Por: Martín López González
La convocatoria pública realizada por el Consejo Departamental de Cultura para la escogencia de la terna para la elección del nuevo gerente del Fondo Mixto para la Promoción de la Cultura y las Artes de La Guajira se convirtió en una buena comedia, con una trama definida y una serie de personajes arquetípicos. El primer acto, inscripciones con hojas de vidas y propuestas incluidas, se cumplió con una equidad de género nunca antes vista en la república: ocho aspirantes, cuatro Evas y cuatro Adanes.
Como parte del proceso de evaluación, en ese primer acto, los consejeros eliminan dos aspirantes: una por no presentar propuesta y la otra, supuestamente, por no acreditar experiencia en el sector cultural. Vale la pena resaltar que esa candidata, trabaja en el Centro Cultural. En el segundo acto, sustentación de las propuestas, cuatro de los seis seleccionados, justo en el momento que les correspondía someterse a la segunda parte de la evaluación, presentaron su renuncia irrevocable por escrito, la que fue recibida formalmente por el secretario técnico de cultura y juventud.
Leída la renuncia y por supuesto ya admitida, siete consejeros deciden abandonar el recinto por la sencilla razón que matemáticamente es imposible constituir una terna con dos. Lo magistral del tercer acto de la comedia es que realmente, por obra de magia, gracias a la elucubración mental de cinco consejeros, se encontró la fórmula: darle el don de la ubicuidad a uno de los renunciantes. Aparece, al mismo tiempo, en la renuncia y en la fantástica terna en contra de su voluntad. De esta forma, seis se convirtieron en siete.
El doctor Luís Alfonso Barros Arévalo, gobernador en la sesión, en un acto de inteligencia y cordura, llamó a un asesor jurídico y les dijo a sus amigos consejeros que no se podía hacer nada. Ante la insistencia de continuar el proceso aduciendo extemporaneidad de la renuncia, otro jurídico fue consultado. La respuesta fue la misma: es improcedente. Al final a rajatabla, los cinco consejeros tocados por un hechizo, se auto justificaron en la continuación del proceso. Es muy diciente que el gobernador encargado, el Director de la División Operativa y el Presidente del Consejo Departamental de Cultura hicieran salvamento de voto.
Una figura utilizada en las decisiones jurídicas que permite apartarse de la decisión de la mayoría, los tres mencionados lo utilizaron para negar el voto que impusieron los cinco consejeros que a toda costa salieron adelante con su “terna” de dos. De esta manera de quince personas solo cinco decidieron. La desesperación y torpeza cometida el jueves veintitrés obedece a que para el viernes veinticinco ya estaba preparada una reunión de la Junta Directiva del Fondo Mixto de Promoción de la Cultura y las Artes de La Guajira, porque el sábado veintiséis se les vencía el periodo a todos los consejeros. En esa junta, de casualidad dos de los cinco consejeros mágicos tenían asiento, para recibir la terna y reelegir al actual gerente. No me imagino cual sería la posición del gobernador o su encargado, en esa junta habiendo hecho salvamento de voto anteriormente.
Tradicionalmente en la escena final de las comedias la nota predominante es la alegría que da paso a una fiesta, la que se aguó por la inesperada renuncia masiva. Se cumplió, como en las antiguas comedias, que algunos personajes masculinos llevaban máscaras, no así los femeninos. Hoy por hoy, tenemos a unos consejeros que ya no son consejeros, una terna que no es terna en un acta que todavía no es acta pues no se ha firmado. Sin embargo, algunos áulicos del poder hablan de terna constituida.