Resumen del episodio anterior: Guillermo se conoció con una personalidad de Maicao, alguien que tenía una enorme popularidad, esa naciente relación con sería clave para que Guillermo Ospina Vélez tomara una de las decisiones más trascendentales de su vida.
La tribu completa estableció su centro de operaciones en la calle 18 con la carrera 10 en el barrio San José. Desde ese lugar se dirigían a cumplir los compromisos en las obras donde eran contratados.
Guillermo
traba amistad con un líder muy reconocido de la comunidad. Se trataba de Luis
Rhenals Henríquez, fundador de numerosos barrios, concejal, directivo comunal y
gestor público. La amistad se inició cuando el maestro Guillermo realizó algunas
reparaciones en la vivienda de Luis (a quien llamaban "Lucho") y su
esposa Telesila, una gran mujer, conocida por su amabilidad, don de gentes,
persona de fe y espíritu maternal.
Por
esa época Lucho estaba al frente de la creación del barrio Rojas Pinilla,
vecino del San José. Guillermo conversa con Lucho y le pide la asignación de un
lote en el naciente barrio para él y su familia, pero se encontró con la
respuesta que no hubiera querido escuchar:
- -Ya todos los lotes han sido
asignados, mi estimado Guillermo
- - "Don Luis, regáleme así sea
un pedacito de tierra, yo le ayudo para que se pueda construir una iglesia".
Lucho analizó la solicitud de su nuevo amigo, pero no encontraba cómo ayudarlo. Además, a Sara y a los demás miembros de la familia se les hacía muy raro que Guillermo estuviera interesado en un lote y mucho menos en construir una casa, porgue su costumbre era estar por algún tiempo en el pueblo donde hubiera trabajo, después en otro más y después emigrar a otro y así sucesivamente.
Un día
muy temprano Lucho se presenta la obra en donde trabajaba Guillermo para
hacerle una propuesta.
- Tenemos
un lote, pero hay dos problemas: primero,
queda bastante retirado, prácticamente mente sería un barrio nuevo, deferente
al Rojas Pinilla.
- No importa que esté retirado respondió
Guillermo. Y si hay que fundar un nuevo barrio, lo fundamos.
- ¿Cuál sería el segundo problema?
-El
segundo problema es el siguiente, esos terrenos tal vez tienen dueño, entonces
ustedes entrarán bajo su propio riesgo, si los dueños aparecen ustedes tendrían
que entregarles su propiedad.
Entendidas
las condiciones Guillermo y otras personas ocuparon sus lotes. Valga decir que nunca tuvieron ningún problema
con sus propiedades. El suyo sería un
barrio Independiente al que llamaron San Antonio.
Tuvieron
buen cuidado de separar la mejor ubicación para construir una capilla en homenaje
al santo que daba su nombre al nuevo sector.
No
fue difícil para el maestro de obra construir su propia casa en la calle 22 у sonreía
al pensar que se le volvió tarde para vivir en el Rojas Pinilla, pero era temprano
рага ser uno de los nuevos habitantes y pioneros del San Antonio, con la
posibilidad de tener capilla propia, privilegio que no tenían los barrios
vecinos.
Las
manos de Guillermo trabajaban ardorosamente pues ahora debía desempeñarse en
tres frentes: la terminación del edificio Маісао Juan Hotel, la construcción de
su propia casa y también de la Capilla de San Antonio.
Cuando veía a su esposo pegar cada bloque Sara pensaba para sí misma:
-Tanto
trabajo para nada. Dentro de unos meses Guillermo me hace empacar de nuevo las
cosas para devolvernos a Barranquilla.
A él no le gusta quedarse en ninguna parte.
Pero
Guillermo seguía empecinado en construir su casa. En las pocas horas libres se
iba para el terreno de la capilla y hacía las veces de carpintero, pues el
templo lo estaban construyendo provisionalmente de madera.
Una
vez estuvo lista la pequeña iglesia Telesila, la esposa de Lucho Rhenals
destinó sus ahorros de varios años para comprar la imagen del Santo. La Diócesis dispuso la presencia de un
sacerdote encargado de oficiar las primeras misas. Justo al frente de la
iglesia quedó un pequeño terreno cuya futura destinación sería la de una cancha
de futbol o un pequeño parque infantil.
La
casa de los Ospina Betancur también estaba terminada. La familia tenía, por fin, una casa propia e
independiente a la tribu de los Ospina. Guillermo, probó por primera vez el
sabor de ser jefe de una familia.
Se
había separado de su padre en cuanto a vivienda, pero seguían compartiendo sus
trabajos, como, por ejemplo, la construcción de un edificio de varios pisos al
lado de la iglesia San José y la colocación de las letras del nombre en el
Hotel Dorado.
El señor Alfonso Puerta, un reconocido empresario radicado e Uribia y con grandes deseos de incursionar en Maicao, lo contactó para proponerle que se hiciera cargo de un ambicioso proyecto: la construcción de un edificio de cuatro pisos en la calle 12 con carrera 16 en vecindades del mercado público.
Guillermo no dijo sí de inmediato, pidió en
cambio un tiempo razonable para hacer consultas con su papá, con Sara y con
Lucho Rhenals. El apoyo de Sara y sus
hijos era muy importante porque asumir tan importante reto significaba posponer
de manera indefinida el regreso a Barranquilla o el traslado a cualquier otra
ciudad.
Tres
días después Guillermo tenía dos decisiones tomadas: