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sábado, 6 de septiembre de 2008

Por: Amylkar Acosta Medina


“Aférrate a los sueños, porque si los sueños mueren, la vida
es solo un pájaro de alas rotas que no sabe volar”
Langston Hughes
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LOS GRANDES DESAFÍOS
El Departamento de La Guajira, indudablemente, cuenta con un gran potencial minero, una riqueza inigualable en recursos marinos y naturales; tiene, además, una localización geoestratégica, que le ofrece unas enormes posibilidades para el intercambio comercial con Venezuela y la Cuenca del Caribe, especialmente.
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La guajira tiene la peculiaridad de ser el Departamento de Colombia con el mayor litoral sobre el Mar Caribe, lo cual le da unas ventajas invaluables. De La guajira se ha dicho que posee prácticamente todos los elementos de la tabla periódica, circunstancia esta que ha hecho de ella un Departamento minero por excelencia. Al fin y al cabo, fue en La guajira en donde despuntó la explotación del carbón mineral a escala industrial y fue también el primer Departamento de Colombia en donde se inició la explotación del gas natural a gran escala. Huelga decir que las Salinas marítimas de Manaure constituyen el mayor emporio salino del país y su desarrollo tiene una larga y traumática historia.
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Cuenta, además, con una base instalada de energía eléctrica de las mayores del país, ya que dispone de una gran central térmica de generación dual, que opera ya sea con gas natural o con carbón y dispone además de una Subestación eléctrica en Cuestecitas, la cual está interconectada con la Subestación Raúl Leoni en el Estado Zulia, amén del Parque eólico Jepírrachi. Y, por último, pero no por ello menos importante, está la calidad y calidez de su gente, la cual, junto con la megadiversidad étnica y ecológica, son sus principales activos y por fortuna son recursos renovables.
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sábado, 12 de julio de 2008

MECANISMOS DE CONTROL Y VIGILANCIA DE LAS REGALÍAS

Por: Amylcar Acosta Medina
Con el fin de garantizar la eficiencia y la eficacia en la inversión de las regalías y garantizar el buen uso de las mismas por parte de las entidades territoriales y vigilar que se inviertan de acuerdo con lo preceptuado en la Constitución Política de 1991, la Ley de Regalías y sus decretos reglamentarios se presentan las siguientes propuestas:

· Definir metodologías claras y precisas para determinar los indicadores básicos de cobertura en educación, salud y saneamiento básico y establecer su seguimiento y evaluación periódica. Es fundamental garantizar la transparencia y confiabilidad de los mismos.

· Un aspecto primordial que debe contemplarse con prontitud, es trabajar en la capacitación, para elevar la idoneidad de los gestores fiscales de las regalías, en ello debe jugar un papel fundamental el DNP, la Escuela Superior de la Administración Pública (ESAP) y la Dirección de la Función Pública. En este sentido, cabe resaltar el propósito de la Empresa El Cerrejón a través de una de sus fundaciones de coadyuvar en la búsqueda del fortalecimiento institucional.

· Delegar en la Contraloría General de la República la potestad de solicitar la suspensión de giros de regalías y cambio de ejecutor de las regalías cuando se demuestre que la entidad territorial beneficiaria esté administrando o ejecutando los proyectos de manera irresponsable o negligente.

· Ejercer, de común acuerdo entre la Contraloría General y las contralorías territoriales o en quien haga sus veces el control concurrente y la vigilancia de la adecuada utilización de las regalías por parte de las entidades territoriales, sin perjuicio del control prevalerte de la Contraloría General.

· Fortalecer y promover la conformación de Comités de Vigilancia Ciudadana para las regalías en todo el país. Estos deben servir de alertas tempranas, para que los organismos de control actúen con prontitud y celeridad, evitando la consumación del ilícito o la irregularidad. Recientemente se constituyeron sendos comités de vigilancia y evaluación del uso de las regalías en los dos departamentos, bajo los auspicios de la Contraloría General y de la Procuraduría, para velar por el buen uso de las mismas, para que no se sigan yendo por las cañerías de la corrupción y la inmoralidad administrativa. Habrá que replantear tales comités y hacerles algunos ajustes, porque tal como están integrados y funcionando no son operantes y dejan mucho qué desear.

· El país estaba pidiendo a gritos una reforma de la Ley 80 de 1993 (Estatuto General de la Contratación de la Administración Pública), que estaba llena de recovecos y burladeros, resultando demasiado laxa; desafortunadamente, se malogró la oportunidad de hacerlo con ocasión del Proyecto que cursó en el Congreso por enésima vez; la Ley 1150 de 2007 al final quedó convertida en un colador, en un mero ejercicio de gatopardismo. ¡Una decepción más! Los escándalos por la malversación y despilfarro de las regalías no paran, la desviación de estas a fines ajenos a los fijados por la Constitución y la Ley siguen siendo moneda corriente. No hay duda de la necesidad de potenciar la capacidad de control social que se puede ejercer sobre la inversión de las regalías a través de las veedurías ciudadanas[1], para ganar en transparencia y visibilización de la gestión pública. En este sentido las comisiones de seguimiento y control implementadas a instancias de la Contraloría General y la Procuraduría tanto en La guajira como en el Cesar son experiencias que no se deben desaprovechar, extrayendo de ellas enseñanzas tanto de lo bueno como de lo malo. Hay que indagar por qué en el Cesar, por ejemplo, viene funcionando bien y por qué en La guajira ha dejado mucho qué desear.
Fonseca, junio 26 de 2008


[1] Ley 850 de 2006

miércoles, 23 de abril de 2008

La nueva columna de Amylkar Acosta Medina

LAS CASANDRAS
A raíz del empantanamiento de la ratificación del TLC suscrito entre Colombia y los Estados Unidos en el Congreso de este último, abundan los agoreros del desastre, para quienes su no aprobación le acarrearía al país inenarrables desgracias. Empezando porque, según sus presagios, las exportaciones colombianas se vendrían al traste, dado que los EE UU es hoy por hoy nuestro principal mercado externo (30%, al cierre de 2007) y, por esta vía, los auspiciosos índices de crecimiento que ha acusado el PIB en los últimos años se verían seriamente afectados y de contera se revertiría la tendencia a la baja del desempleo.

Mejor dicho, ello sería el desastre. Se parte de una premisa falsa, asumen que el TLC con sus entuertos y enmiendas inconsultas, tal y como fue presentado por el Presidente Bush al Congreso de los EEUU y ratificado en volandas por el envilecido y vapuleado Congreso de Colombia, es la panacea. Cuando apenas se negociaba su texto, en el filo de la discusión y en el paroxismo de su defensa a ultranza se llegó a afirmar que el TLC “será un plan de desarrollo para los próximos 50 años” .

En medio de la euforia que despertó el cierre de las negociaciones en la madrugada del 27 de febrero de 2006, el gobierno a través de un Comunicado oficial declaró que “una vez entrado en vigencia este Tratado, se estima que el nivel de las exportaciones hacia Estados Unidos crecerá en el 14.4% en los primeros tres años de implementación del Acuerdo”.

Sin embargo, estamos en las que estamos, han trascurrido desde entonces dos años sin TLC y resulta que las exportaciones colombianas a los EEUU no han sufrido mengua alguna, por el contrario el año anterior se incrementaron en el 7.5% y ello a pesar de la revaluación del peso que superó el 11% (¡!). En enero de este año, a propósito, se dispararon las exportaciones con destino al mercado de los EEUU en un 46% con respecto al mismo mes del año pasado. Sin necesidad de TLC con los Estados Unidos, las exportaciones totales de Colombia registraron un incremento del 23% en 2007, con un record histórico de US $29.991 millones, ocupando el quinto lugar entre lss seis mayores economías de los países que integran la ALADI. La verdad sea dicha, hoy “a los exportadores colombianos les preocupa mucho más la continua revaluación del peso, que tener preferencias arancelarias permanentes” .

Lo propio podemos decir respecto a los vaticinios propagandísticos del TLC, que le auguraban a Colombia un mayor crecimiento por cuenta del mismo. Varios analistas de la economía coincidieron en advertir recientemente que si llegara a fracasar la ratificación del TLC por parte del Congreso de los EEUU habrá un menor crecimiento económico en Colombia.

Incluso, se llegó a hacer estimativos sobre el impacto que representaría el insuceso en cuestión. Para el Ministro de Hacienda, Oscar Iván Zuluaga, si se llegara a ratificar el TLC “el potencial de crecimiento económico del país aumentaría hasta en 1.5 puntos porcentuales por año” . Este estimativo, lógicamente sale de su magín pero no tiene asidero en la realidad; basta con mostrar cómo la economía ha crecido en estos dos últimos años 6.84% en 2006 y 7.52% en 2007, por encima del promedio Latinoamericano que se situó en 5.5% y 5.6% para los mismos años, sin que hubiera hecho falta el tal TLC para alcanzar este logro del que tanto se ufana el Ministro.

Entre tanto, la economía de un país paradigmático para los apologistas de los TLC como lo es México, creció un modesto 4.8% en 2006 y 3.3% para 2007, similar al ritmo de crecimiento de Haití (¡!). Y si hablamos de Chile, que tiene su TLC vigente con los EEUU desde el 1º enero de 2004 y que ha servido de arquetipo en el mostrario para exhibir las bondades de los TLC, ha crecido en los dos últimos años 4.4% y 5.1%, por debajo no sólo de sus expectativas al momento de firmarlo, sino por debajo de la región y particularmente de Colombia. Y ello ocurre, después de haber crecido en promedio 6.8% entre 1985 y 1997, cuando todavía no se habían metido en esta vacaloca.

En cuanto a la inversión extranjera directa (IED) se refiere, en Colombia registró el año anterior una cifra record de más de US $9.000 millones, sin esperar la ratificación del mentado TLC con los EEUU. Hasta donde sabemos, la noticia del percance del TLC en los Estados Unidos no ha producido ninguna estampida entre los inversionistas, ni la cotización del dólar que es tan volátil se inmutó. Las cifras no mienten y muestran claramente que se ha tratado de magnificar el impacto que puede llegar a tener el traspié que ha tenido el TLC en su trámite de ratificación en los EE UU. Todo se reduce a especulaciones interesadas y a elucubraciones sin sustento en la realidad.

Claro que Colombia debe avanzar en la negociación de los TLC con los EEUU, con la UE, con los países asiáticos, siempre en los mejores términos para Colombia. Pero, pari pasu con tales procesos, lo que debe hacer Colombia ahora es concentrarse en la tarea de sacar avante su Agenda Interna (AI) para la Productividad y la Competitividad, sin quitarle el pié al acelerador, para que más pronto que tarde estemos en capacidad de diversificar y potenciar nuestra oferta exportadora, además de ampliar y diversificar también nuestros mercados externos y de este modo lograr la inserción exitosa de Colombia en la economía global. Ello es tanto más necesario, habida cuenta de que acuerdos y tratados comerciales sólo abren oportunidades, pero no las garantiza. Preparar mejor al país, entonces, es un compromiso insoslayable de tod@s y a ello debemos enfocar todas las energías de tod@s sin prisa pero sin pausa.


Bogotá, abril 20 de 2008
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sábado, 19 de abril de 2008

El zaperoco del TLC

Amylkar D. Acosta M1

“Todo pasó sin que pasara nada”
León de Greif

Quienes creían que la ratificación del TLC por parte del Congreso de los Estados Unidos era pan comido estaban equivocados de medio a medio; la decisión de la Cámara de representantes de congelar su trámite los dejó con un palmo de narices. En un exceso de ingenuidad, el Ministro de Comercio, Luis Guillermo Plata, sostuvo hasta la víspera que “hoy se visualiza un cambio de ambiente frente al TLC, que hace que el gobierno se sienta más optimista frente a su paso por el Congreso”2.

Y fue más lejos en sus buenos augurios, al afirmar cuando se disponían a presentar el proyecto al Congreso de los EEUU que “si Bush va a enviar el TLC al Congreso es porque tiene un buen conocimiento del tema”3, o sea, del terreno que estaba pisando. Claro que su optimismo estaba basado en la ilusión de que la Presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, permitiera “que el acuerdo comercial con Colombia tenga una votación individual, no de bancada”4 Sí? Acaso ignora el Ministro que allá los partidos políticos son disciplinados y que, además, el 4 de noviembre no sólo está en juego la elección de Presidente, sino que se renueva toda la Cámara y un tercio del Senado (34 curules senatoriales y 435 de la Cámara).

Además, es que allá sí opera la separación de poderes y el sistema de los checks and balances, propios de una democracia montesquiana. Es más, el Congreso de los Estados Unidos es prácticamente un Congreso corporativo; esto es, que cada parlamentario representa un grupo de interés al que no le puede fallar, a riesgo de no ser reelegido. Y es bien sabido que los tratados comerciales no son un tema taquillero electoralmente hablando en los EEUU y eso cuenta a la hora de la votación.

ESA PLATICA SE PERDIÓ

Los dos precandidatos demócratas a la Presidencia se habían pronunciado de manera reiterada en contra de la aprobación del TLC con Colombia y mientras más reñida ha sido la contienda entre los dos más categóricos han sido al tomar distancia respecto al mismo. Hilary Clinton, que en su momento votó favorablemente el NAFTA que prohijó su esposo Bill y que ahora se muestra arrepentida de ello, fue enfática al afirmar: “votaré contra ese acuerdo y haré todo lo que pueda para exhortar al Congreso a rechazar el acuerdo de libre comercio con Colombia”5. Colombia se gastó más de US $1 millón tratando de cortejarla, a través de la contratación de cuatro firmas de lobbys afines al ex presidente Clinton y al entorno de la campaña de Hilary; quiso con ello hacer una gracia y terminó haciendo una mofa, porque al final el tiro le terminó saliendo por la culata. Esa platica se perdió; Mark Penn, principal estratega de su campaña y al mismo tiempo Presidente de una de ellas (la Burson – Marsteller), se quedó sin el pan y sin el queso, pues en medio del escándalo que causó la revelación de semejante avilantez salió despedido de una y otra empresa.

Barack Obama tampoco le jala a este TLC, como tampoco le jaló a los anteriores y votó sistemáticamente contra ellos; en este sentido, su posición ha sido más consistente y firme que la de Hilary. Por su parte, John McCain, ni corto ni perezoso, le está tratando de sacar partida a esta trifulca abanderándose del proyecto de su ratificación e implementación, por considerar “que los argumentos económicos a favor del TLC son contundentes, ya que, entre otros beneficios, permitirán la exportación libre de aranceles del 80% de los productos estadounidenses a Colombia”6.

En otros términos, esto fue lo mismo que alegó Bush: “Este acuerdo favorecerá nuestros intereses comerciales y nuestra seguridad nacional”7 y puntualizó, “aprobar este acuerdo fortalecería la economía. La situación de ahora es de un solo lado, nuestro mercado está abierto a los productos colombianos, pero los nuestros tienen algunos problemas”8. Y así, el TLC con Colombia terminó convirtiéndose en uno de los issus, como lo llaman los gringos, más importantes y controvertidos de la campaña electoral en curso, en el caballito de batalla en el que quieren cabalgar unos y otros, tratando de sacarle dividendos electorales.

Uno y otro aspirante a la nominación demócrata adujeron para su negativa al TLC con Colombia su preocupación por la racha de crímenes de sindicalistas en Colombia, así como por las condiciones laborales de los asalariados y la deplorable situación de los derechos humanos, amén de los líos de la parapolítica. “Esta no es la conducta que queremos recompensar”9, sentenció Obama.

Otro aspecto, no menos importante para ellos, sobre todo en esta etapa crucial de la campaña, es el que hace relación al impacto negativo que a su juicio podría llegar a tener el TLC para el empleo y la economía norteamericana. Puede ser cierto lo que sostuvo el Ministro de Hacienda, Oscar Iván Zuluaga, en una teleconferencia desde Miami con medios de prensa locales, en el sentido que “la parapolítica es algo que realmente los mercados ni se preguntan”, pero sí le plantea serios interrogantes a la opinión pública norteamericana.

Para rematar, en el partido demócrata prima la idea de que muchas de las aulagas por las que atraviesa la economía son atribuibles a la liberalización del comercio que ha propiciado Bush; de allí, que Hilary y Obama no se han limitado a rechazar el TLC con Colombia, sino que han anunciado la renegociación del que rige entre los EEUU, Canadá y México (el NAFTA).

Por ello, están demandando de la administración Bush la renovación de la Ley de Ajuste Comercial, más conocida por sus siglas en inglés de Trade Adjustment Act (TAA). Se trata de que esta sea más amplia, de modo que los subsidios a los trabajadores afectados por la entrada en vigencia de este tipo de tratados, cobijen también a los prestadores de servicios y al sistema federal, a lo cual se han opuesto radicalmente los republicanos.

La Pelosi fue tajante al afirmar que “mientras no exista una Ley de Ajuste Comercial robusta” ella no ve “ninguna posibilidad para el TLC con Colombia”10. La líder demócrata en el Senado estadounidense, Max Baucus, lo dijo con toda claridad: “la aprobación del TLC es poner primero la carreta (el TLC) y luego el caballo. Este Congreso quiere aprobar el TAA antes”11. Nada más, pero tampoco nada menos, así de sencillo! Esta es una condición sine qua nom que ha puesto la bancada demócrata, para modo de avanzar en la consideración y trámite del TLC con Colombia.

En este sentido, no pudo el Presidente Bush escoger peor momento para la presentación del proyecto de ratificación del mismo a la Cámara, a escasos días de la primaria demócrata en Pensylvania el 22 de abril, en el que es considerado el mayor fortín del sindicalismo estadounidense. La Federación Americana del Trabajo y el Congreso de Organizaciones Industriales (AFL –CIO, por sus siglas en inglés) son poderosos e influyentes y se han hecho sentir. Su audiencia es mayor en las actuales circunstancias, en las que la recesión de su economía es inminente y amenaza seriamente la estabilidad laboral, que ya se manifiesta en la pérdida de más de 232.000 empleos en el primer trimestre de este año. La tasa de desempleo que estaba en el 4.8% en enero ya está en el 5% y se prevé que puede alcanzar el 5.6% para noviembre, fecha está en la que tendrán lugar los comicios.

La economía de los EEUU viene de capa caída, de un modesto 0.6% de crecimiento del PIB en el cuarto trimestre de 2007, se calcula un anémico crecimiento de 0.2% para el primer trimestre de este año y de 0.1% en el segundo trimestre. Otro dolor de cabeza que tienen los EEUU, es el desequilibrio de su balanza comercial, la cual acusa un abultado déficit, que se acrecienta cada día que pasa; basta con destacar que para febrero de este año el déficit comercial de los EEUU alcanzó los US $62.300 millones contra US $59.000 millones en enero. A todas luces la economía de los Estados Unidos ha entrado en barrena y ello habrá de repercutir en las elecciones próximas, lo cual explica la actual polarización en la que el TLC con Colombia se ha constituido en la manzana de la discordia en el pulso entre republicanos y demócratas.

La última encuesta de Washington Post – ABC News es muy reveladora de la percepción que tienen los estadounidenses del manejo que le ha dado Bush a su desastrada economía: el 70% de la población (¡!) reprueba la forma en que el Presidente Bush ha manejado la economía del país.

EL TLC: MÁS TUERTO QUE BIZCO

Ya lo había advertido la Pelosi: “El Tratado con Colombia es controversial en sus méritos…presionar el Tratado en el Congreso, sin el consentimiento del liderazgo demócrata, sólo lo hará más controversial” y así fue.

Bush retó a los demócratas al apelar a la conocida “opción nuclear”, consistente en presentar el proyecto sin el beneplácito del partido que domina el Congreso, lo cual ha sido calificado por algunos analistas como un acto de torpeza. Y ahí fue Troya.

Con ello, el Presidente Bush quiso meter entre los palos al partido demócrata; pero, la reacción de este no se hizo esperar; la Presidenta de la Cámara fue muy contundente cuando afirmó: “El Presidente actuó. Yo actuaré mañana”. En efecto, por una mayoría de 29 votos se envió el proyecto a la Comisión de Reglas de la Cámara, en donde se modificaría el término perentorio de los 90 días para su trámite, como lo establece el fast track o vía rápida para agilizarlo.

De esta manera se desmarcaron y engavetaron el proyecto hasta nueva orden. Se terminó imponiendo un mecanismo llamado coloquialmente “corto circuito”, que pospone de manera indefinida la votación del TLC. De este modo, el TLC ha quedado más tuerto que bizco, pese a las afirmaciones del Ministro de Comercio, para quien “esto significa que la discusión y votación del acuerdo no tendría límite de los 90 días…ahora puede ser más o incluso que se pueda resolver antes de los 90 días”12.

Esto no es más que pensar con el deseo, como lo es también considerar que “lo que sucedió hoy no afecta el Fast Track en el Senado de Estados Unidos”13, como si el Senado se pudiera divorciar de la Cámara o esta pudiera ser ignorada por aquél. Esto es totalmente descabellado y fuera de lugar, no hay duda que el TLC ha quedado en un grave predicamento. El mismo Bush lo reconoció cuando afirmó, hecho un basilisco, que “si el Congreso no fija plazo para ratificarlo, el TLC está muerto”14.

EN EL LUGAR EQUIVOCADO EN EL MOMENTO EQUIVOCADO

“Si el acuerdo fracasa, sería una cachetada para nosotros”, declaró el Vicepresidente Francisco Santos al diario Handelsblatt y fue más lejos al afirmar que “eso no podría no tener consecuencias en nuestras relaciones”. No es para tanto señor Vicepresidente, estas baladronadas sólo sirven para el consumo interno, pero para nada contribuirán a disuadir a los demócratas.

La realidad es que el TLC entre Estados Unidos y Colombia llegó al lugar equivocado en el momento equivocado, el Congreso y los congresistas de los Estados Unidos tienen en este momento otras prioridades y preocupaciones diferentes. Como dijo Peter Welch, representante de Vermont, “este no es un voto sobre el acuerdo comercial.

Es un voto contra la arrogancia de Bush. Lo que hizo Pelosi fue decir ´no más´ a un Presidente que insiste en robarnos la autoridad”15. Más claro no canta un gallo! Tal y como lo afirmó Michael Shifter, subdirector del Diálogo Interamericano, “Colombia está atrapada en medio de la batalla política”16 entre demócratas y republicanos, en la que Colombia es utilizada como arma arrojadiza.

Comparto la opinión de Portafolio, cuando llama a la cordura, a la sensatez y aconseja, refiriéndose al gobierno nacional, que “lo primero que tiene que hacer es no involucrarse en la política estadounidense. De tal manera, los ataques a los precandidatos o a los líderes demócratas pueden servir para la galería, pero no para la causa del país…Y, por último, hay que tener paciencia, porque la experiencia reciente demostró que del afán no queda sino el congelamiento”17.

El gobierno está pagando caro los errores en los que ha incurrido a lo largo de este proceso; como afirma el ex ministro de Hacienda, Juan Camilo Restrepo, “sería necio cerrar los ojos a los errores de la estrategia colombiana para impulsar el TLC. Se descuidó el flanco demócrata y no contó con el equilibrio de poderes de los EEUU”18.

Qué más puede esperarse de una política exterior que anda al garete, de los cambios súbitos y antojadizos de la representación diplomática en Washington, del hecho de que la embajadora Carolina Barco no se la vaya con el Canciller. Y a propósito de todos estos desvaríos, cabe preguntarse en dónde está la ex ministra de Medio Ambiente Sandra Suárez, que fue nombrada Gerente del TLC primero y Consejera presidencial para el TLC después; en dónde están los resultados de su gestión, como dicen las coplas de Jorge Manrique “qué fue de tanto galán / qué fue de tanta invención como trajeron?

Es muy remota la posibilidad de la ratificación del TLC antes de que el Congreso entre a receso en agosto y regrese nuevamente en el mes de septiembre, momento este en que demócratas y republicanos estarán en la recta final de la campaña, lo cual da para pensar que, definitivamente su trámite queda aplazado para el año entrante. Para entonces ya habrá una nueva administración, que será la que retomará el asunto y sólo caben dos escenarios, el uno que ganen la Presidencia los republicanos, caso en el cual su curso puede ser más expedito o que, por el contrario, los demócratas pongan fin a 12 años de hegemonía republicana y en tal eventualidad habría que barajar de nuevo para volver a repartir. Es decir, que lo más probable es que habría lugar a la renegociación del TLC, la cual puede ser la oportunidad para que Colombia pueda nivelar la mesa y lograr un acuerdo menos desequilibrado que el lesivo TLC ya suscrito. Entonces podríamos afirmar que no hay mal que por bien no venga y en el entre tanto se prorrogarían los beneficios del ATPDEA, evitando de esta manera la incertidumbre y la zozobra a los exportadores.

No por mucho madrugar amanece más temprano, de poco o nada sirvió ferrocarrilear la aprobación del TLC en el Congreso de Colombia, aprobándolo no una sino dos veces, en volandas y sin reparar en los cambios introducidos unilateralmente por parte de los EEUU con posterioridad a su firma por ambas partes. Despacio y con buena letra nos irá mejor; de la carrera sólo queda el cansancio.
Bogotá, abril 18 de 2008
www.amylkaracosta.net

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1 Ex presidente del Congreso de la República
2 Portafolio. Febrero, 19 de 2008 .
3 Semana. Marzo, 31 de 2008
4 Ibidem
5 El Nuevo Siglo. Abril, 12 de 2008
6 El Colombiano. Abril 7 de 2008
7 Semana. Abril 7 de 2008
8 El Nuevo Siglo. Abril, 8 de 2008
9 Ibidem
10 Idem
11 El Tiempo. Marzo, 8 de 2008
12 Portafolio. Abril, 10 de 2008
13 La República. Luis Carlos Villegas, Presidente de la ANDI. Abril, 10 de 2008
14 El Tiempo digital. Abril, 14 de 2008
15 El Tiempo. Abril, 11 de 2008
16 Cambio. Abril, 10 de 2008
17 Portafolio. Editorial. Abril, 14 de 2008
18 El Tiempo. Editorial. Abril, 14 de 2008

sábado, 22 de marzo de 2008

La columna de Amylkar Acosta Medina

BUSH EN APRIETOS

Amylkar D. Acosta M (1)

“El mercado tiene a veces la capacidad de imponer sus propias

expectativas, aún si estas son irracionales” George Soros.


La administración Bush, de la mano de la Reserva Federal (FED), hace desesperados esfuerzos tendientes a conjurar la recesión de la economía estadounidense, lastrada por la crisis hipotecaria que se resiste a tocar fondo. Esta crisis está atravesada por el proceso electoral en curso que concluirá con la elección presidencial en noviembre próximo, lo cual torna su manejo más complicado. Por fortuna, ni republicanos ni demócratas han intentado sacarle réditos electorales a dicha coyuntura y tal circunstancia hizo posible el consenso en torno a las medidas que debía tomar el Congreso federal. En efecto, el Acto legislativo de estímulo fiscal por un monto de US $168.000 millones - equivalente a un punto del PIB de los EEUU y a todo el PIB anual de Colombia - pasó sin tropiezos. Dicho paquete contempla rebaja de impuestos para más de 130 millones de personas e incentivos fiscales para las empresas; de este modo, se busca inyectarle mayores recursos a la economía en procura de su reactivación.

Según el Presidente Bush, con estas medidas se busca además “ayudar a los propietarios que corren riesgo de perder sus casas porque no pueden afrontar las cuotas de las hipotecas”(2). Concomitantemente, la FED prosiguió en su empeño de recortar una y otra vez la tasa de intervención, hasta situarla en el 2.25%, tres puntos porcentuales por debajo de la que regía cuando estalló la crisis en septiembre pasado. De esta manera se busca que el menor costo del crédito estimule la actividad económica y ayude también a las alicaídas instituciones financieras.

LA FED SE PREOCUPA TAMBIÉN POR LA INFLACIÓN

El Presidente Bush tuvo que reconocer recientemente que la economía norteamericana sigue “pasando por un momento difícil”(3), al tiempo que la FED advierte que “subsisten riesgos para el crecimiento económico”(4) . Y no es para menos, pues, en concepto del Nóbel de Economía Joseph Stiglitz “el efecto pleno de la política monetaria normalmente se siente en un año o más”(5). La FED sigue muy preocupada porque “la perspectiva se ha debilitado más…el consumo se ha desacelerado y los mercados laborales se han debilitado. Los mercados financieros siguen estando bajo una gran tensión”(6). E incluso ha empezado a mostrar preocupación por la presión inflacionaria, al establecer que “las incertidumbres han aumentado sobre las perspectivas de inflación con un nivel elevado”(7). Los pagos de las hipotecas de tipo ajustable siguen subiendo, mientras los precios de las viviendas caen en los EEUU; entre tanto, las ejecuciones hipotecarias aumentaron 60% y los embargos aumentaron más del doble en febrero. Históricamente esta comprobado que el mercado de la vivienda es uno de los primeros indicadores en reflejar la desaceleración de la economía estadounidense y esta vez no ha sido la excepción.




La semana anterior la FED se vio precisada a orquestar el rescate del quinto Banco de inversión más importante de los EEUU, fundado hace 85 años, el Bear Stearns, por parte del JPMorgan Chase & Co, para evitar que cayera en default. Esta operación de salvamento provocó fundados temores entre los inversionistas de que otros bancos afrontarían situaciones similares a las del Bear, a estar todos ellos expuestos a las turbulencias de los mercados crediticios que no dan trazas de amainar. Como lo afirmó el analista de mercado James Hughes, “lo que se teme es que los otros bancos que quizá no se hayan depreciado tanto, estén ocultando estos problemas con las hipotecas de alto riesgo…Pero, lamentablemente estas cosas saldrán a la luz y eso es lo que se teme, que habrá más depreciaciones y más problemas”. Una percepción que tiende a generalizarse indica que las afugias del Bear son sólo la punta del iceberg. De hecho, este lunes el valor de las acciones en Lehman Brothers cayó un 20%, la mayor caída que se haya registrado en un solo día.

La FED, ni corta ni perezosa, exhortó a otras destacadas instituciones a que acudieran en su apoyo para evitar que cunda el pánico. Para tranquilizar al asustadizo mercado financiero, la FED dispuso crear nuevas facilidades de crédito por US $200.000 millones, al que podrán acceder tanto bancos como corredores. El JPMorgan adquirió el Bear por US $236.2 millones, a US $2 la acción (¡!), cuyo valor se desplomó un récord de 53% después de dicha transacción. La FED por su parte respaldó al JPMorgan, dispuesto como está a asumir cualquier riesgo en el que incurra este al hacerse al Bear, con tal fin puso a su disposición US $30.000 millones para garantizar las inversiones más riesgosas de este.

La administración Bush ha tenido que aplicarse a fondo para sortear el fuerte temporal, impedir la implosión del sistema financiero y espantar el fantasma de la recesión, contraviniendo el credo neoliberal que propugna por la desregulación y la no ingerencia del Estado. Bien ha dicho el financista George Soros que “cuando quedan a su libre albedrío, los mercados son proclives a extremos de euforia y desesperación…”. No hay tal que “la mejor manera de satisfacer el interés común es permitiéndole a los participantes perseguir sus propios intereses”, como reza el dogma laissezfaireano. Definitivamente, el Estado debe intervenir para que el mercado funcione. Hay que empezar por desmarcarse de la falsa disyuntiva de Mercado o Estado y “hasta que no logremos un mejor equilibrio entre los mercados y el gobierno, el mundo seguirá pagando un precio elevado”8.

Ben Bernanke, el Presidente de la Reserva Federal, sugirió que a la economía podría venirle bien una inyección de adrenalina fiscal, la “inyección en el brazo” de que habló Bush y eso es lo que se ha hecho hasta ahora. El presupuesto del gobierno federal se ha puesto al servicio de la recuperación económica, al igual que la política monetaria expansionista, a través de recortes sucesivos en las tasas de interés o de las inyecciones de liquidez al torrente circulatorio. No obstante, economistas de la talla del profesor Paul Krugman, consideran que el problema que afronta la economía estadounidense no es de liquidez sino de insolvencia y por ello no creen que su recuperación se de por la vía de la reducción de las tasas de interés a la que le apuesta la Reserva Federal. Hay quienes, como Najeeb Jarhom, de Fraser Securities en Singapur9, consideran que tanto el gobierno como la FED reaccionaron tardíamente y que las medidas carecen de la contundencia suficiente como para obtener los resultados que se buscan.

Lo cierto es que estamos en pleno año electoral, en el que no sólo está en juego el inquilinato de la Casa Blanca sino también un tercio del Senado y toda la Cámara, como quien dice ambos partidos, tanto el Demócrata como el Republicano, tratarán de poner toda la carne en el azador. No hay que perder de vista la gran relievancia que tiene para el elector de los EEUU su percepción sobre la realidad económica al momento de sufragar. Como dijo Nancy Pelosi, la líder de los demócratas en la Cámara de Representantes, a propósito del Acto Legislativo que aprobó el Congreso en volandas para enfrentar la inminente recesión, “se trata de entender las preocupaciones del pueblo americano”. Bush busca a todo transe comprar tiempo, pero todo indica que las elecciones tendrán lugar en medio de una profunda y amplificada recesión. Como nos lo recuerda Josep Borrell, caracterizado dirigente del PSOE, “Hace diez años Bush - padre ganaba la guerra contra Irak, pero perdía las elecciones en casa. Vencedor en la escena internacional era derrotado por la mala situación económica americana. Hoy Bush­hijo debe pensar que le puede ocurrir lo mismo frente a los mismos enemigos. La famosa frase de la campaña electoral que enfrentó a su padre con Clinton ("es la economía, estúpido...") debe resonar en su memoria”, pues puede resultar premonitoria. Con un agravante para Bushhijo, que puede enfrentar el tétrico escenario de perder las elecciones en casa sin ganar la guerra contra Irak, que se debate entre su iraquización como estrategia y su exacerbación como disculpa para su escalamiento.

Riohacha, marzo 21 de 2008

www.amylkaracosta.net

1 Ex presidente del Congreso de la República

2 El Tiempo. Febrero, 12 de 2008

3 La República. Marzo, 15 de 2008

4 El Heraldo. Marzo, 19 de 2008

5 El Espectador. Febrero, 3 de 2008

6 El Tiempo. Marzo, 19 de 2008

7 Idem

8 El Espectador. Joseph Stiglitz. Febrero, 3 de 2008

9 El Heraldo. Enero, 22 de 2008

domingo, 16 de marzo de 2008

¡S.O.S. POR EL AGUA!

Amylkar D. Acosta M[1]


"El hombre sabio ve en las desventajas
ajenas las que debe evitar" Publio Siro

La Asamblea General de las Naciones Unidas consagró el 22 de marzo como el Día mundial del Agua, mediante la Resolución A/47/193 del 22 de diciembre de 1992 y lo hizo movida por su preocupación por la tensión cada día mayor entre la disponibilidad del preciado líquido y el acceso al mismo. Por mucho tiempo se consideró que el agua igual que el aire era un bien libre, para diferenciarlo de los bienes económicos, en la creencia de que su abundancia hacía de él un recurso inagotable. Pues bien, con el paso del tiempo, tanto el agua potable como el aire limpio se han convertido en bienes escasos y costosos. Por ello, el aprovisionamiento de agua potable y la reducción de las emisiones de CO2 a la atmósfera se cuentan entre las mayores prioridades de la comunidad internacional. Hoy en día puede afirmarse, sin temor a equivocarse, que el agua potable dejó de ser un recurso renovable, dado que su disponibilidad es cada vez más finita y que por ende está expuesta a su progresivo agotamiento. En ello han influido notoriamente por un lado el cambio climático[2] y la demanda desmedida para distintos usos del agua, que crece en proporciones geométricas.

Como lo afirma Tim Flannery, "estamos ante un giro repentino hacia un nuevo clima más seco…las lluvias de invierno han disminuido en realidad en una proporción mayor, mientras que las lluvias de verano – que son mucho más erráticas – han aumentado"[3]. El consumo de agua en el mundo aumentó seis veces entre 1900 y 1995 -más del doble de la tasa de crecimiento de la población- y continúa aumentando a medida que se incrementa tanto la demanda doméstica como industrial y sobre todo la agrícola. Y ello obedece no sólo al crecimiento vegetativo de la población, sino que esta ha venido cambiando y mejorando tanto los estándares como su estilo de vida. A guisa de ejemplo, señalemos como un kilo de carne de vaca, que se alimenta con granos, requiere al menos 15 metros cúbicos de agua; entre tanto un kilo de cereales solo demanda 3 metros cúbicos, he allí la diferencia. Y, como es bien sabido el consumo de carne, como parte de la dieta, es cada día más extendido. A ello se añade el mal uso y el despilfarro, a falta de una verdadera cultura del agua.

Los estragos producidos por la falta de acceso al agua son monstruosos; de hecho, un tercio de la población mundial vive en países que sufren los rigores de la falta de agua y se prevé que hacia el 2025 esta cifra aumente dramáticamente hasta cobijar a dos tercios de la población. Y de contera más de cinco millones de personas mueren cada año por enfermedades atribuibles a la falta de agua potable, saneamiento básico e higiene, lo que equivale a diez veces más que el número de muertos a causa de guerras en el mundo. Igual que ocurre con el impacto del cambio climático, también en este caso se presenta una gran disparidad en las cifras registradas de los damnificados por esta causa entre un grupo de países y otros. Se estima que en los países en vía de desarrollo el 80% de las enfermedades prevalentes están asociadas ya sea con la cobertura y/o la calidad del agua que se consume.

En Colombia las estadísticas muestran un cambio ostensible en las últimas dos décadas, al pasar del cuarto al vigésimo lugar por su potencial hídrico a nivel mundial. Lo propio ha sucedido con la disponibilidad per cápita de agua anual, que descendió de 58.000 metros cúbicos a sólo 40.000. Esta cifra, aunque todavía supera el promedio a nivel mundial estimado por la ONU de 14.000 metros cúbicos[4], de todos modos muestra una tendencia preocupante. Para rematar, El IDEAM ha advertido sobre el grave riesgo de desabastecimiento de agua que amenaza al 69% de los colombianos en menos de dos décadas. Ello amerita esfuerzos tendientes a contrarrestar y a mitigar sus funestas consecuencias, destacándose entre estas el alto índice de morbilidad y mortalidad por enfermedades diarreicas, especialmente entre la población infantil. En Colombia, concretamente, según la UNICEF "se han presentado casos hasta de 1.038 muertes de niños menores de 5 años por causa de diarrea en un mismo año". Es más, hallazgos científicos han podido establecer el efecto negativo, en ocasiones irreversible, de la carencia de agua sobre el normal desarrollo cerebral en la primera niñez (entre los cuatro y los siete años).



En Colombia, cerca del 27% de su población no tiene acceso al agua potable, especialmente en la zona rural en donde solo el 56% de ella cuenta con alguna forma de abastecimiento de agua y solo el 6% de esta posee algún grado de tratamiento. Por ello, nos parece plausible la iniciativa de realizar un Referendo constitucional para consagrar el acceso al agua como derecho humano fundamental y un bien público que requiere especial protección del Estado, el cual debe garantizar un mínimo vital gratuito a todo(a)s lo(a)s ciudadano(a)s, el cual ha sido fijado por la OMS entre 20 y 100 litros diarios por persona. Algo hay que hacer y el tiempo apremia, para luego es tarde, hay que actuar sin tardanza



Riohacha, marzo16 de 2008

www.amylkaracosta.net







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[1] Ex presidente del Congreso de la República

[2] Amylkar D. Acosta M. Más allá del Protocolo de Kyoto. Diciembre, 24 de 2007

[3] TIM Flannery. El clima está en nuestras manos. Editorial Taurusminor.

[4] Amylkar D. Acosta M. El agua es vida. Marzo, 22 de 2007

viernes, 1 de febrero de 2008

LA COLUMNA DE AMYLKAR ACOSTA

EL ARTE DE ESCRIBIR
Amylkar D. Acosta M(1)
“Quítenle a este mundo el arte de escribir
le quitarán toda su gloria”
Francois De Chateaubriand

Marguerite Duras hizo suyo el aserto de Raymond Queneau: escribe, no hagas más! Evoco estas palabras, pensando con el deseo de seguirlas al pié de las letras. Ella misma percibía en su propia humanidad que “hay una locura de escribir que existe en sí misma” y yo, a ratos, me siento poseído por ella.

Empero, los aficionados al arte de escribir nos tenemos que contentar con ser sólo eso, aficionados, alentados siempre por la fijación a la que alude J. C Planeéis, en el sentido que “cuando uno escribe más por vocación que por profesión, más por placer que por ganarse la vida, más por comunicarse que por emborronar papel, siempre está aprendiendo”.

Yo me aparto del aserto de Nietzsche cuando afirmó que “yo soy una cosa, mis escritos otra”; en mi caso, yo y mis escritos somos una y la misma cosa. Y ello es así, porque si algo me ha caracterizado, tanto en mis escritos como en mis actuaciones, es la coherencia y entre unos y otras siempre están mis convicciones como hilo conductor.

Ello suele extrañar en un medio en el que pulula la afición por el surfismo, en el que muchos prefieren desplazarse sobre la cresta de la ola del momento y, como afirmó Ingenieros, no tienen inconveniente en pasar del timón al remo cuando de sobrevivir se trata en medio de la adversidad.

Otros, optan por la línea del menor esfuerzo, dejándose llevar plácidamente por la corriente sin importar la dirección de esta, cuando no es que, como las giraldas, toman la dirección en la que soplan los vientos, quedando a merced de estos. Se trata de quienes aguzan sus sentidos para estar siempre con las tendencias, coincidiendo con John Nashbit cuando refiriéndose a ellas dijo que son “como los caballos, es mejor montarse en la dirección que van”. Yo, en cambio, siempre he militado en mis ideas, las mismas que he plasmado en mis escritos, las he defendido con ardentía y denuedo, pues parodiando a Bertolt Brecht, podemos decir que “Cuando la verdad sea demasiado débil para defenderse, tendrá que pasar al ataque”.

Dijo José María Vargas Vila en uno de sus célebres libelos que “la fuerza de un escritor no radica en su talento, sino en su carácter”. Y carácter es lo que se necesita para asumir posiciones diáfanas, rotundas, sin esguinces, para militar en sus propias ideas, cualesquiera que ellas sean, sin desertar de ellas. No pocas veces me ha tocado remar contra la corriente; pero, lo hago siempre con el espíritu abierto a las ideas de los demás, pues comparto con Serrat que “lo que más enriquece el pensamiento de uno es la pluralidad de pensamiento de los demás”.

Mis distintas obras y ya son veintiséis las publicadas, están escritas en un lenguaje sencillo, llano, descomplicado, sin perder el rigor académico, de tal manera que su contenido es totalmente asequible tanto a doctos como a profanos en la temática de los mismos. Al leerlos se podrán percatar también de la evolución del pensamiento del autor, pues no oculto mi aversión por los dogmas, los fundamentalismos y me rehuso a aceptar camisas de fuerza que coarten mi libertad de pensamiento, los grilletes mentales no van con migo.

Yo creo en la afirmación de Alvin Toffer, cuando asegura que “Los analfabetas de este siglo no son aquellos que no saben leer y escribir sino aquellos que no pueden aprender, desaprender y volver a aprender” y ojala pueda sobrevivir al intento de lograr tal cometido.
Siempre se ha dicho que para saber escribir, se necesita haber vivido abundantemente; yo añadiría que para aprender a escribir, que es lo que yo hago a diario, compulsivamente, se necesita además vivir intensamente y ese ha sido el sino de mi vida.

Ahora, además, para quien intente incursionar en el arte de escribir, por que escribir es el arte de lo sublime, tiene que librar una lucha sin cuartel para no dejarse atropellar por la tecnología.

Desde 1999 acometí esta empresa y todavía no puedo cantar victoria; no pocas veces los duendes del computador o del ordenador, como prefieren llamarlo los españoles, me han ganado la partida. Como afirma Mutis, el gran escritor colombiano, “El castellano se encuentra sumergido en el vértigo de la informática”: pero, esos son los gajes del oficio, qué le vamos a hacer. Siempre he dicho que las ideas son embriones en fecundación y en mis libros anidan con profusión, mutantes y en constante estado de hibernación.


Riohacha, Enero de 2008
http://www.amylkaracosta.net/

(1)Ex presidente del Congreso de la República

jueves, 31 de enero de 2008

COLOMBIA AL DÍA. La columna de AMYLKAR ACOSTA


Nos complace darle la bienvenida a uno de los escritores más prolíficos de la Guajira:Amylkar Acosta Medina, expresidente del congreso y una de las personas mejor informadas de América Latina en temas económicos. Los invitamos a disfrutar éste, su primer artículo para MAICAO AL DÍA

LOS ESTACADOS
Amylkar D. Acosta M. (1)

"Como estamos Pedro y tú cortando orejas”
Pasaje bíblico


Las relaciones diplomáticas entre Colombia y Venezuela están en su punto más bajo desde el incidente de la corbeta Caldas en 1987, entre agravios e improperios la diplomacia y las cancillerías han pasado a un segundo plano, en medio de una hiperestesia colectiva a lado y lado de la frontera.

Y, para agravar las cosas, los últimos desencuentros entre los dos presidentes, Uribe y Chávez, han atizado la hoguera en que se han convertido unas relaciones otrora cordiales. No faltó quien aventurara la hipótesis de que el deterioro de las relaciones diplomáticas no tenía por qué afectar las relaciones comerciales, que estas podían permanecer incólumes aún en el peor escenario de aquellas.

Pero, semejante ingenuidad no resiste la contundencia de los hechos, que son tozudos. La semana anterior, en una de sus ya acostumbradas diatribas, el Presidente Chávez anunció que de US $5.000 millones de dólares, que fue el monto del intercambio comercial entre los dos países el año anterior, pasaremos, muy seguramente a sólo US $100 millones, lo cual sería una barbaridad.

Ya la desintegración andina, producto de la desbandada de los socios de la CAN por cuenta de las negociaciones en solitario y no en bloque de los TLC bilaterales con EEUU la habían herido de muerte(2) y se había sembrado la desconfianza entre unos y otros, base fundamental de unas buenas relaciones. Empero, las buenas relaciones personales entre los presidentes, hasta cierto punto, habían salvado las diferencias y ello hizo posible que por algún tiempo el comercio colombovenezolano fluyera sin mayores contratiempos.

Desafortunadamente la trifulca que se suscitó a raíz de la frustránea mediación del Presidente Chávez, en procura de un Acuerdo humanitario que posibilitara la liberación de los cautivos en poder de las FARC. Podríamos decir que este hecho deplorable sirvió de florero de Llorente y con el paso de los días se han ido exacerbando las contradicciones entre los dos países, tornándose en antagónicas.

Ni aquí ni allá se puede tomar con ligereza la situación planteada, creyéndose que se pueden obviar las dificultades creadas soslayándolas. Ni es cierto que Colombia pueda cambiar de pareja en la mitad del baile, reorientando nuestras exportaciones que hoy tienen como destino al hermano país, segundo socio comercial en importancia después de EEUU, con el 15.2% de las exportaciones, para venderlas a otros mercados diferentes, como algunos han sostenido desatentadamente; ni Venezuela podrá de la noche a la mañana cambiar de proveedor, para suplir las importaciones procedentes de Colombia apelando a Brasil, Argentina u otros países, como lo han planteado al desgaire, sin reparar en sus viabilidad e implicaciones.

Encontrar nuevos mercados, para sustituir los que se tienen no es tan fácil como soplar y hacer botellas; para utilizar la frase del Presidente de INEXMODA, Roque Ospina, “abrir mercado es tarea de titanes”. Nos lo confirma Javier Díaz, Presidente de ANALDEX, cuando afirma que “estos mercados no se reemplazan fácilmente”.

El dinamismo del comercio bilateral de Colombia y Venezuela obedece a la gran complementariedad entre las dos economías, la que no se da con la economía brasilera, por ejemplo. No es dable pensar en que MERCOSUR sea la alternativa para las exportaciones colombianas porque Brasil y Argentina, que son sus principales mercados, producen lo mismo que Colombia, sólo que Brasil lo multiplica por 10!

Y Venezuela, por su parte, no va a encontrar en Brasil una gran oferta exportable, porque si por algo se distingue este país es por tener el más bajo índice de exportación de Latinoamérica, incluso por debajo de Colombia. Es más, restringir la entrada de productos colombianos y pretender suplirlos por los de otras latitudes va a disparar aún más la inflación en Venezuela, ya de por sí elevada, como que terminó el año anterior en el 22.5%, la más alta de la región y ya le está plateando serios problemas de acaparamiento, especulación, carestía y desabastecimiento.

Como es apenas lógico, si tales amenazas se hacen efectivas, la economía colombiana se vería resentida por el severo impacto que tendría sobre las exportaciones, que tuvieron un crecimiento de más del 70% en el 2007 con respecto al año anterior, lo cual agudizaría el preocupante déficit de cuenta corriente que cerró el 2007 en el 4% y podría llegar a exceder el 6% este año, si no nos avispamos.

Tanto el déficit en cuenta corriente, como el crecimiento del PIB se verían afectados no sólo por las medidas que ya empezó a tomar Venezuela, sino por las repercusiones de la inminente recesión global(3) , que ha obligado a los analistas a revisar a la baja el crecimiento de la economía mundial, como lo acaba de anunciar el FMI. Como quien dice, Colombia está entre la espada y la pared. Pero, definitivamente, el mayor impacto se siente es en las regiones de frontera y sus áreas de influencia, sobre todo por su gran vulnerabilidad, a falta de una auténtica política de fronteras.


En este caso, el problema no se reduce al desabastecimiento, ya de por sí grave, sino que se están viendo afectadas todas aquellas familias que derivan su subsistencia de la actividad comercial, que gira en torno al intercambio de bienes y servicios en la zona. El desempleo y la informalidad, que pululan en la frontera tienen en dicho comercio la válvula de escape de una verdadera olla de presión que está a punto de estallar.


Al final, el resultado de este conflicto en ciernes puede terminar con un empate negativo para los dos países, pero, por sobre todo para las regiones de frontera, que son las más estacadas. De allí la imperiosa necesidad de trabajar en aras de la recomposición de las maltrechas relaciones, pues Colombia y Venezuela son dos países y un solo pueblo, con un destino común!


Riohacha, enero 29 de 2008
www.amlkaracosta.net

[1] Presidente Sociedad Colombiana de Economistas
[2] Amylkar D. Acosta M. La desintegración andina. Abril, 28 de 2006
[3] Amylkar D. Acosta M. Estanflación global Enero, 23 de 2008

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