martes, 27 de diciembre de 2011

La tolerancia: entre las aguas movedizas de la virtud y el defecto


Por: Alejandro Rutto Martínez

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La tolerancia es la capacidad de soportar otras actitudes y comportamientos frente a los cuales preferiríamos que no existieran y, que si existen, no se presentasen ante nosotros. Los pueblos, aún aquellos guiados ciegamente por su repudio a otras civilizaciones, mantuvieron aún contra su voluntad un pequeño margen de aceptación a lo que no era congruente con sus hábitos, costumbres y creencias. Ciertamente debían hacer un gran esfuerzo para no actuar por la fuerza y desaparecer de la escena todo aquello que le era contrario a su forma de ver el mundo.

La palabra tolerancia ha llegado a nuestra lengua procedente del latín en donde la expresión tolerantia, tolerare, significa soportar, aguantar. Y bien sabemos que soportar es aceptar algo a la fuerza. Como, por ejemplo, un par de zapatos apretados, se usan pero molestan y preferiríamos deshacernos de ellos apenas llegue la primera oportunidad. Desde luego, no es de este tipo de tolerancia de la que deseamos hablar, pues entonces estaríamos llegando a un punto en el cual solo aceptamos a los demás y a sus ideas con un gran esfuerzo y todo puede desvanecerse en el momento en que disminuya nuestra capacidad de aguante o de soportar.

Ser tolerantes, en el sentido que nos interesa darle, es aceptar que existen otras personas y otros pueblos y esas personas y esos pueblos tienen otras formas de ver la vida, otros esquemas de pensamiento, otros enfoques y otras creencias. Ellos, personas y pueblos, pueden amarnos o no; pueden elogiarnos o no…pero de cualquier manera merecen que seamos comprensivos y respetuosos con ellos.

Ser tolerante significa dar muestras de paciencia, comprensión y respeto y estar dispuesto a hacer algunas concesiones en el trato con los demás. Léase bien, es necesario hacer concesiones, por tal motivo la intransigencia es un obstáculo de marca mayor para la tolerancia.

Cuando somos tolerantes tenemos un alto nivel de comunicación asertiva, pues nuestra condición de respeto y comprensión hacia aquello que no compartimos no nos priva de defender nuestros principios y nuestras causas. No se trata de aceptar absolutamente todo ni de dar por bueno lo que sabemos que es inconveniente. Aún por encima de nuestra condición de personas tolerantes mantenemos nuestra plena libertad para que nuestro Sí sea Sí y nuestro No sea No.

La tolerancia tampoco es un acuerdo simplista del tipo “usted no me molesta a mí y yo no lo molesto a usted” como el que hacen dos vecinos peleoneros cuando finalmente hacen un pacto de no agresión luego de una prolongada disputa causada por los daños que los animales del uno causaron en los cultivos del otro. No es así como debe funcionar la tolerancia destinada a producir unas buenas relaciones entre las personas.
La tolerancia lo que debe hacer es promover y producir acuerdos de coexistencia pacífica y grata entre las personas y las instituciones. Debe, además, llevar a la armonía y a una sociedad más unida y concentrada en sus objetivos comunes.

La tolerancia no significa, de ninguna manera, aceptar el mal uso de las normas y la pérdida de los valores sociales. No nos equivoquemos. Por más que se promueva la tolerancia ésta no puede estar por encima del respeto y de las normas de convivencia aceptadas por la sociedad.

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sábado, 24 de diciembre de 2011

Lázaro Ditta, el emprendedor de convicciones firmes


Por: Alejandro Rutto Martínez

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A Lázaro Ditta lo conocí a bordo de su vehículo en el cual transportaba desde el colegio hasta a sus hogares a medio centenar de bulliciosos chiquillos que regresaban felices a casa luego de cumplir con sus estudios. Transportar a los estudiantes era su rutina de cada mediodía cuando terminaba la jornada escolar en el Instituto Pedagógico, un colegio que fundó en compañía de la profesora Carmen Pinto, su esposa y compañera de toda la vida.

Algunas veces lo encontré en el taller o en el funeral de algún conocido común y entonces pude disfrutar de su amena charla y de su increíble capacidad para hilvanar ideas y ponerlas sobre el tapete una detrás de la otra, sin darme casi ningún tiempo para reaccionar y meter la cucharada en la conversación. Era un experto en varios temas, entre ellos la política internacional, el conflicto armado colombiano, el orden público (por aquellos días tan deteriorado como hoy), la política local, la calidad de los servicios públicos y, por supuesto la educación que era uno de sus temas fuertes, pues no en vano era el gestor de un plantel que se perfilaba como de los mejores en la región, sino que allí mismo ejercía como el veedor de la formación moral de cada uno de los niños y de las niñas en proceso de formación.

En los temas de ética y moral era intransigente: para él lo blanco era blanco y lo negro era negro. Una mentira, por más que se la disfrazara de piadosa, era una mentira y merecía ser castigada. Un delincuente, por pequeño que fuera su robo era alguien que estaba contra la sociedad y por tal razón debía ser sancionado con todo rigor. Un odio especial sentía por los ladrones de cuello blanco. Se le veía un temible brillo en los ojos cuando se refería a quienes se robaban la plata del pueblo. Pienso que si en manos de mi amigo hubiera estado no habría cárcel para los asaltantes del presupuesto público y en cambio sí algunos patíbulos en donde habrían pagado el precio de su deshonestidad.

Un día de los años noventa el profesor Lázaro Ditta nos sorprendió a todos inscribiéndose como candidato a la alcaldía de Maicao. Digo que nos sorprendió porque lo conocíamos como un hombre correcto, emprendedor y buen analista pero no le conocíamos la sangre política que corría por sus venas.

Tengo un recuerdo especial del mes de septiembre de 1.997 cuando se efectuó el debate entre los aspirantes, siete en total. Allí Lázaro Ditta se batió como un león ante políticos de gran tradición, personas que llevaban décadas en el escenario pedregoso de la lucha electoral, oradores reconocidos, hombres públicos de gran trayectoria. Ninguna de las muchas virtudes de sus adversarios lo hizo sentir inferior y en ese momento presentó sus ideas con el vigor de siempre, pero además, con una gran serenidad y una lógica que hizo pensar en que su aspiración no era una simple aventura, alentada por el entusiasmo del momento.

-“Yo tengo la solución para acabar con el problema de la falta de agua y brindarle el servicio de acueducto a todo el mundo en este pueblo”, dijo en uno de los apartes de su intervención.

-“¿Y cuál es la solución?” preguntó alguien ingenuamente, tal vez el moderador o uno de los otros candidatos.

-“Eso solo lo voy a revelar y a poner en práctica cuando yo sea alcalde, fue su respuesta”

Pasaron los años y creció mi admiración por aquel hombre de mirada penetrante, apellido italiano y posiciones firmes. Quiso la vida que me lo encontrara con mayor frecuencia y que conversara más a menudo con él. Así creció esa amistad que valoré tanto.

Lázaro Ditta Torres llegó a Maicao como empleado del Banco de Bogotá. Era ya un muchacho correcto, de finos modales, cortés, trabajador esforzado y lleno de muchas ilusiones. Todas esas virtudes le sirvieron para conquistar el amor de la profesora Carmen Pinto con quien compartiría toda la vida y con quien fundaría no solo el renombrado Instituto Pedagógico sino también una hermosa familia en la cual crecieron siete hijos: Ana Julia Ditta Atencio (Tec. Administración y Contabilidad), Harold Ditta Pinto (Ing. Agrónomo), Gino Ditta Pinto (Administrador de Empresas), Lazaro Juan Ditta Pinto, Carlos Angel Ditta Pinto (Fallecido), Rosanna Ditta Pinto (Psicóloga), Carmen Julia Ditta Pinto (Odontóloga).

El 28 de septiembre del 2.011 el profesor Lázaro Ditta nos dio una nueva sorpresa, pues ese día inició de manera prematura su viaje hacia la eternidad. Nos sorprendió como aquel día de los años noveneta cuando fue candidato y se expresaba a través de sus vibrantes y bien ponderados discursos en debates y plaza pública. Ya no lo tendremos más cono nosotros, pero podremos seguir como fieles admiradores de su vida y obra y, sobre todo, de sus ideas claras y sus firmes convicciones de hombre de bien.


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Lázaro Ditta, un hombre, una familia, un ejemplo

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Historia de Riohacha, capital de La Guajira

Por: Alejandro Rutto Martínez

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La historia es peregrina y viajera: anuda en los puertos del sentimiento transita sin afanes por los muelles de la tranquilidad desde el alba hasta la noche sin que nadie se atreva a poner en duda su reputación de dama seria y serena.

Sólo cuando el estudioso la sigue con paciencia y se embriaga observando su andar, cadencioso y coqueto, puede conocerla a fondo y descubrir sus deslices con el error, sus aventuras con el naufragio de la verdad y su tierno idilio con la incertidumbre.

Esa es la historia de la ciudad de los amores; la del supuesto fundador, perteneciente al ejército de los invasores que desde 1.492 tuvo la insolencia de atribuirse el descubrimiento de un territorio con vida y ciencia propia desde mucho años antes de que ellos llegaran. De los negros aferrados al milagro de la libertad y de los indios que luchan contra el naufragio en los tiempos borrascosos de una globalización afectuosa con las cosas y despectiva los humanos.

La historia, cuando se la estudia con pasión ofrece su néctar embriagante a quien quiera degustar sus racimos de hechos amargos, almibarados o ácidos con los cuales se ha ido el la sustancia del tiempo.

Y la historia de Riohacha es tranquila y bella como sus atardeceres rojizos pero un día el campanario del presente anuncia la hora de revisar los hechos y entonces, el relámpago de la lucidez, ilumina sobre los hechos inexplorados y parecen nuevas verdades y nuevas versiones que apuntan siempre a un encuentro de la ciudad con sus raíces amerindias, africanas y europeas.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Junior de Barranquilla: reseña histórica


A lo largo de los años, JUNIOR más que un simple equipo ha significado parte fundamental del pueblo barranquillero que ha vivido con él sus más grandes alegrías y emociones que han constituído a la divisa rojiblanca en un elemento indispensable de la vida de los habitantes de la "Puerta de Oro de Colombia". Al tiempo que existía fervor y motivación por el movimiento de creación de la Liga de Fútbol del Atlántico y su posterior afiliación a la FIFA, logro alcanzado por un grupo pujante de dirigentes barranquilleros, nace el JUNIOR en 1924 cuando en forma oficial fue constituído el club "Juventud Infantil", el cual fue el primer nombre de la escuadra que más tarde se conocería como "Juventud Junior" y después simplemente "Junior".

La historia comenzó en 1923 cuando se necesitó crear un club que llevara la representación de los barrios San Roque y Rebolo. Existía un Movimiento futbolero gestado dentro de la influencia del colegio de los hermanos salecianos quienes fundaron el equipo "Juventus" por ser ellos de ascendencia Italiana y que luego se conociera como "Juventud".

Se forjó el deseo de conformar otro conjunto y fué así como el 16 de Agosto de 1923 se reunieron por primera vez un grupo de jóvenes en la casa de Manuel "Mañe" Vásquez. Pasó el tiempo y aumentó la espectativa para la creación del club, además de la creciente motivación de los jugadores menores del "Juventud" Doña Micaela Lavalle de Mejía, una fiera enamorada del fútbol, se puso al frente y en compañía de su hijo Juán contagiaron a un grupo de personas para adelantar la empresa, desarrollándose varias conversaciones para ello, hasta llegar a la noche del 7 de agosto de 1924 cuando se produjo la reunión debajo de un puente o túnel localizado en la Calle de Las Vacas con Carrera Buen Retiro, con el entorno de los tradicionales árboles de Matarrón barranquilleros, donde se congregaron jugadores y se proclamó el nacimiento del nuevo Club al que se le dió el nombre de "Juventud Infantil". Eran estos jóvenes, Víctor Bovea, Héctor Donado, Leovigildo Rolong, Vicente Cervera, Juán Mejía, Manuel Vásquez, Víctor Nuñez, Alberto de Las Salas, Rosendo Barrios, Valerio Molinares, Armando Moya, Aurelio Roa, Agustín Consuegra, Simeón Manjarrés, Enrique Lamadrid, Pedro Yépez, Néstor García, Francisco Ibañez, Nicolás Pineda, quienes contaron además con el apoyo de Efraín Borrero.

La primera junta directiva fue conformada de la siguiente manera: Presidente, Víctor Bovea; Tesorero, Manuel Vásquez; Secretario, Rosendo Barrios; Capitán, Juán Mejía; Asesor y Orientador, Efraín Borrero Castro.

El primer partido lo jugó el 12 de Octubre de 1924, enfrentando al Argentina F.B.C. en la Plaza 7 de Abril al que venció 2 goles a 1. En 1926 ingresa a la Liga de Fútbol del Atlántico en la tercera categoría, coronándose campeón y ganando el ascenso a la segunda donde se paseó victorioso en 1927 hasta llegar a 1929 a la primera categoría tomando nombre de "Juventud Junior" para posteriormente lograr el título de Campeón en 1932, época romántica del fútbol, cuando militaban equipos de gran categoría en la liga. En esta era que fue de gran importancia para el progreso del JUNIOR el apoyo y empuje de un dirigente como fue Rafael Fernández Díaz.

En 1936 el equipo pasó a ser llamado simplemente JUNIOR, portando entre sus filas a jugadores como Roberto "Flaco" Meléndez y Romelio Martinez, entre otras grandes estrellas.

Entre 1939 y 1940 JUNIOR realiza lgunos partidos internacionales bajo la dirección técnica del inglés Jack Greenwell, regando su fama más allá de las fronteras.

Entre 1942 y 1947 sigue su rumbo victorioso, considerándose el mejor equipo de Colombia; la mística y la técnica impuesta en cada jornada eran su caracteristica principal, lo cual identificaba plenamente al fútbol barranquillero.
En 1945 bajo la tutela del Fútbol Colombiano "ADEFUTBOL", prestó su concurso para participar en el Torneo Sudamericano de fútbol en Chile.

En 1948 con el Nombre de ATLETICO JUNIOR, ingresó a la DIMAYOR, organismo creado para gobernar el fútbol Profesional Colombiano. El equipo se conforma con todas sus grandes estrellas que tenía en años anteriores, teniendo como director técnico a Roberto"Flaco" Meléndez y como presidente a Ernesto Alvarez Correa, logrando en una gran campaña el subcampeonato.

Al año siguiente al ser requerido por la ADEFUTBOL, participa como Selección Nacional en el sudamericano de Río de Janeiro, motivo por el cual es sancionado por la DIMAYOR 2 años, rompiendose las relaciones entre la ADEFUTBOL y la DIMAYOR. Junior regresa a la DIMAYOR en 1950, luego de levantarse la sanción, contando entre sus filas a jugadores brasileños como Harold Carijó, Marinho Rodríguez de oliveira, Elba De Padua Lima "TIM", Helenio De Freitas, Sebastián Berascochoa, teniendo la conducción en la parte directiva de Don Mario AbelloLobo.

Al final del torneo se ubica en la octava posición. En 1952, con la inyección de jugadores europeos logra la sexta posición. Al año siguente con la presidencia de Don Ernesto Mckauslan, logra la octava posición, afrontando al final una grave crisis económica que lo obliga a retirarse de la DIMAYOR.

En los años siguientes compite en los torneos aficionados locales y regionales. En 1965, a raíz del fervor despertado por la eliminatoria al mundial de Inglaterra, jugada en Barranquilla, se desarrolló un movimiento para buscar el reingreso de JUNIOR a la DIMAYOR. Estaban al frente dirigentes como Alberto Mario Pumarejo, Mario Abello, Guy de Castro, Antonio Angulo, Arturo Fernández R., José Benavidez, Mario Zeppenfeld, Imre Danko, Guillermo Marín, Roberto Pumarejo, Sixto Díaz Granados, Juan B. Fernández R., entre otros, quienes lograron despertar el interés para conseguir el objetivo.

Se llamó a varios jugadores de la selección nacional, incorporándose además jugadores brasileños, con lo cual se compitió en el torneo de la DIMAYOR en 1966, desplegando un gran juego, siguiendo en los años posterioresy entregando grandes satisfacciones a su hinchanda.

En 1972 se vincula a la junta directiva Don Fuad Char Abdala, quien se ha constituído en gran impulsor de la divisa hasta los días presentes. Durante todos estos años desfilaron por JUNIOR jugadores de talla mundial como Edvaldo Alves de Santa Rosa "Dida", Manuel Dos Santos "Garrincha", Victor Ephanol, Juan Ramón Verón, Carlos Babington, entre otros quienes hicieron vibrar de emoción con sus grandes jugadas a la hinchada.

En 1977, 1980, 1993 y 1995 y 2004 JUNIOR logra 5 campeonatos nacionales, con la dirección técnica de Juan Ramón Verón, José Varacka, Julio Avelino Comesaña, Carlos Restrepo y Miguel ángel López, respectivamente. El club estuvo presidido en 1977 y 1980 por Fuad Char Abdala, en 1993 y 2004 por Antonio Char Chaljub y en 1995 por Pedro Salzedo Salom. En 1948, 1970, 1983 y 2000, JUNIOR alcanza en Subcampeonato con la dirección técnica de Roberto Meléndez Lara, Luis Miloc, José Solari y Norberto Peluffo, respectivamente.

En total ha participado en nueve versiones de la "Copa Libertadores de América"; en 1994 avanzó hasta la semifinal de este importante evento y perdió en los tiros del punto penal por medio del uruguayo Méndez ante el Velez Sarsfield de José Luis Chilavert. También participó en la "Copa Conmebol" de 1992, "Copa Simón Bolivar "1970, 1972. Obtuvo el título de Campeón de la Internacional "Copa Reebok" 1997, realizada en Estados Unidos con la participación de los equipos Borussia M. de Alemania, Palmeiras de Brasil y Nexaca de Méjico. Fue campeón de la Copa Cotton USA, la cual fue hecha en Medellín en homenaje a los 10 años de la muerte de Andrés Escobar, venciendo a Nacional y a Millonarios en el Atanasio Girardot.

Su actual presidente es el Doctor Alejandro Arteta. La Junta Directiva la conforman los doctores Antonio Char Chaljub, Jimmy Char Navas, Mauricio Char Yidi, Roberto Char Carson, José Manuel Carbonell, Hernán Yunis Pérez , Mauricio Correa LaTorre y Alejandro Arteta Abello. El Gerente General es el señor Hector Fabio Báez. El gerente deportivo don Yesid Turbay. JUNIOR cuenta con sus Divisiones Menores participando en los torneos aficionados que organiza la liga de fútbol del Atlántico y la División Aficionada del Fútbol Colombiano "DIFUTBOL". Tiene equipos en Divisiones "C", Ascenso, Juvenil, prejuvenil, preinfantil, pony, además de los equipos escuelas de apoyo en la ciudad y departamento del Atlántico.



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