Escrito por: Alejandro Rutto Martínez
Resumen del episodio anterior: Tomás Domingo Ocando se ha casado con su novia Josefina Brito, natural de Fonseca. A los pocos días de convivir con su esposo Josefina descubre una de las grandes aficiones del hombre al que había unido su vida
Una de las más grandes pasiones de Mingo era sintonizar y escuchar emisoras de todas partes del mundo
en su potente radio de doce bandas, el cual permanecía encendido casi todo el día.
En casa de los Ocando se enteraban primero de lo acontecido en cualquier parte
del mundo a través de los noticieros y los avances noticiosos de la radio
Deutsche Welle (La Voz de Alemania), Radio Francia Internacional, la BBC
de Londres, la Voz de los Estrados Unidos de América y Radio Nederland, entre
otras, además de las colombianas Caracol, Radio Libertad y Radio Sutatenza.
Su apego a la radio lo llevó a pensar en que las
emisoras eran un síntoma del progreso de los pueblos y un símbolo del
desarrollo y de la modernidad. Desde ahí comenzó a darle vueltas en la cabeza
la idea de montar una emisora en la tierra donde vivía.
Hizo las gestiones pertinentes en el Ministerio
de Comunicaciones y con la ayuda del doctor Fabio Espinoza, propietario de
Radio Juventud y la cadena radial CORAL quien le asesoró en los complejos
trámites legales y administrativos y, además, lo ayudó a conseguir el
transmisor y una parte de los equipos necesarios para el funcionamiento de la
estación de radio.
Mingo estaba obsesionado con el sueño de que
Maicao tuviera una emisora de verdad en un tiempo de comercio floreciente en el
que la publicidad, los anuncios sociales y algunas noticias eran transmitidas a
través de un par de bocinas situadas en lo alto de un tubo de diez metros a
quien su propietario, el famoso “Chalindú” llamaba La Voz de La Frontera.
Después de varios viajes a Bogotá y a Tunja, desde donde vino el transmisor, Ondas de Maicao, identificada ante el Ministerio de Comunicaciones como H J I O comenzó sus transmisiones a través de la frecuencia 1290 khrtz el 20 de julio de 1969, día de la Independencia nacional.
Lo primero que se escuchó fue el himno nacional y después algunas
canciones de moda en la época. Ondas de
Maicao se convirtió en la novedad del último año de la década de los sesenta.
Su improvisada cabina y sus estudios estaban ubicados en la salida a
Paraguachón, margen derecha y allí mismo quedaban los estudios.
Mingo recuerda esos tiempos con nostalgia, como
se aprecia en su narración:
-
“Eran tiempos muy duros, a mí me tocaba recoger a los locutores y
periodistas para llevarlos a la emisora porque esta quedaba muy lejos. Además,
pasaba toda la noche pegado al radio para copiar las noticias nacionales e
internacionales para que las leyera Roberto Pineda. Eran noticias frescas que
los periódicos solo publicaban al día siguiente”
Después la empresa consiguió un enlace de FM y
pudieron trasladar las cabinas al centro de la ciudad en la esquina de la
carrera 12 con calle 14. Ondas de Maicao se convirtió en la escuela en donde comenzaron a formarse periodistas
y locutores de la talla de Roberto Enrique Pineda y Amaranto pájaro
Murieles.
Mingo demostraba que siempre lograba lo que se
proponía, por eso es tan difícil definirlo como ser humano y describir su
generosa personalidad. El exalcalde Ovidio Mejía Marulanda, uno de sus mejores
amigos, al referirse a él lo hace con estas elogiosas palabras:
- “Para describir a Mingo Ocando se necesita el cincel de Miguel Ángel y el pincel de Leonardo Da Vinci. Con él he construido una amistad y una hermandad. Lo conocí cuando implementamos el plan de pavimentos comunitarios, él era un hombre prevenido con la clase política.
Lo
conocí como un hombre pulcro, de manos limpias, que no propone ni se deja
proponer actos indecentes que puedan manchar su honorabilidad y honradez. Por
eso aconsejo, recomiendo que el que busque un amigo de verdad, que busque a Mingo
Ocando”
Volvamos a los tiempos de la radio en los que
el dueño de la emisora fungía, además como uno de los “cazadores de
información”. No era lo que pudiéramos llamar un reportero, pero él se las
ingeniaba para rastrear las noticias nacionales e internacionales:
-
“Yo tenía un radio de onda corta, marca Phillips, muy potente. Me pasaba la
noche escuchando radio y transcribiendo las noticias nacionales e
internacionales en mi máquina de escribir para que al día siguiente las leyera
Roberto Enrique Pineda. De esa forma
logramos que En Ondas de Maicao se difundieran noticias del mundo y del país
primero que las grandes cadenas de radio”
Por esta razón Ondas de Maicao se ganó el
respeto y aprecio de su multitudinaria audiencia. Además, prestaba servicios sociales
muy importantes como felicitaciones a quienes cumplían años o tenían otro
motivo de celebración como grados o matrimonios; invitaba a las honras
fúnebres; ayudaba a encontrar documentos
perdidos y daba a conocer los servicios de las empresas y establecimientos
comerciales.
Un servicio social común en aquellos tiempos
era:
-
“Se le informa a Marina González que su hermana Eudosia llegó procedente de San Onofre y desconoce su dirección. Se le agradece pasar por nuestros
estudios a recogerla”
No pasaban cinco minutos antes de que Marina
fuera a buscar a Eudosia a la emisora.
Un día Mingo dejó a un lado la máquina y el
radio, se puso a analizar la contabilidad de su novedosa empresa y lo que descubrió le
causó una gran sorpresa.