domingo, 16 de marzo de 2008

¡S.O.S. POR EL AGUA!

Amylkar D. Acosta M[1]


"El hombre sabio ve en las desventajas
ajenas las que debe evitar" Publio Siro

La Asamblea General de las Naciones Unidas consagró el 22 de marzo como el Día mundial del Agua, mediante la Resolución A/47/193 del 22 de diciembre de 1992 y lo hizo movida por su preocupación por la tensión cada día mayor entre la disponibilidad del preciado líquido y el acceso al mismo. Por mucho tiempo se consideró que el agua igual que el aire era un bien libre, para diferenciarlo de los bienes económicos, en la creencia de que su abundancia hacía de él un recurso inagotable. Pues bien, con el paso del tiempo, tanto el agua potable como el aire limpio se han convertido en bienes escasos y costosos. Por ello, el aprovisionamiento de agua potable y la reducción de las emisiones de CO2 a la atmósfera se cuentan entre las mayores prioridades de la comunidad internacional. Hoy en día puede afirmarse, sin temor a equivocarse, que el agua potable dejó de ser un recurso renovable, dado que su disponibilidad es cada vez más finita y que por ende está expuesta a su progresivo agotamiento. En ello han influido notoriamente por un lado el cambio climático[2] y la demanda desmedida para distintos usos del agua, que crece en proporciones geométricas.

Como lo afirma Tim Flannery, "estamos ante un giro repentino hacia un nuevo clima más seco…las lluvias de invierno han disminuido en realidad en una proporción mayor, mientras que las lluvias de verano – que son mucho más erráticas – han aumentado"[3]. El consumo de agua en el mundo aumentó seis veces entre 1900 y 1995 -más del doble de la tasa de crecimiento de la población- y continúa aumentando a medida que se incrementa tanto la demanda doméstica como industrial y sobre todo la agrícola. Y ello obedece no sólo al crecimiento vegetativo de la población, sino que esta ha venido cambiando y mejorando tanto los estándares como su estilo de vida. A guisa de ejemplo, señalemos como un kilo de carne de vaca, que se alimenta con granos, requiere al menos 15 metros cúbicos de agua; entre tanto un kilo de cereales solo demanda 3 metros cúbicos, he allí la diferencia. Y, como es bien sabido el consumo de carne, como parte de la dieta, es cada día más extendido. A ello se añade el mal uso y el despilfarro, a falta de una verdadera cultura del agua.

Los estragos producidos por la falta de acceso al agua son monstruosos; de hecho, un tercio de la población mundial vive en países que sufren los rigores de la falta de agua y se prevé que hacia el 2025 esta cifra aumente dramáticamente hasta cobijar a dos tercios de la población. Y de contera más de cinco millones de personas mueren cada año por enfermedades atribuibles a la falta de agua potable, saneamiento básico e higiene, lo que equivale a diez veces más que el número de muertos a causa de guerras en el mundo. Igual que ocurre con el impacto del cambio climático, también en este caso se presenta una gran disparidad en las cifras registradas de los damnificados por esta causa entre un grupo de países y otros. Se estima que en los países en vía de desarrollo el 80% de las enfermedades prevalentes están asociadas ya sea con la cobertura y/o la calidad del agua que se consume.

En Colombia las estadísticas muestran un cambio ostensible en las últimas dos décadas, al pasar del cuarto al vigésimo lugar por su potencial hídrico a nivel mundial. Lo propio ha sucedido con la disponibilidad per cápita de agua anual, que descendió de 58.000 metros cúbicos a sólo 40.000. Esta cifra, aunque todavía supera el promedio a nivel mundial estimado por la ONU de 14.000 metros cúbicos[4], de todos modos muestra una tendencia preocupante. Para rematar, El IDEAM ha advertido sobre el grave riesgo de desabastecimiento de agua que amenaza al 69% de los colombianos en menos de dos décadas. Ello amerita esfuerzos tendientes a contrarrestar y a mitigar sus funestas consecuencias, destacándose entre estas el alto índice de morbilidad y mortalidad por enfermedades diarreicas, especialmente entre la población infantil. En Colombia, concretamente, según la UNICEF "se han presentado casos hasta de 1.038 muertes de niños menores de 5 años por causa de diarrea en un mismo año". Es más, hallazgos científicos han podido establecer el efecto negativo, en ocasiones irreversible, de la carencia de agua sobre el normal desarrollo cerebral en la primera niñez (entre los cuatro y los siete años).



En Colombia, cerca del 27% de su población no tiene acceso al agua potable, especialmente en la zona rural en donde solo el 56% de ella cuenta con alguna forma de abastecimiento de agua y solo el 6% de esta posee algún grado de tratamiento. Por ello, nos parece plausible la iniciativa de realizar un Referendo constitucional para consagrar el acceso al agua como derecho humano fundamental y un bien público que requiere especial protección del Estado, el cual debe garantizar un mínimo vital gratuito a todo(a)s lo(a)s ciudadano(a)s, el cual ha sido fijado por la OMS entre 20 y 100 litros diarios por persona. Algo hay que hacer y el tiempo apremia, para luego es tarde, hay que actuar sin tardanza



Riohacha, marzo16 de 2008

www.amylkaracosta.net







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[1] Ex presidente del Congreso de la República

[2] Amylkar D. Acosta M. Más allá del Protocolo de Kyoto. Diciembre, 24 de 2007

[3] TIM Flannery. El clima está en nuestras manos. Editorial Taurusminor.

[4] Amylkar D. Acosta M. El agua es vida. Marzo, 22 de 2007

sábado, 15 de marzo de 2008

LOS NIÑOS Y LOS JUEGOS ELECTRÓNICOS VIOLENTOS

Por: Orlando Cárcamo



Estaba de visita en casa de un amigo y observaba a sus hijos jugar en el ordenador. Eran dos niños, uno de trece años y otro de siete. Era el turno del niño menor y jugaba "Hitman 2: Silent Assassin" (Asesino silencioso). El jugador tenía que realizar la misión de entrar a un bunker y matar a un alto militar ruso. Antes de llegar hasta el militar, debía vencer a la guardia. Entonces, el niño eligió un arma con silenciador y se aproximó al bunker. Al acecho, mató a un guardia. Por una pierna lo arrastró hasta un lugar apartado dejando un rastro rojo de sangre. Allí le quitó el uniforme y se lo colocó él para pasar desapercibido y sorprender a los demás guardias.



Al rato, me llamaron nuevamente los chicos para mostrarme otro juego, Delta Force. Esta vez el jugador era parte de un escuadrón de guerra norteamericano que a bordo de un helicóptero BlackHawk debía atacar una aldea de rebeldes africanos. Primero, en sobrevuelo, la aldea es ametrallada. Luego, bajan los soldados y comienza el combate. Al aproximarse los soldados a los ranchos, personas desarmadas de raza negra salen despavoridas a buscar refugio. Con una ráfaga de su fusil, el niño soldado los ametralló a todos: madre, padre y niños. No pude evitar regañar amablemente al hijo ajeno diciéndole que el derecho internacional humanitario plantea que en todo conflicto armado no se debe atentar contra la vida de la población civil. El chico al parecer me hizo caso. No disparó más contra los negros desarmados. Pero para mi sorpresa, lanzó una bomba con la cual voló toda la aldea.



Aparentemente los hechos narrados arriba no tienen nada de malo. Son solo juegos electrónicos. Sin embargo, realmente ofrecen un gran peligro para los niños y su vida de jóvenes adultos y adultos mayores sobre todo en un país como el nuestro donde, según la canción y los sucesos diarios, “la vida no vale nada”.



El peligro real que estos juegos encierran para los niños es que les inculcan subliminalmente el desprecio por la vida ajena y el culto a las armas de fuego. Les inculcan altas dosis de intolerancia y les presentan el asesinato como solución de los problemas sociales.



Según Jean Piaget, los niños hasta la edad de los 16 años pasan por importantes etapas de desarrollo fisiológico, en las cuales construyen su sistema de valores, su cognición y su visión de mundo. Es precisamente en los primeros años en donde se determina lo que un niño será cuando adulto. Existe un alto riesgo de que los niños que regularmente disfrutan de los juegos electrónicos de guerra, desarrollen habilidades y estrategias para resolver de forma violenta sus problemas cuando sean adultos.



Lo ideal sería que a los niños no se les permitiera jugar juegos electrónicos violentos. No obstante, resulta más conveniente que los padres o representantes dialoguen con los niños sobre la solución dialogada de los conflictos y el respeto a la vida de los demás en el marco de un país democrático como el nuestro. Este diálogo con los niños debe ser un propósito frecuente en el seno de cada familia para la construcción de una sociedad colombiana tolerante y en paz.


En un deplorable estado se encuentra antiguo edificio de Telemaicao


Desde su fundación la Teléfónica de Maicao fue una empresa rentable. En los años 90 el municipio, tras acalorados debates en el Concejo Municipal, decide asociarse con Telecom y de esta manera nace Telemaicao. Esta fue una empresa muy próspera y moderna que puso a Maicao al nivel de las grandes ciudades en materia de telecomunicaciones.

Hace tres años, luego de los drásticos cambios que el gobierno nacional hizo en la empresa estatal, Telemaicao fue liquidada y el único recuero que aún queda de ella es el edificio situado en la calle 13 entre carreras 20 y 21. Esta edificación, una de las más modernas sedes de entidades oficiales en el departamento, se encuentra totalmente abandonada y cada día el deterioro es mayor. El monte crece ñpor todas partes y los transeúntes en apuros lo utilizan como lugar para hacer sus necesidades fisiológicas.

Cilia Pimienta, mujer de temperamento y palabra

Por: Alejandro Rutto Martínez

A Cilia Pimienta la conocí en una mañana remota de 1974. Vivía el fragor de mis nueve años y una etapa bella e incomparable en que el arco iris era un portón abierto por Dios para que entraran al cielo todos los niños que respetaran a sus padres y quisieran a sus maestras; el arroyo del barrio era un río cuyas aguas, muchos kilómetros más adelante, servía para que los ángeles le dieran reposo a sus alas de algodón y lavaran sus ropas inmaculadamente blancas.

El bosque era una sábana pintada de verde por la mano firme del Padre Celestial en donde las vacas comían toronjil; el mar era una inmensidad azul coloreada por Dios cuando tenía nueve años como yo; y el fútbol era un deporte lejano y raro que se jugaba en una cancha enorme como una finca y mucho más grande que el pedazo de calle en donde nosotros jugábamos con nuestra pelota hecha de medias viejas hurtadas a nuestros padres.

Había comenzado 1.974 y los niños del Gimnasio Girardot, educados con la disciplina y el coraje del héroe de Bàrbula, nos disponíamos a beber gota a gota ese mundo de conocimiento que nos servían en el vaso siempre lleno de la aplicación y el amor al estudio.

La nueva profesora de ciencias naturales era “una señora alta y morena que habla bonito” según el decir de los niños. Y llegó el día en que al fin nos visitó. Era una mañana soleada y tibia de esas en que la mente está dispuesta a explorar el universo ancho y largo de la investigación. La nueva “seño” nos miró la cara y desde un principio puso sus condiciones: “vamos a conocer los animales. Los animales son seres muy importantes y los vamos a conocer a todos. Tienen que comprar un libro donde hablen de los animales y me van a hacer las tareas y las tienen que entregar a tiempo”

Y sí que hubo tareas. Y empezamos a conocer el mundo inexplorado, casi desconocido y mil veces maravillosos del reino animal. Supimos así que el sapo no era solo un animal repugnante o un príncipe llevado a esa deplorable condición por el hechizo perverso de una bruja, sino un aliado de la naturaleza para eliminar las plagas; que el chivo no era solo el plato suculento que con tanto cuidado preparaban nuestras mamás sino un animal cuadrúpedo cuyos propietarios se llamaban pastores; que la vaca no era solo una intrusa que revolvía las basuras en el mercado y nos asustaba con sus enormes cornamentas sino un generoso e involuntario proveedor de carne, leche y cuero.

Las clases de la nueva seño se volvieron cada vez más amenas y eran esperadas con el mismo interés con que mis amigos leían los paquitos de SANTO, el enmascarado de plata o con el ánimo que mis hermanos y yo teníamos cuando escuchábamos las aventuras de “Martín Valiente, el ahijado de la muerte” a través de Radio Maracaibo. Eran otros tiempos en que no perdíamos unos minutos para gozarnos la infancia.

Los mayores andaban preocupados con la guerra fría y la crisis del petróleo; se escuchaban aun los ecos de la aventura lunar protagonizada por el Apolo 11 y sus tripulantes quienes unos años antes habían dado su pequeño paso para el hombre y el paso gigante para la humanidad. Los noticieros hablaban de una cosa que podía comenzar en cualquier momento llamada Tercera Guerra Mundial y que José Manuel, el más despistado del curso confundía con una presentación de titiriteros. Eran tiempos de gran agitación en Maicao.

De noche recorríamos, de la mano de mi viejo, las calles del centro donde miles de personas visitaban los almacenes que solo cerraban después de las 8 de la noche. Nuestro moderno aeropuerto recibía y despachaba hasta cinco vuelos diarios y los aviones volaban tan bajito que rozaban casi el techo de nuestras viviendas. Alguien dijo que un avión rojo con blanco quedaba suspendido sobre el patio de su casa todos los días a las 12 del mediodía. Era la hora exacta en que su hermana, una portentosa quinceañera, tomaba el baño antes de ir a sus clases en la escuela La Inmaculada.

Así pasaban las jornadas hasta el día aquel en que la Seño Cilia me pidió que investigara una tarea sobre un animalito andariego, ruidoso y apetecido: la gallina. Llegué a casa y le pedía mi padre que me ayudara a buscar la lección en mis dos libros de ciencias naturales, pero no tuvimos éxito: los autores habían infestado las hojas de los textos con alusiones a los gusanos, ratas y mosquitos, pero no decían nada sobre la amable y generosa gallina. El viejo me permitió revisar sus libros pero comprendí con tristeza y desesperación que Alejandro Dumas no escribía sobre mis plumíferas amigas y Miguel de Cervantes andaba muy ocupado en la descripción de Rocinante para detenerse en estas aves de corto vuelo.

Todas mis abuelas, mis tías y mi vieja habían sido por siempre criadoras de gallina y nuestra casa era casi un gallinero donde también vivía la gente. Pero no teníamos un solo libro que nos hablara de esos animales. Así que, para remediar la desesperada situación, porque ya eran las 9 de la noche del día antes a la entrega del trabajo, desperté a una gallina y, sin pedirle permiso por la interrupción a su profundo sueño, la puse ante mí y empecé a describirla: mencioné sus alas cortas, sus patas arrugadas, su cresta pequeña y roja, sus plumas variopintas, sus huevos amarronados o blancos, su cacareo y cloqueo, su afición al maíz y a escarbar en busca de la vida, sus amoríos fugaces con el gallo altivo y madrugador, su costumbre de echarse durante 21 días en el y sus bellísimos y tiernos hijos a los que cuidaba con el celo con que todo ser de sexo femenino defiende a la familia.

Al día siguiente la seño Cilia, en vez de revisar como hacía siempre, me pidió que yo mismo leyera el escrito. Leí como escuchaba que leían los locutores de Radio Península, sin saber que esa lectura estaba marcando mi destino. La seño me escuchó con atención y sorpresa. Se notaba que no había leído antes ese relato.

Al final me preguntó que de cuál libro había copiado la tarea. Nunca he tartamudeado tanto. Asustado dije que no había sacado ese texto de un libro oloroso a nuevo como los de mis compañeros sino de un gallinero enorme como el corazón de mi madre.

“Eso no parece escrito por un niño de nueve años, me dijo”, “Pero está muy bueno y tiene 5”. Mis compañeros no se lo creían y yo tampoco. Pero con el tiempo supe que esa mañana impregnada por el olor a lluvia de la noche anterior y por el arco iris radiante que conducía al cielo, marcó mi vida para siempre.

Desde entonces siento como Cilia Pimienta me lleva la mano como lo hizo la señora Sara Viecco para enseñarme a hacer las planas de mis primeros días en la escuela. Cilia me lleva la mano para convertir imágenes en palabras y paisajes en poesía. Todo comenzó en aquella aula del cuarto grado guardada en las nostalgias de mi infancia desde donde tomo fuerza para decir que Cilia es una científica de las letras, una mujer de temperamento y palabra.

Alcalde de Maicao interesado en rehabilitación del aeropuerto

Por Ernesto Acosta Solano
El alcalde del municipio de Maicao, Ovidio Mejia Marulanda sostuvo que está dispuesto a cumplir con la serie de requisitos que la aeronáutica civil viene solicitando para que sea incluido en sus planes de ampliación, mantenimiento y mejoramiento de aeropuertos comunitarios.

“En la medida que nuestro aeropuerto se habilite con carácter internacional en donde los comerciantes de Maicao puedan viajar a las islas de Aruba , Panamá y Curazao, lo veo viable para que se entre a recuperar esta pista que necesita un pronto mantenimiento para su operatividad regular” en tal sentido se expresó el burgomaestre, Mejia Marulanda quien entregó informaciones al senador Jorge Ballesteros para que através de sus buenos oficios gestione ante Aerocivil una pronta rehabilitación del Aeropuerto la majayura que tanta falta hace a los comerciantes de la zona fronteriza para realizar sus intercambios comerciales con el resto del país.

Es de recordar que la intención del senador Ballesteros Bernier, es que la Aerocivil Colombiana incluya al aeropuerto “La Majayura” en el programa de aeropuertos comunitarios creado por el actual gobierno para conectar zonas apartadas del país, con alto índices de pobreza, con las grandes ciudadades.

El senador guajiro espera que el Terminal aéreo de Maicao, entre en la lista que esta haciendo el gobierno para adecuar 23 aeropuertos antes del 2010.

Por su parte el mandatario Ovidio Mejia dijo “la reapertura del aeropuerto La Majayura de Maicao traerá desarrollo al municipio por su generación de empleos directos e indirectos.

Por su parte el concejal Hermis Gómez ante un interrogante Maicao al Día sobre este particular manifestó que ya es hora de poner en marcha el funcionamiento del aeropuerto La Majayura, considero que muchas agencias de viajes se habían quebrado por la falta de una Terminal eficiente en esta importante Ciudad comercial.

“Si el Aeropuerto La Majayura es adecuado muchos comerciantes y turistas de otras ciudades retornarán a Maicao", anotó el concejal Hermis Gómez

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