Jorge Zalamea: “Salta hombre sobre tus propias fronteras, pues ya no cabe en ellas¨ ( Vientos del Este)
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Por: Amylkar D. Acosta M
Tuvimos la invaluable oportunidad de hacer parte de una Misión Tecnológica en Biocombustibles a los EEUU integrada por 17 profesionales, representantes de prestigiosas universidades públicas y privadas, gremios empresariales y centros de investigación, todos ellos involucrados en el desarrollo del nuevo cluster de los biocombustibles en Colombia. La misma estvo coordinada por el director de CORPODIB, David Cala y bajo los auspicios de COLCIENCIAS.
Dicha visita, que nos llevó a las principales instituciones en los EEUU que están trabajando en los combustibles alternativos, tuvo por objeto conocer de primera mano las investigaciones y desarrollos de los combustibles alternativos y el establecimiento de vínculos que le permitan al país la absorción, transferencia y adaptación a nuestras propias condiciones de los progresos alcanzados en los EEUU en esta materia.
En Houston, Denver, San Francisco y Los Angeles, pudimos palpar el inusitado auge de las investigaciones y desarrollos de las nuevas tecnologías de primera y segunda generación para producir biocombustibles, basadas en la celulosa y en las microalgas, respectivamente.
Quedamos gratamente impresionados de ver el gran compromiso de los gobiernos tanto federal como el de los estados con estos desarrollos, los cuales no han escatimado esfuerzos tendientes a estimular e impulsar tales desarrollos, en el interés estratégico de liberarse de la adicción a los combustibles de orígen fósil, cada vez más costosos y contaminantes.
Es así cómo el 80% de los cuantiosos recursos que maneja National Renewable Energy Laboratory (NREL), adscrito al Departamento de Energía de los Estados Unidos (DOE), que es el principal laboratorio de los EEUU dedicado a la investigación y el desarrollo de las energías renovables y tecnologías de eficiencia energética, provienen precisamente del Estado.
Nos llamó poderosamente la atención la gran apuesta que están haciendo, quien lo creyera (¡!), las multinacionales petroleras (BP, Exxon – Mobil, Shell, Dow, entre otras) en estos nuevos desarrollos, hacia los cuales empiezan a migrar. A este propósito se desatacan aportes tan importantes a la investigación y desarrollo como los US $500 millones de la BP a la Universidad de Berkeley y los US $600 millones de la Exxon – Mobil a Synthetic Genomics Inc, para un proyecto de biocombustibles a partir de microalgas.
Es de anotar que el auge de los biocombustibles en los EEUU apenas lleva un lustro, pero en tan corto lapso se ha situado a la vanguardia como el mayor productor, desbancando a Brasil que es el pionero y que cuenta con una industria del etanol consolidada con más de 30 años de trayectoria. Ellos aspiran a pasar de 0.5 millones de barriles/ día, que fué su producción en 2007 a 2.3 millones en el 2030.
Pero, ellos son conscientes de las limitaciones que tiene la producción de los biocombustibles de primera generación con base en biomasa y sobre todo cuando esta se obtiene a partir del maíz; por ello, están avanzando tan rápido como pueden en estas nuevas tecnologías que a la larga son más sustentables ambientalmente. Los biocombustibles de alta generación en los EEUU están todavía en una etapa incipiente, a nivel de laboratorio en unos casos y de plantas piloto en otros, pero los volúmenes de producción de estas sobrepasan los 300 mil litros/día, que es lo que corresponde en nuestro medio a una planta a escala industrial. Además, está claro que mientras el barril de crudo esté por encima de los US $70 el barril estos nuevos desarrollos son perfectamente viables. Con el ritmo actual al cual marchan las entidades comprometidas en estos, se estima que a la vuelta de 5 y 10 años, respectivamente, estarán en el mercado el etanol celulósico y el biodiesel con base en microalgas.
Hemos sostenido que Colombia no llegó tarde pero sí con retardo a este promisorio mercado de los biocombustibles, si tomamos como referencia a Brasil; pero, también hemos dicho que alguna ventaja debe derivarse de esta circunstancia y en este caso Colombia se está beneficiando del hecho de arrancar con la producción de biocombustibles con la tecnología de punta de la primera generación, mientras buena parte de la de Brasil acusa un avanzado grado de obsolescencia.
Colombia, además, en los últimos cinco años ha logrado posicionarse en la región como el segundo productor de etanol después de Brasil y el primero en Biodiesel. De acuerdo con las proyecciones del Plan Biocom que está terminando de elaborar CORPODIB para COLCIENCIAS, Colombia espera participar en los próximos 15 – 20 años con el 5% del mercado internacional de biocombustibles, con una producción de 15 millones de litros/día de etanol, de los cuales 10 millones serían para la exportación y 4 millones de toneladas/año de biodiese, 3 de ellas para la exportación.
Esta no es una misión imposible, siempre y cuando Colombia mire el futuro con anticipación; en ello juega un papel importantísimo la inversión por parte tanto del Estado como de las empresas en ciencia, tecnología e innovación (C + T + I). Recordemos que Colombia se propuso en 1976, cuando se creo CARBOCOL, capturar el 10% del mercado internacional de carbones térmicos y a fé que lo logramos (¡!); Colombia exportó al resto del mundo el año pasado 68.5 millones de toneladas, más del 10% de las exportaciones mundiales de carbón térmico. Por qué no repetir esta hazaña?
Bogotá, noviembre 6 de 2009
www.amylkaracosta.net
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