Escrito por: Alejandro Rutto Martínez
Sí, pero antes de escribirlo aprendamos un poco acerca de
ésta forma de expresión escrita. Los expertos coinciden en decir que es una
composición literaria y su objeto es presentar las ideas de un autor sobre un
tema de manera, casi siempre, muy concreta.
En algunas ocasiones es breve y
presenta un estilo informal, adquiriendo así cierta diferencia con otras formas
de exposición.
De la explicación anterior podrás inferir que existen dos
protagonistas principales en la tarea de redactar un ensayo: el tema y el
autor.
Pues bien, en este género el autor tiene la total libertad para abordar
el tema desde su propio punto de vista, según sus conocimientos, la forma en
que ve el mundo, su escala de valores y, en general su formación como persona
dedicada a ver al mundo desde su propia perspectiva.
Pero atención: cuando
alguien tiene formada su opinión respecto a un tema debe defenderla y la forma
de hacerlo es a base de argumentos.
De manera que ahí tiene el escritor la
segunda tarea más importante después de la elección del tema y es encontrar
argumentos para respaldar la postura que asume.
Vayamos por parte y detengámonos en la elección del tema. El
asunto no es tan fácil como parece al principio. Para saber si un tema es
adecuado tiene que reunir por lo menos los siguientes requisitos:
1.-) Que te interese como autor
2.-)Que haya un público interesado también en leer acerca de este tema
3.-)Que tengas la posibilidad de obtener información referida al asunto
4.-) Que puedas asumir una posición sincera, firme y defendible.
Una vez hecha la elección del tema conviene empaparse mejor
acerca del mismo. Por eso es necesario hacer algunas investigaciones para
complementar los conocimientos que ya tenías cuando lo elegiste. No desestimes
ninguna fuente ni sobredimensiones las virtudes de otras.
Todo debe estar en su
justa medida. En algunos casos la internet puede hacerte un gran aporte, pero
en otros tal vez la información esté en el libro más olvidado de la biblioteca.
Y no serán pocos los casos en que te de mejor resultado la observación directa
o el diálogo con las personas aún cuando éstas sean las más humildes que
conozcas.
Vamos a concretar algunas recomendaciones partiendo de
varios supuestos:
1.-) Ya sabes con claridad qué es un ensayo
2.-) En este momento tienes algún tema dándote vueltas en la cabeza y deseas (o
debes, pues algunas veces escribimos por obligación) escribir sobre él.
3.-) Tienes alguna información previa y te faltan algunos datos pero tienes
idea de la fuente en donde podrás encontrarlo.
4.-) El tema te interesa y despierta tu entusiasmo y además tiene un “mercado”
en donde podrás situarlo, es decir lectores interesados en tu texto.
Muy bien, si hemos acertado en los anteriores supuestos, es
hora de que avancemos con las muy útiles recomendaciones plasmadas en las
siguientes líneas. Toma atenta nota de cada una de ellas:
1. Decide si el tema en el que has pensado te gusta y le
gusta a otras personas. Consulta toda la información útil y pertinente y
elabora tu primer “borrador mental” acerca del mismo.
Hagamos un alto en el
camino y expliquemos acerca de las dos palabras encerradas entre comillas: se
trata de una primera versión, una versión muy preliminar de los que será tu
escrito. .Nunca aceptes el desafío de enfrentarte al papel en blanco si tu mente también está en blanco. Es necesario ir elaborando mentalmente el escrito.
Por
eso, cuando te decidas a plasmar tus ideas por escrito, lo primero que debes
tener son esas ideas, articularlas, cambiarlas de lugar, buscar la mejor forma
de expresarlas: en fin, pon a trabajar tu ser consciente y tu subconsciente en
la faena que te has propuesto y notarás como las ideas comienzan a fluir.
2. Ha llegado la hora de asumir uno de los retos más
difíciles a los que puede enfrentarse un ser humano: el papel en blanco. Nunca
llegues a esta etapa sin la preparación suficiente.
Tres cosas has debido hacer
antes de subirte al “ring” de la contienda contra este formidable retador:
haberte informado sobre el tema, elaborar tu borrador mental y tener una guía
de la forma en que irás escribiendo tus pensamientos. Comienza a escribir todo
lo que has logrado articular en tu “borrador mental”, guiándote por el bosquejo
elaborado.
No te detengas en correcciones que podrás hacer más adelante ni
suspendas el trabajo por ningún motivo. Una suspensión del trabajo iniciado
puede significar la pérdida de “la inspiración” y por lo tanto de la
productividad.
3. No pierdas de vista una de las características más
importantes del ensayo: la subjetividad. La posición del autor prima desde el
principio hasta el final. Sin embargo, la subjetividad no le concede licencia
para divagar o escribir de manera superficial.
No debe cometerse el pecado de
confundir subjetividad con superficialidad, ni tampoco con facilismo o
mediocridad.
4. No te olvides de insertar algunas “voces autorizadas” en
tu escrito. Hacemos referencia a la opinión de algunos autores reconocidos por
alguna razón en el contexto de tu tema. Comprueba si el texto citado es
confiable y si pertenece realmente al autor a quien se atribuye.
En todo caso,
nunca olvides dar el crédito al escritor cuyo texto tomas prestado para
enriquecer el tuyo. Las citas no pueden ser muy abundantes ni muy largas. Si
son excesivas el lector tendrá la sensación de que ha leído a todo el mundo
menos a quien firma el ensayo. Y si son muy largas dejarán de ser una simple
cita para convertirse en una transcripción textual.
5. Como se trata de dar a conocer, de explicar o de
interpretar determinadas ideas es preferible utilizar párrafos expositivos.
Éstos se caracterizan por la utilización de sustantivos y, especialmente, de
sustantivos abstractos.
6. Al igual que otro tipo de producciones escritas el ensayo
tiene una introducción, un desarrollo y una conclusión. Sin embargo, no se
distinguen propiamente por presentar subdivisiones o subtítulos. Prepárate,
pues, para que tu texto se desarrolle “de un solo tirón”.
Cuando tengas que
desplazarte de un sub tema a otro hazlo haciendo un buen uso de los conectores.
7. ¿Recuerdas el punto “2” de éstas recomendaciones? Te decíamos
en ese apartado que “depositaras” todo el contenido de tu borrador mental en el
papel en blanco. Allá escribías tus ideas tal como éstas fueran aflorando,
teniendo como única guía tu bosquejo. Era recomendable no suspender la
inspiración ni detenerse en hacer correcciones.
Pues bien esas correcciones
deben hacerse y es lo que te recomendamos en este momento: dedícate a corregir
la primera versión de tu escrito. Debes ser muy objetivo y autocrítico. Lee,
tacha, subraya, cuestiona, escribe notas marginales…en fin, realiza una labor
cuidadosa para descubrir los defectos del escrito.
Es posible que la mayoría de
párrafos y aun de líneas resulten con correcciones. Si es así no te desanimes:
es lo que suele suceder en este paso.
8. Comparte tu escrito con un par que esté dispuesto a hacer
su revisión y sugerir recomendaciones gramaticales y temáticas. Alguien
detallista y acucioso revisará la estructura, coherencia, concordancia,
claridad y unidad del escrito. Solicita también una cuidadosa revisión de los datos,
expresiones, cifras y la autoría de las citas escogidas.
9. Lee y valora las recomendaciones del par e introduce las
correcciones necesarias.
10. Dedícate a hacer todas las revisiones y correcciones
posibles hasta producir un texto al cual se le pueda dar el calificativo de
“publicable”.
11. Incluye un listado de la bibliografía utilizada en la
elaboración de tu composición.
12. Transcribe el texto definitivo de acuerdo con las normas
exigidas por la entidad que lo evaluará y publicará.
Autor: Alejandro Rutto Martínez
Alejandro Rutto Martínez es un prestigioso escritor y
periodista ítalo-colombiano quien además ejerce la docencia en varias
universidades. Es autor de cuatro libros sobre ética y liderazgo y figura en
tres antologías de autores colombianos.
Contáctelo al cel. 300 8055526 o al
correo alejandrorutto@gmail.com. Lea sus escritos en MAICAO AL DÍA, página en
la cual usted encontrará escritos, crónicas y piezas hermosas de la literatura
colombiana.