Maestro de ceremonias en la iglesia de San Antonio |
La primera
decisión consistía en darle una respuesta afirmativa a Alfonso Puerta.
-Don
Alfonso, sí puedo hacerme cargo de la construcción de su edificio y lo haré con
mucho gusto
-En ese caso
necesito que iniciemos cuanto antes, le respondió el empresario.
La segunda
decisión fue viajar en compañía de Sara a Barranquilla para recoger algunos
muebles y parte de los elementos del hogar que se encontraban guardados en la
Arenosa desde su venida a Maicao.
¿En serio
Guillermo estaría pensando en no irse más de Maicao?
Esa era la
pregunta que Sara se hacía a cada instante al recordar todos los trasteos que
habían tenido en sus años de matrimonio.
La cuadrilla
de laboriosos trabajadores contratada por Alfonso y Guillermo trabajó muy duro,
tanto que la obra avanzaba a muy buen ritmo. No les faltó en ningún momento el
material y tampoco el agua que era tan escasa para esos días. Todo iba muy
bien, pero Guillermo quería hacer mucho más de lo que hacía.
Una tarde de
sábado tomó la escalera, la colocó en la pared frontal de su casa y en lo mes
alto ubicó el cartel que lo haría aún más conocido en el pueblo.
"Se soban piernas y brazos"
En sus
tiempos de vaquero en los llanos Orientales Guillermo había aprendido el arte
de "sobar", es decir, aplicar sus conocimientos para enderezar huesos
dislocados, “cuerdas montadas" y entablillar fracturas.
En algunos casos la terapia era dolorosa y como en aquellos parajes no se conocía la anestesia ni los sedantes, tenía que ingeniárselas para disminuir el sufrimiento de los pacientes.
Herbert, el hijo mayor de Guillermo revela un
episodio en el que éste tiene que emplearse a fondo para atender a un
enfermo en aquellos tiempos:
"Mi
papá decía que era capaz de enderezarle el brazo torcido al trabajador de una finca,
pero sabía que el procedimiento iba a resultar muy doloroso, entonces se pudo
de acuerdo con familiares de esa persona y algunos amigos. Se lo llevaron para
la cantina, en donde estuvieron departiendo y bebiendo, y cuando el enfermo
estaba bien borracho lo ataron a una silla.
¿Saben lo
que pasó después?
Ocurrió que
el señor fue atado a una silla para que Guillermo pudiera hacer bien su
trabajo. Cuando el paciente despertó dio un grito que se sintió en todos los
Llanos Orientales, pero el brazo había sido enderezado, se encontraba en
perfectas condiciones y su dueño nunca más: volvió a mencionar sus antiguas
dolencias.
Los
vecinos de San Antonio y Rojas Pinilla contarían en adelante con su
sobandero de cabecera al mismo tiempo que los del centro tenían a Fuge Brito.
Dellanit
Giovanetti, una talentosa profesional residente en el barrio San José recuerda
que en una ocasión se sentó en la silla de los pacientes de Guillermo.
Muestra una gran sonrisa en los labios cuando relata de la siguiente manera su experiencia:
"Una
vez me descompuse un dedo del pie y me dolía muchísimo. Me lo recomendaron a él
como sobador y me dejó en muy buenas condiciones. El dolor desapareció por
completo para no aparecer nunca más"
Los clientes
hacían filas en la casa de San Antonio, pero la familia no los consideraba
clientes sino amigos, así que todos disfrutaban de un buen café antes de
recibir la respectiva terapia.
El protagonista
de nuestra historia se encontraba sobredimensionado de energía, tal vez el agua
de panela que le preparaba su esposa más el consumo de chivo, carne a la cual
se había vuelto adicto, le proveían nuevas fuerzas y él las destinaba a
servirle a la comunidad.
El cura y la congregación al conocer sus dotes de comunicador lo designaron como el maestro de ceremonias de las programaciones de la Junta de Acción Comunal y de la Iglesia.
Micrófono en mano hacía las
veces de presentador oficial. En alguna ocasión se vistió de payaso para distraer
a los niños y era el locutor preferido en las festividades cívicas y
religiosas.
Hacía mucho
y al mismo tiempo sentía que no estaba dando aún lo suficiente. Era como un guerrero que podía afrontar
varias batallas a la vez o como un ajedrecista que atiende en simultánea a
varios rivales.
Una tarde,
al regresar del trabajo sorprendió a la familia con la noticia de que había
encontrado una nueva forma de servirle a la gente y, acto seguido, les mostró una
bolsa.
¿Qué contenía?