Escrito por: Abel Medina Sierra
El género textual que más he
trabajado, publicado y al que debo un
premio nacional es el ensayo. Sea esta la oportunidad de agradecer a Clímaco
Pérez Camargo, Gabriel Ferrer y su esposa Yolanda Rodríguez, quienes fueron mis maestros en este ejercicio escritural tan
exigente.
Por algún reconocimiento como
escritor y ensayista es común que me busquen algunos estudiantes de pregrado y
de postgrado para “una ayudita” con un
ensayo. Nada infunde más zozobra a un
estudiante que cuando un profesor le dice “me hace un ensayo para la próxima
clase”. Acometer tal ejercicio de
redacción es visto más que como un castigo que como la oportunidad de explorar
el más riguroso y critico genero capaz
de concitar el análisis, la argumentación y la exposición en un solo texto.
El hecho de generar tantas
reticencias en los estudiantes está en la falta de referentes pues casi nunca
el docente que los pide se da el tiempo
de explicar cómo se hace, es más, la experiencia me ha enseñado que quienes más
piden ensayos a sus estudiantes son los que menos los han escrito.
Muy a pesar que los estándares
curriculares del área de lenguaje apuntan a que el media vocacional, ya el
estudiante este en capacidad de producir ensayos, la mayoría de estos llegan a
la universidad sin saber escribir ni siquiera un párrafo. El docente de
secundaria y media perdió gran tiempo corrigiendo ortografía o tratando que el
estudiante se aprenda de memoria todos los tiempos y modos verbales y nunca los
enseño a expresar por escrito sus
opiniones y sustentaciones, eso sí es importante.
Desde mi experiencia como
ensayista, como catedrático en redacción de 21 años en la Facultad de Educación
de la Universidad de La Guajira he podido construir ciertas certezas y algunas
conjeturas sobre la responsabilidad de los docentes a la hora de encaminar a
los estudiantes hacia la producción de ensayos.
El gran riesgo es el inminente
plagio. Un estudiante que se siente sin herramientas para redactar un ensayo lo
primero que hace es buscar en la fuente de todos los remedios: el bendito
Google.. Frente a esto hay que decir que
el docente a veces induce al plagio. En estos días una estudiante de
primer semestre de Biología de la Universidad
de La Guajira pidió mi ayuda para un ensayo
sobre el uso de las matemáticas en la bióloga. Para tener los referentes
sobre este tema se debe estar al final de la carrera y no en su primera semana
como este caso. Lógico, a la estudiante no le queda otro camino que el plagio,
tuvo que parafrasear engañando al
profesor y se ganó una nota altísima.
Para redactar un ensayo se
requieren referentes por lo que nunca un estudiante podrá redactar opiniones,
argumentaciones y sustentaciones sin estos. Por otra parte, si el estudiante no
maneja las normas técnicas de las citas y referencias bibliográficas tiende a
incurrir en el plagio. Hay que enseñarles que si puede usar datos secundarios
peso eso tiene una forma de presentarse y unos límites de extensión. Ayuda mucho cuando los apoyamos para que
construya previamente una estructura conceptual para que se generen sus propias
ideas.
Me he encontrado con estudiantes
a quienes el docente manda a redactar un ensayo de una cuartilla o página. Ni
las más geniales plumas han logrado presentar una tesis, explicarla,
sustentarla, argumentarla y concluirla en una sola página; esa capacidad de
concisión si no la tienen los ensayistas mucho menos un estudiante de pregrado.
Un ensayo no es un resumen ni un
informe de lectura, así que si el docente entrega un texto al estudiante para
que a partir de este, redacte un ensayo, lo que
logra es un producto muy diferente por parte del estudiante. Tampoco es
recomendable que se asigne un tema muy general y vago como “la educación”, “la
violencia” sino aspectos específicos de un tema.
El estudiante requiere luces, se
alimenta del ejemplo y del hacer y corregir, del ensayo y el error. Un docente
sin referentes sobre el ensayo más que orientarlo lo induce al camino inexorable
de la improductividad, el fraude académico o
el fracaso. Ensayemos.
Publicado en DIARIO DEL NORTE,
13/04/2016
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