquitectónico de las calles, admirable es la tranquilidad emanada por las aguas de la bahía quien obsequia a los pobladores esa paz climatológica, tan necesaria para desprender energías.
Un detalle inusual es percatarse del alto nivel de vida porque abundan los comercios y las personas haciendo uso de ellos. La fuente de las riquezas está en las colosales industrias existentes donde la refinería de petróleo, la ciudad nuclear y el turismo llevan la puntera.
En Cienfuegos se repiten las obras sociales creadas por la Revolución: los bancos, las empresas, las organizaciones políticas y de masas.
Imponente a los ojos es el Hospital Clínico Quirúrgico y Docente "Gustavo Aldereguía", con toda su infraestructura en policlínicas, centros sanitarios, hogares maternos y de ancianos, instituciones especializadas en ginecología, psiquiatría y pediatría, más la facultad de ciencias médicas para técnicos y profesionales de la salud.
También brilla, las incontables escuelas primarias, secundarias, preuniversitarios y tecnológicos, a las cuales se suman las de arte y deportes.
Novedad del momento son las petrocasas, donadas por Venezuela y construidas en menos de 60 días para beneplácito de 106 familias.
De la cultura hay mucha tela por donde cortar, pues se mantienen tradiciones milenarias como la retreta en el parque, las veladas culturales en el Liceo y Casino Español, hoy convertidos en biblioteca y museo. Mucho orgullo siente el cienfueguero cuando escucha al Benny o lee las novelas y periódicos escritos por sus residentes.
Símbolo de la cultura es el gran teatro Terry, donde actuaron las mejores compañías de danza, música y artes escénicas del país. Contrastan las antiquísimas iglesias, -- muy visitadas--, se mantienen en pie y repiqueteando las campanas para llamar a sus feligreses a misa.
Las luces del estadio beisbolero "Cinco de Septiembre"se divisan desde todos los puntos cardinales de la ciudad, y se hace acompañar de las academias deportivas por especialidades. Resalta en el Prado la de ajedrez, inundadas por niños a toda hora del día.
Tradición culinaria de Cienfuegos son los productos del mar, platos que se deben rescatar para sus redes de restaurantes y cafeterías.
Quizás el visitante no coincida con el bardo cuando afirmó "Cienfuegos, es la ciudad que más me gusta a mi" pero se puede asegurar que no existe otra urbe igual a ella.
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