lunes, 10 de enero de 2011

El Varón de Dios

Por: Hernán Baquero Bracho.
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En la Guajira, han existido hombres que han caído en los vejámenes del mundo, por culpa de la misma idiosincrasia, de esa cultura machista qua a más de uno lo ha hecho débil y ante todo por las vanaglorias de la vida. Pero el hombre guajiro ha resistido también los embates del tiempo y como el mismo desierto rojo y el sol canicular que lo vuelve curtido y con la experiencia de la vida, que buscando un mejor porvenir, se agarra muchas veces como el perro de anarkos a los mismos despojos de la civilización y en ese agarre se cometen errores que en la mayoría de los casos, esos mismos errores llevan a ese hombre al laberinto de un túnel del cual no pueden salir jamás; pero hay otros que cuando conocen a Dios y aceptan a Jesús el Señor en su corazón, la vida les cambia para bien.

Y uno de esos hombres guajiros, que en el pasado afrontó problemas, producto de sus equivocaciones, pero que la vida le ha sonreído para bien, desde que aceptó a Cristo en su vida es Gabriel Pinto Redondo, y en ese cambio tomó el nombre de “Varón de Dios”, como es conocido cariñosamente en todo el departamento y se ha constituido en uno de los buenos dirigentes del movimiento político “Nueva Guajira”.

Dibullero hasta la medula, de la punta de los Remedios, guajiro entrañable, profundamente liberal y visceralmente colombiano. Su vida y su lucha interpretan una verdadera parábola de superación humana. Un esfuerzo hecho hombre, para honra de su municipio, de su terruño, de su familia, de su departamento, de su gente a quienes se entrega sin condición, con una vocación de servicio demostrada con resultados y con un liderazgo, lo que le ha dado un salto en la vida por el sendero del éxito y el sacrificio de tantos desvelos, especialmente por tener hoy a dos de sus hijos ya profesionales, para orgullo de él, de su esposa y de todos sus amigos.

Gabriel Pinto Redondo, o “El Varón de Dios” es uno de esos personajes que atrae a las masas por su personalidad. Su residencia en Riohacha permanece atiborrada de gente de todos los estratos que ven en él, a una esperanza en la política. En su municipio, se siente la euforia cuando llega. Posee una aureola de imán o de pega pega con el pueblo. Es un hombre humilde, producto de una familia humilde. Goza de la confianza total de los dirigente de Nueva Guajira, entre ellos del Ex gobernador Hernando Deluque Freyle y del representante Alfredo Deluque Zuleta, y en su campaña fue pieza clave en el norte peninsular para alcanzar el triunfo obtenido. El dominio de él hacia las masas y la confianza que le tiene depositada la comunidad es una bendición de Dios y una aureola de magia divina que ha recibido en su trayectoria política. Tiene visión de lo que quiere y cumple con una misión de lo que anhela para la Guajira: Capacidad de servicio, confianza en su gente y ganas de hacer cosas grandes por su tierra. Es un guajiro a carta cabal.

Hasta Villanueva, ha llegado el sol resplandeciente del “Varón de Dios”. Observé en primer plano su llegada y el recibimiento que le dieron muchos líderes y dirigentes del municipio sureño que fue bastante conmovedor. Entre abrazos y sonrisas, este líder dibullero conquistó corazones y lo más fundamental, tienen mucha confianza en él, su carisma y la aureola de bendiciones que le ha dado Dios es sinónimo de victoria y de alabanzas. La Líder villanuevera Libia Pérez, la familia Redondo Cuadrado, los de la cooperativa Asotramba, Carlos y Jorge Mazziri, el ex alcalde Gonzalo Lacouture, el dirigente Ramiro Olivella Bolaños, entre otros, confirman que “El Varón de Dios” está para grandes cosas. El cielo se ha abierto para él, para que conquiste el futuro que se le abre a cantaros ya no agarrado los despojos de la civilización sino de la palabra divina, esa que cambia posturas y corazones. Al frente tiene un camino iluminado, para caminar de la mano de Jesús por la autopista del cambio y del desarrollo. ¡Así es y así será!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me parece increíble que alguien tome como lema de campaña política el sagrado nombre de Dios. Tal actitud deja mucho que decir y que desear, es algo injustificable por mucho cariño y aceptación que la sociedad le profese. Dios es Dios y no tiene segundos nombres ni partidos.

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