
No importa el trancón, las bocinas ni el llamado cordial ( o grosero) de quienes piden que la conversación finalice para que el tráfico siga su marcha.
La frase predilecta de quienes toman esta actitud contraria a la cultura ciudadana es "estamos en Maicao", como si estar en Maicao nos diera para violar las normas de convivencia.
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