Por Ernesto Acosta Solano
El gran Julio César Campanella había nacido en la ciudad de Santa Marta en el año 1.932 y se residenció en el municipio de Maicao a mediados del año 1.955 ejerciendo su profesión de maestro de obra en la pintura, luego comienza a trabajar como locutor en el antiguo teatro "Sandra" propiedad de la familia Abuchaibe.
Para ese entonces en la ciudad de Maicao había pocos animadores y Campanella se dedicó a anunciar las películas se presentarían en el cine y cual de éstas eran estrenos. Pasaron muchos años y el novel animador fue logrando fama a tal punto que es considerado uno de los pioneros de la locución en toda la Guajira.
Julio César Campanella, se destaca como presentador de grandes agrupaciones de carácter internacional es el caso del Gran Combo de Puerto Rico, Joe Arroyo, Diomedes Diaz, Jhony Pacheco, Celia Cruz, Los Blancos de Venezuela, Nelson Henríquez, Super Combo los Tropicales, y la Billos Caracas entre otros.
El viejo "Campa" como se le conoció laboro por muchos años con la orquesta de Pacho Galán, con la cual conoció muchos países del Sur y Norte América.
Campanella vuelve a residenciarse en la ciudad de Maicao, después de adelanta muchas giras con las anteriores agrupaciones y se dedica a la animación en la caseta "Radio Club" y "Mata e Caña" en donde era invitado de honor para realizar el Show de media noche el cual matizaba con sus dichos, que hacían reír a los asistentes: "No se meta a burro si no conoce la hierba" "El tigre no es como lo pintan porque hay uno de pinta injertada" "Mucho gustoooo" ¡No es lo mismo un man de Cali…que kaliman!
"El emperador de la locución" también laboró con las agrupaciones vallenatas de los Hermanos Zuleta, Los Betos del Vallenato, Silvio Brito y los Hermanos Meriño, y el que más lo apreciaba, "Rafael Orozco con EL Binomio De oro quien lo admiró por su animación que aún no ha sido superada.
Julio Cesar fue creador de todo un repertorio que gustó mucho en el mundo de la farándula y la sociedad Maicaera que lo quería mucho por su don de gente de bien y por ser un amigo sincero y cordial. Julio Cesar Campanella Herrera, dirigió muchos programas en la radio fronteriza entre estos Los grandes de América, Música sobre Ruedas, Bomba Navideña, Amaneciendo con Campanella, todos de amplia sintonía en la emisora Radio Península y después en Olímpica Estéreo.
Este personaje de la radio siempre le puso un estilo y un sello propio a sus programas y en muchas oportunidades la fanaticada que lo seguía lo defendía cuando era punto de criticas por su vocabulario costeño.
Campa manifestó en varias ocasiones que ya era la hora de recibir un homenaje, como pionero que era de la radio en la Guajira, porque creía que los homenajes se debían hacer en vida y no después de muerto.
El viejo Julio ya se sentía un poco delicado de salud y quería dejarle una casita a su compañera y algún recurso económico, pero la muerte lo sorprendió en el mes de septiembre del año 2007, días después que fuera internado en la clínica Atenas de la ciudad de Barranquilla. Sus familiares lo llevaron hasta la ultima morada en el cementerio "Jardines del Recuerdo" de la capital del Atlántico sus amigos mas cercanos llegaron para despedir al mejor animador del departamento de La Guajira, "El Emperador de la animación".
Estaba de visita en casa de un amigo y observaba a sus hijos jugar en el ordenador. Eran dos niños, uno de trece años y otro de siete. Era el turno del niño menor y jugaba "Hitman 2: Silent Assassin" (Asesino silencioso). El jugador tenía que realizar la misión de entrar a un bunker y matar a un alto militar ruso. Antes de llegar hasta el militar, debía vencer a la guardia. Entonces, el niño eligió un arma con silenciador y se aproximó al bunker. Al acecho, mató a un guardia. Por una pierna lo arrastró hasta un lugar apartado dejando un rastro rojo de sangre. Allí le quitó el uniforme y se lo colocó él para pasar desapercibido y sorprender a los demás guardias. 
Aparentemente los hechos narrados arriba no tienen nada de malo. Son solo juegos electrónicos. Sin embargo, realmente ofrecen un gran peligro para los niños y su vida de jóvenes adultos y adultos mayores sobre todo en un país como el nuestro donde, según la canción y los sucesos diarios, “la vida no vale nada”. 
