BUSH EN APRIETOS
Amylkar D. Acosta M (1)
“El mercado tiene a veces la capacidad de imponer sus propias
expectativas, aún si estas son irracionales” George Soros.
La administración Bush, de la mano de la Reserva Federal (FED), hace desesperados esfuerzos tendientes a conjurar la recesión de la economía estadounidense, lastrada por la crisis hipotecaria que se resiste a tocar fondo. Esta crisis está atravesada por el proceso electoral en curso que concluirá con la elección presidencial en noviembre próximo, lo cual torna su manejo más complicado. Por fortuna, ni republicanos ni demócratas han intentado sacarle réditos electorales a dicha coyuntura y tal circunstancia hizo posible el consenso en torno a las medidas que debía tomar el Congreso federal. En efecto, el Acto legislativo de estímulo fiscal por un monto de US $168.000 millones - equivalente a un punto del PIB de los EEUU y a todo el PIB anual de Colombia - pasó sin tropiezos. Dicho paquete contempla rebaja de impuestos para más de 130 millones de personas e incentivos fiscales para las empresas; de este modo, se busca inyectarle mayores recursos a la economía en procura de su reactivación.
Según el Presidente Bush, con estas medidas se busca además “ayudar a los propietarios que corren riesgo de perder sus casas porque no pueden afrontar las cuotas de las hipotecas”(2). Concomitantemente, la FED prosiguió en su empeño de recortar una y otra vez la tasa de intervención, hasta situarla en el 2.25%, tres puntos porcentuales por debajo de la que regía cuando estalló la crisis en septiembre pasado. De esta manera se busca que el menor costo del crédito estimule la actividad económica y ayude también a las alicaídas instituciones financieras.
LA FED SE PREOCUPA TAMBIÉN POR LA INFLACIÓN
El Presidente Bush tuvo que reconocer recientemente que la economía norteamericana sigue “pasando por un momento difícil”(3), al tiempo que la FED advierte que “subsisten riesgos para el crecimiento económico”(4) . Y no es para menos, pues, en concepto del Nóbel de Economía Joseph Stiglitz “el efecto pleno de la política monetaria normalmente se siente en un año o más”(5). La FED sigue muy preocupada porque “la perspectiva se ha debilitado más…el consumo se ha desacelerado y los mercados laborales se han debilitado. Los mercados financieros siguen estando bajo una gran tensión”(6). E incluso ha empezado a mostrar preocupación por la presión inflacionaria, al establecer que “las incertidumbres han aumentado sobre las perspectivas de inflación con un nivel elevado”(7). Los pagos de las hipotecas de tipo ajustable siguen subiendo, mientras los precios de las viviendas caen en los EEUU; entre tanto, las ejecuciones hipotecarias aumentaron 60% y los embargos aumentaron más del doble en febrero. Históricamente esta comprobado que el mercado de la vivienda es uno de los primeros indicadores en reflejar la desaceleración de la economía estadounidense y esta vez no ha sido la excepción.
Amylkar D. Acosta M (1)
“El mercado tiene a veces la capacidad de imponer sus propias
expectativas, aún si estas son irracionales” George Soros.
La administración Bush, de la mano de la Reserva Federal (FED), hace desesperados esfuerzos tendientes a conjurar la recesión de la economía estadounidense, lastrada por la crisis hipotecaria que se resiste a tocar fondo. Esta crisis está atravesada por el proceso electoral en curso que concluirá con la elección presidencial en noviembre próximo, lo cual torna su manejo más complicado. Por fortuna, ni republicanos ni demócratas han intentado sacarle réditos electorales a dicha coyuntura y tal circunstancia hizo posible el consenso en torno a las medidas que debía tomar el Congreso federal. En efecto, el Acto legislativo de estímulo fiscal por un monto de US $168.000 millones - equivalente a un punto del PIB de los EEUU y a todo el PIB anual de Colombia - pasó sin tropiezos. Dicho paquete contempla rebaja de impuestos para más de 130 millones de personas e incentivos fiscales para las empresas; de este modo, se busca inyectarle mayores recursos a la economía en procura de su reactivación.
Según el Presidente Bush, con estas medidas se busca además “ayudar a los propietarios que corren riesgo de perder sus casas porque no pueden afrontar las cuotas de las hipotecas”(2). Concomitantemente, la FED prosiguió en su empeño de recortar una y otra vez la tasa de intervención, hasta situarla en el 2.25%, tres puntos porcentuales por debajo de la que regía cuando estalló la crisis en septiembre pasado. De esta manera se busca que el menor costo del crédito estimule la actividad económica y ayude también a las alicaídas instituciones financieras.
LA FED SE PREOCUPA TAMBIÉN POR LA INFLACIÓN
El Presidente Bush tuvo que reconocer recientemente que la economía norteamericana sigue “pasando por un momento difícil”(3), al tiempo que la FED advierte que “subsisten riesgos para el crecimiento económico”(4) . Y no es para menos, pues, en concepto del Nóbel de Economía Joseph Stiglitz “el efecto pleno de la política monetaria normalmente se siente en un año o más”(5). La FED sigue muy preocupada porque “la perspectiva se ha debilitado más…el consumo se ha desacelerado y los mercados laborales se han debilitado. Los mercados financieros siguen estando bajo una gran tensión”(6). E incluso ha empezado a mostrar preocupación por la presión inflacionaria, al establecer que “las incertidumbres han aumentado sobre las perspectivas de inflación con un nivel elevado”(7). Los pagos de las hipotecas de tipo ajustable siguen subiendo, mientras los precios de las viviendas caen en los EEUU; entre tanto, las ejecuciones hipotecarias aumentaron 60% y los embargos aumentaron más del doble en febrero. Históricamente esta comprobado que el mercado de la vivienda es uno de los primeros indicadores en reflejar la desaceleración de la economía estadounidense y esta vez no ha sido la excepción.
La semana anterior la FED se vio precisada a orquestar el rescate del quinto Banco de inversión más importante de los EEUU, fundado hace 85 años, el Bear Stearns, por parte del JPMorgan Chase & Co, para evitar que cayera en default. Esta operación de salvamento provocó fundados temores entre los inversionistas de que otros bancos afrontarían situaciones similares a las del Bear, a estar todos ellos expuestos a las turbulencias de los mercados crediticios que no dan trazas de amainar. Como lo afirmó el analista de mercado James Hughes, “lo que se teme es que los otros bancos que quizá no se hayan depreciado tanto, estén ocultando estos problemas con las hipotecas de alto riesgo…Pero, lamentablemente estas cosas saldrán a la luz y eso es lo que se teme, que habrá más depreciaciones y más problemas”. Una percepción que tiende a generalizarse indica que las afugias del Bear son sólo la punta del iceberg. De hecho, este lunes el valor de las acciones en Lehman Brothers cayó un 20%, la mayor caída que se haya registrado en un solo día.
La FED, ni corta ni perezosa, exhortó a otras destacadas instituciones a que acudieran en su apoyo para evitar que cunda el pánico. Para tranquilizar al asustadizo mercado financiero, la FED dispuso crear nuevas facilidades de crédito por US $200.000 millones, al que podrán acceder tanto bancos como corredores. El JPMorgan adquirió el Bear por US $236.2 millones, a US $2 la acción (¡!), cuyo valor se desplomó un récord de 53% después de dicha transacción. La FED por su parte respaldó al JPMorgan, dispuesto como está a asumir cualquier riesgo en el que incurra este al hacerse al Bear, con tal fin puso a su disposición US $30.000 millones para garantizar las inversiones más riesgosas de este.
La administración Bush ha tenido que aplicarse a fondo para sortear el fuerte temporal, impedir la implosión del sistema financiero y espantar el fantasma de la recesión, contraviniendo el credo neoliberal que propugna por la desregulación y la no ingerencia del Estado. Bien ha dicho el financista George Soros que “cuando quedan a su libre albedrío, los mercados son proclives a extremos de euforia y desesperación…”. No hay tal que “la mejor manera de satisfacer el interés común es permitiéndole a los participantes perseguir sus propios intereses”, como reza el dogma laissezfaireano. Definitivamente, el Estado debe intervenir para que el mercado funcione. Hay que empezar por desmarcarse de la falsa disyuntiva de Mercado o Estado y “hasta que no logremos un mejor equilibrio entre los mercados y el gobierno, el mundo seguirá pagando un precio elevado”8.
Ben Bernanke, el Presidente de la Reserva Federal, sugirió que a la economía podría venirle bien una inyección de adrenalina fiscal, la “inyección en el brazo” de que habló Bush y eso es lo que se ha hecho hasta ahora. El presupuesto del gobierno federal se ha puesto al servicio de la recuperación económica, al igual que la política monetaria expansionista, a través de recortes sucesivos en las tasas de interés o de las inyecciones de liquidez al torrente circulatorio. No obstante, economistas de la talla del profesor Paul Krugman, consideran que el problema que afronta la economía estadounidense no es de liquidez sino de insolvencia y por ello no creen que su recuperación se de por la vía de la reducción de las tasas de interés a la que le apuesta la Reserva Federal. Hay quienes, como Najeeb Jarhom, de Fraser Securities en Singapur9, consideran que tanto el gobierno como la FED reaccionaron tardíamente y que las medidas carecen de la contundencia suficiente como para obtener los resultados que se buscan.
Lo cierto es que estamos en pleno año electoral, en el que no sólo está en juego el inquilinato de la Casa Blanca sino también un tercio del Senado y toda la Cámara, como quien dice ambos partidos, tanto el Demócrata como el Republicano, tratarán de poner toda la carne en el azador. No hay que perder de vista la gran relievancia que tiene para el elector de los EEUU su percepción sobre la realidad económica al momento de sufragar. Como dijo Nancy Pelosi, la líder de los demócratas en la Cámara de Representantes, a propósito del Acto Legislativo que aprobó el Congreso en volandas para enfrentar la inminente recesión, “se trata de entender las preocupaciones del pueblo americano”. Bush busca a todo transe comprar tiempo, pero todo indica que las elecciones tendrán lugar en medio de una profunda y amplificada recesión. Como nos lo recuerda Josep Borrell, caracterizado dirigente del PSOE, “Hace diez años Bush - padre ganaba la guerra contra Irak, pero perdía las elecciones en casa. Vencedor en la escena internacional era derrotado por la mala situación económica americana. Hoy Bushhijo debe pensar que le puede ocurrir lo mismo frente a los mismos enemigos. La famosa frase de la campaña electoral que enfrentó a su padre con Clinton ("es la economía, estúpido...") debe resonar en su memoria”, pues puede resultar premonitoria. Con un agravante para Bushhijo, que puede enfrentar el tétrico escenario de perder las elecciones en casa sin ganar la guerra contra Irak, que se debate entre su iraquización como estrategia y su exacerbación como disculpa para su escalamiento.
Riohacha, marzo 21 de 2008
www.amylkaracosta.net
1 Ex presidente del Congreso de la República
2 El Tiempo. Febrero, 12 de 2008
3 La República. Marzo, 15 de 2008
4 El Heraldo. Marzo, 19 de 2008
5 El Espectador. Febrero, 3 de 2008
6 El Tiempo. Marzo, 19 de 2008
7 Idem
8 El Espectador. Joseph Stiglitz. Febrero, 3 de 2008
9 El Heraldo. Enero, 22 de 2008