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lunes, 14 de noviembre de 2011
Alejandro Rutto Martínez agradece a la comunidad
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El método te ayudará a conseguir tus metas
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Cuando tenemos un método para hacer las cosas todo es un poco más sencillo y se llega mejor a los resultados previamente fijados. Los métodos suelen ser una buena guía pues permiten escoger un curso de acción y luego apegarse a él todo lo que se pueda y hasta cuando se pueda. Si así lo hacemos recibiremos un premio de verdad apreciable: un ahorro significativo de esfuerzo, de fatiga y de tiempo. Y una disminución de la incertidumbre y de los riesgos de que las cosas salgan mal.
Recuerda, que tu propósito es cumplir una cita a la que no debes faltar con tu éxito y con los mejores logros para los cuales te ha venido preparando Dios, por eso es necesario que te apliques a tu propio método y disfrutes de las ventajas de de seguirlo:
1. Un método permite que desarrolles tu potencial y lo hagas de manera ordenada y sistemática y segura. Sentirás que vas por buen camino y podrás enterarte si algo no va bien para que tomes los correctivos necesarios. Con tu método tendrás la seguridad de que marchas en la dirección correcta y de manera anticipada podrás decidir si mantienes el rumbo o haces algunos cambios de acuerdo con las circunstancias que se presenten.
2. Un triunfador debe tener un método especial para desarrollar sus planes y éstos deben estar concebidos para alcanzarse dentro de cierto límite de tiempo. No se te olvide estipular un tiempo para obtener tus metas parciales y también las metas definitivas. Si una meta parcial no se ha conseguido dentro del tiempo fijado, seguramente se verá afectada toda la estructura del plan. Recuerda, todo en la vida tiene sus etapas. Un jardinero prepara la tierra, la abona y luego siembra… Un método que luego le permitirá mirar con satisfacción la flor que una mañana le sonreirá con amor. Todo método incluye un inicio, un desarrollo y un final. Trabajemos para que sea un final feliz.
3. Fíjese unas reglas y luego sígalas. Las reglas te permiten trabajar con disciplina y respetar tu método y tu forma de trabajar. Te llevan a tener una disciplina de trabajo y a sacar un mayor provecho a tu trabajo. Es necesario, eso sí, atender una recomendación: las reglas tienen que contribuir también al logro de los objetivos y no deben ser una muralla, un obstáculo para llegar al propósito que tengamos.
4. A propósito de métodos y de orden no se te olvide el orden en tu propia familia. Ese es el primer escenario en el que se debe ejercer un buen liderazgo. La familia es, en sí misma una empresa. Y una empresa bien difícil de manejar, pero es la que reporta las mayores satisfacciones. Que tu método no interfiera con la familia ni perjudique la armon ía que debe tener con los tuyos. Nunca podrás calificarte como exitoso si tu hogar está destruido o a punto de deshacerse. Mucha atención con este punto porque tiene más importancia de la que comúnmente se le atribuye. Recuerda bien, procuraque tu método incluya la preservación de la unidad familiar.
5. Una recomendación más antigua, tanto, que ya la conocía las abuelas de nuestras abuelas: tenga un lugar para cada cosa y deje cada cosa en su lugar. No es necesario reincidir en una larga descripción de las ventajas que tiene el hecho de ser ordenados. El orden da claridad, evita la pérdida de tiempo y permite cumpoir las reglas, tanto las que nos hemos fijado, como las que provienen del entorno. La falta de orden causa enormes dolores de cabeza. ¿no te ha pasado por ejemplo que alguien por error intenta cobrarte un recibo o una factura que ya has pagado? La única prueba válida de que estás libre de esa deuda es un documento con los señños y las firmas correspondientes pero…a veces por falta de orden no lo encontramos y el dolor de cabeza es grande.
Piensa serenamente en lo que deseas y acoge el método que sirva a tus propósitos. No se te olvide que el propósito es cumplir una cita con tu historia y con los planes de Dios para tu vida. Tu ropósito es conquistar una sonrisa de parte de tu creador. Conquistar la cumbre del éxito y conquistar también tu propia sonrisa de felicidad.
Adelante, en tu camino hacia la victoria.
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domingo, 13 de noviembre de 2011
Palabras al corazón, en la voz de Alejandro Rutto
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jueves, 10 de noviembre de 2011
Portafolio de servicios de Alejandro Rutto Martínez
Para contratar sus servicios profesionales o solicitar sus libros escríbale al correo alejandrorutto@gmail.com o llámelo al móvil 300 8055526
A continuación se detallan algunos de los seminarios y conferencias que habitualmente orienta en foros, congresos, empresas y universidades:
1. Los fundamentos del liderazgo
2. Las cinco claves seguras para un liderazgo eficaz
3. El arte de hablar correctamente en público
4. Técnicas de redacción profesional
5. Liderazgo y participación
6. Técnicas efectivas de motivación
7. Comunicación eficaz
8. Comunicación asertiva
9. Periodismo escolar
10. Técnicas de Motivación para formar equipos altamente motivados
11. Servicio de Excelencia y calidad
12. Gente de Calidad para empresas de Calidad
13. Análisis y resolución de conflictos
14. Trabajo en Equipo
15. Técnicas de estudio para lograr un alto rendimiento
El trabajo: una terapia para ser feliz
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Dios creó el cielo y la Tierra y todo lo que existe. Y todo es todo, pues también fue nuestro Padre Celestial el inventor del trabajo, según consta en el libro de Génesis: “«Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen los peces del mar ya las aves del cielo. Todos ya los reptiles que se arrastran por el suelo ». (Génesis 1:28)
Ser fructífero, multiplicarse, llenar la tierra, someterla, dominar los peces del mar y las aves del cielo y a los reptiles, todo eso debía hacer la primera pareja por órdenes del mandatario Supremo. No eran precisamente unas vacaciones las que iban a tener en el Paraíso terrenal. Luego vino la caída y, también por órdenes superiores, la salida precipitada hacia el exterior del apacible huerto.
El trabajo es muy antiguo y Dios lo creó como una forma de dominar la tierra y la naturaleza y nunca como un castigo. Hoy, sigue siendo una forma de crecer, de progresar y de alcanzar las metas que nos hemos propuesto.
Las mejores cosas de la vida se logran a través del trabajo. Y el trabajo se disfruta cuando se hace con amor, con verdadero amor. De ésta manera, además, lo que se haga será aún mejor y podremos sentirnos orgullosos de la obra realizada y del deber cumplido.
Todos tenemos por dentro un espíritu que nos impulsa a trabajar. Podemos dedicarnos a hacerlo por necesidad o por placer. Pero casi siempre trabajamos por una combinación de las dos anteriores: es necesario satisfacer unas necesidades y éstas nos empujan a trabajar. Pero si alguien lo hace con fastidio, a regañadientes y refunfuñando, se va a encontrar en una situación incómoda: su vida va a transcurrir en medio del dolor, la monotonía y la frustración.
Algunas personas trabajan en algo que no les gusta y por ello sufren lo indecible: están haciendo algo contra su voluntad y, además, deben hacerlo por obligación. Otras se dedican a laborar en lo que les gusta y se divierten mientras ayudan a otros y aún cobran por hacerlo. Sus niveles de angustia, estrés y preocupación son mínimos, mientras que los momentos de felicidad hacen parte de su día a día. Su bendición consiste en dedicarse a una actividad en la que disfrutan, porque la saben hacer bien y porque les gusta hacerla.
¿Usted ha visto a algún goleador aburrido por cumplir con su tarea de meter la pelota en los marcos contrarios? No lo verá nunca. Y pensar que le pagan por ser ovacionado y tratado como un ídolo.
Lo que tengamos que hacer hagámoslo. Si nos gusta, dediquémonos con pasión. Y, si por una desafortunada razón, tenemos que cumplir una tarea que no nos agrada, entonces hagámoslo con disciplina. La misma a la que acudimos cuando debimos acostumbrarnos a madrugar para llegar temprano a la escuela.
Dedícate pues a trabajar con empeño, pero mucha atención: así como la pereza es un vicio muy antiguo, el exceso de trabajo es un mal de la modernidad. Acostúmbrate a realizar tu trabajo dentro de los límites normales y por nada del mundo sacrifiques a tu familia, verdadera dueña de tu tiempo. Tampoco le dediques tanto tiempo al trabajo no productivo, pues te distrae de tus más importantes metas.
Se te informa que es la hora de abandonar la lectura. Hasta aquí llegamos. Ahora, a trabajar. Dios te bendiga.
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