Por: Martín López González
El Presidente Juan Manuel Santos advirtió el viernes 10 de diciembre que su Gobierno perseguirá a los corruptos como lo hace con los terroristas, toda vez que son capaces de robar recursos de primera necesidad como los de la salud. Ante tal afirmación los aludidos se sintieron profundamente ofendidos y en una situación muy incómoda, pues no pueden expresarse libremente para defender su gremio. Por su parte los terroristas se sintieron heridos en su dignidad. Consideran que ellos pueden ser o hacer cualquier cosa, pero hasta allá no llegan.
Los corruptos no salen de su asombro: ¿Cómo es posible que a su Presidente, entre otras cosas, todos ellos lo apoyaron (no todos sus electores lo son), se le haya ocurrido semejante símil? Eso da pie para asegurar que ellos le hacen tanto daño al país como las Farc. Y ante semejante lógica habrá que hacer operaciones tipo Fénix, Jaque, Sodoma, etc., con bombardeos incluidos, a reconocidos nidos enclaustrados en diferentes instancias del poder. ¿Qué Institución del Estado, desde el punto de vista de la corrupción, equivaldría al campamento de alias Raúl Reyes en Ecuador o al bunker del Mono Jojoy?
Al parecer la famosa frase del General (r) Manuel José Bonnet de que "la corrupción nos hace más daño que la guerrilla" terminó siendo cierta. Por lo que los esfuerzos para eliminarla deberían ser superiores a los usados contra el terrorismo. En contraste, mientras el ex presidente Uribe mantenía anestesiados todos los días a la mayoría de los colombianos con el discurso de que había que acabar a los bandidos de las Farc, permitió que desde todas las instancias del poder fuesen saqueados los bienes del Estado.
¿Con qué personajes de la vida política nacional compararíamos a esos militantes caídos de la Farc? ¿Será que Uribito, versión mejorada de Uribe, hizo suficiente mérito para ser el Mono Jojoy de la corrupción? Desde el punto de vista estratégico el campamento de Reyes en Ecuador era considerado como la madre del terrorismo. Haciendo el paralelo ¿Con qué lo cotejamos, con el Ministerio de Agricultura, el de Salud, el de Transporte o con Fondelibertad donde se robaron hasta el papel higiénico?
¿Cómo diferenciamos el famoso terrorismo de Estado, del que se acusa al gobierno de Álvaro Uribe Vélez, de la terrocorrupción que llegó a unos niveles nunca antes vistos en ese periodo? Que entre el diablo y escoja. De todas maneras, más respeto con los terroristas. Es cierto que ellos secuestran, matan y extorsionan, pero cómo los van a igualar con los bandidos corruptos politiqueros de todas las calañas.
En nuestra parroquia, ¿Quién ha hecho más daño: El terrorismo en sus diversas manifestaciones o la corrupción?
A pesar de que los guajiros tenemos una “brillante” representación entre los terroristas más odiados de Colombia (El Secretariado de las Farc), los hechos de esta organización casi no se sienten en nuestro territorio. Muy esporádicamente, incendios de mulas transportadoras de carbón, o uno que otro descarrilamiento del tren carbonífero del Cerrejon. Siguiendo el mismo análisis, ¿Quién se ha ganado el derecho perverso para la disgustosa equivalencia?, habría que buscar al responsable del escándalo más grande y descarado de la historia de La Guajira y allí tendríamos el Joaquín Gómez de la corrupción.
Sumando todas las masacres perpetradas por los otros “terroristas” en toda la historia de La Guajira, no alcanzan a superar a la cantidad de muertes infantiles que ocurren mensualmente, muchas de ellas a causa de enfermedades infecciosas curables, como diarrea, neumonía, paludismo y sarampión. La hambruna, la falta de agua potable (la corrupción tiene mucha responsabilidad en esto) y las deficiencias en la higiene forman una combinación letal para el resurgir de viejas pestes, con índices inadmisibles de tuberculosis y dengue.
Esto hace que los más resentidos con la comparación del Presidente Santos sean los incógnitos terroristas guajiros.
Todo parece indicar que terrorismo y corrupción se cocinan con la misma leña. En lo local ¿Quién recuerda cuál era la confrontación de las propuestas entre Jaider Curiel Choles y Rafael Ceballos Sierra? Nadie. Aunque ambos se gastaron una fortuna, la balanza se inclinó por quien ofreció más beneficios inmediatos, directos y personales, además de otros ítems como el guiño de la clase política. Se manejó la lógica seductora, que contribuyó al triunfo, que ese candidato tenía plata y no necesitaba tomar lo público. ¡La chuela de Guanare! Quien invierte grandes recursos para tener poder espera recuperarlos con el mismo. A esto precisamente se refieren los terroristas cuando hablan de sus motivos y causas.
En nuestro medio el mayor parecido entre estos males lo representa el hecho que la mayoría de las denuncias de corrupción no tiene por objetivo acabar con ella, sino favorecerse de su existencia. Se usa la extorsión, como en el terrorismo, para hacer que el corrupto comparta el botín. No sólo a nivel del periodismo mercenario, sino y más grave aún, por parte de los organismos de control. Es parte del anecdotario macondiano, el sorprendente caso del gobernador que fue extorsionado por un Contralor.
¿No es la corrupción misma, el más rapaz terrorismo contra el pueblo guajiro?
El Presidente Juan Manuel Santos advirtió el viernes 10 de diciembre que su Gobierno perseguirá a los corruptos como lo hace con los terroristas, toda vez que son capaces de robar recursos de primera necesidad como los de la salud. Ante tal afirmación los aludidos se sintieron profundamente ofendidos y en una situación muy incómoda, pues no pueden expresarse libremente para defender su gremio. Por su parte los terroristas se sintieron heridos en su dignidad. Consideran que ellos pueden ser o hacer cualquier cosa, pero hasta allá no llegan.
Los corruptos no salen de su asombro: ¿Cómo es posible que a su Presidente, entre otras cosas, todos ellos lo apoyaron (no todos sus electores lo son), se le haya ocurrido semejante símil? Eso da pie para asegurar que ellos le hacen tanto daño al país como las Farc. Y ante semejante lógica habrá que hacer operaciones tipo Fénix, Jaque, Sodoma, etc., con bombardeos incluidos, a reconocidos nidos enclaustrados en diferentes instancias del poder. ¿Qué Institución del Estado, desde el punto de vista de la corrupción, equivaldría al campamento de alias Raúl Reyes en Ecuador o al bunker del Mono Jojoy?
Al parecer la famosa frase del General (r) Manuel José Bonnet de que "la corrupción nos hace más daño que la guerrilla" terminó siendo cierta. Por lo que los esfuerzos para eliminarla deberían ser superiores a los usados contra el terrorismo. En contraste, mientras el ex presidente Uribe mantenía anestesiados todos los días a la mayoría de los colombianos con el discurso de que había que acabar a los bandidos de las Farc, permitió que desde todas las instancias del poder fuesen saqueados los bienes del Estado.
¿Con qué personajes de la vida política nacional compararíamos a esos militantes caídos de la Farc? ¿Será que Uribito, versión mejorada de Uribe, hizo suficiente mérito para ser el Mono Jojoy de la corrupción? Desde el punto de vista estratégico el campamento de Reyes en Ecuador era considerado como la madre del terrorismo. Haciendo el paralelo ¿Con qué lo cotejamos, con el Ministerio de Agricultura, el de Salud, el de Transporte o con Fondelibertad donde se robaron hasta el papel higiénico?
¿Cómo diferenciamos el famoso terrorismo de Estado, del que se acusa al gobierno de Álvaro Uribe Vélez, de la terrocorrupción que llegó a unos niveles nunca antes vistos en ese periodo? Que entre el diablo y escoja. De todas maneras, más respeto con los terroristas. Es cierto que ellos secuestran, matan y extorsionan, pero cómo los van a igualar con los bandidos corruptos politiqueros de todas las calañas.
En nuestra parroquia, ¿Quién ha hecho más daño: El terrorismo en sus diversas manifestaciones o la corrupción?
A pesar de que los guajiros tenemos una “brillante” representación entre los terroristas más odiados de Colombia (El Secretariado de las Farc), los hechos de esta organización casi no se sienten en nuestro territorio. Muy esporádicamente, incendios de mulas transportadoras de carbón, o uno que otro descarrilamiento del tren carbonífero del Cerrejon. Siguiendo el mismo análisis, ¿Quién se ha ganado el derecho perverso para la disgustosa equivalencia?, habría que buscar al responsable del escándalo más grande y descarado de la historia de La Guajira y allí tendríamos el Joaquín Gómez de la corrupción.
Sumando todas las masacres perpetradas por los otros “terroristas” en toda la historia de La Guajira, no alcanzan a superar a la cantidad de muertes infantiles que ocurren mensualmente, muchas de ellas a causa de enfermedades infecciosas curables, como diarrea, neumonía, paludismo y sarampión. La hambruna, la falta de agua potable (la corrupción tiene mucha responsabilidad en esto) y las deficiencias en la higiene forman una combinación letal para el resurgir de viejas pestes, con índices inadmisibles de tuberculosis y dengue.
Esto hace que los más resentidos con la comparación del Presidente Santos sean los incógnitos terroristas guajiros.
Todo parece indicar que terrorismo y corrupción se cocinan con la misma leña. En lo local ¿Quién recuerda cuál era la confrontación de las propuestas entre Jaider Curiel Choles y Rafael Ceballos Sierra? Nadie. Aunque ambos se gastaron una fortuna, la balanza se inclinó por quien ofreció más beneficios inmediatos, directos y personales, además de otros ítems como el guiño de la clase política. Se manejó la lógica seductora, que contribuyó al triunfo, que ese candidato tenía plata y no necesitaba tomar lo público. ¡La chuela de Guanare! Quien invierte grandes recursos para tener poder espera recuperarlos con el mismo. A esto precisamente se refieren los terroristas cuando hablan de sus motivos y causas.
En nuestro medio el mayor parecido entre estos males lo representa el hecho que la mayoría de las denuncias de corrupción no tiene por objetivo acabar con ella, sino favorecerse de su existencia. Se usa la extorsión, como en el terrorismo, para hacer que el corrupto comparta el botín. No sólo a nivel del periodismo mercenario, sino y más grave aún, por parte de los organismos de control. Es parte del anecdotario macondiano, el sorprendente caso del gobernador que fue extorsionado por un Contralor.
¿No es la corrupción misma, el más rapaz terrorismo contra el pueblo guajiro?