La señora Eduviges Deluque era sinónimo de alegría, paz, amistad y buena vibra. El pasado 1 de julio, después de 92 años muy bien vividos, fue invitada a participar de la fiesta celestial y desde ese día se encuentra gozando de todos los privilegios de quienes parten con la seguridad de que han ganado el derecho a gozarse la vida eterna con quienes se habían marchado antes.
Había
nacido el 10 de enero de 1930 en Galán, corregimiento del municipio de Riohacha
en el hogar del reconocido médico de la región Leopoldo Deluque Estrada y
Perfecta Rosa Peralta Medina. El doctor
Leopoldo era un destacado profesional que había consagrado su vida a servirle a
la gente del pueblo y atendía a todos los pacientes que solicitaban sus
servicios, sin reparar en que éstos no tuvieran como pagar sus honorarios
profesionales. La señora Perfecta era una madre amorosa que se dedicó con
celoso amor a criar a todos los hijos que Dios le obsequiaba.
Eduviges
creció guiada por el buen ejemplo de sus mayores, era una niña vivaz y generosa
y después una joven juiciosa que soñaba con tener una familia numerosa como la
de sus padres en un hogar que fuera sólido, protegido por la ternura y el
respeto.
El
14 de diciembre de 1949, cuando tenía 19 años, se comprometió en unión libre
con José Vicente Solano Cabana, un campesino fuerte, serio y trabajador, con
quien compartió el resto de su vida.
Poco a poco se cumplió el
sueño de tener una familia numerosa. Fue
así como nacieron sus hijos Víctor Segundo, Ana Rosa, José Vicente(fallecido), Elicenia,
Iván(fallecido), Robinson, Eccehomo Daniel, Adail Enrique, Edilson Rafael(fallecido),
Luis Alfonso y María Cristina.
A lo largo del tiempo la
pareja vivió en Galán, Tomarrazón, Barbacoas, Cotoprix y Codazzi (Cesar) de
donde se trasladan a La Majayura, cerca de Maicao, luego residen en Los
Remedios, Guamachal, Maracaibo (Venezuela) y Maicao. En los últimos años se
residenciaron en el barrio Cristo Rey de Fonseca.
El matrimonio del siglo
“Vige” le había contado a la familia que uno de sus más grandes sueños era casarse con Vicente, el hombre al que amaba como el primer día en que se unieron. Al principio les pareció una idea muy simpática pero difícil de cumplir, entre otras cosas porque le faltaban algunos documentos y también porque no les parecía necesario que dos adultos de 86 y 88 años se casaran después de una feliz convivencia de 67 años.
Ella se mantuvo firme en la
idea, de manera que sus hijos hicieron todas las gestiones, encontraron los
documentos que faltaban para que la boda pudiera realizarse.
Fue así como acudieron donde
el reconocido pastor Santander Ortega, quien, en nombre del Señor, declaró a
Vicente y Eduviges esposo y esposa en una noche en la que ella se vistió de
blanco y él hizo unos de su mejor pinta de galán conquistador.
Fue lo que en Fonseca y toda
La Guajira se denominó como “el matrimonio del siglo”.
Más de cien descendientes
La pareja conformada por Eduviges y José Vicente logró conocer y ayudar en la crianza de 139 descendientes de cuatro generaciones como se describe a continuación:
Hijos: 11
Nietos: 37
Bisnietos: 73
Tataranietos: 18
Rumbo a la eternidad
El pasado 1 de julio, después
de padecer algunos quebrantos de salud, “La niña Vige” se marchó hacia las
regiones de las moradas eternas, con la misma tranquilidad de la que siempre ha
sido dueña. En sus días finales se
mantuvo serena y acompañada por su inseparable Vicente y cuatro generaciones de
descendientes, unas cien personas entre hijos, nietos, bisnietos y
tataranietos.
De ella quedará siempre la enseñanza de tener paz, aunque sea fuerte la tormenta y de buscar a Jesús como único y verdadero salvador.