Por: Hernán Baquero Bracho
En la economía de la energía, y los recursos fósiles, petróleo, gas y carbón ocupan un lugar preponderante entre las funciones primarias. Por ser estos recursos finitos su planificación dentro de la economía debe obedecer a razones económicas, sociales y de interés nacional; planificación que debe ir desde el uso racional hasta la distribución lógica que permita una autosuficiencia a plazos razonables largos.
Las reservas mundiales de energía económicamente aprovechables, de acuerdo a la última conferencia mundial del ramo, equivalen a 920* 10 toneladas de carbón equivalentes, de las cuales el carbón participa con el 62%, el petróleo con el 9.2%, y el gas con el 16%. Significa que dichas reservas duraran a la humanidad 235 años en el caso del carbón, 35 años el petróleo y 50 años para el gas; de tal suerte que en el transcurso de los próximos 20 años se habrá agotado el 90% del petróleo disponible, el 10% del gas y el 2% del carbón.
Las reservas de carbón de todas las cuencas carboníferas del país siempre ha sido tema de controversia, siendo la cifra más probable y aceptada de 40.000 millones de toneladas. Las reservas de las tres zonas de la Costa son de 6.825 millones, lo cual representa el 17% de las reservas nacionales.
El manejo industrial y comercial de los recursos fósiles lo requiere preferiblemente en estado gaseoso o líquido, ya sea para su aplicación directa o para su uso de materias primas para otros procesos. Dentro de esta concepción general, el carbón es necesario gasificarlo y obtener de él gases o productos líquidos de utilización más fácil y versátil. Con el carbón, mediante la “gasificación” se obtiene toda gama de productos que dan origen a la “Carboquimica”.
Los gases obtenidos, se logran a través de un gasificador y dependen principalmente del tipo de gasificador a utilizar y de la calidad de carbón. Un gasificador es un reactor donde se descompone el carbón en gases y cenizas; la gasificación se realiza por la reacción del carbón con un agente gasificante en base a vapor. Cuatro clases de gasificadores son los más comunes: gasificador Lurgi, de aplicación directa en la producción de amoniaco; gasificador Kooper – Totzek, de aplicación amplia en la producción de metanol y amoniaco; gasificador Winkler, de aplicación de la producción de amoniaco, y el gasificador Texaco, cuya principal característica es poder manejar una gran variedad de carbón y de gran aplicabilidad en la producción de metanol y amoniaco. Desde el año 1983, países no desarrollados son productores de amoniaco a partir del carbón: Corea en el 13.1%, India un 23.6% Sur África con el 16.6%, Grecia 5.3%, Turquia el 6% y la China con el 31.5%.
Con lo anterior se prueba que países con abundancia de carbón lo utilizan como alternativa para los problemas energético y de desarrollo industrial. Y que el corazón de un complejo carboquímico es el gasificador y que hay en el mundo tecnologías probadas para el diseño de estos equipos.
Un complejo carboquímico en Colombia es el gran reto que nos debemos proponer todos, que dé respuesta a nuestras necesidades. Una planta de amoniaco, una planta de Urea, una planta de ácido sulfúrico y una planta de ácido nítrico, una planta de nitrato de amonio, una planta de ácido fosfórico, una planta de fertilizantes y una planta de metanol, todo esto se consigue a través de la gasificación del carbón. ¿Por qué no hacer el intento? Hagamos los estudios de prefactibilidad y factibilidad.
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