Su deceso se produjo esta tarde en Barranquilla
Maicao-. Gran consternación ha causado en esta ciudad la noticia sobre la muerte del periodista Roberto Enrique Pineda, ocurrida hace unos minutos en la ciudad de Barranquilla en una clínica en donde se encontraba internado desde hace aproximadamente quince días debido a reiterados quebrantos de salud.
En diálogos con sus familiares éstos indicaron que la salud de Roberto desmejoró notablemente en los últimos tres días y finalmente hoy se produjo su deceso.
Pionero de la radio maicaera
El propio Ocando le facilitó los medios para trasladarse a Bogotá a gestionar su licencia de locución y su tarjeta profesional de periodista.
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Desde la fecha de su inicio hasta hoy estuvo presente en todas las épocas de la radio maicaera y guajira. Fue uno de los más destacados periodistas de radio Península en los años setenta durante la administración de Aroldo Zapata y posteriormente en el tiempo en que las emisoras Radio Península y Radio Tribuna pertenecieron a la Organización Radial del Caribe.
Desde la fecha de su inicio hasta hoy estuvo presente en todas las épocas de la radio maicaera y guajira. Fue uno de los más destacados periodistas de radio Península en los años setenta durante la administración de Aroldo Zapata y posteriormente en el tiempo en que las emisoras Radio Península y Radio Tribuna pertenecieron a la Organización Radial del Caribe.
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En algunas oportunidades se desplazó a Barranquilla en donde laboró al lado de connotados periodistas en las más prestigiosas emisoras de la capital del Atlántico y en algunas ocasiones laboró también en las emisoras de Riohacha Ondas de Riohacha y Radio Almirante.
En algunas oportunidades se desplazó a Barranquilla en donde laboró al lado de connotados periodistas en las más prestigiosas emisoras de la capital del Atlántico y en algunas ocasiones laboró también en las emisoras de Riohacha Ondas de Riohacha y Radio Almirante.
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La radio le dio su familia
La radio le dio su familia
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Durante su primera etapa en Ondas de Maicao Roberto Pineda conoció a la joven Reina Murieles, por entonces reina de los carnavales, a quien debía entrevistar en función de su trabajo como periodista. De esta relación nació un noviazgo y posteriormente un matrimonio que se mantuvo por toda la vida. De la unión con ella nacieron sus hijos, entre ellos Richard, Eliécer y Claudia Pineda Murieles.
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Una dilatada carrera
Roberto Enrique Pineda le invirtió al periodismo unos 45 años de su vida, de manera especial en la radio y también en la televisión especialmente en el canal comunitario Telecosta.
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Después de sus inicios en Ondas de Maicao pasó a radio Península, Radio Tribuna, La Voz de la Costa (Barranquilla), Radio Almirante, Ondas de Riohacha, Radio 560 La Voz de la pampa, Colombia FM Stereo (Emisora del Ejército Nacional) y Olímpica Estéreo en donde actualmente se desempeñaba como director de noticias.
Después de sus inicios en Ondas de Maicao pasó a radio Península, Radio Tribuna, La Voz de la Costa (Barranquilla), Radio Almirante, Ondas de Riohacha, Radio 560 La Voz de la pampa, Colombia FM Stereo (Emisora del Ejército Nacional) y Olímpica Estéreo en donde actualmente se desempeñaba como director de noticias.
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Uno de sus mejores y más tradicionales programas fue Línea de 500 a través del cual la comunidad presentaba sus quejas e inquietudes sobre los sucesos del día a día en su barrio.
Maestro de periodistas
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Uno de sus mejores y más tradicionales programas fue Línea de 500 a través del cual la comunidad presentaba sus quejas e inquietudes sobre los sucesos del día a día en su barrio.
Maestro de periodistas
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Toda una generación de periodistas reconoce a Roberto Enrique Pineda como su maestro en el mundo de la información. Entre ellos se encuentra Ernesto Acosta Solano, Luis José De la Hoz, Alcides Alfaro Guerra, Harvey Cuesta Siossi y Alejandro Rutto Martínez, quienes reconocen que buena parte de sus conocimientos y oportunidades en sus comienzos lo recibieron de él.
Roberto siempre compartió sus empresas periodísticas sin egoísmos y tenía un modo particularmente diplomático para hacer ver los errores a quienes lo acompañaban. "De esta manera nos ayudaba a crecer y mejorar como profesionales", dijo José Luis De la Hoz, con la voz quebrada por la tristeza.
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