martes, 7 de octubre de 2008

VIOLENCIA, MALDITA VIOLENCIA…

Por: (*) Elbert Romero Barrios.

El caso del niño Luis Santiago, Secuestrado el 24 de septiembre en el municipio de Chía (Cundinamarca) y posteriormente asesinado por su padre Orlando Pelayo Rincón, de 50 años, desencadenó en los colombianos los más hondos sentimientos de quebranto, indignación, rechazo y violencia contra la red de actores que intervinieron en la planificación y ejecución bestial del Maquiavélico hecho.
Indudablemente es un acto demencial, de barbarie que raya lo dantesco, sin embargo, no debemos dejarnos arrastrar por la campaña mediática que en su afán de publicidad amarilla producto del sensacionalismo de las pantallas, pretenda generar amplia sintonía y lucros a costa del ciudadano desprevenido que actúa de acuerdo a la emocionalidad del momento generando más y más violencia.

Comparto las declaraciones del abuelito del niño cuando expresa: “Dios tome cuenta y la justicia del hombre de acuerdo a las leyes”.

Desde tempranas horas de la mañana los medios nos preparan el menú con sensacionalistas titulares que de manera consiente algunos por fuerza aceptamos e inconscientemente muchos la disfrutan.
Violencia que consumimos y digerimos a toda las hora, al medio día como aperitivo, antes del almuerzo y otra ración para reiterar y reafirmar el ejercicio mental en horas de la noche, acumulándose en nuestro subconsciente o disco duro, que recibe la orden de “aceptar”, efecto notorio en cada uno de nosotros cuando damos muestras de intolerancia en nuestros hogares, en nuestros ambientes laborales y en los círculos donde frecuentamos a diario dejando de lado la racionalidad.

Atribuyo como una de las causante de esta temible enfermedad a la pantalla chica, a la “telecracia” nicho de anti valores cuando se orienta de manera perversa, sin censura; medio tan poderoso que con treinta segundos diarios de publicidad puede convertir a un tonto en presidente, dado que el ojo cree en lo que ve y las ondas que viajan al interior del cerebro complementan el resto.
Me pregunto ¿que engendran en cada ser, en cada uno de nosotros? ¿En cada niño que presencia y disfruta más horas de televisión que clases en el colegio, con innumerables homicidios, porno e inducción al delito?

Me respondo con gran preocupación: ¡Monstruos dormidos! que ojalá, por siempre, así permanezcan y viajen con nosotros cuando Dios nos llame a cuentas.

Qué bueno sería orientar a través de los medios televisivos y de manera permanente, constantes cruzadas para salvar a los tantos Luis Santiago, que deambulan con una mano tendida bajo la sombra de la mendicidad por todo el territorio Nacional; cruzadas para salvar a los tantos Luis Santiago, que mueren por enfermedades de fácil tratamientos; cruzadas para salvar a los tantos Luis Santiago, que agonizan en puertas de clínicas y hospitales producto de los tantos inhumanos Herodes y mercaderes de la salud, que actúan motivados por el brillo del metal y que son tan crueles y desalmados como el personaje que arrancó la vida a la inocente criatura.

Respetando sus opiniones.
(*) elbetromero@gmail.com.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenos días, como antemano a un gran proceso verifico nuevamente el amplio conocimiento que usted tiene sobre la humanidad, es importante resaltar que por su trabajo se ve rodeado diariamente de personas que poco a poco van incrementando su conocimiento.

Atentamente,



MILTON JOSÉ ORTEGA DAZA

Anónimo dijo...

Siempre lo he dicho y lo mantendre: El maestro Elbert Romero vale lo que valen sus ideas... y esta es una de las mejores que su cerebro haya podido maquinar. Felicitaciones fiel amigo del lapiz y papel.

EL PAYA dijo...

Lo felicito Elbert por su articulo, por su punto de vista critico, e imparcial de ver los acontecimientos, lo invito para que en cada reunion del curso analicemos un tema, del vivir cotidiano, y reflexionemos de una manera muy critica del meismo.


ELKIN PAYARES T

Anónimo dijo...

Muy buena crítica, felicitaciones Amigo Elbert. Su mente es muy traviesa y talentosa

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