miércoles, 1 de octubre de 2008

EL REGRESO DEL PÉNDULO

Por: ROBERTO GUTIERREZ CASTAÑEDA

La concepción de los hechos históricos tiene diferentes interpretaciones de acuerdo a la cultura y los fundamentos filosóficos de quienes los observan y analizan. Para los orientales, basados en la sabiduría que conlleva la experiencia, los ciclos históricos son circulares, por ende los hechos se yuxtaponen y se repiten de acuerdo a las circunstancias.

Para los occidentales, influenciados por las ideas de Platón, Aristóteles y Santo Tomás de Aquino, el discurrir histórico se da en forma lineal, con dependencia de un hecho de otro anterior que se constituye en la causa del efecto posterior; no hay repetición de los hechos sino coincidencias accidentales.

Marx decía que los hechos se repetían unas veces como tragedia y otras como comedia. Los politólogos modernos establecieron la ley pendular para la explicación de los cambios históricos que se dan como oleadas de una moda general.

Antes de la existencia de los Chicagos´s Boys, escuela neoliberal, la teoría económica imperante era la del estado protector e intervencionista. El estado debía ser el dueño de los medios de producción, un estado macrocefálico. En estas circunstancias el aparato burocrático se volvió pesado y el estado se anquilosó.

Como reacción, los neoliberales propusieron el adelgazamiento del estado, la privatización de los medios de producción y de los servicios con el argumento de que el estamento público era ineficiente por corrupto.

El mercado debía regular toda actividad económica porque la mano invisible del mismo se encargaría de corregir los desfases de la economía. De esa manera se blindaba la economía contra corrupción de los burócratas.

Como una posición intermedia entre las dos tendencias, Anthony Gidden propuso la tercera vía , método ecléctico que recoge las ventajas de ambos sistemas y los adecúa a las circunstancias del entorno social. Es decir, el equilibrio entre el estado interventor y el libre comercio.

El Partido Liberal Colombiano, que nació como una respuesta de los desposeídos del poder ante las injusticias de las oligarquías imperantes en todas las épocas y contra la manipulación económica de los oligopolios, adecuó sus lineamientos filosóficos y programáticos con la doctrina social que mas se identificaba con los postulados primigenios que hicieron posible su razón de ser.

Combatió y combate el neoliberalismo porque es la expresión del capitalismo salvaje que sólo busca el rendimiento económico aún a costa del sacrificio de los grandes conglomerados ciudadanos; propugna por un estado que tenga como objetivo el hombre integral en la concepción de sus políticas de asistencia social, sin perder de vista el crecimiento de la economía y la protección a la inversión privada.

Considera fundamental conservar el manejo de productos y empresas claves para la estrategia de soberanía nacional y el apoyo a la producción agropecuaria para la seguridad alimentaria y la defensa territorial. El liberalismo no es enemigo de la nacionalización de empresas que incidan en la estabilidad económica y la salvaguardia del ahorro y el bienestar de la clase obrera y desposeída del país.

Esta política social atacada por el Coloso del Norte y por el gobierno de Uribe es la que hoy, oh paradoja, se quiere implementar en los Estados Unidos ante la debacle del sistema financiero y económico montado bajo las premisas del neoliberalismo y la globalización hirsuta.

Estamos asistiendo al entierro del neoliberalismo y a la revitalización del estado social de derecho, alma, nervio y razón de ser de la doctrina preconizada por el Partido Liberal Colombiano. El péndulo vuelve a su punto de partida ante la tozudez de los hechos.

rogucas1@hotmail.co

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