lunes, 11 de agosto de 2008

No hemos fracasado: técnico de La Guajira


Riohacha-. El técnico de la selección juvenil de La Guajira Jorge González lamentó la eliminación de su equipo en la segunda ronda del Campeonato Nacional Juvenil tras su empate ayer a un gol ante la selección de Bogotá en Cúcuta.

Afirmó González que, no obstante la eliminación, la imagen que dejó La Guajira en la crítica especializada fue positiva y prueba de ello es que tres de sus jugadores han sido incluidos en la preselección Colombia de la categoría. Afirmó que los veedores de la selección tendrán en cuenta los nombres de Kelvis Medina, Jailton Fontalvo y Jesimar Garay, quienes mostraron lo mejor de su fútbol y serán tenidos en cuenta en la próxima convocatoria.

Manifestó además que el jugador David Pérez ha sido contactado por el Independiente Santa Fé y en estos momentos se encuentra en Bogotá definiendo su vinculación al cuadro cardenal.

Dijo además que otros seis jugadores se encuentran en los planes de varios empresarios y en lkos próximos días podría darse su contratación por parte de equipos profesionales.

Jorge González fue designado entrenador de la Selección Guajira gracias a la buena actuación del Unión Maicao, cuadro de la Primera C del cual era entrenador hasta esta semana cuando presentó su renuncia para laborar en las áreas deportivas de una prestigiosa organización del departamento de la Guajira.

Selección Guajira, eliminada en Cúcuta

Cúcuta-. La selección de fútbol de La Guajira que tomó parte en la segunda ronda del campeonato juvenil de fútbol resultó eliminada tras su empate con Bogotá ayer domingo en esta ciudad.
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El cuadro guajiro perdió en la primera fecha ante Norte de Santander por 2-0; luego empató frente a Santander 2-2 en un dramático partido en que marcaron Jailton Fontalvo y Jesimar Garay; posteriormente igualaron ante Magdalena 1-1 en juego en que David pérez anotó el único tante del partido.
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Finalmente ayer enfrentó a Bogotá con la necesidad de ganar y estuvo a punto de lograrlo pues a los 85 minutos ganaba por 1-0 pero, tras un error de la defensa, el cuadro andino igualó y eliminó a los dirigidos por Jorge Gojnzález. El gol de La Guajira había sido anotado por David Pérez.
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La selección de la península retornó ayer mismo a Riohacha y Maicao de donde son la mayoría de jugadores.

En Maicao inauguran tienda de arte, cultura y tradición

Por: Sandra Hernández
El viernes 8 de agosto abrió sus puertas al mundo DAYWAYUU, La Tienda del Arte, la Cultura y la Tradición.
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Daissy Hernández de Fernández, Directora Ejecutiva de Daywayuu, ex Alcaldesa y descendiente del Clan Pushaina esta convencida que el turismo es el futuro de la Guajira y que esta es una ventana para el desarrollo cultural y económico de los indígenas wayüu que no pasan por su mejor momento.
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DAYWAYUU, tiene dos objetivos especifícos: generar empleo a los artesanos wayuu y mostrar a nivel internacional dada nuestra ubicación geografica- la riqueza cultural de nuestra tierra para vivir en perfecta armonía con la Gran Nación.
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El pueblo wayuu está conformado por hombres y mujeres recios con una tradición que se han mantenido en el tiempo; la artesanía es un arte que realizan las mujeres wayuu, el arte de tejer crece con el género y se esconde en lo más íntimo de su ser y sea cual sea su posición social lo lleva consigo; cuando una mujer teje no solo da forma a los hilos, teje los sueños y esperanzas de un pueblo que muestra su esencia y herencia cultural.
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Daissy Hernández de Fernández, espera que hoy cuando se muestra de manera formal la cultura wayuu los alíjunas -no wayuu- se enamoren de la magia, el misterio y la belleza de las intrincadas combinaciones, majestuosidad y elegancia de la inspiración de los artesanos wayuu que ponen su corazón en cada tejido.
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En DAYWAYUU, como su nombre lo indica se rinde homenaje a los wayuu, pero tambien se rinde reconocimiento a nuestra pluricidad étnica, lo que hace esta tierra de mezcla de razas que aunque de otros orígenes consideren a la Guajira una sola patria.

sábado, 9 de agosto de 2008

El fútbol: una historia redonda y sufrida


Penalti de último minuto

Eduardo Galeano: "Han pasado los años, y a la larga he terminado por asumir mi identidad: yo no soy más que un mendigo del buen fútbol. Voy por el mundo sombrero en mano, y en los estadios suplico: una linda jugadita, por amor de Dios. Y cuando el buen fútbol ocurre, agradezco el milagro sin que me importe un rábano cuál es el club o el país que me lo ofrece".

Ese día el sol derramaba su luz intensa sobre la arena amarilla de las calles sin pavimentar en nuestro pueblo del semidesierto guajiro. No teníamos cómo medir la temperatura pero las gruesas gotas de sudor en nuestras jóvenes caras indicaban que  era tan alta como la que se siente a dos metros de distancia de una hoguera encendida con todas las hojas secas del mundo.

Ese día la Selección de la Guajira jugaba de local y sus partidos se disputaban en lo que nuestros gobernantes solían llamar en un uso exagerado y desmedido del lenguaje, "estadio Municipal". Por esos días se le llamaba también Estadio San José en homenaje al santo patrono del pueblo. 

No creo que le hayan pedido permiso al santo carpintero porque seguramente se hubiera negado a autorizar que su nombre fuera utilizado para bautizar una cancha llena de piedra y vidrio cercada por una vetusta pared de un metro de altura.

En todo caso allí, en ese potrero viejo, grande, descuidado y querido, se jugaban los más importantes partidos de la época y el de ese día enfrentaba a nuestra gloriosa selección contra la de Sucre. A decir verdad no era una buena temporada para los muchachos quienes conjugaban el verbo perder con más frecuencia de lo que nos hubiera gustado.
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Sin embargo, teníamos la sensación de que ese día íbamos a ganar, así que yo me fui desde bien temprano, esperé a que el policía de la puerta se descuidara, como hacía todos los domingos, pasé por encima de la cerca y me ubiqué lo más cerca que pude de la cancha de la gruesa manila que separaba a la cancha del público. 

El público llegaba y llegaba y llegaba...hasta que el lleno fue total. El árbitro dio inicio al partido y yo me preparé para sufrir, pero antes de sufrir busqué en los bolsillos una moneda para comprar un helado, pero cuando terminé la búsqueda comprendí que el sufrimiento sería doble.

.. Las acciones del partido me indicaron que esa tarde sería diferente. 

A los quince minutos marcamos el primer gol y antes del final del primer tiempo anotamos el segundo. La gente estaba feliz: unos corrían, otros saltaban y cada uno buscaba a alguien para abrazarlo aunque fuera un desconocido. El señor flaco y alto a quien le compraba el periódico las semanas en que podía ahorrar todos los días de la merienda, regaba el contenido de su cerveza en las cabezas de sus vecinos.

.. En el intermedio todos estábamos muy felices. Algunos pensábamos en la primera victoria de los últimos cuatro partidos; otros se preparaban para abrazar a los jugadores, y ciertos locos calculaban de qué tamaño era el saco en donde los visitantes tendrían que guardar todos los goles que aún faltaban. Los más pesimistas pensaban que el león dormido despertaría, para anotar tres goles, o más, y arruinarnos la fiesta. Yo hacía parte de ese grupo, pero no se lo comentaba a nadie (espero que ustedes tampoco cuenten esto) y me aguantaba mis temores en silencio.

.. No habían transcurrido veinte minutos del segundo tiempo cuando Sucre anotó un gol. Vi a mis vecinos preocupados: unos se agarraban la cabeza, otros decían maldiciones y otros más insultaban al árbitro por no pitar una falta previa al gol. Alcancé a ver a unos señores cuando se dirigían hacia la puerta de salida. Pero regresaron porque en la puerta de afuera se había acabado la cerveza. Después supe que eran de Sincelejo y estaban más contentos que ellos con su gol que nosotros con los dos que llevábamos.

.. Los minutos pasaban y la tensión iba en aumento. El balón se amañó en nuestra área grande y no quería salir de ella. Dos veces se estrelló en el horizontal y una vez más en el vertical izquierdo. Además, Nilson Martínez, un muchachito bajo, nervioso, gritó y muy ágil nos había salvado seis veces más.

.. -Ya se acabó el tiempo, dijo mi vecino. Sin embargo, el árbitro como que no lo oyó porque el partido siguió de largo. Y Nilson debió esforzarse al máximo para evitar goles casi hechos de nuestros rivales.

.. - ¡Se acabó el tiempo árbitro!, gritaba la gente. Y le decían otras palabras que no recuerdo relacionadas con la señora madre del juez. Y contra otros miembros femeninos de su árbol genealógico.
.. El balón llegó de nuevo a nuestra área en la última jugada del partido. O en lo que debía ser la última jugada. 
El defensa Solano se dispuso amortiguarla con el pecho para luego enviarla lo más lejos posible. Pero entonces sucedió lo increíble...la pelota se elevó por encima de la cabeza del zaguero y este debió pensar que si la dejaba pasar, se metería irremediablemente en la enorme portería situada a sus espaldas.

Debió pensar también que el portero estaba desmayado o muerto porque hizo lo que ninguno hubiera querido que hiciera: golpeó la pelota con la mano. Y pensar que estaba en plena área de pena máxima.

.. El árbitro estaba asoleado, cansado y casi enfermo. Seguramente quería desembarazarse rápido y bien de ese juego, pero la jugada fue tan evidente...y no tuvo más remedio: se llevó el pito a la boca y señaló el punto maldito de los once metros.

.. A todos se nos vino el mundo encima: al pobre defensa a quien jamás volvería a ver en la vida, al vecino experto en mandarle saludos a la progenitora de los árbitros y hasta a los policías que después de tres meses de vivir en el pueblo habían aprendido a quererlo.

.. Nilson Martínez estaba en el piso, muerto ahora sí, pero de la rabia y el coraje. Los demás jugadores se resignaron. Después de todo el penalti, una vez convertido en gol, sería un empate y no una derrota.
.. El árbitro fue donde Nilson y le habló como un padre al más querido de sus hijos. Debió ser muy persuasivo porque lo vi levantarse y encogerse en la portería al estilo de Pedro Zape en el Deportivo Cali y la selección Colombia. 

El árbitro volvió a decirle algo y luego se dirigió a donde el ejecutante. Era un jugador alto, moreno, de pómulos salientes y ojos pequeños. Le dijo algo y se alejó de él.

.. Yo miré a quienes estaban a mi alrededor y pude ver los rostros de hombre y mujeres absolutamente invadidos por la preocupación. Si les hubieran medido la presión sanguínea en ese momento los habrían hospitalizado a todos en la unidad de cuidados intensivos. 

El verdugo tomó cinco metros de impulso y dio el primer paso hacia adelante. Nilson se encogió aún más...el árbitro fijó los ojos en su auxiliar y la multitud contuvo la respiración. Luego, el segundo paso y comencé a pensar en la tristeza de toda la semana; y de todo el año y de todos los demás días.
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Tercer paso y alcancé a ver a varios hombre fuertes y pendencieros cuando cerraban sus ojos; dos policías luchaban para mantener a raya a un niño que, inocente de la gravedad del momento, pretendían jugar con su balón en la cancha.

..Cuarto paso y miré a las golondrinas posarse en el árbol del solar vecino con la mirada vuelta hacia el rectángulo marcado por las rayas blancas casi borradas por la brusquedad del fútbol; quinto paso y Nilson Martínez llegó al máximo de su tensión. El pie derecho del sucreño pateó con fuerza el balón y yo no pude más...también cerré los ojos. Pero los abrí en el momento justo...

.. El momento justo en que el baló se dirigía al vertical de la mano derecha de nuestro portero para incrustarse en el fondo de la portería; para convertirse en gol para decretar el empate; para echar sobre nuestra tristeza mil toneladas de melancolía.

.. En el momento justo en que el baló iba a penetrar en el marco, apareció una mano salvadora. Era la mano providencial de Nilson Martínez, quien en el último suspiro voló con la fuerza de toda su sangre y con el impulso de nuestra rabia contenida para interponerse entre la miseria absoluta y la prodigalidad plena; entre la desgracia burlona y la victoria refrescante; entre el final abrupto y el comienzo nuevo.

.. La pelota se fue a la última raya y no supimos si el árbitro ordenó cobrar el tiro de esquina o el final del encuentro porque ni la manila ni los policías fueron capaces de contener la turba que, enloquecida por la alegría se lanzó en búsqueda de Nilson para pasearlo en hombros. Yo me quedé un rato más y vi la historia redonda y pecosa, encerrada en un partido de fútbol.

.. Presuroso por llegar a casa antes de que se venciera el permiso que me dieron para ir a buscar la tarea de historia en casa de un profesor, abandoné pronto los límites del "San José". Pero cuando me iba alcancé a ver una veta de amor en los ojos claros de Mileida, la bonita del colegio, quien hubiera dado todo lo que tenía por un abrazo con el héroe de la tarde.
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Y vi al flaco de los periódicos derramar más cerveza sobre las cabezas de sus felices vecinos quienes se gritaban enloquecidos como si la vida empezara de nuevo después de un cataclismo.
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UN FRACASO ANUNCIADO

Amylkar D. Acosta M[1]

¡Es un hecho que las leyes de Murphy
pueden fallar, pero nunca fallan!

No pudo ser más categórico Pascal Lamy, director general de la Organización Mundial de Comercio (OMC), cuando le anunció al mundo: “no me andaré por las ramas.
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Esta reunión ha fracasado”[2]. Se refería él al último intento que se hizo de salvar la Ronda de Doha en la cita que se dieron en Ginebra 35 delegaciones de países industrializados y en desarrollo, después de 7 años de empantanamiento de las negociaciones que comenzaron en noviembre de 2001 y en principio han debido concluir en 2004.
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La Cumbre de Doha (Qatar) estuvo precedida a su vez estuvo precedida por la frustrada Cumbre de Seattle en 1999. De alguna manera, la ronda de negociaciones que se abrió con la Agenda de Desarrollo de Doha, que fue como se le denominó, constituía una apuesta por la reivindicación de los países pobres, los cuales se habían sentido maltratados en la ronda previa de negociaciones de Uruguay que concluyo de la peor forma en 1994.
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La coyuntura de Doha no pudo haber sido más propicia, como para que los países desarrollados se allanaran a buscar consensos con los países en desarrollo, dado el desafío que significó para el mundo el ataque terrorista de 11 – S.
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Se trataba, como quedó consignada en la Declaración, de concretar “mejoras sustanciales del acceso a los mercados; reducciones de todas las formas de subvenciones a la exportación, con miras a su remoción progresiva y reducciones sustanciales de la ayuda interna causante de distorsión del comercio.
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Convenimos en que el trato especial y diferenciado para los países en desarrollo será parte integrante de todos los elementos de las negociaciones…”. Pero, a medida que a las grandes potencias, encabezadas por los EEUU y la Unión Europea (UE), les pasó el susto fueron endureciendo sus posiciones y asumiendo posiciones intransigentes, las cuales terminaron dando al traste con la Ronda. Ni los EEUU ni la UE quisieron dar su brazo a torcer, querían obtener concesiones de parte de los países en desarrollo pero sin ceder ellos en sus prácticas restrictivas del acceso a sus mercados y sin renunciar a los subsidios y ayudas. Y ello fue lo que dio al traste con la Cumbre de Cancún en 2003[3].
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Cuando se creía que, finalmente, se iba a arribar a un entendimiento, toda vez que ya se habían acordado 18 de los 20 puntos en discusión; pero, justamente el punto 18 que concierne al Mecanismo de Salvaguarda Especial (MSE) se convirtió en la manzana de la discordia.
El mismo es defendido por los países en desarrollo, liderados esta vez por dos de los países emergentes, India y China y busca precisamente establecer una especie de escudo de protección de su producción agrícola doméstica en situaciones extremas, en las que las importaciones registren aumentos sensibles que puedan ponerla en riesgo.
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No se pudieron superar las discrepancias en torno a este punto, la reunión se levantó sin esperanza alguna de reanudarla, máxime cuando en este momento cunde el proteccionismo por doquier en respuesta a la crisis alimentaria.
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El desconcierto es total y ahora sólo cabe esperar el desenlace de la contienda electoral por la Presidencia en los Estados Unidos, en la que Obana se perfila como el candidato favorito y el cual se muestra muy poco proclive a abrir sus mercados, sobre todo de cara a la gran crisis por la que atraviesa la economía norteamericana. Se descarta la posibilidad de que se reanuden antes de las elecciones tanto en los Estados Unidos como en la India este fin de año.
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Este es un juego de ganadores y perdedores; obviamente los más damnificados con la falta de acuerdo a nivel multilateral son los países en desarrollo, por ser los más vulnerables y por que la falta de reglas favorece a los más fuertes. Colombia, particularmente, lleva todas las de perder, pues en la negociación del TLC con los EEUU cayó en el garlito que tendió este último, al aceptar de culiprontos su imposición del desmonte de sus aranceles a las importaciones agrícolas, las salvaguardas, así como la franja de precios que habían acordado en la Comunidad Andina de Naciones (CAN), con la vaga promesa de que el desmonte de los subsidios se negociarían en el seno de la OMC. Y ya sabemos cómo terminaron estas negociaciones, así que Colombia, tan dada a comulgar con ruedas de molina, quedó atrapada en el peor de los mundos.
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Y de remate, la UE, que venía negociando en paralelo un acuerdo con los países latinoamericanos exportadores de banano para bajar los aranceles a la importación de la fruta, ahora se vale de la ocasión del fiasco de Doha para que lo ya convenido quede convertido en agua de borrajas. Sólo 48 horas duró la dicha por haber logrado el acuerdo que comprometía a la UE a rebajar los aranceles aplicables a dichas exportaciones. La que parecía ser la luz al final del túnel, terminó siendo la del tren que viene de frente.

Bogotá, agosto, 1 de 2008
www.amylkaracosta.net
[1] Ex presidente del Congreso de la República
[2] Portafolio. Julio, 30 de 2008
[3] Amylkar D. Acosta M. De Doha a Cancún. Noviembre, 15 de 2003

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