Por: Dr. Fabian Fragozo Hani médico neurólogo
Est. Cynthia Patricia Manotas Altamar
Para empezar de hablar de epilepsia debemos hacer claridad en el término de convulsiones las cuales se van a definir como un evento repentino debido a las anormales y excesivas descargas de un grupo de neuronas del sistema nervioso central. Dependiendo de la distribución de las descargas vamos a observar diversas manifestaciones como la contracción y relajación de los músculos de la persona en forma repetitiva, alteración o no de la conciencia (somnolencia, estupor), desmayos, babeo o espuma por la boca, incontinencia urinaria o fecal, caída repentina, entre otros.
La epilepsia hace referencia a una condición en la cual la persona tiene recurrentes convulsiones como consecuencia de un proceso de base crónico. Esta definición implica que una persona con una sola convulsión o con recurrentes convulsiones no es necesariamente epiléptica.
Dentro de las causas conocidas de la epilepsia encontraremos la capacidad que el cerebro normal posee de realizar convulsiones bajo las circunstancias adecuadas como fiebre alta en niños, traumatismos severos en la cabeza y en casos extremos la privación del sueño y los cambios hormonales asociados con el ciclo menstrual, entre otras. Sin embargo no nos podemos olvidar del componente hereditario que estará íntimamente relacionado con los aspectos mencionados anteriormente, sin dejar pasar por alto el desconocimiento, en algunos casos del origen. La epilepsia tiene una gran frecuencia y distribución universal, a pesar que no tiene preferencias por el sexo de la persona, si lo tiene por la edad; de tal forma que los extremos de la vida (infantes y ancianos) son los más afectados.
Saber qué hacer al estar presente en una situación de este estilo va a ser fundamental no solo para los familiares, o espectadores esporádicos, sino también para la persona que está presentando las convulsiones, donde se vuelve bastante vulnerable.
Nuestro primer objetivo es proteger a la persona de la lesión, tratar de impedir la caída y acostar a la persona en el suelo en un área segura, despejar el área de muebles u otros objetos cortantes, colocar un cojín o almohada para apoyar la cabeza de la persona, aflojar las prendas de vestir ajustadas, sobre todo las que están alrededor del cuello, voltear a la persona de lado (si se presenta vómito, buscar un brazalete de identificación médica con instrucciones en caso de convulsiones o crisis epiléptica, permanecer al lado de la persona hasta que se recupere o hasta que llegue asistencia médica profesional. Mientras tanto, vigilar los signos vitales (pulso, frecuencia respiratoria).
Est. Cynthia Patricia Manotas Altamar
Para empezar de hablar de epilepsia debemos hacer claridad en el término de convulsiones las cuales se van a definir como un evento repentino debido a las anormales y excesivas descargas de un grupo de neuronas del sistema nervioso central. Dependiendo de la distribución de las descargas vamos a observar diversas manifestaciones como la contracción y relajación de los músculos de la persona en forma repetitiva, alteración o no de la conciencia (somnolencia, estupor), desmayos, babeo o espuma por la boca, incontinencia urinaria o fecal, caída repentina, entre otros.
La epilepsia hace referencia a una condición en la cual la persona tiene recurrentes convulsiones como consecuencia de un proceso de base crónico. Esta definición implica que una persona con una sola convulsión o con recurrentes convulsiones no es necesariamente epiléptica.
Dentro de las causas conocidas de la epilepsia encontraremos la capacidad que el cerebro normal posee de realizar convulsiones bajo las circunstancias adecuadas como fiebre alta en niños, traumatismos severos en la cabeza y en casos extremos la privación del sueño y los cambios hormonales asociados con el ciclo menstrual, entre otras. Sin embargo no nos podemos olvidar del componente hereditario que estará íntimamente relacionado con los aspectos mencionados anteriormente, sin dejar pasar por alto el desconocimiento, en algunos casos del origen. La epilepsia tiene una gran frecuencia y distribución universal, a pesar que no tiene preferencias por el sexo de la persona, si lo tiene por la edad; de tal forma que los extremos de la vida (infantes y ancianos) son los más afectados.
Saber qué hacer al estar presente en una situación de este estilo va a ser fundamental no solo para los familiares, o espectadores esporádicos, sino también para la persona que está presentando las convulsiones, donde se vuelve bastante vulnerable.
Nuestro primer objetivo es proteger a la persona de la lesión, tratar de impedir la caída y acostar a la persona en el suelo en un área segura, despejar el área de muebles u otros objetos cortantes, colocar un cojín o almohada para apoyar la cabeza de la persona, aflojar las prendas de vestir ajustadas, sobre todo las que están alrededor del cuello, voltear a la persona de lado (si se presenta vómito, buscar un brazalete de identificación médica con instrucciones en caso de convulsiones o crisis epiléptica, permanecer al lado de la persona hasta que se recupere o hasta que llegue asistencia médica profesional. Mientras tanto, vigilar los signos vitales (pulso, frecuencia respiratoria).
No hay comentarios:
Publicar un comentario