Escrito por: Alejandro Rutto Martínez
¿En qué lugar del mundo
habrá nacido la audaz idea de utilizar la caja, la guacharaca y el
acordeón para cantar música de alabanza y adoración a Dios? La
respuesta es simple, aunque usted no lo crea, el vallenato cristiano nació
en Maicao.
en Maicao.
En
los años ochenta la música vallenata se hacía popular en el país y llegaba a
Europa en donde calentaba la fría ciudad de Estocolmo con motivo de la
entrega del nobel de literatura a Gabriel García Márquez. Alfredo
Gutiérrez, los hermanos Zuleta, el Binomio de Oro y Diomedes, entre
otros, se tomaban las plazas públicas, las casetas, los parques, las
emisoras y los canales de televisión de todos los pueblos del Caribe y de
Colombia. Mientras eso sucedía, Santander Ortega, pastor de la Iglesia Cristiana
Cuadrangular, acariciaba la idea de utilizar esa bella música glorificar al
Señor.
Un
día comenzó a convertir el sueño en realidad: reunió a varios músicos populares
en un gran evento realizado en la calle 8 entre carreras 16 y 17 del barrio
Santander. Participaron entre otros Bedel García y Andresito Bolívar quienes
aportaron su talento y sus instrumentos musicales en un concierto en el que los
coros más tradicionales de la iglesia fueron acompañados por los instrumentos
clásicos del vallenato.
Fue
tal el éxito del evento que se realizó una gira por todos los barrios de la
ciudad, la cual terminó con una apoteósica programación en la iglesia central
del barrio San Martín. Así nació la agrupación Los pacificadores cuya
primera grabación se efectuó en 1.986. Se trataba de un casette con 10
canciones originales, compuestas todas ellas por el pastor Santander y miembros
de la iglesia Cuadrangular de Maicao.
La
canción más conocida, Dios es amor le dio el nombre a ese primer volumen que
sería el pionero dela música cristiana vallenata. En esa misma entrega se
incluyó una bella canción titulada “El Salmo 150” que se convertiría en la
prueba de que no hay música cristiana sino hombres y mujeres que le cantan a
Cristo en diversos aires y géneros musicales. Uno de sus apartes dice:
“Como el salmo 150, lo que respire alabe a Jehová/ De mi boca sale alabanza, de
mi corazón también/ Yo alabo a Dios con la boca, yo alabo a Dios con los pies/
y todo lo que respire, alabe siempre a Jehová.
Al
principio la nueva música fue recibida con cautela por algunas comunidades
cristianas que estaban convencidas de que la música de Dios era exclusivamente
la que se interpretaba con la guitarra, el órgano y el piano. Todo lo demás le
parecía música pecaminosa, especialmente esta que sonaba tan parecida a la que
se escuchaba en las grandes fiestas mundanas de la época.
Pero
Dios hizo su obra y el pueblo comenzó a deleitarse con las nuevas canciones. El
casette, grabado con escasos recursos tecnológicos en los estudios de Radio
Península abrió las puertas para que el grupo Los Pacificadores fuera invitado
con frecuencia a importantes iglesias de Valledupar, Medellín,
Barranquilla, Santa Marta y varias ciudades venezolanas.
Un
año más tarde fue grabado el segundo volumen titulado “Dios es amor” y varios
años después “El Lirio”, todos ellos con canciones de gran contenido espiritual
y con un ritmo vibrante que es capaz de conmover hasta a una piedra.
Santander
Ortega es hijo del legendario Francisco LLirene, legendario músico del Caribe,
en cuyo honor se realiza un importante festival de gaitas en la localidad de
Ovejas, departamento de Sucre.
Cada
domingo “el Hermano Santa” predica en las dos escuelas dominicales de la
Iglesia de Maicao. Cuando se le pregunta qué lo inspiró para cantar
vallenato responde con su conocida sonrisa paternal: “El amor a Dios y los
salmos 147 y 150”