Por: Pedro Delgado Moscarella
La masacre terrorista iniciada contra la población civil del pueblo palestino por parte de los israelíes no es más que otra muestra de la arrogancia y la presunción de omnipotencia de un estado invasor que ha violado desde 1948 cualquier cantidad de resoluciones por parte de la ONU y desde 1967 ocupa militarmente a un país con el pretexto de defenderse y conjurar la “amenaza” suscitada por la población Palestina.
El asesinato de civiles, incluido niños, mujeres, ancianos por parte de los misiles israelíes desarrollados con la más alta tecnología bélica que permiten llevar a cabo operaciones quirúrgicas en este tipo de procedimientos, es una muestra clara de las verdaderas intenciones del ejército israelí; justificar su barbarie en el marco del concepto “legítima defensa” creando confusión y desconcierto ante la opinión mundial a fin de polarizar las opiniones y lograr apoyo al salvajismo perpetrado contra inocentes.
Es curioso escuchar expresiones que legitiman la masacre de una población indefensa que huye y se esconde del terror que produce el poder destructivo de tanques, bulldozers apoyados por los F-16 que abren paso a una infantería artera y asesina que busca expandir el territorio dentro de los límites palestinos.
La masacre terrorista iniciada contra la población civil del pueblo palestino por parte de los israelíes no es más que otra muestra de la arrogancia y la presunción de omnipotencia de un estado invasor que ha violado desde 1948 cualquier cantidad de resoluciones por parte de la ONU y desde 1967 ocupa militarmente a un país con el pretexto de defenderse y conjurar la “amenaza” suscitada por la población Palestina.
El asesinato de civiles, incluido niños, mujeres, ancianos por parte de los misiles israelíes desarrollados con la más alta tecnología bélica que permiten llevar a cabo operaciones quirúrgicas en este tipo de procedimientos, es una muestra clara de las verdaderas intenciones del ejército israelí; justificar su barbarie en el marco del concepto “legítima defensa” creando confusión y desconcierto ante la opinión mundial a fin de polarizar las opiniones y lograr apoyo al salvajismo perpetrado contra inocentes.
Es curioso escuchar expresiones que legitiman la masacre de una población indefensa que huye y se esconde del terror que produce el poder destructivo de tanques, bulldozers apoyados por los F-16 que abren paso a una infantería artera y asesina que busca expandir el territorio dentro de los límites palestinos.
.
Las imágenes de niños destrozados por proyectiles disparados por armas convencionales, para los más sensatos del mundo, son niños que no deberían tener nacionalidad, sino niños inocentes que sangran y derraman sus últimos hálitos de vida, niños que deberían estar jugando; es la imagen que permite la desgracia humana, esa que se muestra insensible al dolor de sus congéneres y en el peor de los casos avala el comportamiento salvaje que permite la auto destrucción de su propia raza.
Legitimar este tipo de acciones bajo cualquier pretexto es un acto vinculante a la cobardía e insensibilidad, callar frente a la injusticia y masacre de un pueblo que por razones del destino esta allá y no aquí entre nosotros, sin pensar que cuando nos abstenemos de actuar ante la injusticia y callamos ante la barbarie, ésta, terminará haciéndonos presa de su desgracia y allí seremos incapaces de clamar por la solidaridad de los demás, porque los gritos y voces de auxilio serán opacadas por el lamento de nuestro propio sufrimiento.
El pueblo Palestino no será derrotado; ante la historia de la humanidad seguirá siendo ejemplo de fortaleza, valentía y resistencia frente a la agresión e intensión expansionista del sionismo que apoyado por fuerzas multinacionales intentan clavar en el corazón del mundo el veneno de la devastación y la destrucción cuya doctrina se resume en: destruir, aniquilar antes de convivir; es simple cuestión de método.
Las imágenes de niños destrozados por proyectiles disparados por armas convencionales, para los más sensatos del mundo, son niños que no deberían tener nacionalidad, sino niños inocentes que sangran y derraman sus últimos hálitos de vida, niños que deberían estar jugando; es la imagen que permite la desgracia humana, esa que se muestra insensible al dolor de sus congéneres y en el peor de los casos avala el comportamiento salvaje que permite la auto destrucción de su propia raza.
Legitimar este tipo de acciones bajo cualquier pretexto es un acto vinculante a la cobardía e insensibilidad, callar frente a la injusticia y masacre de un pueblo que por razones del destino esta allá y no aquí entre nosotros, sin pensar que cuando nos abstenemos de actuar ante la injusticia y callamos ante la barbarie, ésta, terminará haciéndonos presa de su desgracia y allí seremos incapaces de clamar por la solidaridad de los demás, porque los gritos y voces de auxilio serán opacadas por el lamento de nuestro propio sufrimiento.
El pueblo Palestino no será derrotado; ante la historia de la humanidad seguirá siendo ejemplo de fortaleza, valentía y resistencia frente a la agresión e intensión expansionista del sionismo que apoyado por fuerzas multinacionales intentan clavar en el corazón del mundo el veneno de la devastación y la destrucción cuya doctrina se resume en: destruir, aniquilar antes de convivir; es simple cuestión de método.
No hay comentarios:
Publicar un comentario