sábado, 7 de mayo de 2016

Deportivo Independiente Medellín ganó clásico paisa

El "Poderoso" es nuevo líder de la Liga Águila
Deportivo Independiente Medellín venció a Nacional 2-1 en el cásico paisa y aseguró su clasificación a los cuartos de final de la Liga Águila.

EL juego se disputó en un ambiente de fraternidad entre las hinchadas de los dos equipos en el estadio Atanasio Girardot.

Nacional abrió el marcador a los 30 minutos del primer tiempo por intermedio de Macnely Torres, al aprovechar un pase preciso de Marlos Moreno.  

Medellín igualó cinco minutos más tarde por intermedio de Leonardo Castro, al capitalizar un buen pase de Cristian Marrugo.

Deportivo Independiente Medellín fue el claro dominador de la segunda etapa, situación que aprovechó para marcar su segundo gol, de nuevo a través de Leonardo Castro quien una vez más fue habilitado por Cristian Marrugo.

Alineaciones:


Atlético Nacional: Luis Enrique Martínez; Gilberto García (min. 81 Rodin Quiñones), Alexis Henríquez, Davison Sánchez, Tomás Maya; Alex Mejía, Sebastián Pérez (min. 68 Juan Pablo Nieto), Macnelly Torres, Arley Rodríguez (min. 66 David Castañeda); Andrés Felipe Ibargüen, Marlos Moreno.
D.T. Reinaldo Rueda

Gol: Macnelly Torres (minuto 30)

Independiente Medellín: David González; Marlon Piedrahita, Hernán Pertuz, Juan Saiz, Luis Tipton; John ‘Goma’ Hernández, Daniel Torres, Luis Arias (min. 68 Didier Moreno), Christian Marrugo; Leonardo Castro (min. 81 Juan David Cabezas), Juan Fernando Caicedo.

D.T. Leonel Álvarez

Gol: Leonardo Castro (minuto 35 y 52)

Maicao llora a Eduardo Pinto Viloria

Escrito por: Alejandro Rutto Martínez


Parafraseando la canción:  "Tan bueno y tan noble como era Eduardo, y la muerte infame me lo arrebató"


Eduardo Pinto Viloria fue uno de esos jóvenes guajiros que vio en la educación la posibilidad de superarse y ser cada día mejor.  

A corta edad había la despiadada violencia que azotó a los pueblos de La Guajira en los años 90 le había arrebatado a Eduardo  "Lalo" Pinto, su padre. 

Él era un líder cívico y comunitario, a quien los votos de sus coterráneos habían llevado al concejo municipal de Maicao. 

En esos tiempos Maicao, Cuestecitas, Albania y Los Remedios, hacían parte de un solo municipio: Maicao.  

La mamá y los tíos de Eduardo sabían que el muchacho estaba para grandes cosas e hicieron los esfuerzos necesarios para ayudarlo en sus estudios. 

Y lo lograron. El muchacho pasó con honores por el bachillerato y la universidad. 

Y regresó a su pueblo con su diploma de médico, un cúmulo de amistades y el deseo de especializarse en medicina forense. 

El hospital San José de Maicao fue una de sus primeras escalas en su camino profesional. En el principal centro hospitalario de la frontera.

Sus diagnósticos certeros, su carisma y su caballerosidad fueron el medio que Dios utilizó para obsequiarle la amistad de sus compañeros y pacientes. 

Una vez formado como médico forense fue Maicao la ciudad en donde comenzó su nueva etapa. Aquí se inició como director local de Medicina Legal por un tiempo, hasta cuando fue ascendido como Director en el departamento de La Guajira

Se trasladó a Riohacha y de nuevo tiene un ejercicio profesional brillante. En la capital de La Guajira se convierte en defensor de los derechos de la mujer y activista contra la violencia de género y el maltrato infantil.
En varios foros y seminarios se destacó por su discurso firme, certero y bien documentado a favor de los más vulnerables. 

Los reconocimientos a su labor fueron permanentes y esto le valió un nuevo ascenso:; fue nombrado Director de Medicina Legal en la Regional Norte. 

De nuevo brilló como un profesional talentoso, siempre al servicio de la comunidad y con una gran claridad respecto a los principios y valores que siempre defendió. 

¿Hasta dónde llegaría esa carrera ascendente?  Esa era la pregunta que sus conocidos se hacían, pues alos méritos y las aspiraciones de Eduardo Pinto Viloria eran las de un hombre que luchaba por ser cada día mejor. 

La pregunta quedó sin respuesta. Llegó hasta donde lo permitió la sabia voluntad de Dios,  el noble Creador que en los próximos días abrigará a la familia con su consuelo y compañía. 

Posdata:   Es 6 de mayo y casi todo el pueblo ha dedicado el día a las honras fúnebres de su hijo ilustre.  

Bajo un sol abrasador de de casi 40 grados de temperatura han ido a la casa de Rebeca Viloria, la inconsolable madre, en el barrio 1o. de mayo; han caminado hacia la sede de Medicina Legal en donde sus compañeros tienen una bata blanca y un nudo en la garganta; han ido hasta la iglesia San José en donde el sacerdote ha intentado explicar los misterios de la muerte y se han escuchado los discursos emocionados de  quienes lo conocieron mejor, especialmente Hilbert Pinto, su tío Hilbert presidente de la asamblea y se han leído los decretos de homenaje póstumo; han llegado a la casa de la abuela, quien había pedido que se lo llevaran por última vez, para verlo de cerca como cuando era un bebé y le sonreía con ternura. 

Y lo han acompañado por fin hasta el cementerio en donde sus restos permanecerán para siempre. 

En la tarde el sol calcinante se ocultó y el cielo estuvo tupido de gris. Un poco después no pudo resistir más y comenzó a llorar, como lloraba la madre desconsolada, las tías desconcertadas y el pueblo lleno de dolor. 

Mientras las gruesas gotas de agua golpeaban con fuerza la copa de los árboles a lo lejos, desde una vieja casa del barrio se escuchaban, como fantasmas sonoras, las notas melancólicas de una vieja canción: 

"Tan bueno y tan noble como era mi Eduardo, y la muerte infame me lo arrebató"


Día de las madres

Por: José Augusto Duque  

Este escrito es en honor a cada madre del mundo y a la memoria de Ann Maria Reeves fundadora del día internacional de la madre. 

Lea también: Ladrón de tu amor

Eres la princesa verdadera de la familia, tus cuidado, cariños y ternura si se pudieran enumerar uno a uno serian mas extensos que todos los océanos  

Madre... tu debes ser valorada y amada realmente por cada sacrificio y lagrima derramada por tus hijos y por todos aquellos desvelos cuando ellos enfermaban.  

El amor de una madre es incomparable, si la tienes aun con vida es momento de abrazarla, amarla, consentirla, honrarla. 

Si tu madre ya partió de este mundo recuérdala siempre como aquel primer regalo que Dios te dio para que cuidara de ti y te brindara afecto y atención  

Feliz día madre hermosa les escribe el hijo de una madre colombiana que trabaja y lucha por la unidad y el amor de su familia  

Recuerda siempre que debes amar a los tuyos y a tus semejantes, solo así el Espíritu Santo estará contigo todos los días de tu vida acompañándolos con gran fidelidad y bendición eterna.



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Confesiones del "Viejo Mile" (Segunda parte)

Escrito por: Hernán Baquero Bracho

Continuando con lo que mi primo Emiliano Zuleta Baquero, me contó en el año de 1996, para mí y los amantes del folclor vallenato es relevante y placentero conocer su historia. 


¿Primo y esas salidas jocosas de donde le salen? Primo, el humor me viene en parte de mi madre. Y también la bebedera. 

Me explico. Antes había un vicio muy agreste: La gente, joven y vieja, comía barro. 

Y creo que yo comía más barro que todo el mundo. Casi me muero. Mi mamá me preparaba unas tomas, con unas botellas de chirrinche el ron de entonces y con quina rayada. 

Y me las daba a beber. Al principio, me obligó a hacerlo. 

Yo le hacía mofa al remedio, pero me lo bebía y le fui cogiendo el gusto. Tanto que después me tomaba el que me daba ella       y otro a escondidas. 

Así me acostumbre a beber. Mi mamá compraba el chirrinche para venderlo en la casa. Un día me pilló tomándome un trago y me regañó. Yo le dije que ya me había agarrado, que me diera una botellita. “Unos pencazos es que te voy a dar”, me respondió. Y eso me causó mucho sentimiento. 

Me puse a llorar y después eché para el monte y me estuve tres días perdido. Yo quería volarme, irme lejos de ahí, pero no tenía un centavo. Mamá me fue a buscarme con dos hermanas mías y me halló débil, muerto de hambre. 

Entonces me dijo: -ay hijo. Allá está toda la cantarita pa´que te la bebáis. Y así fue. Yo le compuse una décima al episodio.

Mi madre compuso versos inolvidables. 

Una vez, siendo ya íntima de Escalona, unos amigos de Valledupar fueron con él a El Plan y allá dijeron: -Vamos a asustar a la Vieja Sara. 

Llegaron dejaron a Escalona en una pieza cerca de allí  y entraron a la casa de mi mamá.
–hola, doña Sara, ¿qué tal? 
–ombe, bien ¿y ustedes? 
–caramba, Vieja Sara, ¿usted supo de la muerte de Rafael Escalona? 
–¡NO! ¿Qué me están diciendo? 
–No que Rafael Escalona murió ayer. 

Cuando eso, no había carretera de El Plan para Manaure, y ella dice: -yo me voy para Manaure a pie  y en Manaure cojo carro. 

Y cuando los amigos ven que mi mamá se está alistando para irse, deciden traer a Escalona. Escalona llega, pasa el quicio de la puerta y cuando la Vieja Sara lo ve, su rostro se ilumina y lanza ella este verso: Llegó el agraciado al puerto/ y en la tierra firme pisó/ y vi que resucitó/ al que nombraban por muerto.

Con todo y sus virtudes heredadas, la Vieja Sara no quiso nunca que yo fuera músico, porque los músicos eran bebedores, irresponsables, no prometían nada en la vida. 

Casi todos mis hijos se hicieron también músicos solos, porque yo tampoco quería que lo fueran. 

El acordeón no era sino para parrandear y vagabundear con los amigos. Mi madre no quería ni que me enamorara ni que tocara acordeón. 

Yo vine a conseguir mujer fue después de ser hombre porque, de joven, mamá no me dejaba. Me celaba con todas.

Nunca aprendí a leer ni escribir. Nuestra vida era muy pobre. 

No había plata y, cuando los niños estábamos en edad de ayudar al trabajo, las mamás nos “concertaban”, como decían antes. 

Nos ponían a trabajar en fincas o casas de familias con dinero. Así que uno no tenía tiempo de estudiar. 

Yo vine a aprender a firmar mi nombre con la primera muchacha que me saqué, Pule Muegues. Las pendejaditas que yo sé de lectura y escritura me las enseñó ella.

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viernes, 6 de mayo de 2016

Con multitudinario acompañamiento Maicao despidió a Eduardo Pinto Viloria



El médico forense fue asesinado el miércoles en Barranquilla


Se desempeñaba como director de Medicina Legal, Zona Norte


Miles de personas desafiaron las altas temperaturas que agobiaron a Maicao este viernes 6 de mayo para acompañar el sepelio de Eduardo Pinto Viloria, joven profesional guajiro que se desempeñaba como director de Medicina Legal Zona Norte y que fue asesinado el pasado miércoles en Barranquilla. 

Las honras fúnebres se iniciaron a las 9 de la mañana cuando el féretro fue trasladado desde la casa de Rebeca Viloria, madre de Eduardo, hasta la sede de Medicina Legal, en donde permaneció en cámara ardiente por algo más de media hora. 
Un poco antes de las 10 de la mañana una larga procesión de hombres y mujeres vestidos con colores fúnebres acompañó a los familiares del fallecido a la Iglesia San José, en donde se ofició el servicio religioso.  

Al término de la misa tomaron la palabra varias personas en representación de la familia y de algunas instituciones oficiales para exaltar la memoria de Pinto Viloria, entre ellos su tío Hilbert Pinto, presidente de la Asamblea Departamental, quien pronunció un sentido discurso en el que destacó las cualidades de su sobrino y pidió la pronta acción de las autoridades para esclarecer el crimen. 

Al sepelio asistieron funcionarios de la Gobernación, de las alcaldías de Maicao y Riohacha, sus compañeros de Medicina Legal y de la Fiscalía y personalidades del sector salud. 
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El cortejo fúnebre partió desde la Iglesia hacia el cementerio a las 11:30 de la mañana bajo un inclemente sol y con una temperatura cercana a los 40 grados centígrados. 



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