jueves, 13 de febrero de 2014

Jesús: el héroe de sus amigos


Por: Alejandro Rutto Martínez

Tomado de articulo.org

Jesús les dijo: -“Les aseguro que el que cree en mí también hará las obras que yo hago; y hará otras todavía más grande.”

Juan 14:12

Jesús tiene una apacible reunión con sus discípulos en una noche cualquiera en que la brisa fresca rosa el curtido rostro de aquellos galileos que han dedicado los últimos años a esparcir las buenas nuevas en toda la región.  Una vez terminada la cena Jesús se ciñe una toalla y pone agua en un lebrillo.  Un poco después está lavando los pies de sus discípulos. Que alguien lavara los pies a otra persona no era extraño pues se trataba de una costumbre de la época. Una costumbre al parecer en decadencia, pero con firmes raíces en la historia de un pueblo del desierto en el cual era normal que la fina arena se adhiriera a las sandalias y a las extremidades inferiores de los viajeros.  Lavar los pies era una muestra de humildad, de buena educación y de consideración por parte de los buenos anfitriones.

Jesús decide lavar los pies a sus discípulos en un gesto que tiene varias connotaciones:

Jesús se despoja de su investidura de líder y de maestro mediante la cual pudo haber ordenado a cualquiera de sus discípulos que se encargara de lavar los pies de todos sus compañeros y también a él mismo. Sin embargo, prefirió llevar a cabo él mismo aquel acto significativo en que no solo mojó los pies de sus hombres, sino que además se encargó de obtener él mismo el agua y de conseguir la toalla. Es decir, toda la liturgia y cada uno de las escenas de ese bello acto lo tuvo a él mismo como protagonista.
Jesús quiere conservar una tradición de alto contenido simbólico pues no se trata únicamente de dejar limpios los pies sino de ejemplificar la purificación interior de las personas para que éstas no solo tengan unos pies libres el sucio sino un alma libre de la contaminación del pecado.

Jesús no hace acepción de ninguna persona y por igual lava los pies de todos sus discípulos aunque sabe que  uno de ellos no pasará la prueba de fidelidad a su maestro y en su corazón y su mente ronda la idea de traicionarlo. Pero aún judas recibe de Jesús un trato bondadoso, igualitario y generoso.
Jesús reprende a Pedro, quien en un acto de humildad mezclado con su habitual rebeldía manifiesta que no permitirá que sus pies sean lavados.  No se opone a ser lavado pero le parece que no es merecedor de que alguien de tan alta jerarquía espiritual se incline ante él, se humille y le lave sus pies.  El Hijo del Hombre convence a Pedro con un argumento demoledor: “Si no te lavare, no tendrás parte conmigo”  Ante estas razones Pedro se apresura a pedir que le sean lavados los pies y de paso las manos y la cabeza.  Ahora el gesto de sumisión es del discípulo en relación a su maestro.

Jesús sabe que no todos los que están en ese lugar son limpios y lo dice con claridad: “y vosotros limpios estáis, aunque no todos”. ¿Quién le ha dado esa información? Jesús no se engaña y sabe que entre ellos hay alguien cuyo endurecido corazón no ha reverdecido con sus enseñanzas y su buen ejemplo. Los hechos demostrarían que uno de sus discípulos había naufragado ante el poder corruptor de las tentaciones, el dinero y la deslealtad.

Jesús ordena a sus discípulos (a los de aquel tiempo y a los de todos los tiempos) que se laven los pies los unos a los otros, es decir, los invita a ser solidarios, brindarse amistad y darse afecto.  La orden es en sí una invitación a considerar al otro como una parte vital de sí mismo y formar entre todos una familia unida en la fe y en las obras.

Jesús desea que sigamos su ejemplo y hagamos como él ha hecho. E el capítulo 13 versículo 15 del libro de Juan lo dice en unas sencilla pero muy profundas palabras: “Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis”.
Jesús el Maestro nos invita a la unión y a la comunión. Desde nuestro maravilloso estado de hombres libres, quienes hemos ganado nuestra libertad por un noble sacrificio suyo y por nuestra decisión de dedicarnos al servicio de nuestros semejantes.

Alejandro Rutto Martínez es un destacado escritor italo-colombiano que ha dedicado una buena parte de su vida a la enseñanzasobre temas de ética y liderazgo en congresos, seminarios y universidades. Es administrador de empresas egresado de la Universidad de La Guajira y especialista en Administración de programas de Desarrollo Social en la Universidad de Cartagena. Especialista en Orientación Educativa y Desarrollo Humano en la Universidad El Bosque y Especialista en Docencia Universitaria en la Universidad Santo Tomás. Actualmente cursa la maestría en Ciencias de la educación en un convenio entre la Universidad de Matanzas (Cuba) y la Universidad de La Guajira (Colombia). Es autor de seis libros y de numerosos artículos que se pueden leer en www.articulo.org y en su página www.maicaoaldia.blogspot.com. Puedes contactarlo a través del correo electrónico: alejandroruto@gmail.com o seguirlo en twitter: @Alejandrorutto
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jueves, 23 de enero de 2014

El extraño caso del hotel

Tomado de articulo.org

Autor: Alejandro Rutto Martínez

A las siete en punto de la noche, cuando introdujo la llave en la cerradura de la puerta, Ovidio presintió que algo raro iba a sucederle. Contuvo la respiración y giró su mano hacia la izquierda como le había enseñado el camarero del Hotel Granadino cuatro días antes cuando recién llegaba a la ciudad. Empujó suavemente la puerta, dio un paso hacia delante y observó preocupado y estupefacto el espectáculo que se mostraba ante sus ojos: el cuarto estaba... estaba casi vacío. La cama de un solo cuerpo, la nevera-bar, el televisor, la cómoda y la silla habían desaparecido junto con su equipaje, los libros y los periódicos.

En la pared más próxima al baño habían fijado un cuadro en el cual se apreciaba a un hombre de luengas barbas crucificado con la cabeza hacia abajo, lleno de sangre y con un horrible gesto que delataba los espantosos dolores sufridos durante su martirio. Miró hacia todas partes pero no pudo encontrar ningún rastro de los muebles ni de sus objetos personales.

Quiso entrar, para revisar el cuarto de baño con la esperanza de encontrar, al menos, la máquina de afeitar que le regalara su hijo Plinio y su cepillo de dientes, pero lo invadió de repente una sensación de temor y decidió salir lo más rápido que pudo hacia un lugar más seguro. Cuando se disponía a marcharse echó un último vistazo al cuadro. Sus medidas eran de dos metros de alto por uno veinte de ancho.

 El pintor había utilizado colores fuertes pero, sobre todo, el rojo y el anaranjado. El hombre de la imagen estaba envuelto en una sábana y fijado a dos gruesos maderos en forma de cruz por tres clavos exageradamente grandes. La sangre le corría de los pies hacia la cabeza y había salpicado los listones, el manto, la barba y el cabello de la víctima.

Algo en especial le llamó la atención y entonces su angustia fue mayor; cerró la puerta de prisa e hizo un esfuerzo para convencerse de que no era verdad lo que había visto en el último momento: Las gotas de sangre no solo salpicaban el rostro exangüe del crucificado; no solo manchaban su vestidura blanca, no solo se colaba por su barba y su cabello, sino que... salpicaba el piso de la habitación. ¿El piso de la habitación?

No. No era cierto porque la sangre, el cuadro, el hombre muerto y todo lo demás era ficción; producto de la creatividad de algún artista y él, Ovidio Manuel González Iglesia, a sus 58 años, ya estaba muy crecido para andar creyendo en vainas. Caminó presurosamente hacia la escalera por la cual bajaría a la recepción para averiguar por los muebles y por sus pertenencias.

Cuando había recorrido un metro sintió cierto gemido a sus espaldas. ¿Un gemido? No. Tal vez fue un animal. En el tercer piso se alojaba un matrimonio y al niño de éstos le había visto un perrito pekinés en horas de la mañana. Sí, eso era; no había de que preocuparse. Continuó su camino, pero volvió a escuchar un quejido lastimero proveniente de la garganta, ¡no! Del alma de alguien que sufre. Ahora si estaba seguro. No era el ladrido de un pekinés ni el quejido de otro animal. Era el grito apagado de un ser humano al borde de la muerte. Una expresión lastimera, humana y absolutamente sincera de alguien que sufre.

 ¿Qué haría ahora? ¿Continuaría su camino y olvidaría aquel sonido de otro humano quejándose por el dolor? ¿Se quedaría allí esperando un nuevo rastro de la misteriosa voz moribunda? No debió esperar mucho para escuchar de nuevo aquel grito desesperado. La voz lastimera esta en alguna parte, cerca del sitio que él ocupaba ahora en el pasillo. Para ser más exacto, el llamado angustioso provenía ¡Bendito sea Dios! Provenía de la habitación 301 su propia habitación...

 ¿Y qué iba a hacer ahora en ese pasillo largo, solitario y libre de todo rastro humano proveniente de la habitación que él mismo ocupara y cuya llave tenía aún consigo? ¿Huirá despavorido sin saber exactamente de que huía? ¿O se devolvería para enfrentarse de una vez por todas con el misterio y también con el peligro?

 Vio su reloj. Habían transcurrido solo tres minutos desde cuando abandonó el cuarto. Tres largos minutos en los que la tierra había continuado su perenne recorrido alrededor del amo de los astros, pero él seguía ahí petrificado, como le sucedía en las noches lejanas de la infancia cuando sus hermanos mayores y el novio de su hermana se dedicaban a contar cuentos horrorosos e interminables de muertos que regresaban de la tumba; de voces que salían de ninguna parte; de gritos que se sentían en donde no había nadie; de pasos presurosos cuyos dueños nunca fueron vistos; de gritos de vaqueros conduciendo una bulliciosa manada de vacas sin que nadie pudiera ver nunca los animales ni a quienes los guiaban; de ruidos extraños en habitaciones desocupadas; de sombras extrañas....

 En fin... se sintió acobardado como en aquellas noches en las cuales, después de escuchar a los adultos y sus historias macabras durante dos o tres horas, lo único que lo tranquilizaba era meterse en medio de papá y mamá a pesar de las protestas y los regaños de sus viejos. Tan viejos en aquel entonces como lo era él en este día y a esta hora en que el horror se alojaba en cada una de sus células, sin saber si correr en dirección opuesta al peligro o enfrentarlo de una vez por todas sin importa cual fuera el precio de tal acción a la cual algunos llamaban intrepidez pero él había llamado siempre falta de prudencia.

 Sin saber cuándo ni porqué tomó de pronto una decisión. Sacando valor de alguna parte, se devolvió, llegó de nuevo ante la puerta, la abrió sin dubitaciones ni arrepentimientos tardíos para encontrarse con el espectáculo pavoroso (horror) de la miseria humana plasmada en aquel cuadro de tonalidades diversas en que el anaranjado de la tarde conversaba sin afanes con el amarillo del desierto y juntos elaboraban una sintonía de matices inigualables para hacerle una venia al rojo intenso de la sangre derramada en la humanidad exánime de aquel hombre moribundo o muerto, quien pudo haber sido un abuelo feliz de la tierra del sol; o un patriarca sabio del Oriente recóndito; o un pastor de ovejas en la llanura inmensa de la cual hablaban sus hermanos cuando no estaban sumidos en el espeluznante juego de contar historias de finados inconformes y de almas en penas; o un apóstol de los doce que acompañaron al Mesías. El que era y ahí estaba en el lienzo de un pintor desconocido.

 La habitación estaba sola y vacía, salvo por la presencia de ese cuadro de belleza seductora y misteriosa. De ese lugar no podía proceder el gemido de un ser humano; por lo menos no el gemido de un ser de carne y hueso. Paseó la vista por las cuatro paredes de la habitación y no encontró huellas que delataran a alguien que hubiera gemido. Su mirada se detuvo de repente en algo a lo que antes no le había prestado atención; la puerta entre abierta del cuarto de baño.

¿A acaso él no la había visto cerrada cuando entró a la habitación, unos minutos antes? Si, la puerta estaba cerrada, no le cabía la menor duda. Pero ahora estaba ahí, abierta a medias, como retándolo burlonamente para que continuara su minucioso registro. ¿Quién la abriría? Se preguntaba. Esa era una noche de sucesos inexplicables; cuadros insinuantes; gemidos acongojadores; soledades infinitamente desoladas; pasillos interminables; colores descollantes, recuerdos espeluznantes....

Y ahora... como si faltara algo, una puerta abierta cuando la lógica de la ciencia y la racionalidad de lo pragmático indicaban que debería estar cerrada como él la había dejado un rato antes. ¿En verdad estaba cerrada esa puerta? Eso era lo que él creía pero no podía confiar en su memoria miedosa en un momento como aquel, en que hubiera querido correr de nuevo hacia el pasado, atravesar la antesala del recuerdo; despejarse de la valentía fingida y meterse de una vez por toda en la cama de sus padres aunque éstos lo regañaban por su cobardía precoz.

 Pero ya no podía actuar así. La infancia estaba a cincuenta años de distancia y sus viejos deberían estar reunidos a esta hora con el resto de sus mayores en algún lugar del más allá de donde solo regresaban muy de vez en cuando para aparecérsele en los sueños estremecidos de sus malas noches o en las historias recurrentes de su hermano mayor Rafael, a quien las borracheras cada vez más frecuentes, le daba por contar la vida y obra de sus padres desde que el viejo Egidio llegó en barco desde más allá del mar hasta la noche en que mama Juana cerró sus ojos mientras rezaba una oración para que su nieto Iván no volviera a convulsionar.

Oyó un nuevo ruido que lo obligó a salir bruscamente de su viaje al mundo del ayer. Una ráfaga de viento había movido las cortinas de las ventanas. Volvió a mirar hacia la puerta del baño y ésta seguía a medio cerrar. ¿Quién la había abierto? Él no lo sabía, pero... si estaba abierta era porque alguien más había estado en ese lugar. En ese caso ¿Quién?

No había ninguna respuesta. En un momento de lucidez extrema o de locura irremediable él no podía distinguir bien de qué estado mental se trataba, caminó hacia el baño, empujó la puerta hasta abrirla totalmente y se dispuso a entrar. ¿A entrar? Aún estaba a tiempo de devolverse y de abandonar de una vez por todas aquel maldito lugar. ¿Irse? ¿Y quedarse por siempre con la curiosidad de saber que había adentro? No, no quería ser perseguido por la incógnita. Así que se tragó su miedo, sacó un poco de valor quién sabe de dónde y entró al baño.

Allí, en aquel lugar... vio lo que sospechaba ¡Nada! Ese sitio estaba vacío por completo. Ni siquiera su máquina de afeitar, ni su cepillo de dientes. En un rincón, cerca de la puesta pudo divisar un pequeño frasco con pintura roja y dentro de éste un pincel cuyo mango estaba manchado del mismo color. Regresó a la habitación y de ésta al pasillo; escucho por última vez el quejido lastimero proveniente de algún lugar del edificio, pero no se devolvió.

Tenía la decisión de bajar a recepción a preguntar por sus cosas. Llegó a la escalera, descendió rápidamente y, cuando por fin estuvo frente a la recepcionista, le preguntó sin demoras: -Señorita, soy huésped de la habitación 301. Al regresar no he encontrado mi equipaje ni mis objetos personales - ¿Es usted pintor?- No señorita no soy pintor- Un momento... profesión... pintor. Es lo que aquí.- Si, pero yo no soy pintor y hasta hace unas horas ocupaba esa habitación.- ¿Y usted dice que estuvo alojado aquí hasta hace unas horas?- Si señorita. Y aún tengo en mi poder la llave de mi habitación. La 301- Espere un momento, caballero. La recepcionista hizo varias llamadas.

Ovidio esperó impaciente aquellos minutos. Según el reloj de su desesperación transcurrieron como treinta años. Según el reloj de la pared no habían pasado más de cinco minutos. - Don Ovidio, mi compañera me informa de un pequeño cambio. Sus cosas han sido trasladadas a la habitación 201. La 301 se la hemos arrendado a un artista que por cada año visita la ciudad por estos días y siempre pide el mismo cuarto. Pensamos que usted no se molestaría.

En todo caso le ofrecemos nuestras disculpas y le obsequiamos este bono para que consuma lo que desee en el bar, por cuenta de la casa.- Ovidio hizo un gesto de comprensión, entregó la llave y recibió la que le ofrecían, junto con una tarjeta color azul. Caminó sin prisa hacia su nuevo cuarto, introdujo la llave en la cerradura, empujó la puerta y se encontró ante una cama limpia y ordenada; en el rincón una mesa y sobre la mesa la caja con sus libros. Todo estaba en orden. Todo menos sus ideas.

Por eso no pudo dormir bien esa noche. A la mañana siguiente empacó la ropa, sus periódicos viejos, los libros de segunda comprados a buen precio en la librería "MARKOS" y cuatro discos de Alfredo Gutiérrez, los cuales había comprado en un remante de música de antaño. Pago la cuenta en el hotel, tomó un taxi hasta el Terminal, compró el tiquete de regreso a su pueblo, pasó por el puesto de revista en donde adquirió un ejemplar del "Diario el Atlántico" y se dirigió al puesto que más le gustaba: en la mitad del bus, ventanilla de la derecha.

 Dos minutos antes de que el vehículo iniciara su marcha abrió el periódico y leyó el titular de grandes letras rojas: "El extraño caso del Hotel" la nota era extensa y en el centro de ella figuraba una foto a todo color: un cuadro en donde un hombre crucificado, con la cabeza hacia bajo, hacia esfuerzos por aferrarse a la vida.

 AUTOR: Alejandro Rutto Martínez

Se autoriza la reproducción por cualquier medio siempre y cuando se cite la página y el nombre del autor. 

viernes, 10 de enero de 2014

El libro que hace una radiografía de la Guajira


"La Guajira, Realidad mágica" es uno de los documentos que mejor dibuja la vida del departamento de La Guajira a través de las diferentes etapas de su historia. Costa de una sucesión de crónicas en las que el autor narra hábilmente varios de las más importantes facetas del acontecer en la Península, entre ellos sus bonanzas desde las perlas hasta el carbón, el sufrimiento de la etnia wayüu, el potencial turístico de la región, los rituales de vida, el exótico comercio de Maicao, la música de acordeón...en fin, son 21 historias que su autor, el periodista y escritor Pepe Palacio ha recogido de su vasto arsenal literario para entregarlo en este bello libro que va por su tercera edición. 

La tercera edición ha tenido el apoyo de la alcaldía municipal de Riohacha y por la secretaría de educación y permitirá que las nuevas generaciones de estudiantes tengan a mano una obra en la que de manera permanente podrán consultar buena parte de la historia de los últimos tres siglos de la región.  “La Guajira, realidad mágica” será un medio para que los jóvenes y los niños se conozcan un poco más a su tierra y de ésta manera aumente su amor por ella. 

En el decir de Rafael Ceballos, alcalde municipal de Riohacha, es ese el propósito de haber apoyado a Pepe Palacio para que la tercera edición de su libro se convirtiera en una realidad tangible. Además, hace parte de la intención del Gobierno municipal de impulsar el gusto por la lectura, para lo cual se ha iniciado la construcción del Plan Institucional de Lectura Escritura y Oralidad en las escuelas y colegios y se ha construido una hermosa Biblioteca en la Comuna 10,  la más popular de la ciudad.

Pero volvamos a las páginas del libro que nos ocupa y digamos que al leerlo uno encuentra buena literatura como ocurre en las líneas dedicadas a la fundación de Maicao en la crónica titulada “Maicao, exótico emporio comercial”. Además de su importancia histórica el escrito matiza la crónica con pinceladas de poesía como ocurre en éste fragmento: “Todo comenzó cuando un día de aquel año llegó (Manuel) Palacio López con su familia y se detuvo en esa zona arenosa y seca. Miró hacia el norte de la península y su vista se perdió en la inmensidad y llanura del desierto y luego la volvió a su derecha y divisó el horizonte venezolano. Aún montado en su caballo, exhaló un suspiro y, sin pensarlo dos veces, en una decisión visionaria y como queriéndole poner punto final a su trashumancia gitana descargó los animales y pro cedió a construir aquella primera choza…”

El libro adquiere un mayor tono de realismo mágico en uno de sus capítulos finales titulado  “La cantera del realismo mágico” en el que hace un estudio detallado de la relación íntima, estrecha y tangible de Gabriel García Márquez con todo el departamento de La Guajira y de manera especial con su capital Riohacha, la tierra en donde fue engendrado en la casa situada en una calle del centro. ¿Quiénes habitamos hoy en día en La Guajira? Pepe Palacio nos tiene la respuesta: “Hombres y mujeres con idénticas características a los personajes que brillan con luz propia  en las novelas y cuentos de Gabriel García Márquez, deambulan por el norte y el sur del departamento de La Guajira”


Un buen plan para hoy o para mañana o para una de estas tibias tardes aireadas por la brisa generosa y refrescante, es colgar la hamaca entre un árbol de mango y otro de níspero y dedicarse a gozar con desasosiego de las páginas placenteras de “La Guajira, realidad Mágica”. 


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lunes, 30 de diciembre de 2013

Si Cristo hubiera nacido en Riohacha



El nacimiento de Cristo

Por: César Castro Hernández
          
Siempre me ha asaltado la inquietud y la curiosidad de saber qué habría pasado si Dios en vez de enviar a su hijo Jesucristo a nacer en Belén, hubiera ordenado que el nacimiento de El Salvador se diera en Riohacha, un punto a orillas del Mar Caribe, con una temperatura media de 34 grados centígrados y poblado con gente mayoritariamente riohachera; pero, también por gentes llegadas de Santa Marta, Barranquilla, Cartagena, Montería y de las islas del caribe, particularmente de Aruba y Curazao.

Ya desde antes de nacer, Cristo, se vería enredado en un cipote escándalo. Las viejas del barrio Arriba y del Barrio Abajo que madrugan escoba en mano, dizque para barrer las puertas y no para enterarse de las últimas noticias, se hubieran dado gusto. 

"Ambúa. Imagínate, que Maye, sí, la pelaíta esa que no quiere ni pisá el suelo, está preñá del viejo Chema. Aunque yo hablé con Chema y él dice que no tiene nada que ver con el asunto y que ese pelao no es de él".

En fin, que el viejo Chema terminaría aceptando la barriga de Maye, comprometiéndose con ella y diciendo que padre es el que cría. Así pasaría. Pero, Chema no perdonaría las habladurías de los vecinos ni de sus amigos más cercanos por lo que habría decidido no poner a ninguno de compadre y que el pelao se bautizaría ya grande. Sin embargo, aunque sin bautizar, toda Riohacha se enteraría de que Maye llamaba a su hijo como Jesús y terminó llamándolo Chucho. 

Chucho se aficionaría desde temprano a las labores de pesca y crecería con la espalda al sol ayudando a los pescadores, unas veces debajo el puente del ríito y otras ayudando a echar las lanchas al mar en El Guapo

Me imagino el escenario de Jesús nacido en el barrio Arriba de la capital guajira y desde entonces se le conocería como Chucho, el hijo de Chema, el de Maye, carpintero constructor de lanchas de madera para la pesca. Y su mamá sería Maye, la prima-hermana de Chave, la vendedora de tortuga frita.

Maye y Chave se visitarían mucho y se mandarían platos de comida una a la otra porque ambas estarían preñadas y se darían ánimo y consuelo en medio de los latigazos de la lengua de los habitantes del barrio. Chave, preñá y con un marido como Zacarías, ya bastante anciano  y Maye, preñá y sin marío. Ambúa.

La Biblia no informa de la ubicación ni qué hizo Cristo en el tiempo comprendido entre sus 15 y sus 30 años. Pero, si ellos no lo supieron aquí en Riohacha si se hubiera sabido rapidito. Las bolas llegarían rapidito y más rápido que un correo electrónico.

A Chucho lo vieron bien. Viviendo bien. Casado con una vieja de plata en un pueblo de Brasil y ni se acuerda de su mamá.

Otros vieron a Chucho, preso en una cárcel de los Estados Unidos, condenado a 20 años por tráfico de drogas y ni se le conoce porque está gordo y tiene una cortada en la cara. Él mandó una plata a su mamá para cuando salga, poner un negocio aquí en Riohacha.

Chucho murió en un tsunami en Venezuela y lo enterraron sin que nadie supiera quien era él.

Pero, el escándalo mayor sería cuando Chucho apareciera en esa Riohacha de principios de siglo con sus calles arenosas, sin energía eléctrica, sin alcantarillado, sin acueducto. Pero, con un gran movimiento comercial con las islas del caribe y el parque Padilla convertido en uno de los grandes puntos de encuentro de la ciudad para dialogar, para sentarse a descansar, para comentar la realidad local y nacional. Ya desde entonces, se le conocería como El Congresito.

Y en todo el frente del parque Padilla, estaría allí, majestuosa, la Catedral de Nuestra Señora de los Remedios de Riohacha. El sitio de adoración de la Vieja Mello

Y allí, en esa pequeña plazoleta entre la Catedral y el parque, aparecería Jesús, después de 15 años de ausencia, diciendo que era el Hijo de Dios y que lo escucharan.

De salida, especialmente los habitantes del barrio Arriba lo reconocerían y dirían, bueno y ¿Ése no es el hijo de Chema con Maye la del barrio Arriba? Tá loco. Llamen a Chema pa`que se lleve a su loco para la casa.

Jesús insistiría en hablarle a la gente. Pero, comenzarían a tirarle papeles, zapatos viejos, pepas de mango, cáscaras de piña y de mamón.

Un abogado riohachero, tomaría la vocería y diría: Déjenlo hablar que él es riohachero y tiene todo el derecho del mundo. Pero, la bulla aumentaría el volumen.

Una señora recién salida de misa diría que a ese poco de locos que han llegado a Riohacha hay que recogerlos, montarlos en un camión y llevarlos para su pueblo. No les prestaría atención a unos muchachos que le dicen que Chucho es riohachero.

Un muchacho moreno, embolador del parque diría que dejen al man que hable, eche, si el man tuviera billete, entonces, sí, pero, como el man está llevao, por eso no lo quieren dejá hablá.

El párroco de la Catedral saldría convencido de la locura de Jesús y lo tomaría suavemente del brazo, lo sacaría de en medio de la multitud y le diría que se fuera para su casa que yo conozco a tus padres y a tus hermanos y no quiero que te pase nada malo.

Un hombre moreno abrió la puerta de su moderno vehículo y gritó yo no como de locos, como me lo encuentre por ahí, de noche y solo, le reviento la cabeza a plomo.

Los periódicos nacionales no le pararían ni cinco de bolas a un loco nuevo que apareció en Riohacha diciendo que es el Hijo de Dios y los medios de comunicación locales se comprometerían en una campaña para ayudar económicamente a la familia de Chucho para que éste pueda ser llevado a una clínica de recuperación en Bucaramanga.
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martes, 24 de diciembre de 2013

Lucas fuentes, el arte de la potencia en el fútbol

Por: Alejandro Rutto Martínez

Tomado de Articulo.org

Lucas Fuentes en los tiempos en que jugaba para el Unión Magdalena

El fútbol es un arte complejo y por complejo hermoso. En él se combina el ilusionismo de los malabaristas brasileros; la potencia de los delanteros europeos;  los impresionantes reflejos de los arqueros africanos; la capacidad de lucha y la perseverancia de los equipos europeos; el funcionamiento de alta precisión de algunas selecciones holandesas; la cohesión  y logros de la España de Vicente del Bosque; la fuerza bruta de los alemanes y la inagotable disposición de la mayoría de las hinchadas para sufrir lo indecible.

lunes, 23 de diciembre de 2013

Biografía de Diomedes Díaz

Tomado de Wikipedia

Diomedes Díaz (finca "Carrizal", La Junta, corregimiento de San Juan del CesarLa Guajira26 de mayo de 1957 - Valledupar22 de diciembrede 2013), también conocido como «El Cacique de la Junta»,1 2 fue un cantautor colombiano de música vallenata. Es considerado uno de los máximos exponentes de la música vallenata, a pesar de generar polémicas por su adicción a la drogas y de una vida de altibajos.3 4
Grabó temas vallenatos que fueron éxitos en Colombia y Venezuela, derivando en millonarias ventas de discos y por las cuales obtuvo múltiples reconocimientos a nivel nacional e internacional (discos de oro, platino y múltiple platino). Entre los principales éxitos se destacan composiciones propias como «Tres canciones», «Bonita», «Mi primera cana» o «Sin ti», además de canciones de otros compositores que interpretó con éxito, como «Sin medir distancias», «Tú eres la reina», «Amarte más no puedo», «Todo es para ti», «Lo más bonito», «Lluvia de verano», «La Juntera», entre otros.

Primeros años

Nació en la finca "Carrizal", en La Junta, corregimiento de San Juan del Cesar, Guajira, el 26 de mayo de 1957. De extracción humilde y campesina, pasó sus infancia trabajando como jornalero.
De adolescente perdió el ojo derecho al recibir accidentalmente una pedrada cuando con algunos amigos trataba de alcanzar un racimo de mangos.5
A los quince años se desempeñó como mensajero en bicicleta en la emisora Radio Guatapurí de Valledupar, por la que se dieron a conocer sus primeras composiciones, "La Negra" y "El Cantor Campesino", grabadas posteriormente por Jorge Quiroz y Luciano Poveda.6
En 1976 grabó por primera vez junto con el acordeonero Náfer Durán, hermano de Alejandro Durán, el disco "Herencia Vallenata".6
El apodo "El Cacique de la Junta" se lo debe a Rafael Orozco, quien lo llamó así en su interpretación de la canción de la autoría de Díaz "Cariñito de mi vida" (1975).6

Estrellato

Diomedes Díaz alcanzaría el estrellato en 1978 con el disco "La Locura", teniendo como acordeonero a Juancho Rois. Afianzaría su éxito con acordeoneros como Nicolás Mendoza y Gonzalo Arturo "El Cocha" Molina antes de volver a hacer pareja con Juancho Rois en 1988, una de las uniones más exitosas en la historia de la música vallenata que duraría hasta la trágica muerte de Rois en 1994. Díaz continuó su carrera acompañado por acordeoneros como Iván Zuleta, Franco Argüelles, Álvaro López y Juancho De la Espriella.
Diomedes Díaz es el mayor vendedor de discos en la historia de Colombia, las ventas de sus discos superan los 20 millones a lo largo de toda su carrera, por lo que se hizo merecedor de discos de oro y de platino. En 2010 ganó el Grammy Latino en la categoría Cumbia/Vallenato.7 8

Muerte de Doris Adriana Niño

A la medianoche del 14 de mayo de 1997, Doris Adriana Niño García (22 años de edad), quien sostenía una relación sentimental con Diomedes Díaz,9 se trasladó al apartamento de éste en el barrio San Patricio (Usaquén),10 en compañía de un escolta de Díaz.11 Algunos ocupantes del apartamento consumieron bebidas alcohólicas y cocaína.9 En el lugar se encontraba en ese momento Luz Consuelo Martínez, con quien Díaz sostenía una relación amorosa y quien al parecer estaba embarazada de él.9 Aquella noche perdió la vida Adriana Niño García.11
El 15 de mayo, un campesino encontró el cadáver abandonado de Niño García en la zona rural de CómbitaBoyacá, y dio aviso a las autoridades.9 La Fiscalía pensó que se trataba de una prostituta de la región.9
La causa de la muerte de Niño García fue plenamente establecida.12 En un informe, el Instituto de Medicina Legal concluye que Niño García murió aproximadamente a las tres horas del 15 de mayo, a consecuencia de un paro cardiorrespiratorio, provocado por una sobredosis de cocaína.12 El fallo proferido por el juez 46 penal de Bogotá declaró a Diomedes Díaz culpable de homicidio preterintencional.13 Esto quería decir, según consta en la sentencia, que Díaz usó la fuerza contra Niño García cuando, intentando controlarla o acallarla, le tapó la nariz y la boca con su mano, lo que le ocasionó a la postre la muerte por asfixia.13 Para el juez del caso, Díaz era consciente de que con su acción iba a hacerle daño a Niño García pero no tenía la intención de asesinarla.13
Por estos hechos, Diomedes Díaz fue condenado a 12 años de prisión por el delito de homicidio,14 sin embargo, un juez redujo su condena a 6 años, de los cuales cumplió 3 años y 7 meses, recibiendo luego la libertad condicional.14
En 2007, Díaz pagó una indemnización equivalente a 67.000 dólares a la familia de Niño García. El abogado defensor de Díaz dijo que el dinero fue depositado por concepto de daños morales y materiales.14

Problemas de salud

Desde 1997 padeció el síndrome de Guillain-Barré y en una ocasión fue sometido a una operación de corazón abierto. El 30 de octubre de 2012 sufrió un accidente automovilístico cuando se dirigía a su finca Las Nubes en el departamento del Cesar, por lo que tuvo que ser intervenido quirúrgicamente para extraerle coágulos de sangre de los pulmones. En junio de 2013 fue operado de un tumor en la columna.15 6

Muerte

Murió en Valledupar el 22 de diciembre de 2013 a causa de un paro cardiorespiratorio a las 6:15 p.m. cuando se encontraba descansando en su cama. Las primeras versiones indican que Díaz se encontraba durmiendo y su esposa Consuelo al percatarse de que no se movía llamó a una ambulancia que de inmediato lo trasladó a una clínica, donde se confirmó su muerte. Allegados han dicho que sus funerales durarán cuatro días.16 17
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jueves, 28 de noviembre de 2013

El secretario de educación invita a votar por propuesta guajira ante el BID


En el programa 10 CONCURSOS CONTRA LA DESERCIÓN ESCOLAR
está participando una interesante propuesta de La Guajira , la cual compite de tú a tú con otras propuestas de distintos lugares de América Latina y el mundo para ser la mejor.
La propuesta ganadora será la que más votos obtenga vía internet y en este momento muchas personas de distintos lugares se encuentran votando. Tú también puedes hacerlo desde la comodidad de tu hogar haciendo clic en este vínculo http://www.graduatexxi.org/ideas/el-tren-seguro-hacia-la-armonia-escolar/#idea_3428 y votando por la propuesta número 18-
Te imaginas a cuántos de nuestros niños indígenas y de las veredas y de los corregimientos ayudaríamos si logramos colocar la propuesta en el primer lugar? Decídete y danos tu voto, por favor. Te lo pido como ciudadano y como Secretario de Educación a nombre de nuestro Gobierno y de nuestra comunidad.

Dios te bendiga y...no es hora de leer sino de votar, hazlo ahora: http://www.graduatexxi.org/ideas/el-tren-seguro-hacia-la-armonia-escolar/#idea_3428
Alejandro Rutto Martínez

jueves, 21 de noviembre de 2013

En Riohacha habrá más agilidad en trámites ante el municipio

La Alcaldía Mayor de Riohacha está trabajando para modernizar y agilizar los procesos en los servicios que presta la Administración Municipal a la comunidad, como certificados de residencia, licencias de inhumación y exhumación, entre otros. Para esto se encuentra organizando la presentación de la Red Riohacha Virtual, con lo que se estaría mejorando el servicio a los ciudadanos a través de la tecnología.
Para alcanzar los objetivos trazados, se busca establecer una alianza con los propietarios de los café internet ubicados en los diferentes barrios de la ciudad con el objetivo de capacitar a las personas que atienden al público en estos locales para que puedan manejar el software que expedirá certificados y documentos que entrega la alcaldía de manera gratuita.
La Oficina de Sistemas de la Alcaldía Mayor, ha hecho una convocatoria a los propietarios de café internet en la ciudad para inscribirse en el Palacio Municipal o llamar al teléfono 727 2333 y así hacer parte de este proceso.
De esta manera se descongestionan las oficinas donde se realizan estos trámites y los ciudadanos lo obtienen de manera rápida y segura.

Administración Municipal de Riohacha paga vieja deuda a docentes

A través de la Resolución 1161, el Alcalde de Riohacha, Rafael Ceballos Sierra, reconoció y ordenó el pago de una Prima de Antigüedad que beneficia a 196 docentes y administrativos del sector educativo de este municipio.
El pago soluciona una vieja deuda del ente territorial con docentes y administrativos desde el año 2002, la cual venían reclamando los maestros a todas las administraciones anteriores.

Acciones de la Alcaldía Municipal para evitar el Dengue en Riohacha

La Secretaría de Salud Municipal, a cargo de Adriana Arregocés, realiza campañas preventivas del dengue, con jornadas de recolección de inservibles y charlas a la comunidad explicándoles los riesgos que hay al permitir los criaderos de mosquitos.
 
Es así como el día de hoy, jueves 21 de noviembre, desde las 7:00 de la mañana se realizará una jornada de recolección de inservibles en el sector del mercado viejo de Riohacha. Esta campaña es coordinada con la Dirección de Medio Ambiente del municipio, Corpoguajira e Interaseo.

Alcaldía exige a EPS e IPS cumplir con sus responsabilidades para prevenir el Dengue

Ante el incremento de casos de dengue en Riohacha, para reforzar las acciones y evitar muertes a causa de esta enfermedad, la Alcaldía Mayor de este municipio que dirige Rafael Ceballos Sierra, a través de la Secretaría de Salud Municipal emitió la circular 139 de 2013, mediante la cual hace un llamado a las EPS e IPS para que realicen campañas de prevención del dengue, ya que durante el presente año han sido reportados 617 casos, 12 de ellos con dengue grave y desafortunadamente 3 muertes evitables por esta causa.
La Alcaldía reportó a la Procuraduría General de la Nación y a la Superintendencia de Salud, el listado de las EPS e IPS que no vienen cumpliendo con sus obligaciones para evitar el dengue, lo cual se hace palpable en el aumento de casos reportados.
De acuerdo al seguimiento realizado durante los meses de octubre y noviembre a las actividades que hacen las IPS Clínica Riohacha, Renacer, Cedes, Anashiwaya y el Hospital Nuestra Señora de los Remedios, estas no son útiles ni suficientes para contrarrestar las complicaciones de salud por dengue.
Entre las insuficiencias de las IPS se destacan la falta de toldillos para los enfermos de dengue e historias clínicas incompletas, en el Hospital Nuestra Señora de Los Remedios se detectó la presencia de inservibles y criaderos positivos para dengue.
Las EPS entregan volantes con información preventiva, pero no hacen búsqueda activa comunitaria, y solo Comfaguajira, Anaswayuú y Policía Sanidad transmiten cuñas radiales.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Instituciones Educativas de Riohacha desarrollan Ferias de Emprendimiento



Aspectos de la Feria de la Institución Educativa José Antonio Galán, con presencia del Secretario de Educación Alejandro Rutto Martínez


Riohacha-.   En un buen escenario para mostrar la creatividad y la iniciativa de los jóvenes y sus docentes se han convertido las Ferias de Emprendimiento organizadas por las Instituciones Educativas de Riohacha dentro de sus Proyectos  Institucionales.

Recientemente en la Institución Eugenia Herrera de Matitas los estudiantes ofrecieron a los asistentes productos elaborados  con sus propias manos entre los que se destacaron los jabones de Orégano, eucalipto y avena. 

En el día de ayer los estudiantes de la Institución Dencil Escolar desarrollaron su cuarta feria del Emprendimiento en la  Sede de la Universidad Antonio Nariño con una nutrida concurrencia que tuvo la oportunidad de apreciar la emisora virtual, la generación de energías alternativa y una completa sección de gastronomía Caribe.  Así mismo la Institución José Antonio Galán desarrolló ayer su Feria de Emprendimiento en Artesanías Wayúu en la que presentó productos de artesanías  confeccionadas en las aulas de clases por docentes y estudiantes.

En la mañana de hoy el turno le corresponde a la Institución Isabel María Cuesta que tendrá una feria de Emprendimiento en la que su aspecto principal será el arte pictórico aprendido en la asignatura de Educación Artística.


El Secretario de Educación Alejandro Rutto destacó  el desarrollo de estos eventos y les asignó una gran importancia en el desarrollo de los procesos de aprendizajes y en la preparación de los estudiantes para el mundo de la vida y para el mundo del trabajo. 

La gran nación wayüu: un universo surcado por el pincel de la eternidad

Por: Alejandro Rutto Martínez

Los caminos que el hombre ha hecho a los largo de la península se parecen a las cicatrices que el tiempo ha perfilado en la piel de nuestro planeta: largos, interminables, por momentos imperceptibles y casi siempre caprichosos. Pero tienen un significado y un punto de llegada. Así es el universo wayüu: colorido, rico en historias y recuerdos, apropiado de su arte, de su paciencia y de su esperanza.

Al vivir entre ellos he aprendido a quererlos y a entenderlos: sé que no ven el mundo como lo vemos otras personas y he llegado a la conclusión que entre ellos todo tiene un significado.

Hace unos días, en horas de la noche, la directora del Centro Etnoeducativo Número 14, Obdulia Ibarra, me invitó a la ceremonia de graduación de sus estudiantes de la sede de Warrutka. No me sobraba el tiempo (nunca me sobra) y la verdad no estaban dadas las condiciones para viajar allá, pero...resulta que hasta el nombre de la comunidad es tan atractivo que hice todo lo posible por acompañar a los niños y niñas en la celebración de este importante logro.

Me detengo para decirles que, en verdad, terminar el preescolar y la primaria es un importante logro en una zona en donde todo es tan difícil: desde cultivar el frijolito guajiro en medio condiciones adversas, hasta criar los chivos en medio del ataque frecuente de graves enfermedades que en unos pocos días pueden acabar con un hato de cientos de animales.

Sigo con la historia: la directora me prometió que el guía, gran conocedor del terreno me recogería a las 9 de la mañana y en esas quedamos. Pero se hicieron las diez y el hombre no aparecía, de manera que a las 10 y 30 decidí cancelar la excursión, pero...exactamente a esa hora apareció el profesor Víctor con el encargo perentorio de llevarme a la comunidad. Estuve a punto de protestar por la tardanza pero a mis oídos llegó la voz tantas veces oída en otras circunstancias: los wayüu tienen un concepto del tiempo distinto al de los demás y un poco de más o un poco de menos no es motivo de contrariedad. De manera que emprendimos el viaje con dos horas de retraso y en 10 minutos deberíamos estar en los grados junto a un puñado de felices niños y jóvenes quienes con una sonrisa, un friche y una buena sopa de chivo celebrarían el final del año lectivo.

Tan concentrado iba en el exuberante paisaje rural que no me percaté de que las traviesas agujas del reloj se habían movido demasiado de prisa y teníamos media hora de estar en marcha. ¿No me dijeron que eran 10 minutos de viaje? Le pregunté a nuestro guía. "Ya estamos cerca" me dijo, mientras señalaba el tupido horizonte con su dedo índice derecho. Entonces recordé que para mis hermanos wayüu la palabra "cerca" no siempre significa lo que se lee en los diccionarios que estamos acostumbrados a consultar. Y me despojé de la prisa para dedicarme a disfrutar del calorcito que se filtraba por la ventana entreabierta y del concierto de una bandada de pájaros cuya orquesta se había instalado en la copa de tres trupillos invadidos por la maleza.

El camino serpenteaba a izquierda y a derecha y por momentos desaparecía por completo y debíamos encomendarnos por completo a la pericia y al conocimiento de quien tantas veces lo había transitado. El barro seco y el lodo humedecido se alternaban en cada curva y daban cuenta de que estábamos en pleno invierno tropical de La Guajira: una época bendita porque le pone fin a la sequía que mata de sed a los chivos y a los cultivos y una época ingrata porque ahoga las siembras y los animales. Así es La Guajira: nada es completo ni absoluto y todo puede ser al mismo tiempo beneficiosos y perjudicial.

El barro duro, la tierra y las arenas movedizas se turnaban en aquel camino estrecho y casi impenetrable cuando de repente nuestro vehículo se detuvo en seco y entonces se negó tercamente a seguir andando. "Estamos atrapados por las arenas movedizas", me informó nuestro taciturno conductor quien de esta manera pronunciaba sus seis únicas palabras de todo el recorrido.

Miré por la ventana y comprendí que era imposible bajar sin meter en el barro mis zapatos, que estaban tan limpios y relucientes como deben estar cada vez que su dueño preside una ceremonia de grado. Abrí la puerta con decisión y pisé el terreno para comprobar lo que ya sospechaba: estábamos sobre una verdadera mina de arena movedizas y de lodo que no tardó en estar adherido a mis pies, a mis zapatos y a mis tobillos.

Hicimos todo lo que pudimos para desatascar el vehículo pero nada nos dio resultado. Alcancé a escuchar a nuestro guía, mientras se alejaba para buscar un tronco seco, que por otro lado, por Poromana, había un camino mejor y más corto. ¿Y por qué no nos fuimos por allá?, le pregunté. No alcancé a escuchar su respuesta pero recordé una de las máximas de la vida: cuando estás atascado en el barro, siempre hay alguien que te dice, que había un camino mejor.

El profesor Víctor llegó con un tronco resquebrajado que no nos sirvió de mucho, excepto para ver sobre su superficie un enfurecido alacrán de color marrón verdoso ( ¡Les aseguro que ese era su color!) caminando hacia nosotros, con sus ojos clavados en los míos y con la ponzoña erecta y casi a la altura de sus fuertes pinzas, como para que no nos quedara dudas de que su actitud era una evidente declaración de guerra a los intrusos que violentábamos su rutina . Como soy un hombre de paz y sé que no hay enemigos pequeños, me retiré de ese lugar mientras el amigo Víctor aceptaba el combate y con serenidad pasmosa utilizaba una rama y un vidrio para despojar al enemigo de arma de combate. El alacrán se fue huyendo, desponzoñado (¿se dirá así?) pero vivo, para recobrar fuerzas, mientras desde la dirección opuesta se acercaba la brigada de cinco estudiantes y tres padres de familia que habían sido enviados para rescatarnos.

Respiré aliviado al verlos porque su presencia era nuestra esperanza para librarnos del barro. "Apenas salgamos de aquí (si es que salimos) , damos marcha atrás y nos regresamos", me dijo el ángel malo a mi oído.

Nuestros libertadores, machete en mano, cortaron ramas secas, trajeron más troncos sacaron mucho barro con una pala redonda y me invitaron para que los ayudara a empujar. Así lo hice y con mjucha satisfacción pude observar cómo el carro, antes testarudo, salió de manera obediente hasta la tierra seca de la otra orilla en donde todos celebramos nuestro regreso a la libertad. "Regresémonos por donde vinimos, o por un camino mejor, pero ya mismo", volvió a decirme el ángel malo. Pero una dulce vocecita, como la de los muñequitos buenos en los dibujos animados de la tele, me dijo "Sigamos adelante, que los niños todavía están esperando"

Como siempre escucho al ángel bueno, unos minutos más tarde estábamos pasando frente al cementerio ancestral y un poco después estábamos bajo el gigantesco árbol que hace las veces de plaza principal y escuela de Warrutka en donde nos esperaba radiante la directora Obdulia quien había hecho el mismo viaje que yo, pero por la vía de Poromana a través de una muy buena carretera que la condujo casi a orillas del Río Ranchería en donde había tomado una canoa y allí estaba, cumpliendo desde temprano su cita con la comunidad. Todos estábamos muy felices, con la diferencia de que yo en ese momento tenía barro hasta en el blanco del ojo y no estaba como para salir en la foto del recuerdo de los grados.

Pero la felicidad que sentía de cumplirle a nuestros niños y a nuestros hermanos wayüu eran mayor que cualquier inconveniente. Vicente Bouriyú, autoridad tradicional de la zona, vestido con su camisa de mangas largas y su sombrero de gabardina, me recibió con el abrazo que se le da a los amigos de toda la vida y con un familiar "Dios te bendiga waré". Me llamó la atención el pequeño libro azul que portaba en su bolsillo izquierdo: se trataba de un ejemplar del Nuevo Testamento en el que estudia la palabra de Dios y le encuentra mayor significado a su relación con Maleiwa.

No me dieron tiempo de saludar a todos los presentes con un apretón de manos porque los niños estaban ansiosos por tomarse la foto conmigo (como si yo fuera una celebridad) como recuerdo de ese día especial. Les dije que mi camisa, mi pantalón, mis zapatos y mi cara, salpicados de barro, no estaban como para fotos de gala. El asunto lo resolvió el profesor Oscar Ibarra, quien me prestó su propia guayabera azul bien limpia y bien planchada, de manera que pronto tuvimos las deseadas fotos del grado y también las de una escuela donada por una misión extranjera a la que aún le hace falta el techo, las puertas y la pared divisoria. Cuando la hayamos terminado los niños recibirán sus clases en otras condiciones, aunque siempre tendrán a su disposición, cuando la necesiten, la sombra del gigantesco higuito que siempre los ha protegido.

Desde luego, no nos dejaron regresar sin deleitarnos con el almuerzo que degustamos mientras la tibia brisa del mediodía acariciaba mi rostro tostado por el sol. Les prometí que le contaría al mundo que en las entrañas del bosque de trupillos y cactus existe Warrutka una comunidad llena de amor y deseos de salir adelante que necesita médicos, escuelas y mejores condiciones de trabajo para subsistir y conservar sus usos y costumbres.

Mientras regresaba vi el tronco de un viejo árbol a punto de sucumbir por los embates del tiempo y sentí lástima por los pájaros que hacían sus nidos en las últimas ramas mecidas peligrosamente por las brisas de la llanura. Algún día el árbol será vencido por las fuerzas de la naturaleza y entonces su tronco solo será habitado por alacranes en pie de guerra.

La gran nación wayüu, en cambio, siempre estará en pie, y sus niños sonreirán y tejerán con la palabra el aliento nuevo que les permitirá seguir el ejemplo de sus papás y del tío Vicente Bouriyú quien con su sabiduría, sombrero de gabardina y su Nuevo Testamento, los guiará hacia un porvenir en el que conserven sus usos y costumbres y tengan las escuelas, los hospitales y los medios de trabajo necesarios para una vida digna en ese hermoso y plácido universo surcado por la eternidad.
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