domingo, 1 de mayo de 2016

Eres Magia hecha mujer



Escrito por: José David  Soariano

Eres magia hecha mujer, 
tienes encanto en tu mirar, 
eres ese campo que al florecer, 
procede néctar del cielo al mar.

Imposible no darse cuenta, 
dejas huellas inmortales, 
estremeces con destellos de alegría 
y haces que olvide todos mis males 
con fuerzas sobrenaturales,
 produces pensamientos despampanantes.

Tu sonrisa evoca lo más profundo del universo, 
dejando ver todo tu interior, 
ya sé que eres pura de sentimiento 
y que cuando amas lo haces de corazón.

La picardía que envuelve tu expresión es natural, 
estás hecha de puro talento
 y hoy solo te quiero expresar 
que eres un amor, un lindo amor.



José David Soriano Ramírez 


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Hoy juega Maicao

Maicao jugará esta tarde su quinto partido en el Campeonato Nacional de Fútbol Sub-17.  En esta ocasión el cuadro dirigido por Nilson Martínez enfrentará en condición de visitante a su similar de la Institución Eloy Quintero Araújo deBosconia, departamento del Cesar. 

El equipo cesarense ha tenido una campaña irregular y acumula derrotas ante Alianza Vallenata y Real San Martín de Valledupar. 

Maicao viene de vencer 3-2 al Atlético San Martín como local y espera conquistar una nueva victoria que lo mantenga en los primeros lugares del grupo V. 

sábado, 30 de abril de 2016

Ernesto Rutto, padre, tutor y amigo



Escrito por: Alejandro Rutto Martínez

Hace trece años emprendió el camino hacia la eternidad el señor Ernesto Rutto Piano, mi viejo, mi amigo, mi tutor y mi maestro. Desde entonces lo he extrañado mucho, pero su imagen ha estado viva en mi, como lo va a estar siempre. Y va a estar viva y nítida en mis hijos y en los hijos de sus hijos, por lo que él significó para toda una familia y por el amor que se le tiene aún después de tantos años de su partida. 

Sus ojos marrones me miraron con frecuencia y ese gesto producía un efecto significativo en mí. Cuando era un niño muy pequeño me transmitía confianza y seguridad. Estaba en los brazos de mi héroe y podía pasar los días de la vida tranquila, sin afanes, bajo su poderosa proteción. A veces, el ver esos ojos y las estrellas del cielo despejado en el horizonte infinito de la guajira, eran suficientes para entregarme al descanso nocturno y soñar con ángeles inmaculados que arrullaban a los niños mientras la luna iluminaba los solares del barrio. 

Los ojos de papá me sirvieron también para transmitirme la nostalgia de sus duros años de infancia y adolescencia en la que él y toda su familia debió enfrentarse a las limitaciones propias de quienes fincaban todas sus esperanzas en lo que la tierra de los valles del Piamonte podían producir. Pero sobre todo por la ruina que le causó al país la plaga del fascismo y su desmedido deseo de embarcar a la próspera península en una guerra que no era suya.  En ellos descubrí una débil llamita de tristeza cuando se refería a los campos tapizados de nieve en su natal Sala Monferrato, a los exquisitos platos que cada día preparaba la mama Rosalía, a los toques de tambor de su padre Alessandro y a las decenas de libros que leía en varios idiomas mientras esperaban que el tiempo se hiciera más favorable para cultivar la uva. 

Papá era un gran contador de historias, tantas y tan buenas que era un experto en literatura oral. Y eso lo aprendió en la dura escuela de la vida a lo largo de sus días y sus noches en el ejército de Mussolini, del cual hizo parte contra su voluntad y en los días aún más duros en el ejército de la resistencia popular del cual hizo parte por un llamado de su vocación libertaria. 

También aprendió mucho de los libros que devoraba con avidez. Tal era su afición a la lectura que pasaba horas con las narices metidas en los libros. Recuerdo que en casa teníamos un baúl parecido al de las películas de los piratas que no contenía tesoros materiales sino un tesoro que él primero y yo después apreciábamos con el alma: novelas, cuentos, historietas, recortes de prensa...todo un deleite para los amantes de la lectura. 

Un día de estos compartiré con ustedes alguna de esas historias. Por ahora me detengo a secar las lágrimas que brotan de mis ojos por el peso de la ausencia de quien me engendró como criatura y me formó como ser humano. Trece años de su partida, largo tiempo en que la ausencia se ha asomado por el balcón de los recuerdos . Trece años en que la  olvido ha fracasado en su afanoso intento de cerrar las ventanas de la memoria por donde puedo ver la luz resplandeciente de la eternidad. 


viernes, 29 de abril de 2016

Hermes Figueroa Nieves el hombre que no cerraba las puertas

Hermes Figueroa es uno de esos maicaeros a quienes no podremos olvidar nunca, pues su vocación de servicio y su capacidad de trabajo en los cargos que desempeñó le dan un lugar importante en nuestra historia en construcción.

El autor de esta nota disfruta de su amistad desde hace más de treinta años, cuando lo conoció en la Sección de Almacén en la Gobernación del departamento. En ese entonces era yo un estudiante universitario y lideraba la Asociación de Estudiantes de la Universidad de  La Guajira Residentes en Maicao, Eugrem.

De manera permanente tocábamos puertas de innumerables dependencias públicas y empresas privadas para que que nos ayudaran a movilizarnos desde Maicao hacia la Universidad en Riohacha. Muy pocas de esas puertas se abrían, muchas se cerraban y casi en ninguna encontrábamos una solución.

Creo que estábamos rotulados como los "estudiantes molestosos".

Sin embargo, hubo una puerta que siempre se abrió, que nunca se cerró y una persona que nunca se nos negó. Fue precisamente el señor Hermes Figueroa, quien nos trataba con mucha caballerosidad, aprecio y comprensión. Y siempre nos ayudaba a encontrar una solución cuando a nuestro vehículo le hacía falta el combustible, el aceite o las llantas.

Por eso, creo que le estoy debiendo un homenaje en vida y quiero hacérselo a través de un perfil biográfico, con el fin de que sea conocido por sus conciudadanos como lo que siempre ha sido: un funcionario ejemplar y un ciudadano humilde y servicial.

Continuará...

El derecho de tener

Escrito por: Alejandro Rutto Martínez

Es un hecho: las personas desea tener más equipos, elementos y bienes con los cuales satisfacer sus necesidades. La ambición es insaciable: tener y tener; más y cada vez más. Y no es sólo un deseo o un capricho sino un derecho ligado la subsistencia del ser humano. Cada persona debe tener garantizado un mínimo vital para su subsistencia. 

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