jueves, 13 de enero de 2011

La desforestación en La guajira

Por: Hernán Baquero Bracho

Colombia tiene una puerta de entrada que se proyecta al mar como un brazo tendido para darle la bienvenida a los que llegan del norte: La Guajira. Sus tierras, en su extenso litoral, desde Camarones hasta Castilletes, son estériles.

El constante soplo de los vientos alisios que alejan las brumas y por ende las lluvias, la falta de ríos, los soles caniculares que allí predominan y la elevada salinidad de sus mares, cuya influencia cubre toda la península al ser llevada por las brisas, son factores que inciden para que el desierto no se detenga y siga su tránsito asolador hacia el sur de La Guajira y el Departamento del Cesar, cuyas tierras ya no ostentan la exuberancia de otros tiempos y muestran tal degradación que al no ponerle coto prolongan el desierto sin límite que hoy se puede evitar, detener, pero requiere una rápida solución sin la que tendríamos que lamentar muy pronto, ya casi, la desidia del Estado y la acción depredadora del hacha y el motosierra y la candela propiciada por los mismos habitantes de estas tierras, que no saben el daño que se están haciendo.

Al destruir la flora se acaba también la fauna, como en efecto está sucediendo, se acaba también la fauna, lo que amenaza la vida humana, que tampoco puede adaptarse a donde aquellas desaparecen. Pero hay una esperanza y que es una realidad: La construcción de la represa del Ranchería, que ya se inauguró en su primera fase, con la construcción de la presa del cercado y que tiene una capacidad de 190 millones de Metros cúbicos de agua y que con el invierno pasado, rebosó las expectativas.

Pero para dicha represa se necesita que se construya el distrito de riego de San Juan y del Ranchería, con 18.536 Hectáreas y que con esto solo salvarían a La Guajira de morir deshidratada. Sumaría al patrimonio nacional más de 18 mil hectáreas en condiciones de producir trabajo y comida para miles de habitantes y que convertiría al departamento en despensa nacional e internacional de alimentos. Y habría generación de empleo en abundancia y que con la construcción de este distrito se beneficiaran aproximadamente 1.100 familias que hoy vegetan sin empleo, ni esperanza en medio de unas tierras que no producen nada por falta de agua.

Así mismo la construcción de los dos distritos, disminuirá el impacto ambiental de las explotaciones carboníferas que ayudan a consolidar el desierto con su contaminante polvillo. Dejará de ser problema el suministro de agua para los acueductos de nueve municipios que hoy, donde los hay, funcionan en forma precaria y estacional. La región recobrará su belleza, la flora engalanará sus praderas y los pueblos, arborizados y llenos de jardines, atraerán a los viajeros, lo que será un nuevo rubro que también dejará dividendos: El turismo. Vista de esta manera la represa, ya comienza a ser un espectáculo, el cual se convertirá en un sitio de pesca tecnificada y turismo, al sembrarle peces, propiciará su reproducción y estimulará los deportes acuáticos.

Corpoguajira, ha hecho ingentes esfuerzos en controlar la deforestación en La Guajira, pero esta continua de manera amenazante para el medio ambiente y por ende amenaza la estabilidad de las nuevas generaciones de nuestro departamento. En fin, hay que impedir la deforestación que arruina nuestros campos y exigirle mas resultados a la entidad rectora del medio ambiente en la península, para junto con la represa del Ranchería, detener el desierto y convertirnos en un departamento verde, lleno de esperanza, de alimentos, de paisajes y de empleo abundante. ¡Manos a la obra pues!.

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