Escrito por: Alejandro Rutto Martínez
La vida de Pedro Bayona es la de alguien que se trazó unas
metas, adquirió unas convicciones, construyó unos principios y luego actuó
siempre guiado por ellos. Es así como
sus días fueron un constante devenir en su sueño de alcanzar las metas que se
había propuesto, serle fiel a las ideas de las que estaba firmemente convencido
y respetar los principios en los que creía, aunque para ello debiera hacer los
más grandes sacrificios.
Sus inicios
Pedro Bayona nació el 22 de noviembre de 1.948 en la ciudad
de Ocaña, departamento de Norte de Santander. Desde muy niño mostró inclinaciones
hacia el trabajo duro, el liderazgo y el deseo de emprender nuevos proyectos que
le permitieran salir adelante a él y a su familia. Sabía que para hacer realidad sus proyectos
debían trabajar sin descanso y fue esto lo que hizo durante la mayor parte de
su vida sin que lo detuvieran las condiciones del tiempo, las dificultades de
la economía nacional o las predicciones adversas de sus amigos.
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Sus viajes
Su espíritu emprendedor lo llevó a recorrer buena parte del
país y a instalarse de manera temporal en territorios en donde se le ofrecían
oportunidades para crecer como persona o como empresario.
Otro de sus roles fue el de funcionario público. Su constante deseo de cambiar de ambiente lo
llevó a la floreciente ciudad de Maicao, la del comercio increíble, la de las
altas temperaturas., la tierra de los wayüu y de los árabes. En ese lugar se sus
amores se desempeñó como funcionario del Tránsito Municipal, en donde sus
labores estuvieron apegadas siempre al fiel cumplimiento del deber con
dedicación, disciplina y honradez.
Llega a los pies de Jesucristo
Uno de sus momentos cumbres fue el sagrado instante en que
tuvo un encuentro personal con Jesucristo. Ocurrió en alguna de sus constantes
travesías, cuando pasaba por momentos de prueba, de grandes dificultades. En vez
de rendirse, dobló sus rodillas y aceptó a Jesucristo como su único y verdadero
salvador, el mismo que sería su mejor amigo, su consejero y el puente perfecto
para pasar desde la orilla de la tristeza hasta el puerto seguro de la vida
eterna.
Como creyente fue un estudioso
incansable y un trabajador eficaz. En Maicao fue una de las personas que
acompañó a los pastores Santander Ortega y Blanca Pérez en la consolidación de
la obra que había nacido unos años antes. Allí cursó sus estudios teológicos en el
Instituto Bíblico y como estudiante autodidacta profundizó en sus estudios
hasta alcanzar un muy alto nivel de conocimientos evangelísticos.
Un gran lector y autodidacta
Era un gran lector no solo de la Biblia sino de libros que
lo ayudaran a instruirse mejor. El
pastor Santander Ortega cuenta cómo cada domingo, después de terminada la
escuela dominical, su discípulo Pedro Bayona se le acercaba para pedirle un
libro prestado. Era el libro que leía
durante toda la semana y que entregaría el próximo domingo a cambio de que le
fuera entregado otro y así sucesivamente.
Después dejó de pedir libros prestados y empezó a comprarlos. En las
ciudades que frecuentaba iba a las librerías cristianas y regresaba a casa con
una caja de libros para saciar su sed de lectura en libros que lo educaran como
el futuro ministro que Dios estaba formando.
Ministerio como pastor y evangelista
En cierta ocasión, mientras meditaba en la lectura de los evangelios
descubrió su llamado a desempeñarse en el ministerio evangelístico como pastor.
Empezó esta dura tarea fundando y dirigiendo pequeñas iglesias en barrios y
veredas hasta llegar a la gran ciudad de Barranquilla. En esta urbe se
constituyó en un prominente líder de la Iglesia Cristiana Cuadrangular. Su
trabajo en apoyo a la obra en toda la metrópolis lo llevó a ocupar importantes
cargos en el Distrito Norte de la misión Cuadrangular, entre ellos el de
Supervisor de zona y directivo distrital.
Posteriormente fundó la misión Iglesia Cuadrangular del Sur
con Iglesias en varias ciudades de la Costa y en el departamento de Santander.
La familia, lo más importante
Parte de la vitalidad y del amor de Pedro Bayona por la
obra, tenía como fuente a su familia. En su juventud se casó con Gloria Catalán,
quien sería su compañera de siempre. Dios lo premió regalándole a sus hijos
Douglas, Liliana, Yucelis, Abner, William, Kelly y Johana. A todos los educó a la luz de la Palabra de
Dios y varios de ellos son herederos del ministerio de pastores, maestros y
evangelistas.
Con el tiempo vinieron los nietos quienes le dieron enorme
felicidad y lo hicieron sentir como un verdadero patriarca, rodeado siempre de
las sonrisas y de las voces amorosas de sus pequeños descendientes.
Partida a la eternidad
Pedro Bayona atendió varios llamados de parte de Dios. El llamado final ocurrió en la madrugada del 20 de septiembre del 2019, cuando se
abrieron las puertas del cielo para darle la bienvenida a la vida eterna, la
misma que le había sido prometida desde la jubilosa tarde en que recibió a
Cristo como su único y suficiente salvador y en cuya obra trabajó sin descanso
durante más de cuatro décadas.
Podemos dedicar a Pedro Bayona el verso en que el poeta
Pablo Neruda dijo:
“De la vida no quiero mucho, quiero apenas saber que intenté
todo lo que quise, tuve todo lo que pude , amé todo lo que valía la pena y
perdí apenas lo que nunca fue mío”