lunes, 22 de julio de 2019

El sapo trapichero


Escrito por: Arturo Peña Barbosa


Suena el despertador en un viejo reloj de cuerda comprado a los gitanos en uno de sus  primeros viajes que estos realizaron por las veredas de Nocaima;  es la una de la madrugada, hay un poco de pereza o digamos,  más bien,  cansancio acumulado, pues la jornada del día anterior fue dura y muy agotadora, pero tocaba ponerse de pie, la molienda no da espera.

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Feliciano, un hombre forjado por las labores del campo y de regio carácter, emprendedor y cumplidor de su deber, fue el primero en decir: 

-Arriba muchachos, llegó la hora de emprender la jornada
Su séquito integrado por 4 hijos varones y dos mujeres quienes eran el apoyo de doña Emérita esposa de Feliciano, era todo un batallón para enfrentar esa dura labor como lo es la fabricación del dulce sabor a miel que a la postre se convertirá en panela.

Eliseo era el mayor de sus hijos, muy serio y responsable frente a las labores y compromisos con su padre; Fernando el segundo tenía la manía de ser un poco perezoso para la levantada, tanto que Feliciano lo amenazó en varias oportunidades de echarle un baldado de agua fría de la madrugada para que se levantara; Gallo,  el tercero de los hombres, era toda una fiesta para todo, no paraba de hablar desde que se levantaba hasta caer rendido de tanto dar lora durante el día, pues era más lo que perturbaba que lo que trabajaba; Milo el cuba como suelen llamar al menor de la camada, a quien se le permitía dormir unas cuantas horas más en consideración a su edad; Dalia y Laurentina ayudaban a su madre en los quehaceres de la cocina... y a apurar el tinto, que antes de prender el motor de moler la caña degustaban con pan traído de la tienda de don Rito que estaba a una corta distancia de esta bella estancia.

-Bueno mijo, le gritó Feliciano a Eliseo, ponga la perrita a aullar. La expresón se refería a prender el motor para dar vuelta al trapiche de moler la caña. Pero, cosa curiosa, éste no arrancaba.  
Feliciano revisó el ACPM del motor y todo estaba  en orden, pero nada, otro intento y nada.  
Fernando que era bien agüerista,  dijo: 

-Papá….¿¿no será el jurringas????  
Era una forma de referirse al demonio

-Qué jurringas ni qué jurringas, venga más bien a darle vuelta a este aparato a ver si prende, le respondiò Feliciano

Gallo que era bien lambericas se acercó al volante del trapiche y gritó: 

-Lo encontré

-¿Qué encontró?, preguntó Feliciano, 

-Un enorme sapo que tiene trancado el volante, pues le atravesó una pata y no lo deja girar

En ese momento todo fue algarabía pero el condenado sapo nada que quería quitarse de ahí. 

De pronto  a Gallo que era el más charlatán se le ocurrió hablarle al sapo: 
-Quítese  de ahí compadre que en minutos va a haber mucho caldo de caña para tomar. 

Al pronunciarse palabras desapareció el espanto. 

Gran sorpresa se llevaron porque después de una hora de estar moliendo, fueron a revisar el fondo del aparador del caldo para ver si ya podían distribuirlo en las diferentes vasijas y así prender la hornilla. 

En ese momento pudieron comprobar que allí no había una sola gota, no lo van a creer, pero estaban instalados un centenar de sapos gigantes en hileras de dos en dos, tomándose el caldo que venía por la canal conductora hasta el fondo del  aparador; qué cosa inaudita, en ese preciso momento en que fueron sorprendidos, un eructo ruidoso salió de la boca del sapo mayor que con voz de satisfacción dijo: 

-Ahora sí nos vamos.

Feliciano no podía dar explicación a lo sucedido, pero Eliseo que era muy creyente y devoto a la Virgen del Perpetuo Socorro dijo: 

-Esas son cosas de mi Dios y no hay más remedio que seguir moliendo. 

Después de semejantes sucesos cualquiera pensaría que todo volvería a la normalidad, pero no fue así, Fernando que estaba gaveriando dijo en tono airado: 

-Quién carajo cogió un palo que le hace falta a la gaveraaaa

Nadie dio razón, Gallo como siempre atento a los detalles y señalando en forma precisa indicó el lugar donde se encontraba el palo faltante, allí precisamente en la boca de una serpiente, se lo había atravesado un sapo para defenderse y evitar ser comido por este enorme reptil, la pelea fue sin cuartel, golpe va golpe viene, en el rigor de esta riña quedó tendida en el suelo tanta caña la cual tocó terminar de cortar para llevarla al trapiche, que de paso sirvió para suplir el desastre de la pérdida del caldo ocasionada por el centenar de batracios abusivos de unas horas atrás.

Feliciano recuperó el palo faltante, le hizo hacer las paces a reptil y batracio para así poder continuar su molienda y fabricar la panela que estaría vendiendo en el mercado ese fin de semana.

LUARPE54 


GLOSARIO.

VOLANTE: Pieza del trapiche donde se coloca la correa que conecta al motor.
FONDO: Recipiente metálico para almacenar el caldo o jugo de la caña.
LAMBERICAS: Persona muy metida o imprudente.
GAVERA: Molde para fabricar panela.
GAVERIANDO: Oficio de moldear la panela.




sábado, 20 de julio de 2019

Mohamed Dasuki se inscribió en medio de tambores y fuertes aplausos de la gente


Era un día de sol intenso y de una temperatura terrible en la frontera. Mohamed Dasuki había invitado a un grupo de sus colaboradores a la 1:30 en su residencia con el fin de que llegaran junto con él al Salón Amaluq, desde donde se desplazaría hasta la sede de la Registraduría, ubicada a unas pocas cuadras.   En ese espacio de tiempo el candidato ultimó algunos detalles y empezó a recibir las visitas previstas. Sirvió café preparado por él mismo y, junto con Alejandro Rutto Martínez, su adversario de otros tiempos y uno de sus mejores aliados en la actualidad, repasaron el discurso que pronunciaría después.  

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A las dos en punto partieron hacia el punto de encuentro en donde ya lo esperaban personas que espontáneamente se habían acercado: líderes de los barrios, amigos personales, compañeros de lucha, jóvenes, en fin.  
Dasuki apretó la mano de algunos, abrazó a otros, dio un respetuoso beso en la mejilla a las damas y avanzó hacia la Registraduría acompañado de los palabreros wayüu y de Nibal, una de las autoridades de la Mezquita Omar.  

Todos querían saludar al candidato, todos deseaban expresarle su cariño y apoyo y él atendía a cada uno de manera personal. El recorrido que habitualmente puede hacerse en tres minutos se extendió a media hora. Cuando por fin llegó a la Registraduría pudo encontrarse con Santander Restrepo y José de los Santos Ramírez, representantes de los partidos ASI y MAIS, quienes habían adelantado lo necesario para que el acto fuera sencillo y rápido.  

Los funcionarios del organismo rector de los procesos electorales atendieron a la comisión con amabilidad y procedieron a llenar los formularios correspondientes. El acto duró escasamente 10 minutos. Luego vinieron las fotos de rigor con los acompañantes, tales como los palabreros, miembros de la comunidad musulmana y directivos de los partidos.  

Bajar del segundo piso fue bastante complicado porque decenas de personas lo esperaban para saludarlo y felicitarlo.  En la puerta, levantó los brazos, mientras la multitud gritaba con entusiasmo ¡Ese es! ¡Ese es!   ¡Dasuki! ¡Dasuki! ¡Dasuki! 

El sonido de un pequeño dron que filmaba la fiesta de la democracia se confundía con los gritos de la
multitud.   Luego se escuchó el ruido de un cañonazo. Se trataba de una máquina lanzadora de confeti que inundó la tarde con papelitos rojos, amarillos, blancos y verdes, los mismos del partido que respaldan a Dasuki con su aval.  


Los asistentes  se desplazaron felices de nuevo al salón Amaluq en donde se desarrollaría el programa de presentación formal de un líder que había dejado de ser un simple aspirante para convertirse en candidato para ganar las elecciones a la alcaldía 
El club estaba a reventar como lucen los estadios del país cuando juega la selección Colombia. De hecho, el amarillo era el color predominante. La mayoría de los ciudadanos había decidido utilizar la camiseta de la Selección Colombia y el candidato vestía una elegante camisa amarilla con la cual homenajeaba a la bandera nacional pero también a los partidos comprometidos con su candidatura.  

El programa fue muy bonito: colorido, ruidosos y lleno de mucha alegría.  Se cantó el himno nacional y el himno a Maicao. Luego una oración de acción de gracias a Dios en español y una más en árabe, como demostración de que a Dasuki lo respalda l pueblo que habla en toda las religiones y las congregaciones que hablan a Dios en distintas lenguas.  


Vinieron después el discurso emotivo del profesor Alejandro Rutto, que movió las fibras íntimas de los asistentes, y las palabras de Santander Restrepo, director municipal de ASI y de José de los Santos Ramírez, representante de MAIS.   Acto seguido fueron presentados los candidatos al concejo de los dos partidos


Finalmente, entre las aclamaciones del público, los aplausos de la gente del barrio y la alegría de la multitud, se produjo el acto central del evento: las palabras de Mohamed Dasuki, quien le hablaba al pueblo por primera vez en condición de candidato. Fue un discurso conciliador, bien estructurado en el que se comprometió una vez más con la seguridad, la salud la educación, el comercio, las acciones para afrontar la crisis migratoria y la lucha frontal contra la corrupción.  

Un grupo de niños wayüu le dio aún más colorido a la tarde con la presentación de la yonna, eran 10 bellas majayut y dos elegantes muchachos, quienes mostraron sus habilidades para poner en escena uno de los bailes típicos de su pueblo. Ya se iban los niños a descansar pero, de repente se les pidió que se quedaran.   

- ¿Para qué?, se preguntaron 

- El candidato quiere bailar también les respondieron 

El tambor volvió a sonar y Dasuki se lanzó al ruedo como uno de los mejores parejos. Por más que las niñas lo intentaron no pudieron derribarlo. Antes de que esto sucediera, él prefirió levantar las manos y saludar con la V de la victoria. El público no dejaba de aplaudirlo.  

La voz de Rafa Peñalosa, presentador del evento, despidió al público con palabras de aliento: "Llegó la hora del cambio y tú eres importante", les dijo a los asistentes cuando éstos emprendían, felices, el camino de regreso a sus casas. 

miércoles, 17 de julio de 2019

Mohamed Dasuki, un maicaero formado para servir




Mohamed Dasuki nació en Maicao el 27 de enero de 1974 y desde entonces ha tenido un curso de vida acorde con lo que hace una persona decente, llena de vida y cargada de sueños: fundó su propia familia, se alineó con los ideales del servicio a las comunidades y se dedicó a labrar el sueño de servirle a sus coterráneos desde la esfera privada y desde las posiciones de Gobierno.
Pero para conocer mejor a este ciudadano que aspira a regir los destinos de Maicao, los invito a conocer más acerca de sus inicios, de su trayectoria y de sus proyecciones.

Nacimiento, primeros años y familia
En primer lugar, es bueno saber que Dasuki nació en Maicao. A pesar de que algunos lo conocen como “El Turco” y de que domina a la perfección el idioma árabe, Dasuki es uno de esos ciudadanos que hacen parte de la rica mezcla cultural y racial sobre la que se basa la identidad de los maicaeros.
Maicao fue un cruce de todos los caminos que venían y llevaban a todas partes. Un puente entre Oriente y occidente en la península de La Guajira y por eso acá encontramos afrodescendientes, israelíes, paisas, zenúes, caribeños, europeos, guajiros no maicaeros, brasileros y árabes procedentes de varios países como Siria, Líbano y Jordania.  En estas tierras no existe, lo que se dice el maicaero de cuatro generaciones. Me explico bien: todos los maicaeros tenemos ancestros nacidos en otras partes: en algunos casos los inmigrantes fueron nuestros padres y en otros casos los abuelos o los bisabuelos.  Eso es lo bueno de Maicao: a cada raza y a cada cultura le hemos heredado lo mejor y ahí vamos avanzando en el difícil proceso de construir las columnas de nuestra identidad.

Pero volvamos a Mohamed Dasuki que es el maicaero que hoy nos ocupa. Él nació en el hospital San José de Maicao en ese año 1974 en que nuestro comercio era bullicioso y pujante (como dice el himno municipal).  Sus padres llegaron atraídos por esa circunstancia después de vivir un tiempo en otras ciudades y municipios como Medellín y Fundación.    Eran comerciantes libaneses de clase media baja ansiosos de abrirse nuevas oportunidades para sostener a sus familias. Llegaron a Colombia como muchos otros de sus compatriotas con la esperanza de trabajar duro en lo que más sabían hacer:  comprar y vender mercancías a buen precio para satisfacer las necesidades de su clientela.

En Maicao se establecieron, se amañaron, conocieron personas que los ayudaron y se quedaron a vivir aquí con su familia. Se enamoraron de Maicao, pero fueron fieles a sus usos y costumbres, a su práctica del islam y al profundo nacionalismo que los ligaba a su patria, el bello país heredero de la inteligencia comercial de los fenicios. Sus hijos habían nacido en los pueblos donde habían vivido: Fundación, La Paz y Maicao. El honor de nacer en tierras guajiras le correspondió, precisamente, a Mohamed.

Mamuhd Dasuki y Ramzieh Hajj formaban una bonita pareja. Trabajaban todo el día y en la tarde tomaban el té con galletas horneadas en casa junto a sus paisanos. Era una bella rutina que, sin embargo, no alcanzaba para que olvidaran sus orígenes.  Por eso se preocuparon de que sus hijos viajaran a El Líbano para que conocieran a los abuelos, a los tíos y se empaparan mejor de las costumbres, de la fe islámica y del idioma árabe.

Líbano es muy bello, su arquitectura combina la herencia de templos romanos y fenicios muy bien conservados y su arquitectura tiene gran influencia de países árabes con grandes mezquitas que conviven con templos de las iglesias cristianas maronitas u ortodoxas, así como modernos rascacielos. Su índice de Desarrollo Humano es uno de los más altos del mundo árabe y en sus fértiles territorios crecen todo tipo de cultivos alentados por las cuatro estaciones.
Sin embargo, no todo era color de rosa. En los años ochenta soportaron sangrientas guerras que causaron muerte y desolación.


Regreso de los Dasuki a Maicao

Los Dasuki prefirieron regresar a Maicao en donde Mohamed creció desarrollando un gran amor al esfuerzo y trabajo. Contrario a otros muchachos de su edad que se dedicaban a administrar el almacén de sus padres, él debió emplearse como jornalero en los almacenes de comerciantes libaneses. En este duro oficio conoció a muchas personas que desempeñaban el mismo oficio; ellos les contaban las duras necesidades de su familia, los problemas de sus barrios, las carencias con las que se enfrentaban todos los días.   Se acostumbró a andar con ellos y a hacerse amigo de sus familias.   En ese contacto con la gente de los sectores más populares de la ciudad nació su inclinación por el servicio a la gente humilde desde lo público. Y esto, marcaría el inicio de su futura vocación de servidor público.


Matrimonio e hijos

Contrajo matrimonio con Wisad Waked Machado, con quien tiene cuatro hermosas hijas Jasmín, islam, Aya y Jinam) y un saludable y travieso varoncito (Adam) quienes han sabido ganarse su corazón y se han convertido en la principal razón de ser de su lucha cotidiana. Todos sus hijos están en edad escolar y tienen una gran dedicación no solo a sus estudios sino a las actividades de la mezquita a la que asisten regularmente con entusiasmo y mucha fe.



Empresario del comercio
Con los ahorros y la ayuda de algunos amigos logró abrir su propio almacén dedicado al ramo de los calzados, el cual llevaría por nombre Jasmín, como su hija mayor; en su rol de empresario se dedicó a defender las causas del comercio de Maicao entre ellas la ampliación de cupos para la introducción de mercancías y la sostenibilidad de Puerto Nuevo el puerto artesanal por el que entran a La Guajira las mercancías del comercio de Maicao.
También se comprometió con el mejoramiento de la seguridad. Para tal efecto se hizo miembro de la Policía Cívica y acompañó a las autoridades y a la comunidad en la definición de políticas para mejorar la seguridad ciudadana.

Una curiosa forma de convertirse en diputado
En el año 2012 algunos amigos lo invitaron a participar en política y lo inscribieron en la lista del partido de la U a la asamblea, como una forma de que se diera a conocer y se abriera paso en la vida política para apuntalar futuras aspiraciones. En otras palabras, lo metieron “de relleno” como se dice el argot político.
Pero el candidato que iba a ser el relleno, el “arrastra votos”, se dedicó a recorrer el departamento de norte a sur y de este a oeste y sorprendió a todos con la más alta votación, lo que valió para que ganara su credencial como diputado del departamento.   En la asamblea dio grandes debates a favor de la construcción del estadio de Maicao, del mejoramiento del sistema de salud del departamento y denunció la delicada situación de las comunidades wayüu de la Alta y Media Guajira, las cuales se encontraban abandonadas a su suerte. Los debates convocados por Dasuki hicieron que la Asamblea del Departamento recuperara su credibilidad, puesto que el pueblo se sentí representado por el diputado que expresaba lo que el pueblo quería decir y hacía las preguntas que el pueblo quería hacer.
En las elecciones del 2015 Mohamed Dasuki se postuló como candidato a la alcaldía de Maicao, en un ejercicio que le permitió alcanzar una copiosa votación, gracias al respaldo de los sectores populares.

La anhelada fusión de fuerzas
Unos meses después de las elecciones, en un encomiable gesto de civilidad política los maicaeros fueron testigos de la unión de tres de las más grandes fuerzas políticas contemporáneas, cuyos representantes participaron en el proceso electoral del 2015 y alcanzaron una alta votación. Fueron ellos Aldrin Quintana Ustate, del partido liberal; Alejandro Rutto Martínez, del Movimiento Alternativo Indígena y Social (MAIS) y Mohamed Dasuki en representación del Movimiento Comercio y Seguridad.   

A ellos se sumó un fuerte grupo de concejales denominado G-10.  Los líderes de esta nueva fuerza escogieron a Mohamed Dasuki para que fuera su representante en las elecciones del año 2.019 con el compromiso de brindarle todo el apoyo necesario para conquistar las simpatías de los electores y producir el cambio que tanto anhelan los maicaeros.

Estudiante Universitario
Dasuki es un profesional empírico y como tal ha tenido trabajo de liderazgo empresarial, pero su amor a la educación lo llevó a matricularse en el programa de administración de empresas en la Universidad de La Guajira. Desde hace varios meses combina su trabajo de comerciante con sus actividades académicas. En una gran demostración de disciplina y pasión por lo que hace, dedica tiempo a cada una de sus actividades.

Entereza y humildad

Mohamed Dasuki ha asumido su rol de aspirante con entereza, con humildad y con gran sentido de amor por su patria chica. Hoy en día está concentrado en este proyecto, consciente de que Maicao necesita del esfuerzo de sus mejores hijos. Camina las calles del centro, de los barrios y el mercado público, saluda a la gente, le pregunta por la familia y les expone brevemente su plan de trabajo. Luego va a donde la vendedora de avena y pide un vaso acompañado por un buñuelo. 

Después sale de prisa en un motocarro hacia sus clases en la Universidad de La Guajira. Mientras el se desplaza en ese sencillo vehículo, la gente del pueblo comenta “yo voy con el turco”. Aunque todos ellos saben que Dasuki nació en Maicao y tiene los brazos, el rostro y el alma untada del polvo que se levanta desde el suelo de su querida tierra guajira.





martes, 16 de julio de 2019

Un obsequio mejor que todos los trofeos y medallas


Escrito por: Alejandro Rutto Martínez

Es el 16 de julio de 1.998 y el reloj metálico de tablero azul que llevo en mi mano izquierda señala las 9 de la mañana.  El país se alista para la posesión de Andrés Pastrana, quien ha ganado las elecciones a Horacio Serpa gracias a que ha prometido lograr la paz con las FARC; los franceses celebran su primer campeonato del mundo, tras vencer a Brasil por 3-0 en París. En nuestro pueblo la gente está enloquecida con la moda de los recién llegados teléfonos celulares, unos aparatos gigantes y costosos que se han convertido en símbolo de prestigio social; y como buena noticia, se ha iniciado la construcción del nuevo centro del Sena en la salida a Riohacha, el que remplazará al querido pero pequeño edificio situado en la calle 9 con carrera 1b del barrio Libertador. La empresa Telemaicao ha anunciado que en pocos días los usuarios disfrutarán de un nuevo servicio que se llama internet, de cual nadie sabe muy bien qué cosa es, pero según los ingenieros de la empresa, está destinado a cambiar el mundo.

Miro de nuevo mi reloj de pulsera y éste marca las 9:30. La familia está reunida en una sala de espera contigua a la sala de partos del viejo Hospital San José en el Barrio el Carmen. Mi mamá y mis hermanos respondieron al anuncio que les hice una hora antes y todos están a mi lado para acompañarme en uno de los sucesos más importantes de mi vida: el nacimiento de mi tercer descendiente. Soy un feliz padre de dos hermosas niñas, de manera que en mis constantes diálogos con el Cielo he sido insistente en que deseo un varoncito, que se llamará Ernesto como su abuelo.    

Hace unas semanas estuvimos donde el ginecólogo quien nos dijo que la criatura gozaba de buena salud, pero se negaba rotundamente a mostrar su sexo. A él, según su experiencia, le parecía que se trataba de una niña.     Con esta noticia mis conversaciones con la autoridad celestial se volvieron mucho más frecuentes e intensas. Por lo menos cinco veces al día tomaba la línea directa de la oración y le daba gracias al Padre Eterno por la bella familia que me había regalado y por la salud de quien venía en camino. Y terminaba recordándole mi deseo de ser padre, por primera vez, de un varoncito.

Mis hermanos, ocupados como estaban en arreglar el mundo no se habían dado cuenta la ansiedad en la que yo me encontraba. Mi mamá los ayudaba en esa dura tarea de cambiar las cosas malas de esos tiempos y tampoco se preocupaba mucho por mí.   Mi esposa y mi suegra estaban al otro lado de la puerta color crema y ninguna de las dos daba señales de vida.

Los minutos pasaban al ritmo frenético de la sirena de una ambulancia. Y por si se me olvidaba que estábamos en el hospital muy pronto lo recordaría por   el olor a piso recién lavado con desinfectante y el ir y venir de médicos y enfermeras enfundados en sus batas blancas. No muy lejos de donde estábamos se escuchaba la música a todo timbal y los cohetes que estallaban cerca de las nubes para darle colorido a la celebración de la virgen del Carmen, la más taquillera de todas las vírgenes de la iglesia.

Mis amigos más cercanos y la familia me habían instruido para que recibiera con amor al nuevo miembro de la familia. Conocedor de sus intenciones de consolarme por anticipado por si la naturaleza deseaba hacerme la jugada de hacerme papá de otra hermosa niña, les respondía que no se preocuparan, que yo sabía aceptar la voluntad Superior. Pero en el fondo seguía confiando en mis buenas relaciones con el Dueño de la fábrica de bebés que existe allá en el cielo.

Son las 9:45 de la mañana y lo que más deseo es recibir noticias de lo que está pasando allá adentro. A esa hora llegó mi hermano Rafa, el único que faltaba y a quien más le costó convencer al portero de que era miembro de la familia. Estaba despeinado, con una barba de tres días y calzaba un zapato de color marrón y otro de color negro. Con esa facha, faltó poco para que los vecinos le dieran limosnas.

A las 9.48 de la mañana pasó un camillero a quien conocía de los tiempos gloriosos en que el Deportivo Maicao era capaz de congregar a toda la ciudad en una tarde de fútbol dominical. Casi me arrodillo delante de él para que me diera por lo menos una noticia de la sala de partos.   Me saludó con afecto y ya iniciaba una amena conversación sobre un golazo que Efrén Fierro le hiciera 14 años ante al Sporting de Barranquilla, pero lo interrumpí abruptamente. Le dije que otro día hablábamos de eso, que se colara en esa misteriosa sala y averiguara lo que estaba sucediendo. Tuve que prometerle que después continuábamos la conversación y que le regalaría una grabación de ese gol en la voz de Luis Octavio Cruz, el mejor narrador de fútbol de La Guajira.

El hombre se perdió en medio de las batas blancas y entonces sí comenzó la desesperación. Un minuto, dos, tres…y nada que regresaba.  Finalmente se abrió la bendita puerta y apareció él, el camillero fanático del fútbol me puso la mano en el hombro, me miró a los ojos…guardó silencio durante cinco eternos segundos…y luego, en vez de darme una respuesta, me hizo una pregunta, y luego otra y otra más: 

- ¿Usted cuántos hijos tiene?
- Dos, le respondí
- ¿Y de qué sexo son?
- Niñas, le respondí, con la voz mientras las manos le hacían señales de que se apurara en la respuesta

-El hombre me quitó las manos de los hombros y me abrazó. Felicitaciones, me dijo, ¡¡¡acaba de nacer su primer varón!!!

No sabía qué hacer en ese momento, quise arrodillarme y dar gracias al cielo, pero la algarabía de la familia me lo impidió. Ellos hicieron una pausa en las remembranzas del Maicao de antes y de la Riohacha de sus nostalgias para escuchar al camillero y cuando éste me dio la noticia, se abalanzaron sobre mí como si acabara de hacer el gol para ganar el campeonato mundial de fútbol.

Minutos después apareció el doctor Carmelo Fuentes, quien había tenido a su cargo el acompañamiento médico y un poco después la abuela blanca con el hermoso y robusto niño en sus brazos quien con su llanto nos decía que sus pulmones estaban en perfecto estado.

Razón en felicitarme con tanto ruido quienes así lo hicieron porque un trofeo de cualquier competencia se oxida, se desarma o se pierde después de 21 años. Pero mi hijo Ernesto creció sano, hermoso y fuerte y me ha dado más alegría que todos los goles y todas las medallas juntas.

Posdata. Elon Ernesto Rutto diálogo sobre fútbol con el camillero se dio un poco más adelante en medio de la prisa porque los dos llegábamos tarde a ver un partido de fútbol en el estadio Hernando Urrea.   Con quien sí hablo de este deporte todos los días es con Ernesto, el varoncito que tanto le pedí a Dios y que hoy está de cumpleaños. Me heredó la costumbre de vibrar y sufrir por las Selecciones de Colombia e Italia y por Nacional y Juventus. Y hasta la pasión de escribir sobre fútbol parece que la llevara en la sangre.


lunes, 15 de julio de 2019

Francisco Javier Barón Mercado, líder cívico de José Manuel de Altamira


Francisco Javier Barón Mercado es un joven lleno de sueños y proyectos cuyo principal interés en la vida es servirle a los demás a través de lo que mejor sabe hacer: el trabajo en favor de la comunidad. Para cumplir con este objetivo utiliza el don innato de la palabra, su capacidad de gestión y sus conocimientos muy bien valorados en periodismo alternativo.    

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Hace unos meses se propuso visibilizar ante la opinión pública nacional los problemas de la vereda que lo vio nacer.   Es admirable cómo este muchacho, teniendo como único recurso la cámara de su sencillo celular, hizo que millones de colombianos supieran que José Manuel de Altamira no tenía ni siquiera cómo comunicarse por teléfono con San Bernardo del Viento y otros municipios de Córdoba.  Un día grabó un reportaje sobre el tema y lo envió a la sección “El periodista soy yo” exponiendo la necesidad de comunicación. Después mandó otro informe y otro más, hasta que una de las empresas más importantes de telefonía móvil decidió instalar una antena en el pueblo y prestar el servicio a todos sus habitantes.

Después presentó otros informes sobre la falta que le hace al colegio el muro de cerramiento. Aún cuando la petición no ha sido atendida, él cumplió con lo suyo: poner en conocimiento del país el hecho de que el colegio no tiene paredes y por tal razón los estudiantes, los profesores y los bienes de la institución se encuentran expuestos a la inseguridad.

Francisco Javier nació el 28 de junio de 1.990 en San Bernardo del viento. Es hijo de Francisco Barón Torres un beisbolista nacido en José Manuel de Altamira, actual empresario de juegos de azar y Nidia Mercado Izasa, quien en una etapa de su vida se desempeñó como profesora y ahora está dedicada a las labores de un hogar del que hacen parte también sus hijos Juan Carlos, enfermero de profesión, Kelly una buena enfermera, y Luis Miguel quien ya concluyó sus estudios secundarios.

Cuando avanzaba en sus estudios Francisco Javier debió ser sometido a una delicada cirugía a corazón abierto, que gracias a Dios fue exitosa y le dio al joven una nueva oportunidad, la cual aprovechó para continuar y terminar sus estudios secundarios en la Institución Educativa de José Manuel de Altamira (INEJOMA).  En la ceremonia de graduación recibió una mención de honor por su espíritu de colaboración. En su paso por el colegio se destacó por su participación en obras de teatro y otras actividades culturales.

Al terminar el bachillerato recibe una invitación de los líderes Alex Correa Cuadrado y Carlos Barrios Benítez para que se vincule a la organización Grupo Juvenil, en la que desarrolla importantes actividades cívicas y sociales.

Un poco después se trasladó a Maicao (Guajira)  en donde ingresó a la Corporación Educativa del Caribe (Cedelca) a realizar sus estudios técnicos, los cuales terminó satisfactoriamente para recibir el título de Técnico en Sicología.  Adicionalmente hizo varios cursos y seminarios en salud ocupacional, seguridad industrial y talento humano.

En la actualidad Francisco Javier sigue siendo el abanderado de las causas cívicas, culturales y Sociales en José Manuel de Altamira y San Bernardo del Viento, continúa adelante en su vocación de periodista comunitario, actividades que ejerce a través de videos en YouTube y con la elaboración de informes para la sección “El periodista soy yo” en la cual sigue poniendo en conocimiento del país los problemas de su tierra.

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