miércoles, 13 de mayo de 2020

Triscaidecafobia

!Qué suerte tienes, dijo la muerte!

 “La muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no es, y cuando la muerte es, nosotros no somos.” (Antonio Machado)



Escrito por: Joel Peñuela Quintero

Era martes, muy temprano todavía y ese día la muerte estaba desocupada. Hacía casi cinco años que, trabajada de corrido, literalmente no había tenido ni un solo segundo de descanso, pero ese día era distinto. Desde el mediodía y hasta dos minutos pasados de la media noche del miércoles, la muerte no tenía nada por hacer.

—No hay nada más insoportable —masculló la muerte— que vagar dando vueltas, sin hacer nada.

Pero qué podía hacer, ella era solo una soldada siguiendo órdenes siempre.

Pensando en esto se fue para la calle Primera de Riohacha, a ver pasar la gente. Miró la cara de José Valencia, un comerciante de unos cuarenta años que pasaba empujando una carreta llena de cocos y una cava con hielo.

—Tres meses, cinco días, veinte horas, cuatro minutos, tres segundos.

La muerte inclinó su cabeza hacia el lado derecho, señalaba con los dedos índice y del medio de la mano izquierda con los otros dedos recogidos, cerró el ojo derecho, como apuntando con una pistola imaginaria…

—Pummmmssshh! —dijo, como si le hubiera disparado.

El de los cocos pasó por el lado de la muerte, quien sacó su larga lengua negra, sucia, putrefacta y fría, se la mostró al vendedor que no pensaba en la muerte desde que se había casado. Tres largos años antes.

—Ya lo sabes —continuó diciendo—, te estoy viendo.

José sintió que un suspiro inadvertido, involuntario, le salió de lo profundo, tan fuerte que casi lo atraganta. El vendedor de cocos continuó su camino sin pensar en la muerte todavía.

El tiempo seguía raudo su estricto recorrido de ese martes trece. La muerte continuaba haciéndole frente a su aburrimiento mirando la cara de la gente y sacando la cuenta del tiempo que faltaba para su fatal encuentro con ella. Un niño de ocho años, que iba acompañando a su abuela al rezo de las cinco, dirigió su mirada hacia donde estaba la muerte y esta le apunto con los dos dedos, cerró el mismo ojo de siempre.

–¡Pummmmssshh! —sonó de nuevo la muerte, en total oscuridad—. Un año, tres meses, dos días, tres horas, cinco minutos, tres segundos.

Lo dijo sin hacer pausa. La muerte se quedó mirando al chico, mientras meneaba la cabeza de un lado a otro, se notaba a leguas que estaba insatisfecha.

—Mejor no —dijo de nuevo—, mejor te llevo en treinta y nueve millones, cuatrocientos noventa y cinco mil seiscientos segundos.

Siguió meneando la cabeza y se fue acercando al chico. Lo olfateó como un sabueso que ha sentido las hormonas de una perra en celo.

—¿Qué dices, eh, he, eh?

El niño, demasiado joven como para pensar en otra cosa que no fuera deshacerse pronto de la vieja, para volver a su juego, cruzó la calle y se dirigió a la catedral.

La muerte, miró a dos o tres más que pasaban por ahí.

Si quería quitarse el aburrimiento, no había escogido el mejor sitio de Riohacha.

Cruzó la calle como siempre lo hacía cuando se iba de un lugar a otro, volaba como a dos metros sobre el suelo. Lo hacía lento, esta vez no tenía prisa. Cuando tenía prisa no volaba, solo se desaparecía y aparecía donde se requiriera su presencia y en muchos sitios a la vez.

Se tomó algunos minutos en llegar al barrio la Cosecha, a cinco kilómetros de allí. Mientras avanzaba, rosaba la oreja de algún mototaxista, quien movía la cabeza hacia un lado al sentir un raro frío que le rozaba el cuerpo, otras veces, soplaba en la oreja de algún descuidado conductor que se encontrara en el camino.

Llegó a la calle treinta y cinco, se detuvo a ver el juego inocente de unos niños. La calle estaba sola. Era martes trece de agosto. Dentro de poco estaría anocheciendo.

La muerte pensó que las cosas estaban muy extrañas en Riohacha, parecía ser que cuando ella no trabajaba todo se ponía aburrido. La gente también parecía estar igual que ella, sin saber qué hacer, ni siquiera había un alma en esta calle del barrio donde la muerte estaba esperando que algo pasara.

Octavio Luis había salido temprano del colegio. Al contrario de lo que sucedía con la muerte, cuando él tenía algún tiempo libre, le sobraban cosas por hacer. Ese día, una vez llegó a su casa, se fue para donde Mario, y le pidió la moto prestada. Este era su mejor amigo de la cuadra donde él vivía, la misma donde estaba la muerte sin hacer nada ese día.

Mario acababa de arreglar su moto y la había lavado, pero la excusa no le importó a Octavio Luis, él siempre encontraba la manera de salirse con la suya. Le dijo a Mario que se la devolvía enseguida, que iría donde Maye para salir con ella más tarde.

La muerte miraba hacia todos lados, no había nada qué hacer, eso no lo podía soportar más. Miró de nuevo su agenda, comprobó que el itinerario comenzaba dentro de siete horas más tarde, solo en la madrugada se reiniciaría su labor. Alguien tenía la ineludible cita y por supuesto, en esos momentos no estaría pensando en ella, como siempre sucede.

—Un momento —dijo la muerte con una gélida sonrisa entre sus dientes–, ¿cómo es posible que me haya olvidado?, ¡hoy es martes trece de agosto! ¡vaya! ¡qué suerte tiene la muerte!

Se dio a sí misma algunos besitos de felicitación, estiró la cara hacia un lado, dejando ver su huesudo rostro al descubierto, estaba pálida, tanto como siempre es ella, su mirada negra, perturbadora, inquebrantable. Ese día estaba vestida de una manta guajira color rosa. Como todo el mundo sabe, ella no tiene pies, solo sus dos muñones en forma de una te al revés, en ellos llevaba puestas unas zapatillas sueltas, que hacían juego con su manta sucia, que olía a alcanfor.

Pensando en su suerte buena, ideó de inmediato un plan macabro, decidió dar una vuelta por el barrio El Dividivi, a solo dos kilómetros de allí. Hacía unos días que había visto a Gerardo Andrés, un muchachito coqueto, que le había caído mal a la primera mirada. Decidió que le haría una visita inadvertida, aunque nada podría hacer contra él, porque no estaba en su agenda.

Como siempre hacía cuando se disponía a cruzar la calle, comenzó con un vuelo a ras de tierra, para luego poco a poco comenzar a elevarse. Tanto disfrutaba esto, que hacía que se sintiera viva. A menudo acostumbraba ir volando horizontalmente esquivando a los transeúntes, carros, motos y todo lo que estuviera en el camino. Algunas veces iba por toda la acera tocándole el pelo a alguna mujer, otras rosándole la oreja o la nariz a otro por allá. Le gustaba ver la piel humana erizarse al rose siquiera de su tacto.

Ese día, poco después del mediodía, antes de llegar a La Primera, había estado jugando a leer los labios de la gente. Para hacer más interesante el pasatiempo, se había colocado unos tapones de goma en las orejas. La muerte se había olvidado de quitárselos, fue por esto que no alcanzó a escuchar la moto de Octavio Luis cuando venía a toda velocidad en una sola llanta. En picada, como dicen estos intrépidos busca problemas.

Todo ocurrió con una sincronización asombrosa: cuando la muerte emprendía su rasante vuelo, antes de ponerse horizontalmente como le gustaba viajar, Octavio Luis picaba la moto, y engarzaba a la muerte por el lado izquierdo, justo donde ella tiene el ojo tuerto.

La muerte no sintió nada más que un zumbido y un cosquilleo que le hizo soltar una nueva carcajada. Había quedado apropiadamente acomodada frente a las narices del motociclista.

Octavio Luis vio la muerte de frente y experimentó esa maraña de recuerdos que le caen encima a la gente cuando se encuentra con ella. Vio toda su nefasta vida que le pasó frente a sus ojos, como en una película veloz, pero en reversa.

—No me lleves, por favor —dijo el infeliz—, soy muy niño todavía.

—¿No me lleves? —preguntó la muerte, tratando de detener su chillona risa infernal—. Yo no te estoy llevando, estúpido, eres tú el que me lleva por delante.

Le puso sus frías manos a lado y lado de la cara, abrió la boca dejando escapar una bocanada de su fétido aliento.

—¡Qué suerte tienes! —dijo la muerte.

Quedó mirándolo un momento. El pobre infeliz tenía los ojos desorbitados y el ritmo cardiaco a punto de explotarle. La muerte no podía creer que ese estúpido, como le había llamado un momento antes, fuera tan cobarde. ¡Solo a un estúpido como él, se le ocurría tratar de convencerla, argumentando que era muy joven!

—Las cosas que me toca ver —dijo la muerte, muerta de la risa.

—Mira la hora —ordenó la muerte—, estúpido cobarde.

Octavio Luis miró su reloj negro, digital, arcaico. En la pantalla rallada por el maltrato se mostraba la hora: seis de la tarde, siete minutos, nueve segundos. Octavio Luis no comprendió absolutamente nada. Sentía que el tiempo transcurría con tanta lentitud que parecía gatear en lugar de caminar. En este trance de su corta e inútil vida, Octavio Luis pudo comprobar, que el tiempo solo es un artificio ilusorio que encadena a los humanos.

Mientras que la muerte no se equivoca, no se extravía y es extremadamente precisa, también es terriblemente caprichosa. Ella, en momentos como este, cuando no se encontraba aburrida, no tenía que mirar el reloj para saber que todavía tenía tres larguísimos segundos a su favor, pues cuando fueran las seis y siete minutos, más trece segundos de ese martes trece de agosto, del año dos mil trece, tendría el único segundo en toda una centuria, donde ella tiene permiso para hacer lo que le dé la gana.

—¡Qué suerte tienes! Octavio Luis —dijo la muerte. Y volvió a reírse a carcajadas.

—¿Suerte? —alcanzó a preguntar Octavio Luis, antes de cerrar los ojos.

—Sí —contestó la muerte—, ¡Qué suerte tienes! …que tu nombre tenga solo once letras… “o más bien, suerte la nuestra” —Alcanzó a musitar al disiparse.


Joel Peñuela es un narrador, docente y predicador residenciado en Riohacha. Pertenece al taller Relata, del Ministerio de Cultura, el cual es liderado por el escritor Víctor Bravo Mendoza

sábado, 2 de mayo de 2020

Siervos y amigos de Dios

Escrito por: Alejandro Rutto Martínez

Estos son los tiempos en los que hay más preguntas que respuestas, más miedos  que certezas y más ansiedad que firmeza. Atravesamos en nuestra misma barca un   río diferente de aguas turbulentas a través del cual nos movemos sin tener brújula ni   capitanes porque los protagonistas de antes no han sido capaces., al menos por el  momento, de mandar un mensaje tranquilizador.

Antes era diferente. Para los tiempos en que la amenaza era el sido, nos  recomendaron la fórmula del sexo seguro. En las épocas del cáncer la receta eran los hábitos de vida saludable. Para la inseguridad, nos ordenaron portarnos bien y   llegar temprano a casa.

Pero en los tiempos del virus diminuto, invisible, pegajoso y mortal, no hay forma  válida de protegerse excepto encerrarse, distanciarse y esperar que nada suceda.  Parece que humanamente no hay nada que hacer, pero es mucho lo que podemos  lograr con elevar la mirada y el corazón hacia el Dador de la vida, quien ha tenido   siempre la intención de considerarnos amigos suyos en lugar de solo siervos suyos.

Te invitamos a leer también: Lo invisible sí existe

 Hoy, cuando estamos con un pie en la orilla del tiempo y otro en la ribera de lo   desconocido es importante acercarnos al conocimiento de Dios, el cual se   transforma en una relación íntima y tierna con Él quien ha dado suficientes muestras  de amor por su esquiva criatura humana, como la de dar a su Hijo unigénito para   que todo aquel que en él crea no se pierda,  mas tenga vida eterna.

 No hay vacunas, ni soluciones que dependan de los líderes mundiales, por  poderosos que estos sean. Lo que nos va a dar la serena tranquilidad, la segura  protección y la pronta salida es el poder generoso e ilimitado de Dios, quien desde  siempre nos ha hecho por lo menos tres invitaciones que los humanos en sus  múltiples ocupaciones, en sus socorridas preocupaciones y en sus frecuentes   distracciones no ha atendido, no ha entendido o no ha querido entender.

¿Cuáles son esas invitaciones?

 En primer lugar​, Dios quiere que vengan a Él, a través del estudio de su palabra,   ¿de la aceptación de Jesús y de solazarse con la presencia del Espíritu Santo en sus    vidas. Jesús manifestó “​Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que viene a     mí, de ningún modo lo echaré fuera” Juan 6:37

 En segundo lugar​, Dios quiere que el ser humano lance su grito de emancipación frente a otros vínculos, en contra de los dioses modernos como el dinero, el placer, la avaricia por acumular cada vez más y el interés en cosas vanas y superfluas.

En la antigüedad, en un momento en que sus líderes no estaban, el pueblo de Dios corrió a adorar un becerro de oro y se olvidó del Padre celestial. Hoy tenemos  nuevos y relucientes becerros de oro, a los cuales las multitudes adoran, en un   insensato  olvido de lo fundamental.

 Hoy es muy oportuno el llamado, sencillo y sincero que Jesús hizo a sus discípulos:
 “Hijos, guardaos de los ídolos” (1 Juan 5:21)

 En tercer lugar, Dios quiere que nos liguemos a Él que lo busquemos, que   tengamos comunión con lo suyo y que reconozcamos su grandeza, sin otro interés   que el de obedecer su Palabra. No se trata de un torneo de premios y de castigos,   en el que quien busque a Dios tendrá galardones y será exonerado del sufrimiento.
         
Se trata de que el Señor nos ordena que lo tengamos a Él como prioridad en nuestras vidas y en la vida del creyente la obediencia es fundamental.

Sin embargo, la buena noticia es la siguiente: Dios ha prometido que la obediencia será recompensada. Es por ésto que en el libro de Santiago (4:10) podemos leer un  mandamiento riguroso y, enseguida, una promesa espectacular. ¿Quieres ver el   texto? Aquí está:  “Humíllense delante del Señor, y él los exaltará”

En otras palabras, una nueva relación con Dios es lo que la humanidad necesita  para alcanzar el nuevo rumbo. Hombres y mujeres que además de siervos sean amigos del Creador.

lunes, 27 de abril de 2020

Este gallo es una metralleta

Escribió: Armando José Olmedo Larrazábal

Mi compadre Falvino Rincones Martínez, es uno de los amigos importantes en mi vida, con él he gozado muchos gratos y felices momentos y algunos no tanto, pero, que hacen parte del trasegar terrígeno y como tales, le dan forma a nuestra amistad y al diario personal.

Ya completada la segunda etapa formativa, él como pedagogo de la Escuela Normal Superior de Barranquilla y yo bachiller del Colegio Departamental Efe Gómez de Fredonia, Antioquia. 

De mi promoción en el bachillerato, fui el único que se presentó en la Universidad Nacional sede Medellín y, pasé; comencé mi carrera de Ingeniería Agronómica, en la Universidad Nacional sede de Medellín, pero las huelgas de principios de la década del 70, no me permitieron continuar. Así que, regresé a mi pueblo Fonseca, mientras alimentaba la esperanza de seguir mis estudios profesionales. Mi compadre, trabajaba en Uribia, como maestro en la Normal de señoritas y en esos días de febrero de 1973, había comprado una camioneta Ranger XL último modelo, automática color blanco, placa venezolana. 

Llegó a Fonseca “encamionetado” y me mando a buscar. Yo no sabía nada del carro, cuando llegué a la casa encontré un ambiente festivo y de mucha alegría y estaban tomando cervezas, los famosos botellones de Águila, de esos tiempos.

Macha, la mamá de Falvino, una señora bonachona y querida en la región, cuando la saludé me dijo: tienes que felicitar a “Falvi” pues está estrenando carro. Enseguida le di un abrazo y los buenos deseos y la algarabía fue total. La casa de los Rincones Martínez siempre ha sido como una especie de consulado donde nos reunimos con frecuencia y el ambiente familiar contagia y lo que se respira es comunitario, de tal forma que todo se comparte y el amor es la cobija con que nos arropamos cuando estamos donde Macha.

Tomasa “Macha” Martínez Gómez era casada con Gregorio “Gollo” Rincones Maestre, de esa unión nacieron once (11) hijos: Fadrique Alfonso, Fara (RIP), Fabiola, Fadul, Falvino Rafael, Filgar Paul, Felicita, Frut Mary, Víctor Gregorio, Facundo y Freddy. 

De acuerdo con comentarios del compadre Falvino; ”no existió una propuesta preconcebida para nombrar a los hijos de la pareja con nombres que comenzaran con la letra “F”, los cinco primeros fueron bautizados y coincidencialmente apareció la “F”, y se siguió procreando y los nombres salían, porque la idea era tener ocho hijos, es decir, el último sería Víctor Gregorio, nombre que surgió entre ellos, de la combinación de los nombres de los papás de la pareja: Víctor Gómez, papá de Macha y Gregorio Rincones Papá de Gollo. 

Sin embargo, la letra efe, juega un papel muy importante en la familia; con efe comienza el nombre de la finca familiar, Faldioska, en las estribaciones del Perijá en la región de Quebrachal - La Nevera y siguen Facundo, Fredy (dos descuidos que pusieron punto final a la fraternidad Rincones Martínez) y ellos todos son de Fonseca, tierra que los vio nacer.

El señor “Gollo” falleció bastante joven en 1980 hace aproximadamente cuarenta años y él tuvo otros nueve hijos más, siete con Francia “Nancha” Amaya de Fonseca, Rafael “Paliza” (el mayor de todos), Alvaro y Ernestina , fallecidos, Luis Gregorio, María Zeneth, Ludís y Wilmer. Además, con Genoveva Molina en Cañaverales tuvo a Norma y a Carmen). 

Macha, se nos fue hace escasos seis años y sus recuerdos todavía están tibios y ahora y en todo momento, en la casa estamos hablando de Macha como si estuviera viva. Era una mujer sagaz y conversadora muy familiar y lo más importante para ella eran sus hijos, a quienes veneraba y respaldaba en todo. Con los otros hijos de Gollo mantenía muy buenas relaciones y la visitaban con frecuencia.

Cuando era señorita fue elegida reina de Las Gaviotas en las Novenas de San Agustín de Hipona, patrono de Fonseca, fiestas que duraba nueve días, desde el 27 de agosto hasta el 4 de septiembre.  Es importante mencionar en este relato, la vena musical y folclórica de esta familia por lado y lado de los papás, Macha y Gollo. Éste era un músico virtuoso ejecutor del bombardino instrumento musical de viento metal y era muy solicitado en todas las fiestas porque hacía parte de la banda del pueblo, hoy en día no se habla del bombardino y se encuentra relegado. 

Macha hermana de Bienvenido Martínez Gómez acordeonero y compositor ancestral de una las más elogiadas piezas del folclor vallenato, Berta Caldera, el famoso paseo, escuchado en el mundo entero, grabado en los diferentes géneros musicales habidos y por haber, al decir de la vieja Macha”. 

También es macha portadora de la vena musical de los Soto - Martínez de Fonseca- Barrancas, dueños de bandas y músicos instrumentales, donde brilla con luz propia el legendario Luis Enrique Martínez, natural del Hatico. Esta es una familia clase media, levantada con el esfuerzo de todos, queridos y muy estimados en Fonseca y “la región colombiana”, expresión coloquial del comandante Fadul.

Después del saludo y cuando se calmaron los ánimos, mi compadre me llamó aparte y me dijo:

-          Oiga compadre, a la orden la camioneta, para lo que la necesite. Yo vine con el fin de invitarlo a Maicao, porque mañana es día de San José patrono del pueblo, hoy hay una gallera y nos invitó “Pato Loco” el amigo de Fadul, así que, nosotros dentro de una media hora nos vamos para Maicao. Usted va a la casa se pone una “pintica” y “jau yané” (expresión guajira, que significa nos vamos). 

Eran aproximadamente las 4:00 de la tarde del día 18 (domingo) de marzo de 1973. Tal cual, así se procedió y en menos de lo que canta un gallo, yo estaba listo en la casa de Macha y por donde pasaba dejaba el aroma del perfume Pino Silvestre, lo último en la moda de esos tiempos en Fonseca y que volvía loquitas a las muchachas del barrio.

Mi compadre estaba listo esperándome, yo aproveché y le hice un comentario.

-          Compadre, yo nunca he jugado gallos y además se necesita una plática, ¿Cómo vamos nosotros a presentarnos allá, sin cinco en los bolsillos?

-          Mi compadre, me tranquilizó. - Mire, me dijo, la gallera es de “Pato Loco”, él es “full llavería” de Fadul, mi hermano y, además, que no me preocupara por nada. Bueno y que más vamos a hablar, aprovechemos que todavía es de día y partimos, que el camino es largo y culebrero. Nos despedimos de todos y “pa´ Maicao”.

La vía principal estaba en pésimas condiciones, una carretera destapada, llena de huecos y grandes piedras que no permitían acelerar el carro. A pesar de estar nuevo y con aire acondicionado teníamos que conducir con mucho cuidado. Yo le recomendé al compadre que nos tiráramos por la vía de “puente rojo, por Barrancón” y salimos allá delante de Los Remedios.

-          Él me preguntó ¿compadre usted conoce la ruta?

-          Le respondí que sí, haciendo la salvedad que sí por cualquier dificultad o extravío, preguntáramos en las fincas vecinas. Así lo hicimos.

No hubo necesidad de preguntarle a nadie, el paisaje era muy hermoso, el verde de La Guajira despuntaba como consecuencia de los primeros aguaceros de la primavera. Y   esas trochas estaban en mejores condiciones que la vía principal, ya que unas empresas extranjeras, que estaban haciendo estudios de exploración en las minas de carbón de El Cerrejón, las mantenían en muy buenas condiciones, para poder ellos transitar, eso facilitó el viaje antes de las 6 de la tarde, llegamos a Maicao.

El sitio de reunión, la Gallera San José de Maicao, la cual quedaba pegada a la Caseta de bailes Internacional, dos lugares emblemáticos en la ciudad, que pertenecían a los hermanos Flavio y Heriberto Berardinelly de Fonseca, quienes, buscando mejores vientos, se habían mudado. 

Y de verdad que los encontraron, recién llegados a Maicao, montaron una rifa de un equipo de sonido, ultima gama, que les acredito un “turco” amigo de ellos, la cual dio origen a la famosa Rifa La Guajira, vigente en la costa Atlántica, por más de veinte (20) años, los Berardinelly, se volvieron ricos y lo disfrutaban. Maicao en eso esos tiempos era conocida como la Vitrina Comercial de Colombia y de allí se surtía todo el comercio de la Costa Atlántica y gran parte de los mercados fuertes del interior del país, donde conseguían especialmente rancho, licores, perfumería, electrodomésticos, telas, cigarrillos y toda clase de mercancías finas y a muy buenos precios porque Maicao operaba como zona franca y las mercancías eran más baratas, comandadas por almacenes y grandes tiendas de comerciantes árabes, erróneamente llamados “turcos”, pero en realidad procedían de Siria, Líbano, Palestina y Jordania y desde esta plaza  surtían a los comerciantes de Venezuela,  Aruba, Curazao, Martinica y casi todas las islas del Caribe y los comerciantes colombianos que de todas partes llegaban y salían de  este hervidero de gentes, donde se conseguía de todo. 

En Maicao la presencia árabe se hacía sentir, dueños del comercio y con una población que llegó a más de los 6000 habitantes y existe tanto arraigo que el actual alcalde es de ascendencia árabe, un prospero comerciante de nombre Mohamad Jaafar Dasuki Hajj, que está administrando pobreza inseguridad y una caída desastrosa del comercio debido a problemas fronterizos y crisis económicas.

Una vez frente al portón de la gallera, nos estaban esperando, Fadul y el famoso “Pato Loco”, quienes al vernos nos abrazaron y nos invitaron a entrar. Eso hicimos a través de una puertecita anexa al portón. ¡Oh, sorpresa! Una gran cantidad de gente y una algarabía estruendosa fue el recibimiento, ya las peleas de gallo habían comenzado. “Pato Loco” nos brindó cervezas Heineken de las grandes.

-          Mi compadre de inmediato me dice al oído - ¡Ojo, con cinco de estas tenemos! Estas tienen más alcohol que las águilas.

Fadul le dio a Falvino un “bojotico” y a mí me entregó otro. Yo sin preguntar lo guardé en el bolsillo del pantalón. Mientras Fadul nos decía:

-          Para que se entretengan en la ruleta o se compren una cerveza. La nominación más alta de billetes en el país, era el de doscientos pesos, el famoso “cafetero” por la efigie. Falvino con mil y yo con seiscientos, estaba bien.

Pero, ¡qué va! ahí no hubo necesidad de comprar nada, la gente alegre y “gastona” nos regalaban las cervezas y tragos de whisky, ¡eso era una locura! La bulla excesiva y el jolgorio estaba prendido, en el fondo encima de una tarima improvisada con tablones y tanques vacíos de aceite de 55 galones, una banda de música “papayera” llamada, San Francisco de la Paz, amenizaba el “fundingue” interpretaban el famoso porro, El Toro Negro.  Mientras tanto nosotros, como pudimos nos subimos a las gradas de la gallería, que no eran más que unos entarimados de madera como de cinco escalones atiborrados de gente con dinero y botellas de cervezas en las manos, gritando como locos: ¡Cien mil al giro! ¡Dos cientos mil al cenizo! ¡Voy a mi gallo! Etc. 

La pareja de gallos que en esos momentos recibía todas las miradas y atenciones de los eufóricos galleros era alentada por todos los presentes, los aleteos y picotazos iban y venían y los gritos de los fanáticos chocaban unos con otros y en la arena un acucioso juez de eventos gallísticos, seguía atentamente la contienda, que no duró más de dos minutos, porque el gallo cenizo mató al giro de un espuelazo que le destrozó el corazón. 

El dueño del gallo ganador salto la valla, levantó su gallo y lanzó un grito: ¡YA VAN DIEZ, NOJODA! ¡DENTRO DE DOS MESES PREPAREN EL ONCE! ESTE ES EL MERO MACHO, EL MEJOR GALLO DE LA REGION. El “Mero Macho”, gallo ganador se sacudió y de su garganta salió un sonoro y ensangrentado canto, como respaldando las expresiones de su mentor y dueño. 

La bulla se fue calmando y los ganadores cobraban y recibían las apuestas de los perdedores que sin problemas aceptaban la derrota, las gradas de la gallería iban quedando solas, hasta la iniciación de la próxima pelea.

 Nosotros, mientras tanto, tomábamos cerveza Heineken, ya iban más de cinco y las orejas calientes; seguían entrando y saliendo personajes de todas las calañas, unos cargaban sus hermosos y aliñados animales, buscando la oportunidad de cazar una pelea con los gallos de las cuerdas convidadas, algunos conocidos, pero la mayoría eran gentes de la región que les gustaba la gallería y durante meses atrás venían ahorrando dineros para apostar y tomar tragos en la fiesta de San José. No se puede decir que, así como llegaron se devolvían, porque el solo hecho de ir a la gallera era una “pea” segura.  

Cuando llegaron ensombrerados “pintosos” y perfumados cual galanes de cine, pisaban con cuidado para no dañar el lustro de los zapatos recién embolados y cuando se presentaban de regreso a sus casas, la gran mayoría, “sin cinco en el bolsillo”, los zapatos los habían cambiado por guaireñas, la camisa, no era la hermosa guayabera de cuatro puestos que le regaló la esposa para los eventos especiales, esa se perdió quien sabe dónde, el limpio apostador llevaba puesta una camiseta china blanca, que compraban en el mercadito guajiro tres por $1000, con un sombrero de pajita y tercia en el pecho una mochila guajira con un litro de Chirrinche y fumando ”Pielroja”, acompañado de dos o tres amigazos zarrapastrosos que lo único que los motivaba era la botella de Chirrinche que el paisano traía en la mochila.

En la gallera la fiesta continuaba; en esos momentos entra un señor, de baja estatura, gafas Ray Band oscuras, con una mochila guajira terciada al hombro, pantalones Lee, camiseta y gorra del equipo Junior de Barranquilla, zapatillas Reebok blancas, escoltado como por cinco “gorilas”, que como una catapila (Caterpillar) le iban abriendo el camino para que este pasara sin problemas. Se trataba de Luis Fernando “el Chato” Oñate, un gallero de grandes quilates, oriundo de Camarones y residenciado en Riohacha, quien tenía una cita gallística con Édison “Encho“Pitre, de origen Fonsequero pero residenciado en Santa Marta. Se estimaban mucho y se trataban de compadres, pero la cita era el enfrentamiento de sus gallos con una apuesta preconcebida de un millón de pesos. 

“El Gavilán Mayor” un “giro” bien “criao”, nombre del gallo de “Chato Oñate” que se enfrentaba al gallo canagüey “Flor de Caña II”. Aquel, lo cargaba un señor de piel morena, delgado pero fornido, debajo de un sombrero sabanero, con un “habano nacional, sello de oro” encendido que dejaba el olor a tabaco impregnado en todas partes; mientras entraba con el gallo izado con la mano derecha, con la otra lo sobaba y levantaba las plumas traseras, de una manera rítmica y elegante. 

A él, lo atravesaba un maletín colgado al cuello, donde cargaba todos los utensilios necesarios para la preparación del gallo antes de la pelea. Se trataba del negro Luís, oriundo de Sincelejo, cuidador y manager de la cuerda de gallos del “Chato” Oñate en el barrio los Olivos de Riohacha. Este señor experto en la materia se las conocía todas.

Dueños de todas las miradas y orgullosos del recibimiento de los presentes que, de una manera u otra, intentaban darle un saludo de mano al “Chato”. Este no se percató que en la primera fila de la valla ya lo estaba esperando su compadre “Encho” Pitre, que calladamente dejó que este se diera cuenta de su presencia para levantarse y darle un fuerte abrazo. 

“Encho” un fornido y atlético personaje piel morena, de casi dos metros de estatura, lucía un sombrero texano gris, una sonrisa burlona, tapizada por una negra y bien arreglada bigotuda, una camiseta Golf amarilla, Jean azules y botas texanas y el “chato, escasos 1,65 m. (la diferencia de estatura era abismal) éste le abrazo la barriga como muestra de cariño y respeto, y el otro le sobo la cabeza.

Pitre también gozaba de sus cordones de seguridad, quienes estaban repartidos y camuflados en todas partes de la gallera. Se saludaron efusivamente y después de un trago de Old Parr, se sentaron en sus respectivos taburetes, uno al frente del otro en primera fila de la valla, para cerrar las apuestas. El gallo “Flor de Caña II” del compadre “Encho” Pitre, estaba reposado y su manager lo mantenía en un guacal especial, esperando el momento de la riña. 

De este par de amigos se decían muchas cosas en la costa Atlántica y todas terminaban en que tenían mucho poder y dineros frutos de presunto tráfico de marihuana. Siempre andaban escoltados y en caravanas de carros nuevos, con monumentales mujeres y armados hasta los dientes. Esa noche no fue la excepción

Era una de las peleas de gallos finos más esperada en la región y con invitaciones especiales a las cuerdas de renombre en la costa Atlántica, había presencia de cuerdas de Córdoba, Sucre, Bolívar, Atlántico, Magdalena, Cesar y una delegación de San Andrés que no trajeron gallos, porque invitados, vinieron especialmente a conocer la manera cómo se realizaban las riñas de gallos en La Guajira.

Primera vez en la vida que veíamos tanta plata junta, cuando el señor “Encho” Pitre, nuestro paisano, a quien saludamos de mano porque él nos reconoció, como Fonsequeros. Nos dijo que más tarde hablábamos y dejó ver las pacas de billetes cafeteros de $200 en el fondo de su mochila. La apuesta grande se les entregó a las autoridades gallísticas quienes cobraban un cinco por ciento del total de la misma. En todo el recinto, entre los asistentes se llevaban a cabo apuestas libres, donde la palabra del gallero se hacía valer. 

Los montos de estas apuestas nunca sobrepasaban el de la principal, pero era muy común ver apuestas de cincuenta, cien y hasta de tres cientos mil pesos. Que en el momento de la terminación de la riña eran pagados automáticamente sin problemas entre los apostadores. La apuesta principal aumentó, porque llegaron los galleros del sur de La Guajira encabezados por Hugo Romero Povea, Saúl Brito, Bartolo, José y Jafet Parodi, “Checha” Urbina y los de Dibulla, comandados por el señor “Chei” Campo que apostaron quinientos mil pesos más por gallo.

Era una de las apuestas históricas en esta gallería de las fiestas de San José de Maicao. Cada uno de los grandes apostadores entregaron las mochilas respectivas a los jueces, que no contaron el dinero, porque suponían la seriedad de cada cuerda y sería bastante demorado ponerse a contar tres millones de pesos en billetes de doscientos. Se acordó amarrar las bocas de las mochilas y se guardaron en la caja fuerte de la gallera, tal cual las entregaron; el ganador recibiría las mochilas.

El juez principal hizo uso de un megáfono y pidió silencio al auditorio y que la banda dejara de tocar, porque iba a comenzar la pelea principal de la noche, ya el reloj marcaba las 2:05 minutos de la madrugada, y se les pidió a todas las personas que estaban dentro de la pista de pelea que salieran, porque se iba a dar inicio a la tan esperada riña. En la arena solo se permitía los cuidadores de los gallos quienes calentaban a sus pupilos de manera particular en sus esquinas y los azuzaban con el fin de calentar los músculos.

Se da inicio la pelea y los dos colosos, uno en frente del otro con rítmicos y milimétricos movimientos de la cabeza, como si los tocaran pequeños impulsos eléctricos, los ojos inquietos y las plumas del pescuezo erizadas, casi que al mismo tiempo se embisten, la algarabía del público es estruendosa, los principales apostadores se levantan de sus taburetes, y gritan ¡Arriba mi gallo! ¡Mátalo! ¡Van $500.000 más! Y un sinnúmero de expresiones gallísticas que riman con el desarrollo de la riña; el bullicio aumentaba en la medida que los gallos se espueleaban y la confrontación crecía, las barras divididas y los galleros entusiasmados tomaban cerveza, whisky y fumaban cigarrillos y el 
¡Arriba mi gallo! C ¡Arriba mi gallo! ¡Mátalo! ¡Van $500.000 más! Se repetía y se repetía y la euforia contagiaba el ambiente. 

Después de casi cinco minutos de pelea, cansados y ensangrentados los gladiadores, sin fuerzas se picoteaban y una que otra vez lanzaban débiles espuelazo que eran vitoreados por los fanáticos de cada gallo, pero el cansancio era notorio y las fuerzas se habían agotado casi por completo.

El juez de la riña permitió que los cuidadores de ambos gallos entraran a la arena y cogieran cada uno su animal, lo mantuvieran unos segundos y los volvieran a soltar para ver como respondían. El gallo “Flor de Caña II” de “Encho Pitre” respondió al  pequeño receso y como una fiera malherida saltó sobre su enemigo y espuelazo, tras espuelazo lo dejó, traspasado los pulmones y una herida mortal en el corazón que le ocasionó la muerte inmediata.

“Encho”, saltó la valla y levantó su gallo y un grito inmenso se escuchó en la gallera…¡yo se lo dije compadre, este gallo es una metralleta! Eufórico y feliz, saltaba y gritaba y lo abrazaban y felicitaban los galleros que de alguna manera se camuflaban como seguidores de  "Flor de Caña II"  que fue rescatado por su cuidador, lavado y “enguacalado”. 

La euforia es contagiosa y hasta el mismo Chato se mostraba tranquilo a pesar de haber perdido, reconoció que el gallo de Pitre se comportó mejor, la fiesta siguió y las peleas continuaron, pero ya habían perdido importancia y los amigos se fueron seleccionando en grupos para seguir conversando. Alrededor de “Encho”, estaba un circulo como de 25 amigos, que tomaban trago y conversaban en voz alta, tanto que yo no entendía nada. Me encontré con mi compadre Falvino y nos alejamos un poco del bullicio.

-          ¿Usted qué se hizo? Me preguntó.

-          Me quedé cerca de “Encho”, y con tanta gente no tenía como salir. Le respondí.

-          Él me miró con una sonrisa picarona y me dice:   -Yo si me gané $5000. Me encontré con “Quique” Solano y apostamos, yo le fui al Canagüey de Pitre y aquí tiene mil que yo le voy a regalar, ¿usted no apostó?

-          No “hombe” compadre, yo no sé de eso. Además, con estos mil ahora me compró un jean y una camiseta en Cacaíto. Eso no estaba en la libreta.

Estando los dos conversando yo siento me tocan la espalda, volteo y es el compadre Encho Pitre que nos brinda un trago, después de saludar a Falvino. Lo felicitamos conversamos de todo un poco, él quiso saber que estábamos haciendo con nuestras vidas, le explicamos someramente. 

Y nos despedimos, en el momento de chocar la mano me dejó una bendición de $10.000 pesos y me dijo: para que se saquen el guayabo. Mitad y mitad, esa platica cayó como del cielo. Eran aproximadamente las 7:00 de la mañana, estábamos serenos, un día lunes festivo en Maicao. Buscamos a Fadul, también había ganado, estaba contento tomando cervezas que nos brindó, le preguntamos por “Pato Loco” nos dijo que se había ido de la gallera como a las tres. Y que no sabía nada de él. 

Nos invitó a desayunar tortuga donde una señora mestiza que “cocina rico” – nos dijo. Allí estuvimos como hasta las once de la mañana. 

Tomando cervezas hasta que el cansancio nos fue tumbando. Fuimos al apartamento de Fadul y reposamos como hasta las tres de la tarde y a esa hora partimos de regreso para Fonseca, no sin antes poner full la camioneta con gasolina venezolana barata $1000 fueron suficientes, muy despacio y tomando cervecitas Polar venezolanas en el camino, hasta que llegamos a la villa de San Agustín, faltando quince minutos para las siete de la noche, con unos pesitos importantes en el bolsillo, gracias a Flor de Caña II.

Hoy continua la misma amistad y cada vez que podemos damos rienda suelta a parrandas y tardes de dominó, con amigos que nos permiten recordar esos lindos pasajes de nuestra juvenil existencia. Tronchadas repentinamente por el azote de la pandemia del Corona Virus, que nos tiene en cuarentena obligada, quizás hasta cuándo…Dios permita que salgamos todos bien librados, unidos en familia quietecitos en casa.


FONSECA, 13 de abril de 2020

domingo, 26 de abril de 2020

Lo invisible sí existe

Escrito por: Alejandro Rutto Martínez

Son varias las situaciones que nos ha tocado vivir en este singular año 2020 y muchas de ellas tienen relación con los complejos acontecimientos derivados de la pandemia que hoy tiene a la humanidad contra las cuerdas en una de las cuarentenas más grandes de la historia y una de las situaciones de riesgo más terribles de las cuales se tenga noticia.

lógicamente todo esto ofrece una serie de enseñanzas que bien aprovechadas podrían servir para que el género humano reoriente su forma de ver el mundo, el estilo de vida, sus sistemas de producción y el orden de sus prioridades.

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Veamos a continuación algunos de los más importantes aprendizajes de estos meses que hemos vivido entre el vértigo de la cotidianidad y el temor por lo que pueda pasar mañana o tan sólo dentro de unas horas o unos minutos.

1. El orden de las prioridades. Desde hace mucho tiempo los seres humanos en todos los lugares estaban concentrados, obnubilados diría yo, por lo espectacular, por las luces deslumbrantes de los sucesos pasajeros.  Así las cosas, un papel preponderante lo ocupaban los deportes de alta competencia, la vida de las denominadas, la farándula y otras cosas que ocupaban la mayor parte del tiempo y demandaban también una gran inversión.
La actual crisis nos ha permitido ver que se puede vivir sin todo lo anterior: el balón de fútbol dejó de rodar sin que el mundo se acabara, las celebridades hace tiempo no se presentan en público ni firman autógrafos y el mundo sigue en pie, la farándula pasó a un segundo o tercer plano y la tierra sigue girando. 
En contraposición con lo anterior nos hemos dado cuenta de que era necesario regresar al origen revalorar el sistema de salud reconsiderar la importancia que se le venía dando a los médicos y las enfermeras al personal de aseo hospitalario en general a todos los trabajadores del sistema de salubridad y también el valor que debe dársele a la unidad en la familia. Ojalá que cuando todo esto termine no queramos regresar al agitar la vida que teníamos antes de la pandemia y por el contrario podamos continuar por un camino que nos haga más humanos.

2. La debilidad del colectivo humano
El mundo ha vivido desde hace mucho tiempo sometido al temor de que una guerra pueda acabar con la existencia de la raza humana e incluso del planeta. Se le tiene miedo también a catástrofes naturales como huracanes y terremotos. También se ha mencionado la visión apocalíptica de un mundo que sucumbe a los pies  del hambre.

Los gobiernos han formado poderosos ejércitos y han ordenado a la industria militar la fabricación de armas cada vez más poderosas y destructivas. Pero dichas armas, el poderío económico y la egolatría de los poderosos no ha servido de nada para enfrentar al más pequeño de los enemigos. 

Lo que todo esto ha demostrado es la debilidad de los actuales sistemas para proteger la prolongación de la vida en las condiciones en la que se había concebido.

3. En consonancia con lo anterior debemos decir que ni los ejércitos ni las armas ni la sociedad de consumo ni la tecnología de la que tanto nos ufanamos han servido para darnos tranquilidad durante los tiempos de la pandemia. 

¿De qué sirven los fusiles, qué utilidad tienen los tanques de guerra, las bombas y los soldados bien entrenados y dotados para cuidarnos de un enemigo al cual ni siquiera podemos ver?

 4. ¿Qué es entonces lo verdaderamente importante?

Esa es la pregunta que hoy todos nos hacemos.  Los templos están cerrados, las escuelas y universidades están cerradas, la mayoría de establecimientos comerciales están cerrados, los aeropuertos se encuentran cerrados y los aviones parqueados en sus hangares y la vida sigue como si nada estuviera pasando.  

Entonces preguntamos de nuevo: ¿qué es lo realmente importante? Y tenemos que responder lo realmente importante es la familia, la única con la que podemos compartir en estos momentos y Dios qué es el único capaz de brindarnos esperanza.

5. El renacer de la naturaleza

Nos han contado por estos días cómo se ha recuperado la capa de ozono, cómo han reverdecido ciertas praderas y sabanas que ya se encontraban amenazadas con la desertización, y como algunas especies animales han podido regresar a sus antiguos hábitats de los cuales fueron desplazados por la llegada masiva de pobladores quienes arrasaron todo a su paso. 
Ojalá que en el día después, cuando ese día después llegué, tomemos las medidas necesarias para que podamos tener una coexistencia pacífica con la naturaleza.

6. El poder de lo invisible

Algunas personas quedaron apegados al socorrido principio de ver para creer fundamentados tal vez en la incredulidad de Tomás el apóstol que sólo le creyó a Jesús la historia de la resurrección una vez pudo meter el dedo en sus heridas. 

Hay quienes no creen ni en la existencia ni en el poder de un ser supremo debido a que no pueden verlo, pero curiosamente hoy estamos amenazados por un virus letal y poderoso al que tampoco podemos ver pero de cuya existencia no dudamos.

jueves, 7 de noviembre de 2019

Avanza capacitación de comisiones de empalme en Maicao


Maicao-. A esta hora se lleva a cabo la última jornada de capacitación de las comisiones de empalme del alcalde electo de Maicao Mohamed Dasuki.
La sesión de hoy, jueves 7 de noviembre, está a cargo del administrador público Eduard Mercado, quien representa a la USAID.

En el día de ayer hubo dos conferencias. Un a en la mañana a cargo de Luis Guillermo Baquero, Margarita Crespo y María Alejandra Zúñiga, de la Fundación Cerrejón, y otra en la tarde orientada por Mauricio Henríquez de la Función Pública.

Durante las capacitaciones se ha logrado conformar una mesa de trabajo por cada una de las dependencias de la administración municipal, las cuales tendrán a su cargo desarrollar un empalme cordial, armónico y ágil con la administración de José Carlos Molina.

En la tarde de hoy el Gobierno de Molina tendrá una reunión con Mohamed Dasuki y algunos de sus asesores con la finalidad de establecer el cronograma de actividades del empalme, el cual se iniciará la semana entrante.

miércoles, 6 de noviembre de 2019

En Maicao comenzó capacitación de comisiones de empalme



Maicao-. En la mañana de hoy se inició la capacitación de las comisiones de empalme designadas por el alcalde electo de esta ciudad Mohamed Dasuki.

Las jornadas en la que un grupo de profesionales de distintas áreas se preparan con el fin de iniciar el proceso es liderada por la Fundación Cerrejón, la Función Pública y la USAID, entidades que a su vez asesoran al Gobierno del actual alcalde José Carlos Molina, con el fin de que éste haga un cierre de gobierno exitoso.

En la mañana de este miércoles los orientadores fueron Luis Guillermo Baquero, María Alejandra Zúñiga y Margarita Crespo Habib, en representación de la Fundación Cerrejón para el Fortalecimiento Institucional, quienes hicieron una completa disertación sobre los fundamentos legales y la metodología establecida para el desarrollo de estos procesos.

La instalación de la jornada estuvo a cargo del alcalde electo Mohammed Dasuki, quien hizo un llamado a desarrollar un empalme cordial, sin ningún tipo de confrontaciones y basado siempre en el amor a Maicao.

En horas de la tarde le corresponderá el turno a la Función Pública, quien a través de Mauricio Ramírez disertará sobre la parte técnica del proceso de empalme y el conocimiento de los formatos requeridos.

Noticia en desarrollo….

jueves, 17 de octubre de 2019

El pasquín: palabras creadas para difamar




Escrito por: Alejandro Rutto Martínez

El pasquín, originalmente es un diario de muy pobre nivel, que vive en la mayoría de los casos de la denuncia y el escándalo. El origen de la palabra hay que buscarlo en el italiano lengua en la cual se escribe "pasquino" (pronúnciese la "u" y léase "pascuino"). El vocablo proviene del nombre del gladiador romano Pasquino, en cuya estatua se adherían escritos con sátiras, burlas y críticas contra personajes públicos.

En nuestro medio ha revivido en la forma de hojas sueltas, fotocopias de mala calidad e incontables horrores ortográficos, en cuyos textos se puede leer (si es que hay quien quiera leerlos) toda clase de improperios y canalladas contra las personas, relacionadas principalmente con su vida íntima, su conducta moral y, lo más importante, sus relaciones amorosas.   También se usan como medio de divulgación las redes sociales y los perfiles falsos, detrás de los cuales se esconden los cobardes cuyo estilo de vida es dañar y dañar a los demás. 

Habida cuenta del auge que los pasquines han tomado en los últimos días, hemos decidido redactar un práctico manual con instrucciones precisas para elaborarlos. Tome papel y lápiz y anote estas prácticas recomendaciones:

1o. Mezcle dos gotas de verdad en un litro de mentira. Preferiblemente en un galón. Si usted no incluye un tanto, al menos un tantito de verdad, va a fracasar como "pasquinólogo". Le aconsejo mirar bien este punto. Si un caballero no se ha casado, a pesar de sus treinta años, invente que es homosexual. Si el mismo Señor tiene amigos, diga que estos son sus compañeros de aventuras. Si un funcionario público compra un auto nuevo (verdad) diga que es producto de sus actos de corrupción en el cargo (mentira o verdad, ¿a usted qué le importa?). No se le olvide, por cada litro de mentira mezcle dos gotitas de verdad. Repito: no olvide esto quiere triunfar como redactor de pasquines.

2. Nunca de la cara. Esta recomendación es muy importante. Revelar su identidad lo puede meter en un berenjenal más grande del que usted quiere armar para sus víctimas. Dar la cara suele hacer perjudicial para la salud. Por eso, su pasquín debe ser anónimo y evitar cualquier pista que pueda delatarlo. Recuerde bien: si lo descubren estará pedido; si se dan cuenta que su mente ideó el libreto puede tener un disgusto. La gente suele enojarse y enojarse mucho cuando es involucrada en un pasquín.

3. Sepa elegir a sus víctimas. Escoja personas cuyo carácter de notables ayude a crear una mejor historia. Al público le gustaba que le cuenten cosas sobre la gente a la que conoce. Y le gusta saber noticias, aunque sean mentiras de las personas a las que conoce. No le niegue a nadie el placer de deleitarse a costa de la honra ajena.

4. No se olvide de incluir errores (ojalá horrores) de ortografía, gramática y redacción. Ningún pasquín respetable prescinde los errores porque éstos le dan el toque especial, la categoría de Pasquín, de publicación del bajo mundo y, además, contribuyen a despistar a quienes se interesan en descubrir al autor o autores del escrito. No se le olvide escribir zorra con S; miserable con "V" y Cartagena con "c" con minúscula y con jota.

Los errores de ortografía le dan estatura a su pasquín. Estatura muy baja como para insertarse en el mundo de las calumnias y las infamias.

5. Propague el pasquín, porque ¿de qué sirve escribirlo si no tiene lectores? Imprímalo, fotocópielo y mándelo a repartir (No es aconsejable que usted mismo lo distribuya). Pida que lo peguen en los postes; que nos regalen en los puestos de revistas; que lo lancen al viento en el mercado; que lo deslicen por debajo de las puertas. Abra una cuenta de correo electrónico (no use su nombre) y mándelo por internet a todas las direcciones posibles.

Si ya se decidió a escribir el pasquín no ahorre esfuerzo para darlo a conocer. Si usted es un verdadero campeón de la "pasquinología", tenga en cuenta que todos los medios son válidos. No descarte pegar una copia en la puerta del templo y otra en el tanque del carro que reparte el agua en el barrio.

6. Si de verdad verdad quiere dedicarse a la "pasquinología" despídase de los escrúpulos, renuncie a los valores y olvídese de los principios. Si en verdad quiere seguir adelante piénselo bien, porque este pecado contra la honra ajena es incalificable y sólo las personas perversas y de mentes retorcidas lo cometen. Antes de comenzar a escribir arrepiéntase, confiésese con su conciencia y pida perdón a Dios. Escribir pasquines es propio de los cobardes e indecentes. De los seguidores del diablo. Quien lo hace lleva debajo del brazo una bomba que puede explotarle ahora o más tarde. Y en su mano la llave que abre la puerta del infierno.
Por: Alejandro Rutto Martínez


sábado, 28 de septiembre de 2019

Ovidio Mejía y Mohamed Dasuki unen sus fuerzas a favor de Maicao



Los Movimientos Compromiso Serio y El Verdadero Cambio decidieron unir sus fuerzas para trabajar por Maicao y La Guajira y para asumir juntos la responsabilidad de participar en el debate electoral del próximo 27 de octubre en la que se respaldará la candidatura de Mohamed Dasuki.

La unión fue posible durante de una importante reunión que se llevó a cabo la noche del viernes en la que los militantes de las dos fuerzas políticas decidieron hacer un esfuerzo conjunto para darle solución a los problemas de Maicao a través de una gestión transparente, efectiva y oportuna desde las instancias de poder a las cuales aspiran a acceder a través de las justas democráticas.


¿Qué es  Compromiso Serio?
Este es una de las organizaciones políticas más sólidas y antiguas del municipio de Maicao. En el año Ovidio Mejía Marulanda. Su apoyo, además, fue vital para la elección del Gobernador de ese entonces. En el 2007 el Compromiso Serio ganó nuevamente las elecciones en cabeza del propio Ovidio Mejía Marulanda y con su caudal electoral ayudó a elegir al gobernador que asumiría en el período 2007-2011.
2000 logró ganar las elecciones para la alcaldía en cabeza de su máximo líder, el ingeniero agrónomo

En el año 2009 presentó la candidatura del médico ginecólogo Oscar Mejía quien a la postre resultó ganador en las elecciones atípicas de ese año.

Compromiso serio tiene su trabajo concentrado en las comunas 3 y 4. Se caracteriza por sus grandes convocatorias, por su disciplina política, su trabajo silencioso pero efectivo y el gran carisma de su máximo líder Ovidio Mejía Marulanda.

También lo integran otras personalidades de la esfera política como Enrique Solano padre, el profesor Jaime Pitre, el ex secretario de hacienda Nixon Ramírez, el dirigente Alexis Brito, el exconcejal Misio Solano y los hermanos Oscar, Osvaldo, Orlando y Marina Mejía Marulanda.

Lo que significa el acuerdo
Mohamed Dasuki y Ovidio Mejía expresaron la gran satisfacción que sienten con esta unión, de la que esperan sacar los mejores frutos.

“Lego a la campaña de Mohamed Dasuki para hacer trabajo de campo, a mí me gusta desempeñarme en el terreno y desde hoy me pongo la camiseta amarilla para recorrer los barrios de Maicao. Cuenten que desde este momento no tenemos uno, sino dos candidatos porque voy a multiplicar el trabajo que el próximo alcalde de Maicao venía haciendo. Ustedes pueden contar con mi trabajo y el de mis amigos desde hoy hasta el día en que logremos la gran victoria”, manifestó Ovidio Mejía al momento de hacer oficial su respaldo a Mohamed Dasuki.

Por su parte el candidato del Verdadero Cambio manifestó su gran alegría al recibir el apoyo de un líder al que respeta y aprecia y con el que ya ha trabajado en otras ocasiones.   “Ovidio Mejía y Compromiso serio son una de las fuerzas políticas más grandes del departamento. Queremos darle la bienvenida para trabajar unidos, no sólo en las elecciones del 27 de octubre sino para recuperar los espacios que Maicao necesita en el ámbito regional y naciona. Hoy nace una las organizaciones políticas más importantes de La Guajira”, expresó Dasuki

El día de la bienvenida
El Verdadero Cambio realizará un programa de bienvenida al Movimiento Compromiso serio este lunes a las 2 de la tarde.  Se trata de un programa especial en el que las dos fuerzas políticas le anunciarán a Maicao la decisión de unir su trabajo y su destino para transformar a Maicao y La Guajira.
El evento tendrá lugar en el Club Amaluq y tanto Ovidio Mejía como Mohamed Dasuki hicieron un llamado a sus simpatizantes y la  comunidad en general para que asistan y conozcan de primera mano los pormenores de los acuerdos logrados.

martes, 24 de septiembre de 2019

Francisco Barón Mercado, candidato al concejo de San Bernardo del Viento



Francisco Javier Barón Mercado es un joven alegre, carismático e inquieto que vive en el corregimiento de José Manuel de Altamira, municipio de San Bernardo del Viento, departamento de Córdoba, en donde es muy conocido, tanto que es uno de los personajes más queridos de su pueblo.
Pero ¿qué es lo que ha hecho para ganarse las simpatías de sus paisanos?   

Ha hecho algo sin precedentes:  visibilizar los problemas de la comarca en el contexto nacional, para que el país sepa de sus carencias, de sus padecimientos y de sus múltiples problemas.

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José Manuel de Altamira es un pequeño pueblo, situado a unos siete minutos de San Bernardo del Viento en donde sus habitantes tienen los problemas de la mayoría de los pueblos colombianos: desempleo, malos servicios públicos, falta del muro de cerramiento en el colegio y hasta aislamiento en materia de telecomunicaciones.  En pleno siglo 21 el pueblo carecía de una antena que les permitiera a sus habitantes vía celular entre ellos mismos y con sus familiares residentes en otros lugares.

Francisco Javier hizo suya las causas de José Manuel. Armado de un celular y de mucha paciencia y sabiduría preparó su primer informe para la sección “El periodista soy yo” del noticiero de Caracol Televisión.   Con su imagen de estrella del rap y su voz melodiosa grabó un clip de 3 minutos en el que denunciaba la falta de una antena de telecomunicaciones en el pueblo.    Describió el pueblo, lo importante que son las telecomunicaciones y al final se despidió con la tradicional frase: “Desde José Manuel de Altamira, Francisco Javier Barón Mercado, el periodista soy yo”.

Dos informes más y un tiempo después los habitantes del pueblo se sorprendieron al ver a los obreros de una empresa de telefonía celular instalando la anhelada antena. Unos días después los teléfonos tenían señal y por fin pudieron comunicarse con el resto del mundo sin necesidad de viajar a San Bernardo a hacer una llamada.

El más feliz de todos era Francisco Javier Barón, gestor de este logro a quien desde entonces apodaron “El periodista soy yo”.      Francisco es se llama igual que su padre, un ex beisbolista profesional que ahora es propietario de Rifas “El Alivio” y una maestra de escuela, quienes años antes se esforzaron al máximo para ayudar a su hijo a superar serios problemas de salud que hicieron necesaria una cirugía a corazón abierto que por fortuna se realizó con éxito.  

Hoy Francisco es un joven saludable que sigue enviando informes a la sección “El Periodista soy yo” en búsqueda de que se solucionen otros problemas del pueblo, entre ellos la falta de muros de cerramiento del colegio.

Los amigos de Francisco Javier y dirigentes cívicos de José Manuel de Altamira le pidieron que aspirara al concejo municipal de San Bernardo del Viento para que los siga ayudando como lo ha hecho hasta ahora.

Francisco Javier aceptó el reto.  La comunidad logró que el Partido Verde le asignara a su líder el número 1 en la lista para el concejo.  El slogan de la campaña no podía ser otro: “El concejal soy yo”, con el cual logra asociar su aspiración y su activismo como periodista comunitario.
Francisco Javier se levanta todos los días a pedir los votos de sus coterráneos y de los habitantes de San Bernardo del Viento a quienes les dice: “Mire todo lo que he logrado con este celular viejo, imagínese lo que haré cuando sea concejal”



sábado, 21 de septiembre de 2019

Pedro Bayona, el hombre que le sirvió a Dios y a la familia



Escrito por: Alejandro Rutto Martínez

La vida de Pedro Bayona es la de alguien que se trazó unas metas, adquirió unas convicciones, construyó unos principios y luego actuó siempre guiado por ellos.  Es así como sus días fueron un constante devenir en su sueño de alcanzar las metas que se había propuesto, serle fiel a las ideas de las que estaba firmemente convencido y respetar los principios en los que creía, aunque para ello debiera hacer los más grandes sacrificios.

Sus inicios
Pedro Bayona nació el 22 de noviembre de 1.948 en la ciudad de Ocaña, departamento de Norte de Santander. Desde muy niño mostró inclinaciones hacia el trabajo duro, el liderazgo y el deseo de emprender nuevos proyectos que le permitieran salir adelante a él y a su familia.  Sabía que para hacer realidad sus proyectos debían trabajar sin descanso y fue esto lo que hizo durante la mayor parte de su vida sin que lo detuvieran las condiciones del tiempo, las dificultades de la economía nacional o las predicciones adversas de sus amigos.

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Sus viajes
Su espíritu emprendedor lo llevó a recorrer buena parte del país y a instalarse de manera temporal en territorios en donde se le ofrecían oportunidades para crecer como persona o como empresario.   
Otro de sus roles fue el de funcionario público.   Su constante deseo de cambiar de ambiente lo llevó a la floreciente ciudad de Maicao, la del comercio increíble, la de las altas temperaturas., la tierra de los wayüu y de los árabes. En ese lugar se sus amores se desempeñó como funcionario del Tránsito Municipal, en donde sus labores estuvieron apegadas siempre al fiel cumplimiento del deber con dedicación, disciplina y honradez.

Llega a los pies de Jesucristo
Uno de sus momentos cumbres fue el sagrado instante en que tuvo un encuentro personal con Jesucristo. Ocurrió en alguna de sus constantes travesías, cuando pasaba por momentos de prueba, de grandes dificultades. En vez de rendirse, dobló sus rodillas y aceptó a Jesucristo como su único y verdadero salvador, el mismo que sería su mejor amigo, su consejero y el puente perfecto para pasar desde la orilla de la tristeza hasta el puerto seguro de la vida eterna.  

Como creyente fue un estudioso incansable y un trabajador eficaz. En Maicao fue una de las personas que acompañó a los pastores Santander Ortega y Blanca Pérez en la consolidación de la obra que había nacido unos años antes.  Allí cursó sus estudios teológicos en el Instituto Bíblico y como estudiante autodidacta profundizó en sus estudios hasta alcanzar un muy alto nivel de conocimientos evangelísticos.

Un gran lector y autodidacta
Era un gran lector no solo de la Biblia sino de libros que lo ayudaran a instruirse mejor.   El pastor Santander Ortega cuenta cómo cada domingo, después de terminada la escuela dominical, su discípulo Pedro Bayona se le acercaba para pedirle un libro prestado.  Era el libro que leía durante toda la semana y que entregaría el próximo domingo a cambio de que le fuera entregado otro y así sucesivamente.   Después dejó de pedir libros prestados y empezó a comprarlos. En las ciudades que frecuentaba iba a las librerías cristianas y regresaba a casa con una caja de libros para saciar su sed de lectura en libros que lo educaran como el futuro ministro que Dios estaba formando.

Ministerio como pastor y evangelista
En cierta ocasión, mientras meditaba en la lectura de los evangelios descubrió su llamado a desempeñarse en el ministerio evangelístico como pastor. Empezó esta dura tarea fundando y dirigiendo pequeñas iglesias en barrios y veredas hasta llegar a la gran ciudad de Barranquilla. En esta urbe se constituyó en un prominente líder de la Iglesia Cristiana Cuadrangular. Su trabajo en apoyo a la obra en toda la metrópolis lo llevó a ocupar importantes cargos en el Distrito Norte de la misión Cuadrangular, entre ellos el de Supervisor de zona y directivo distrital.

Posteriormente fundó la misión Iglesia Cuadrangular del Sur con Iglesias en varias ciudades de la Costa y en el departamento de Santander.

La familia, lo más importante


Parte de la vitalidad y del amor de Pedro Bayona por la obra, tenía como fuente a su familia.   En su juventud se casó con Gloria Catalán, quien sería su compañera de siempre. Dios lo premió regalándole a sus hijos Douglas, Liliana, Yucelis, Abner, William, Kelly y Johana.  A todos los educó a la luz de la Palabra de Dios y varios de ellos son herederos del ministerio de pastores, maestros y evangelistas.
Con el tiempo vinieron los nietos quienes le dieron enorme felicidad y lo hicieron sentir como un verdadero patriarca, rodeado siempre de las sonrisas y de las voces amorosas de sus pequeños descendientes.

Partida a la eternidad
Pedro Bayona atendió varios llamados de parte de Dios. El llamado final ocurrió en la madrugada del 20 de septiembre del 2019, cuando se abrieron las puertas del cielo para darle la bienvenida a la vida eterna, la misma que le había sido prometida desde la jubilosa tarde en que recibió a Cristo como su único y suficiente salvador y en cuya obra trabajó sin descanso durante más de cuatro décadas.

Podemos dedicar a Pedro Bayona el verso en que el poeta Pablo Neruda dijo:
“De la vida no quiero mucho, quiero apenas saber que intenté todo lo que quise, tuve todo lo que pude , amé todo lo que valía la pena y perdí  apenas lo que nunca fue mío”


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