jueves, 3 de septiembre de 2009

Cuestión de nacionalismo

Por: Ulises Rodríguez Lobelo

La adhesión de los espíritus a través de mecanismos y consignas manipuladoras es un lugar común en la búsqueda de legitimación de los sistemas y gobiernos ilegítimos.

Siempre que un evento de connotaciones políticas internacional tiene lugar en nuestro país, se asoman los apóstoles de las políticas de Uribe y aprovechan el analfabetismo político de la mayoría de los ciudadanos ingenuos, cuya visión y posibilidades de análisis quedan reducidas por el control informativo y publicitario que ejercen los medios masivos a favor del presidente.

Las marchas contra los discursos de los presidentes Chávez y Correa, sólo constituyen la expresión de un nacionalismo sugestionado, orquestado y dirigido por los interesados en generar una tormenta de humo que les impida ver a los colombianos la dimensión del lodazal ético y moral que embadurna a los congresistas y especialmente al ministro de gobierno.

La aprobación del Referendo reeleccionista no es una baratija, sino el pasaporte para que viajemos, por cuatro años más, a lo largo de la oscuridad eufemística de los falsos positivos (léase masacre y genocidios) el contubernio vergonzante con mafiosos y paramilitares, el hospedaje en las calles de más de 400.000 desplazados, la muerte en las aceras de los hospitales y clínicas de niños y ancianos, la subasta galopante de las escasas instituciones del Estado, la inseguridad antidemocrática urbana, la privatización de la educación, la expansión económica de los hijos del presidente, el desempleo inmisericorde, la compra inmoral de conciencias a los organismos de justicia y de control, como también el gasto desmesurado de más de 18 billones de pesos del presupuesto nacional para sostener el negocio de la persecución contra las Farc.

Pero si lo anterior no es materia suficiente de convocatoria a los colombianos para protestar en las calles, entonces sí, que brille el nacionalismo y los afanes libertarios para expulsar a los militares yankees de nuestra tierra. Aquí empieza una nueva estrategia que dista mucho de acabar con el narcotráfico.

Los norteamericanos jamás acabarán con el tráfico de droga, como Uribe nunca lo hará con las Farc, por razones políticas y económicas. Mantener estas luchas es columpiarse en la posibilidad de sostenimiento en el poder, como también en la seguridad de seguir recibiendo ayuda financiera; es decir, vender la firma del T.L.C. con los Estados Unidos, quienes llegaron a Colombia para fortalecer y defender los intereses imperialistas de los grandes monopolios.

Colombianos, evitemos la titerización y lancemos consignas contra la desvergüenza e inmoralidad de los parlamentarios y los ministros.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo. Uribe y su tinglado, ofenden la dignidad colombiana con su desmesurado afán de perpetuarse en el poder. Sin ser Chavista, pienso que la intromisión del imperialismo norteamericano en nuestro territorio es inadmisible y solo es la punta del icebeerg disfrazado del USAID, cuyo objetivo es seguir sometiendonos a sus intereses.OJO COLOMBIA; SEGUIMOS SIENDO UNA PATRIA BOBA!

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