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martes, 22 de enero de 2008

Columnista invitado

MAICAO AL DÍA
¿Es posible el desarrollo endógeno?
Nos sentimos orgullosos de presentar a partir de hoy las columnas de Jorge Alberto Rebolledo, una de las personas mejor informadas sobre el tema de las estadìsticas en la Guajira. Su profesionalismo lo ha llevado a tener cifras sobre los màs diversos temas relacionados con la economìaa y el desarrollo social de la Guajira. Los invcitamos a disfrutar de su primer escrito.


JORGE ALBERTO REBOLLEDO CUISMAN

Las principales fuerzas del desarrollo endógeno se encuentran caracterizadas por el énfasis en la generación y fortalecimiento del capital social, la investigación, la difusión y aplicación del conocimiento, el emprendismo como cultura social, la gobernabilidad y el empoderamiento comunitario como cultura de desarrollo, enfatizando la importancia de implementar políticas coordinadas de valores ligadas al desarrollo económico territorial y de la comunidad.

Al analizar la formulación de la hipótesis de Simón Kuznets (Premio Nóbel de Economía 1971), el cual sostiene que en los países menos desarrollados el crecimiento genera crecientes niveles de desigualdades, hasta un cierto punto, a partir del cual la relación pasa a ser inversa, es decir, el crecimiento empezaría a generar niveles de desigualdad decrecientes.

Se ha notado que los países que tienen implantado el modelo económico Neoliberal (principalmente en Latinoamérica y los que están en vías de desarrollo), “aún no se le cumple este precepto”, puesto que lo demostrado históricamente es que en cuanto han obtenido mayor crecimiento, se ha evidenciado aumento en la desigualdad e inequidad social (incremento de la brecha entre ricos y pobres sostenido en el tiempo), lo que se ha convertido en un círculo vicioso derivado en parte, en la corrupción y precariedad formativa para orientar y administrar recursos públicos, acompañado por el sostenimiento del “negocio cultural de la politiquería” para usufructuar el poder, unidos a una ineficiente e ineficacia en la forma de administra recursos públicos que no focaliza el bienestar colectivo, anteponiéndose al desarrollo de capital humano.

Este sistema se matiza principalmente, en aquellos países en donde no se han hecho rupturas de sistemas tradicionales de hegemonía socioeconómica y cultural (orientados al crecimiento y no al desarrollo con equidad y justicia social).

En el caso Latinoamericano, a pesar de mantener ciertos niveles de crecimiento, el desempleo se empina sobre el 10% y la pobreza no desciende del 44%. Esto es un amargo resultado para la sociedad en una década considerada favorable para el crecimiento económico, lo que ha llevado a perder la fe en las capacidades del crecimiento económico para reducir la pobreza, mientras los índices de desigualdad social de éstas regiones continúan siendo los más elevados del mundo.

La situación de Chile y de Brasil, en donde el primero se manifiesta, quizás, como la experiencia Latinoamericana más notable para desmitificar el poder del crecimiento en desarrollo social y reducción de la pobreza, pero con alto índice de desigualdad social; el segundo un país de fuerte crecimiento, durante el siglo XX, pero con las más elevadas contradicciones de renta en el mundo, generando lo que muchos han llamado “el caso anti ejemplar”, son caso para mostrar.

Me llama la atención el concepto de Joseph Stiglitz (premio noBel de economía) “el desarrollo abarca no solo recursos y capital, sino una transformación de la sociedad”.

Coincido con el pensamiento de Joan Prats; director del Instituto Internacional de Gobernabilidad, quien afirma que en América Latina la desigualdad no es la consecuencia sino la causa de las imperfecciones de la democracia, de los mercados, de los estados de derecho, de la ineficacia del Estado, así como del resultado de la extremada polarización social y política.

La conclusión más importante la formulo con el pensamiento de Garofuli; 1995. El desarrollo endógeno implica “la capacidad para transformar el sistema socioeconómico; la habilidad para reaccionar a los desafíos externos; la promoción de aprendizaje social; y la habilidad para introducir formas específicas de regulación social que favorezcan el desarrollo local”. Acompañó esta propuesta mediante la implementación de una cultura de valores sociales, éticos, morales, de participación y cooperación comunitaria, basada en la solidaridad humana y un cambio de conducta en la actitud al trabajo, al ahorro, a la excelencia y la optimización de las inversiones.

En mi opinión, razono que el Neoliberalismo parece haber entrado en crisis, principalmente en Latinoamérica y países emergentes y creo más en un sistema económico de bienestar participativo (estado, empresa y sociedad), que dinamice la producción y la economía, enfatizando la formación de capital humano y empoderamiento de la clase obrera en la empresa y de la comunidad enmarcados en el desarrollo regional, tendientes en cambiarle el rumbo a la brecha de la pobreza e inequidad.

1 Reseña realizada del libro de Patricio Vergara sobre desarrollo endógeno

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