viernes, 11 de septiembre de 2009

Hay cosas que tienen que morir


Por: Paola J. Martínez O. 

 En la vida pasamos por muchas circunstancias difíciles, por pruebas que asaltan de alguna manera nuestra fe, hasta llegar al punto de pensar y creer que estamos solos en el mundo y que nuestros sueños y anhelos serán imposibles de alcanzar. 

 Es en esas situaciones críticas de nuestras vidas, en las que la desesperación nos lleva a cometer imprudencias; nos sumergimos en el mundo de las lamentaciones, donde un pudiera, hubiera, debería, son las primeras frases que retumban en nuestra mente, y empezamos a buscar culpables de nuestras desgracias, y tal vez tenemos la solución de ese problema más cerca de lo que creemos, pero nuestro profundo sufrimiento y la confusión no permiten que veamos las oportunidades; pero ¿es necesario que pasemos por estos sucesos?, ¿que nos deja el paso por aquel desierto?; son muchos de los cuestionamientos que nos hacemos. 

 Precisamente el Desierto representa los momentos difíciles en nuestras vidas, es un paso crucial de nuestra existencia en un espacio estrecho y limitado, pero una acertada definición sería la de entender como Desierto a ese lapso de tiempo que tomamos como preparación para subir a un nuevo nivel; suena muy contradictorio, y sé que muchos se preguntaran ¿como puedo pensar en victoria cuando tengo el mundo boca a bajo?, pero puedo demostrarte que esa situación que te agobia puede ser la puerta de entrada a la bendición, un ejemplo trascendente es el del pueblo de Israel, al cual Dios hizo cruzar por el desierto durante 40 años, con la firme promesa de llevarlos a la tierra prometida; los sacó de la comodidad de Egipto para meterlos en un Desierto! 

Les quitó la comodidad sí! Pero un bienestar que estaba condicionado a vivir en la ESCLAVITUD!, porque los Israelitas en su desesperación llegaron a renegar de Dios y hasta dijeron que era mejor seguir siendo esclavos y tener comodidades, que ser libres pero estar en el Desierto. Es en ese momento que llegamos a pensar que Dios Castiga; y lo que es peor, que no escucha nuestros ruegos, que Dios se ha olvidado de nosotros, porque si hubiera llegado cuando lo llamamos no estaríamos en esa encrucijada; “Y Marta dijo á Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no fuera muerto”; Juan11:21. 

María, hermana de Lázaro amigo amado de Jesús como lo repite la escritura, había mandado a llamar al Maestro porque su hermano Lázaro estaba enfermo, pero Jesús no acudió enseguida al llamado de las hermanas de Lázaro, dice la sagrada escritura que demoró dos días más donde se encontraba, y al llegar al Pueblo de Betania Lázaro ya había muerto, ¿ se olvido Jesús de su amado amigo Lázaro?, ¿ porque no acudió para sanarlo y así evitar que muriera?; cuando Jesús llego a donde se encontraba, ya Lázaro tenía cuatro días de estar sepultado, Juan 11:38-40 “Conmovido una vez más, Jesús se acercó al sepulcro. Era una cueva cuya entrada estaba tapada con una piedra. —Quiten la piedra —ordenó Jesús. Marta, la hermana del difunto, objetó: —Señor, ya debe oler mal, pues lleva cuatro días allí. —¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios? —le contestó Jesús”. Marta cuestionó a Jesús, no entendía como teniendo Lázaro cuatro días de Sepultado Jesús lo resucitaría. 

Y es precisamente esa actitud la que adoptamos cuando estamos en el desierto, estamos seguros que nada nos sacará de allí, desconocemos al único que nos puede llevar en la prueba de la mano y hacía la victoria y lo que es peor, cuestionamos a Dios y le reclamamos la supuesta ausencia; Pues déjame decirte que Lázaro tenía que morir! .No puede haber resurrección sin que anteceda la muerte!, Jesús dijo a Marta que era necesaria la muerte para que el padre fuera glorificado, y de la manera que Dios se glorifica en nuestras vidas es convirtiendo lo imposible en una realidad innegable. ¿Que tiene que morir en tu vida para que haya resurrección?, estás esperando que Dios te hable mientras caminas por el desierto pero no te has preguntado 

¿Qué quiere Dios que aprenda de esa circunstancia?; tal vez estás pasando por una crisis económica donde las cosas cada vez empeoran, pero resulta que lo que Dios quiere es que aprendas a ser un buen administrador, y él piensa que si no aprendes a administrar lo poco, entonces no estás listo para la gran bendición que él tiene para ti. ¿Qué tiene que morir en tu vida para que seas prosperado por Dios?; a lo mejor llevas mucho tiempo pidiéndole a Dios que mejore la situación en tu hogar, estás esperando que Dios cambié a tu esposo(a) pero resulta que no te has detenido a mirar que está fallando en ti. ¿Qué tiene que morir en tu vida para que en tu hogar reine la tranquilidad?. 

 Nada sucede hasta que no des el primer paso. Para moverte hacia adelante necesitas cambiar, y la pregunta que debes hacerte ¿Qué necesito cambiar en mi vida?, o mejor ¿Qué tiene que morir en mi vida? Jesús demoró dos días más para llegar a donde estaba Lázaro esperando que él muriera, de lo contrario no podía operar en él la resurrección. Dios no se ha olvidado de ti, él está esperando el momento oportuno para bendecirte, solo espera y ¡prepárate para recibirlo! Dios les bendiga, PAOLA MARTINEZ ORTIZ

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